Europa ante su espejo, tragedia en tres actos (parte II)

Corresponsalía del Colectivo paz, pan y tierra, Bakea ogia eta lurra taldea.
(continuación…)


Acto II – Tintín en el país del oro negro.

Si hubiera que buscar una imagen emblemática que resumiera esta guerra de despojo, lo más parecido sería una nube de buitres que aterrizan y se pelean por la carroña envuelta en pesado alquitrán. El despojo que queda es la osamenta de los estados nación del Próximo Oriente, después de que los aviones de las grandes potencias hayan lanzado miles de bombas para repartirse el oro negro, el auténtico botín.

Desde que estalló la guerra en Ucrania y Siria – que marcará un punto de inflexión con la entrada de Rusia en el conflicto bélico regional, desplazando en parte el monopolio bélico de EEUU y sus aliados-  el mapa de Europa quedó rodeado por zonas inestables y en guerra, desde el próximo Oriente hasta el norte de África. La Primavera árabe parece que no fue tal, vistos los resultados: países con Estados muy debilitados, desarticulados territorialmente y sumidos en la violencia, El ISIS controlando parte de Libia, la parte petrolera por supuesto, o atentando en Túnez contra intereses turísticos, golpe de estado militar en Egipto, Boko Haram interviniendo con extrema crueldad en el SAHEL…

pb-121130-aleppo-night-ps1.photoblog900En Siria, no obstante, el intento de “Revolución naranja” se fue al traste. Así que la llamada “oposición” al régimen de Bashar al Asad fue en una segunda etapa financiada y armada por las monarquías árabes que tanto deben en su origen y actuar antidemocrático a la Gran Bretaña: Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes. Especial protagonismo dentro de la oposición armada entrenada en campos de Jordania y otros países, cobran el Estado Islámico y el Frente Al Nusra de Al Qaeda. Estados Unidos y su aliado el Estado sionista, a través de la CIA y el MOSAD manejan los hilos de estos grupos insurgentes directa o indirectamente desde hace décadas en la región, financiándolos, armándolos y entrenándolos. El gran negocio de la droga suministrada a los combatientes tampoco les es ajeno desde hace décadas. En Afganistán fue el opio hoy es el captagón, millones de pastillas viajando libremente por las fronteras de Turquía o Arabia Saudita.

La otra guerra, la económica, la de los precios del petróleo que están en caída libre, parece tener su origen en la maniobra de los monarcas árabes para eliminar el incómodo rival del petróleo no convencional, mayoritariamente estadounidense, que mediante la técnica del fracking pretende inundar los mercados internacionales.

Cuando termine esta guerra, probablemente no será posible volver a las fronteras actuales de países que surgieron del proceso de descolonización. Mientras los kurdos se aprestan a conseguir un estado propio, al menos con la práctica de su autonomía, Turquía sueña con revivir el poderío del imperio turco en la región, y necesita el control de las regiones petroleras del norte de Irak y Siria. El Estado Islámico hace eficientemente ese trabajo para el capo Erdogan, mediante caravanas kilométricas de camiones cisterna que transportan el preciado líquido a Turquía.

Pero surgen muchas preguntas. Turquía ha favorecido el paso del petróleo robado y muy barato hacia…. ¿dónde? ¿quién compra ese petróleo fantasma? Países europeos, Israel y empresas estadounidenses… ¿qué bancos blanquean el dinero negro del petróleo y de la droga? Se echa en falta el periodismo de investigación independiente.

Mientras unos ganan otros pierden. Desde Turquía se ha dirigido hacia Europa la inmensa ola de refugiados que huyen de la guerra y del fanatismo. Este país ha permitido el paso en sentido contrario de yihadistas europeos hacia las zonas de conflicto, y ha aprovechado la confusión y ocasión para atacar a los kurdos o establecer tropas en el norte de Irak. Este miembro de la OTAN es cómplice directo del EI, y por tanto de los atentados de París. No creemos que la OTAN sea ajena a esta realidad, ni siquiera Francia.

También el régimen teocrático de Arabia Saudita, que en la geopolítica regional sueña con la gran Arabia de húmedos espejismos petroleros estorbados por los chiitas iraníes, apoya al ISIS material y espiritualmente, ya que la clerigaya fanatizada del califato ha sido formada en mezquitas de la facción salafista. Últimamente Arabia lidera una gran coalición de 35 países musulmanes contra el ISIS, con la intención de descartar sospechas sobre su actuar, pero la duda sigue siendo a quien bombardeará realmente, después de destruir Yemen.

Los resultados de la actuación militar del Imperio en toda la región han sido terribles, pues no ha contemplado en ningún momento la reconstrucción de los países devastados mediante la enclenque ayuda al desarrollo o el apoyo a la consolidación de Estados mínimamente democráticos. Al contrario, una vez arrasada la zona, comienza el despojo mediante contratos con empresas de los países que se reparten las ganancias. A cada guerra de nueva generación, las grandes empresas de armamento, las de reconstrucción, las de seguridad, suben sus beneficios en la bolsa a niveles estratosféricos.

Por supuesto que Europa no ha sido ajena a la generación de tal inestabilidad: ha participado del expolio de recursos estratégicos que lucran a grandes multinacionales energéticas y de venta de armamento fundamentalmente. No obstante, la Unión Europea no ha actuado con una política común, ni ha habido una intervención unitaria a través de la OTAN. Lo que ha primado ha sido la carrera por la carroña. Mientras Alemania se ha dedicado a saquear la periferia europea mediterránea vía mecanismo de la deuda externa, Francia, que mantiene su política neocolonial en África por el control de recursos mineros y fuentes de energía, interviene con sus tropas especiales en Mali, República Centroafricana, Chad, Niger, Costa de Marfil, Libia… y en Líbano y Siria, antiguos protectorados.

Acto III – Definición de Mafia

¿Pero qué tipo de guerra es la del Estado Islámico y cuál es su proyecto?

Definición de mafia: organización clandestina de criminales que intenta conseguir el monopolio de sus actividades delictivas en una zona.

El Estado Islámico nació en el norte de Irak como escisión de Al Qaeda, precisamente en una región que Estados Unidos marcó como zona de exclusión aérea en la guerra del Golfo, rica en petróleo y bajo su control. Ahora el Califato controla extensas zonas en el norte de Irak y este de Siria con campos petrolíferos que explota, vendiendo el crudo a “sus enemigos infieles”.

El interés geoestratégico de Siria es grande para todos los contendientes, es la vía más rápida para sacar el petróleo por mar, ya que tiene costa en el Mediterráneo, al igual que el Líbano, también desestabilizado. Increíblemente Israel no sufre ataques de importancia por parte de un Califato que reivindica el lejano Al Ándalus y sin embargo parece olvidarse de lo cerca que tiene Jerusalén, ciudad sagrada para el Islam. El dirigente del Estado Islámico, el califa Abu Bakr al Bagdadi al Quraishi al Husaini, ha enmendado hace poco semejante error, amenazando a Israel con un ataque que, dice, partirá de Palestina. Sorprende así mismo la facilidad con que el ISIS utiliza las redes cibernéticas sin ser localizados por el Gran Hermano que todo lo monitoriza.

August 31, 2012 - Aleppo, Syria: Syrian refugee women await in a covered parking area as they take temporary shelter at the Azaz border check point settled by FSA for those who flee from army shelling in the northern villages of Aleppo province. Due the flowing of thousands of Syrian refugees who have crossed into Turkey fleeing from aircraft bombing, the Turkish government have closed the border leaving dozens of hundreds of families stuck along the border areas, mostly of them children and women. (Narciso Contreras/Polaris) ///

El Estado Islámico impone en las zonas que controla una rudimentaria administración, pero realmente no se comporta como un Estado, sino como un poder mafioso que extorsiona, mata, tortura, viola para aterrorizar a una población pobre a la que además cobra impuestos. Este totalitarismo repugnante, xenófobo, que predica odio y que no respeta al diferente, que siembra el miedo, que coacciona y controla a la población, utiliza la Yihad y el disfraz religioso, aberrante, como propaganda de un califato que destruye los estados nación y sus identidades nacionales. Los crímenes de lesa humanidad son filmados y utilizados como propaganda que busca generar terror e islamofobia. Hay jóvenes musulmanes europeos que habitan en periferias urbanas, víctimas generación tras generación de la falta de integración y de la marginación en países capitalistas occidentales, que han visto en el Estado Islámico la promesa de un nuevo paraíso más digno, y han engrosado las filas de esta maquinaria de muerte.

Finalmente el último gran actor de esta guerra a las puertas de Europa es Rusia, que crece en prestigio y simpatías por la determinación y contundencia de sus ataques, y porque su objetivo es ayudar al presidente de Siria, que representa ahora mismo al viejo estado nacional garante del orden frente a la barbarie. Digamos que siendo un gobierno autoritario se ha convertido en el menos malo, no peor en todo caso que los mafiosos monarcas petroleros. Después del atentado al avión ruso, nadie va a cuestionar su intervención en Siria, mientras que la diplomacia de Obama pierde terreno. Putin, hasta hace bien poco despreciado por su intervención directa en Ucrania, ordena lanzar bombas con la inscripción “por París, por los nuestros”.

Los servicios de inteligencia rusos administran cuando conviene información embarazosa para las potencias occidentales, que a duras penas puede ser silenciada: helicópteros estadounidenses cubriendo la retirada de columnas yihadistas, camiones cisterna en filas kilométricas dirigiéndose a Turquía cargados de petróleo, la familia de Erdogán involucrada en el lucrativo negocio, tropas turcas ocupando el norte de Irak, EEUU evacuando a dirigentes del EI ante el avance del ejército irakí… La tensión entre Rusia y Turquía acrecienta la inestabilidad regional, una chispa que hará estallar el polvorín oriental pero que Rusia no abandonará, porque este enorme país tiene intereses geoestratégicos en Europa, Asia Central y el Pacífico, y eso preocupa a EEUU.

A diferencia del periodo de la Guerra Fría, en que los actores principales no se involucraban directamente en los conflictos, salvo excepciones como Vietnam o Afganistán, hemos pasado a una etapa en la que no bastan las guerras asimétricas ni las operaciones de cuerpos especiales contra el terrorismo. El complicado puzzle del Próximo Oriente obliga a actuar a todos sobre el terreno y fuera de él, los que centran su interés en la región y los que tiene bases militares por todo el mundo.

La tragedia ni siquiera llega a su fin al bajarse el telón de esta tragedia. Sin embargo no tenemos duda de que la humanidad se impondrá frente a la barbarie de la guerra y la violencia de las mafias. De nosotros depende salir de la realidad deformante de los espejos del callejón del Gato.

Fotografías del mexicano Narciso Contreras, sin su autorización.




Europa ante su espejo, tragedia en tres actos (parte I)

Corresponsalía del Colectivo paz, pan y tierra, Bakea ogia eta lurra taldea.

La ciudad el Amor y de la Luz ha sido atacada. Los yihadistas franceses llevaron a cabo un ataque coordinado sobre población civil en la gran metrópoli europea, asesinando a 130 personas, en su mayoría jóvenes que se divertían en salas de conciertos, bares y restaurantes. Una de las explosiones, cercana al estadio de fútbol donde se enfrentaban Francia – Alemania, generó la reacción internacional del mundo deportivo que amplificó el rechazo a la matanza.

Los atentados de París han convulsionado a Occidente, horrorizado ante la vulnerabilidad de un entorno supuestamente seguro. Aquí duelen los muertos según estén a un lado o a otro de la línea que separa la pobreza mundial de la minúscula isla privilegiada en que se ha convertido Europa. Porque por citar sólo un caso, ¿alguien recuerda en qué país africano fueron asesinadas en abril, 147 personas, la mayoría jóvenes estudiantes de la Universidad de Garissa, por el grupo yihadista somalí Al Shabab vinculado a Al Kaeda?

A pesar de las muchas tragedias, el cuerno sagrado de la abundancia sigue derramando espejismos de riqueza “bien distribuida” en Europa, hasta tal punto, que ni siquiera el miedo ha hecho mella en las fiestas consumistas por excelencia en este fin de año verdaderamente nefasto. Pervertido el sentido original de la Navidad cristiana, olvidamos fácilmente a nuestros semejantes, un millón de seres humanos- 25% niños- que esperan un futuro mejor a las puertas de Europa, detrás de muros y alambradas levantados tan rápidamente que se han adelantado incluso a la llegada del invierno, como regalo de bienvenida.

Los olvidados, ya no son noticia, sólo un estorbo en fechas tan señaladas, un problema sin resolver. La Unión Europea ha ofrecido en el colmo de la hipocresía burguesa 3000 millones de euros al mafioso presidente turco para que se haga cargo de su incómodo problema. Tampoco son noticia ya las más de 4000 personas ahogadas en aguas del Mediterráneo oriental sólo en este año, y las que siguen muriendo, entre ellos el niño Aylan, y centenares de pequeños inocentes como él. En un día como hoy, ocupa las portadas de los periódicos una gran noticia: la palabra refugiado ha sido elegida palabra del año 2015 por la Fundación del Español Urgente promovida por la Agencia EFE y el BBVA, en dura competencia con otras 12, como trolear, zasca, clictivismo o despatarre.

El limosneo televisivo coopta las mentes con concursos y tómbolas navideñas. El mejor marketing publicitario de las grandes empresas “solidarias” es la visión complaciente de la desgracia ajena que contribuyen a crear, cuando el altar de las ofrendas se aleja de un humilde pesebre o de una pobre patera, y el oro, el incienso y la mirra se entregan al único dios material en el que cree el mundo incivilizado, el Beneficio, que llamaríamos codicia si hubiera algo de ética en el mercado globalizado. Pero no se aflija usted por este apocalipsis cotidiano, “ponga 10 euros en una cuenta de cualquier ONG y el mundo cambiará, no pierda la esperanza”

El esperpento de Europa reflejado en los espejos cóncavos y convexos del Callejón del Gato que inmortalizara Valle Inclán, se convierte en la mueca grotesca que intenta ocultar una tragedia diaria y a la vez universal, una tragedia que aquí desarrollamos en tres actos.

vita-notturna-parigi-BataclanActo I – El miedo, instrumento de dominación

La consternación y el shock por los atentados, el “Je suis Paris”, dio paso a la expresión de un miedo colectivo de rápido contagio, bien aprovechado como instrumento de dominación social por los gestores políticos del capital globalizado, el gobierno francés en este caso, que utilizando símbolos como la Marsellesa y el lema Liberté, egalité, fraternité, consiguió debilitar el espíritu crítico de una sociedad fuertemente conmocionada. Navegando Francia a la deriva entre el chovinismo y la xenofobia, Hollande se presentó entre ujieres uniformados con plumaje dieciochesco ante la Asamblea Nacional, y extendiendo el brazo, puso el pulgar boca abajo: Alea iacta est, y con este gesto imperial, declaró la guerra al Estado Islámico entre aplausos del gallinero político.

La guerra incluye, en la práctica, el estado de excepción permanente: controles policiales, espionaje, registros, prohibiciones, limitación de la libertad de expresión y reunión en suelo nacional, control de fronteras europeas, bombardeos en Siria, mantenimiento de la actuación neocolonial de la legión Extranjera en varios países africanos donde las fuerzas especiales de paracaidistas actúan violentamente desde hace décadas, y gobierne quien gobierne.

Echando más leña al fuego, el ambicioso delfín Manuel Valls advirtió del peligro de armas químicas y bacteriológicas en futuros ataques. El temido enemigo a batir tiene un gran número de franceses en sus filas, que han golpeado a Francia precisamente en su corazón. Las medidas que se están tomando, azuzadas por los medios de propaganda mediante imágenes patrióticas “espontáneas” de unidad entre las instituciones y la población, recortan libertades con el beneplácito de los ciudadanos. Lo que todo francés tiene en la cabeza es “hay que defender nuestro modo de vida”. Este lema ya lo utilizó Bush en Estados Unidos después del atentado a las torres gemelas y al Pentágono. Los medios de comunicación europeos se encargan de poner altavoz a la consigna “Es la guerra de la civilización contra la barbarie”.

Pero la escenificación del poderío galo no ha bastado, y finalmente el espejo deformante muestra tal cual es el rostro de los farsantes: en las elecciones regionales el partido socialdemócrata de Hollande, ordenó la retirada de algunas de sus candidaturas “socialistas” y llamó a votar con urgencia nacional a la Derecha de Sarkozy para parar el avance de la extrema derecha de Le Pen.

Entre espejos convexos y cóncavos, las ratas corren por la penumbra de un callejón sin salida, y la Izquierda francesa se metamorfosea en derecha en nombre de la patria, como en un cuento de Kafka, convertida en un enorme escarabajo moribundo que entre estertores aplasta a la clase obrera que le dio el ser. Malos tiempos para la libertad… y para la lírica, como cantaba el grupo gallego Golpes Bajos.

(Continúa…)




Religión y lucha por la liberación nacional y el socialismo

 (“Tesis política” de las FLN de principios de los años 80’s)

Una aclaración necesaria:

“Quien no conoce la historia de su patria, es un extranjero en su propia Patria”; el apotegma iniciaba el libro de texto de historia Patria en las escuelas de México en la segunda mitad del Siglo XX. Éramos el fruto de la larga lucha revolucionaria de México. Teníamos historia, himno y bandera. Poco a poco, se fueron excluyendo los cursos de historia de la educación básica. Pero nosotros no olvidamos. Las “Tesis Políticas” escritas por las FLN a principio de los años 80’s del siglo pasado nos muestran que el deber de estudiar y llevar salud física y mental a nuestro pueblo ha sido una constante en sus esfuerzos emancipatorios. La creación de escuelas y hospitales no son preocupación exclusiva del ahora: ante la carencia evidente de las mismas, el que lo hiciera una organización ‘política y militar’ en forma clandestina, sin usar las armas aún siendo perseguida, forma parte de ésta historia Patria.

Hoy presentamos la “Tesis política sobre la Religión”, escrita por las FLN para uso público, no clandestino. En ella no se habla de las FLN, pero sí de la necesidad de avanzar en las relaciones entre militantes revolucionarios y religiosos honestos. Con la próxima visita del Papa Francisco a México, consideramos pertinente expresar nuestro punto de vista histórico sobre las religiones. Además, consideramos importante seguir participando en la construcción de la “ciencia de la historia”, a partir de documentos fidedignos que han sido crisol en la concreción de los esfuerzos y luchas de nuestro pueblo por su liberación; de poco sirve hoy, para este propósito y a nuestros ojos, rebobinar la mitología, mistificar procesos o hacer de la historia, cuento.

Son estas tesis políticas serias, escritas con el debido respeto a quien las lee, las que hicieron que la “Cra. Bárbara” decidiera participar activamente en la lucha por la liberación de su pueblo y de su Fe. La Compañera Bárbara era oriunda de Santa Bárbara, Chihuahua, miembra de una congregación religiosa francesa adscrita a la diócesis de San Cristóbal de las Casas, y militante comprometida de las Fuerzas de Liberación Nacional desde principios de los años ochentas, y después de ella muchas otras y otros siguieron su ejemplo. Sean ustedes testigas de la historia y, como hizo ella, elija ahora o “calle para siempre”.


 

RELIGION Y LUCHA
POR LA LIBERACION
NACIONAL Y EL
SOCIALISMO.

La unidad de esta lucha verdaderamente revolucionaria de la clase oprimida por la creación de un paraíso en la tierra es más importante para nosotros que la unidad de opinión del proletariado acerca del paraíso celestial”.

V.I. Lenin, 3 de diciembre de 1905.

Camilo Torres, 6 de agosto de 1965.

Introducción

La religión no juega ni jugará un papel unívoco en nuestra guerra revolucionaria. Entre los eslabones de la cadena que tiene atado a nuestro pueblo están los del conformismo, la pasividad, el individualismo y el divisionismo, fomentados por las instituciones religiosas abierta o solapadamente aliadas al imperialismo, o incluso directamente patrocinadas por él.

En la medida en que aumenten las contradicciones económicas se intensificarán los esfuerzos mediatizadores de esas iglesias reaccionarias, que se harán aún más reaccionarias y anticomunistas. En esa misma medida aumentará la necesidad de los creyentes y religiosos honestos, de liberarse de la opresión imperialista, liberando con ello su fe, la que está siendo manipulada por la burguesía para mantener sus privilegios. Conforme se vaya profundizando la crisis del imperialismo, los religiosos y creyentes honestos serán perseguidos, torturados y asesinados, por lo que verán cada día más claramente que la revolución es su única alternativa de liberación religiosa.

La religión es, pues, un elemento importante –diríamos incluso que a veces fundamental- en la lucha de clases, ya no sólo como instrumento de dominación sino de liberación, entendida ésta no como hecho individual, sino nacional y de clase.

Por ello se hace necesario analizar a la religión como parte de la lucha de clases, para delimitar al enemigo y para dotar a los revolucionarios –religiosos o no- con armas para la lucha ideológica. Como veremos, la discusión no pasa por el cuestionamiento de la existencia de Dios, sino por la necesidad de establecer si existen o no contradicciones de fondo entre la fe y la militancia revolucionaria, porque de no existir, se hace imperiosa la tarea de lograr una unidad estratégica de las fuerzas –religiosas o no- comprometidas con la lucha por la toma del poder por el pueblo.

Nuestro análisis parte del papel que ha desempeñado la religión en la lucha de clases en México a través de la historia, plantea los avances del pensamiento cristiano derivados de la revolución latinoamericana, reseña algunos puntos relevantes de la discusión entre marxistas y cristianos, y señala la vinculación de los religiosos y creyentes avanzados con la lucha armada por la liberación nacional y el socialismo como una cuestión práctica e inmediata.

1.Esbozo histórico

Las religiones prehispánicas fueron prácticamente arrasadas por la conquista y sus remanentes carecen actualmente de relevancia. Tampoco tienen importancia desde la perspectiva histórica que nos ocupa, aquellas religiones no cristianas que llegaron al país con pequeños núcleos de inmigrantes. Por ello nos referiremos solamente a las religiones cristianas, entre las que obviamente destaca el catolicismo.

Si afirmamos que las iglesias cristianas se han aliado y han formado parte de las clases dominantes a través de la historia, no somos novedosos. Tampoco tenemos la intención de satanizarlas como enemigas del pueblo, sino más bien la de establecer el punto de partida de la evolución que han seguido los cristianos para llegar –necesariamente- a la opción revolucionaria.

Desde luego que el móvil principal de los conquistadores españoles no fue el de imponer su religión sino el lucro, de tal manera que la iglesia se constituyó de inmediato en un mecanismo de enriquecimiento. Este se logró como siempre se logra, a través de la violencia: La economía mercantil se implantó empezando por la conquista, siguiendo con el despojo y acabando con la explotación. A esta violencia se ligó la imposición religiosa del vencedor, al grado de que los primeros franciscanos ya decían que donde no hay plata, no entra la religión.

El clero contribuyó a la economía colonial concentrando a la población indígena, amaestrándola y organizándola en unidades productivas. Ya antes de finalizar el siglo XVI, la iglesia adquirió grandes extensiones de tierra utilizando para ello, además de las habilidades mundanas de los clérigos, los métodos nada piadosos de la inquisición. Mas no todos los sectores de la iglesia se identificaron con la clase dominante.

La sed de riquezas de los conquistadores fue calmada con las encomiendas, que pronto se mostraron ineficaces para desarrollar la economía colonial, porque no habían suficientes trabajadores debido a la matanza de indígenas. Se buscó entonces racionalizar el reclutamiento y la distribución de la mano de obra a través de los repartimientos, que conllevaban la excesiva explotación y maltrato de los trabajadores. Estas prácticas de trabajo forzado coexistieron con el intento de generalizar el trabajo asalariado, necesario para el desarrollo de la economía mercantil.

En este contexto contradictorio del desarrollo del trabajo asalariado, la escasa oferta de brazos, el genocidio y la explotación excesiva, y la servidumbre que ataba a los trabajadores, lucharon los frailes avanzados como Las Casas, Quiroga o Zumárraga, para proteger a los indígenas de la voracidad española. En su lucha tuvieron que enfrentar a su propia iglesia, empeñada también en exprimir al pueblo.

La economía colonial se consolidó, quedando la iglesia como uno de sus puntales. Cuando más fuerte se veía comenzó a resquebrajarse por sus contradicciones económicas: La pugna entre la servidumbre y el trabajo libre, entre los gremios y los obrajes, entre la encomienda y la hacienda, entre el campo y las ciudades, entre metrópoli y colonia, entre las clases privilegiadas y las masas desposeídas, entre los valores arcaicos y una economía mercantil en crecimiento, se fueron acentuando y haciendo más agudas.

Frente a los españoles ricos estaban los criollos, que anhelaban su emancipación ya que –como agricultores o empleados modestos que eran- veían crecer sus deudas, mientras que crecían también las fortunas de los peninsulares. Entre tanto, el grueso del pueblo –indios, negros y castas- se debatían en la miseria y el desempleo. La resquebrajada estructura colonial no resistía el embate del capitalismo mundial.

Una vez más, como en los albores de la colonia, surgieron a principios del siglo XIX, del seno de la iglesia, los defensores de la causa popular. En esta ocasión habrían de guiar al pueblo por el camino de la revolución para conseguir nuestra primera independencia. El cura Hidalgo abolió el tributo, liberó a los esclavos y confiscó la riqueza de los españoles. Llevó a cabo, pues, un programa popular. Entretanto, el alto clero excomulgaba y restablecía la inquisición, argumentaba que la doctrina cristiana exigía la obediencia al rey y bendecía –un poco más tarde- al ridículo imperio de Iturbide.

Pero la iglesia de los años 20 no pudo apropiarse del movimiento obrero controlado por Luis N. Morones. Así que volvió sus ojos codiciosos de poder al campo, donde habían campesinos pobres e inconformes con la persecución religiosa de los gobiernos de Carranza y Obregón y con sus miserables condiciones de existencia, a las que la reforma agraria no había llegado a poner remedio.

La iglesia de los años 20 cerró filas en su pugna por el poder contra el gobierno encabezado por Calles. Dejó de prestar servicios religiosos y orilló a los campesinos a la rebelión armada en 1926. Para el año siguiente la iglesia ya había entrado en componendas tanto con el gobierno mexicano como con el norteamericano (interesado en la estabilización del país para poder extraer mejor sus riquezas), así que dio una vez más la espalda al pueblo –esta vez armado por ella- para rescatar su cuota de poder al lado de los opresores.

Derrotado el movimiento cristero, la iglesia, esa iglesia defensora de sus privilegios de la que estamos hablando, optó por no seguir enfrentando a otras fracciones de la clase dominante. No tanto porque hubiera renunciado a la recuperación de sus privilegios perdidos, sino porque durante aquellas décadas de los años veinte y treinta hubo un flujo revolucionario en el mundo que le mostró a su verdadero enemigo: los pobres, el pueblo trabajador del campo y de la ciudad.

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En este contexto, la iglesia católica se despliega nuevamente, tal y como lo hiciera hace 130 años, pues la burguesía debe hacer uso ahora de todos sus recursos para mediatizar las luchas populares. Viene la más alta autoridad vaticana pasando por encima de todos los preceptos constitucionales, a predicar conformismo y anticomunismo, a hablar de una “justicia” donde deben coexistir explotadores y explotados y a tratar de restablecer la política de desmovilización obrera que ya había promovido sin éxito 58 años antes.

La visita papal de 1979 no sólo mostró la posición reaccionaria del clero tradicional, sino el profundo arraigo cristiano de nuestro pueblo, el que se volcó espontáneamente a las calles, sorprendiendo incluso a la oligarquía que orquestara una campaña publicitaria sin precedentes para preparar la visita.

Hoy día, las más altas autoridades eclesiásticas del país se pronuncian casi a diario a favor del gobierno, llamando al pueblo a mantener la calma ante la creciente miseria producto de la crisis, condenan por todos los medios a su disposición el compromiso que han adquirido los religiosos y creyentes más avanzados con las luchas populares, y favorecen abiertamente la escalada represiva del Estado, apoyando iniciativas como la de instaurar la pena de muerte.

En cuanto a las otras iglesias de denominación cristiana, irrumpieron tardíamente en nuestra historia, porque la reforma religiosa del siglo XVI nos llegó, como ya señalábamos, no con el protestantismo sino con las contrarreforma. Las iglesias protestantes vinieron por dos caminos diferentes a México: Junto a los inmigrantes europeos del siglo pasado una vez expulsados los españoles, y como parte del proyecto neo-colonial del imperialismo norteamericano.

3En el primer caso, las iglesias se limitaron al servicio religioso de los británicos o alemanes busca-fortunas recién inmigrados, casi sin haber realizado labor proselitismo. No así en el segundo caso, en el que se trata de fundaciones con enormes recursos financieros provenientes de la oligarquía norteamericana. Estas fundaciones realizan labores “filantrópicas” con el claro propósito de dividir y domesticar a nuestro pueblo.

A partir de la década de los años 30 el imperialismo norteamericano intensificó la penetración ideológica y militar en nuestro país a través de diversas sectas como los “Testigos de Jehova” o la “Iglesia Fundamentalista del Verbo de Dios”, y de agrupaciones supuestamente religiosas como el “Instituto Lingüístico de Verano” o los “Cuerpos de Paz”. Cabe resaltar que dicha penetración se lleva a cabo ante la mirada complaciente y aun con la colaboración del Estado. “Más vale una misión que cien ametralladoras” decía cierto ministro de la iglesia metodista, encargado de la Fundación Rockefeller.

2. La iglesia cede ante el empuje revolucionario

Por supuesto que el desarrollo hasta aquí descrito del cristianismo institucional no está circunscrito a México, sino que se da en todos los países en los que predominan las religiones cristianas. Para la década de los años 60, el Vaticano se encontró con que estaba cada vez más aislado de las masas católicas debido a su postura antipopular. En consecuencia, el Papa Juan XXIII siguió una política de acercamiento con los países socialistas y emitió un documento en el que admite que los comunistas realizan las acciones propuestas por la moral cristiana, aunque partan de una base teórica errónea (de acuerdo al papa). Por su parte, Paulo VI avanzó en la puesta al día de la iglesia, mediante la realización del II Concilio Vaticano y la emisión de su encíclica “Populorum Progresio”. Estas medidas hicieron posible que muchos religiosos y religiosas honestos utilizaran su ministerio en todo el mundo subdesarrollado para favorecer las luchas de liberación nacional y por el socialismo.

Desde entonces dejó de ser novedad la participación de religiosos en los movimientos armados en Nicaragua, Brasil, El Salvador, Colombia o Guatemala.

1En México, los cristianos progresistas buscan obtener su legitimidad dentro de la iglesia tradicional, a la vez que se involucran con organizaciones políticas real o supuestamente de oposición. A pesar del reflujo reaccionario inducido por el Vaticano, han tenido algunos logros como el de haber arrancado una declaración que reiteraba el compromiso de la iglesia con los pobres en la III Conferencia Episcopal Latinoamericana, realizada en Puebla, a pesar del espíritu ultramontano reinante. Por otro lado, los obispos de la Región Pacífico Sur y otros en diferentes lugares del país han manifestado la necesidad de que los católicos participen políticamente en defensa de los intereses populares. Obispos y sacerdotes honestos denuncian permanentemente el deterioro en la calidad de la vida de la población y logran una cierta politización de las masas.

es mera contemplación, sino la reflexión consecuente de una práctica que trate de desplegar la fuerza creativa del pueblo en obras de beneficio común. Los cristianos avanzados realizan una concientización notable a través de estos trabajos, la que muestra al pueblo a su enemigo, así como su propia capacidad de lucha.

3. Discusión entre cristianos y marxistas

Lo que se ha dado en llamar diálogo entre marxistas y cristianos no ha sido fácil. Se ha visto obstaculizado en la práctica por el oportunismo de “izquierda” y por una desconfianza, por lo demás explicable, de parte de los religiosos y creyentes. Pero debe resaltarse que son precisamente estos quienes más activamente han buscado ese diálogo.

Son dos las actitudes supuestamente marxistas las que obstaculizan la participación revolucionaria de los cristianos: La primera es el sectarismo provocado por una lectura rígida del marxismo-leninismo: Si los libros dicen que “la religión es el opio del pueblo”, es así, por más que los religiosos y creyentes hayan demostrado –incluso con el generoso sacrificio de sus vidas- su capacidad revolucionaria en nuestra América Latina. Ya hemos señalado que los primeros interesados en que la religión deje de ser manipulada por la burguesía son los propios cristianos revolucionarios.

El segundo obstáculo, quizá más grave que el anterior, consiste en que los revolucionarios materialistas frecuentemente consideran de manera mecánica a la fe como algo transitorio, como una especie de enfermedad infantil que desaparecerá al triunfo de la revolución. En consecuencia los compañeros cristianos son considerados como militantes a los que les falta algo, que tienen limitaciones –superables- producidas por su fe. La terca realidad se ha encargado de mostrar que esto no es así, sino muy al contrario, que los creyentes tienen en su fe al elemento más profundamente motivador de su militancia revolucionaria y que, además, la militancia revolucionaria acrecenta su fe.

La fe ha mostrado ser un elemento dinámico y creativo que además de reconstruirse a través de la militancia revolucionaria, es capaz de realizar aportes valiosos tanto para la destrucción de la vieja sociedad como para la construcción de otra donde impere la justicia, el amor, la solidaridad y la esperanza en el futuro.

Todo esto plantea nuevos problemas a la crítica marxista de la religión, la cual de ninguna manera debe pasar por la negación del derecho que se han ganado los cristianos a hacer la revolución, derecho más legítimo que el de aquellos que en el nombre del marxismo permanecen cómodamente sentados tras sus escritorios. La unidad entre cristianos y marxistas se ha dado en las cárceles fascistas y se está dando en las trincheras de las guerras de liberación nacional y por el socialismo. Esto es lo que debe recoger la teoría, la que tendrá siempre presente que la unidad cristiano-marxista parte de la práctica revolucionaria.

El esfuerzo que han realizado los cristianos por acercarse al marxismo ha sido considerable a pesar de los obstáculos arriba descritos, al grado que no pocos teólogos progresistas han leído la obra de Marx con mayor seriedad y profundidad que muchos autoproclamados marxistas. Estos cristianos han realizado una admirable autocrítica, originada en la crítica marxista de la religión, han comprendido la lucha de clases y se han involucrado en ella reinterpretando su compromiso a la luz del Evangelio.

No obstante, queda entre los cristianos revolucionarios una reserva, un obstáculo por superar desde el punto de vista teórico. Plantean que la teología política desacraliza la naturaleza y las instituciones, relativizando las nuevas instituciones creadas por la revolución triunfante. La liberación es concebida como un proceso (al que califican de dialéctico pero que es concebido mecánicamente) de desinstitucionalización, de modo que una vez liberada una formación social hay que comenzar a liberar a la siguiente. El argumento incluye al socialismo, pero se abstiene de analizar lo que sucederá en la sociedad sin clases.

Otra vertiente del mismo problema es la lectura deshistorificada de la obra de Marx, en la que existe la tendencia a tomar frases sueltas, a manera de versículos, otorgándole a cada una de ellas un valor independiente del contexto en que fueron expresadas. La obra de Marx se convierte así exactamente en lo opuesto a lo que quiso su autor: en un texto dogmático con “verdades” absolutas.

De este tipo de lectura se deriva, bajo la influencia del anticomunismo reinante, una crítica más o menos superficial de los “seguidores” de Marx, que no son sino los constructores de las vanguardias revolucionarias de los países que han logrado liberarse del imperialismo. Marx está bien, dirán de buena fe estos teólogos, pero Lenin se equivocó. Añaden a su argumento que actualmente no hay sociedades de verdad socialistas tal y como las imaginara Marx (como si las sociedades se construyeran con la idea) porque han caído en el “materialismo ateo”, en la “burocracia” y en el “capitalismo de Estado”.

Buena parte de la discusión entre marxistas y cristianos se dio en el marco de la euforia post-franquista en España y durante el breve gobierno de la Unidad Popular en chile. Parecía entonces que era posible la “vía democrática” al poder, que no haría falta la dictadura del proletariado, que se podría alcanzar la “sociedad plural”. Pero la lucha de clases no se resuelve con tanta facilidad. No nos engañemos: La revolución de nuestra sociedad, la mexicana, requiere de un proceso particularmente cruento y prolongado. La alianza estratégica entre revolucionarios cristianos y marxistas se inscribe necesariamente en el reconocimiento de que nuestro camino es la guerra popular prolongada.

Una vez reconocida la necesidad de la guerra justa, queda sólo por determinar el momento histórico en que se hace posible e imperioso para el pueblo pasar a la ofensiva. La crisis irreversible en la que se ha precipitado el imperialismo, con toda su secuela de miseria y represión, señala que se ha llegado ese momento, que ni cristianos ni marxistas tenemos derecho a posponer.

4. La alianza como cuestión práctica

Cuando una organización revolucionaria convoca sin aventurerismo, sin la manipulación de quienes buscan votos u otros beneficios oportunistas, mostrando un trabajo constante y tenaz, a luchar por un proyecto histórico en que tenga necesaria cabida todo el pueblo para hacer la guerra contra el enemigo común que es el imperialismo, los religiosos y creyentes honestos se muestran dispuestos a integrar su esfuerzo a la revolución.

Esa organización debe mostrar un respeto irrestricto a las creencias religiosas del pueblo, por lo que no puede objetar el credo religioso de los que en ella militen. Deberá ser la lucha revolucionaria la que defina el carácter verdaderamente revolucionario de quienes en ella participen, y no la improductiva discusión entre materialistas e idealistas.

La búsqueda de unidad de todas las fuerzas revolucionarias del país definirá a la organización revolucionaria como laica, ya que proselitismo religioso dentro de sus filas rompería la unidad. A su vez, a ningún militante de la organización le sería dado opinar en el nombre de esta sobre la interpretación de las cuestiones religiosas que sólo competen a las distintas iglesias.

El marxismo-leninismo ha mostrado su validez en todas las revoluciones triunfantes de este siglo. Por ello todos los militantes, religiosos o no, de una organización revolucionaria como la que estamos planteando, tendrán la obligación de capacitarse teóricamente en el marxismo-leninismo. Además, no debe permitirse que el clero reaccionario se apropie de algunos elementos del marxismo-leninismo para dar explicaciones no científicas de la realidad, derivadas de la lectura fragmentaria de los clásicos, substituyendo la unidad de la teoría y la práctica revolucionarias por un simple discurso de apariencia revolucionaria.

El respeto a la religión debe asumir formas concretas: Permiso a los militantes para celebrar sus ritos, prohibición de que sean objeto de críticas o burlas, existencia de capellanes en la organización, y cabida de escritos y argumentos de los religiosos a favor de la revolución en las publicaciones abiertas o clandestinas.

La revolución ha de recibir el aporte cristiano al igual que todos los demás aportes del pueblo. Los trabajos que esperan a ser realizados son de una variedad enorme y tienen como única limitación las posibilidades creativas del pueblo, habida cuenta del grado de avance de la lucha. Para algunos de esos trabajos, los cristianos –particularmente los religiosos y religiosas- tienen el compromiso específico de lograr que los creyentes caminen por la senda revolucionaria. Para la realización de los más, se requiere la conciencia de la necesidad de la revolución y de que esta es posible.

El germen de esa conciencia ya existe entre los cristianos honestos de nuestro país.


Epílogo

Hasta aquí el documento histórico que hoy damos a conocer.

Independientemente de las manifestaciones de Fe de nuestro pueblo y de la reconocida rapacidad de los políticos mexicanos por aprovechar la visita del papa para lavar su imagen, seguimos pensando como nuestra “Tesis Política”, que sean bienvenidos todos los seres humanos de buena fe, dispuestos a

Vivir por la Patria o Morir por la Libertad”