Editorial mayo: la lucha de clases continúa…
Los hechos son tozudos, o “tercos” dijo en algún escrito Vladimir Ilich Lenin:
“Esto es un hecho. Los hechos son tozudos. Y este “argumento” con hechos en pro de la insurrección es mil veces más fuerte que los subterfugios “pesimistas” de un político desconcertado y atemorizado.”
(Carta a los camaradas, V.I. Lenin. https://www.fundacionfedericoengels.net/index.php/2-uncategorised/484-carta-a-los-camaradas-v-i-lenin).
Carlos Marx y Federico Engels a su vez, señalaron en el Capítulo 1 del Manifiesto Comunista, Burgueses y Proletarios:
“La moderna sociedad burguesa, surgida del ocaso de la sociedad feudal, no ha suprimido los antagonismos de clase. Sólo estableció, en lugar de las antiguas, nuevas clases, nuevas condiciones de opresión y nuevas formas de lucha.
No obstante, nuestra época, la época de la burguesía, se distingue por haber simplificado los antagonismos de clase. La sociedad se divide más y más en dos grandes campos enemigos, en dos clases directamente opuestas: la burguesía y el proletariado”.
(Manifiesto Comunista (1848-1948) https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/19671/1/19742.pdf)
Así, aún hoy, a ciento setenta y cuatro años, en el mundo convulsionado por guerras imperialistas, la sociedad sigue dividiéndose entre los que tienen capital y los que venden su fuerza de trabajo. Por ello tomamos partido por los trabajadores, no importa de dónde sean, si trabajan en el campo o en la ciudad, si su piel es de un color o de otro, si hablan un idioma u otro, lo importante es que son trabajadores asalariados y merecen respeto.
Cada país, cada centro de trabajo, cada familia, cada mujer, u hombre debe tomar partido, o por los trabajadores, o por sus patrones. México no es la excepción, la unidad de los mexicanos es el único camino para sacar de la pobreza a más de la mitad de nuestros hermanos trabajadores, los hechos son tercos, podemos caer en la dicotomía utópica de buscar entre varios candidatos a la presidencia de la república, pero resulta que ambos pertenecen a un mismo sistema tolerado, donde los capitalistas existen y los trabajadores obedecen. La unidad nacional exige un nuevo contrato social, no más de lo mismo.
Liberarse de la tutela imperialista, y de sus políticas de sujeción, económica y militar, es todavía un imperativo, por ello, aunque algunos digan que suena anacrónico debemos repetir:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
En mayo debemos recordar a tres compañeros, uno de ellos nació en mayo y los otros dos murieron en este mes. El primer nos dio con su trabajo unidad y estructura organizativa, tiempos difíciles de persecución y muerte, se trata de Ismael, en nuestros cuadernos de trabajo “Dignificar la historia” podemos encontrar nuestros estatutos de 1980, ahí está su obra.
Los otros dos compañeros, la compañera Ruth y el compañero Mario, mueren en el Estado de Puebla, cumpliendo su deber internacionalista, muchos artículos de formación política fueron escritos por ellos. La compañera Ruth escribió sobre la situación de la mujer en el capitalismo, como militantes en su vida civil, como militantes profesionales y en el socialismo. La unidad de las mujeres, sus luchas, El compañero Mario escribió sobre la Educación en México, sobre la historia de movimiento guerrillero en la obra, “Nada es gratuito en la historia”, etc. Estos son solo algunos ejemplos de su trabajo político. Al leerlos, se les recuerda, pero también es para decirnos….. aún falta mucho por hacer.
Aquí fragmentos del artículo aparecido en el Nepantla 13 en el año 1981: Nada es Gratuito en la Historia.
NADA ES GRATUITO EN LA HISTORIA
El 23 de septiembre de 1965, el grupo guerrillero comandado por el profesor normalista Arturo Gámiz García atacó el cuartel del ejército mexicano localizado en Ciudad Madera en el estado de Chihuahua. 16 bajas sufrió la guarnición que custodiaba el cuartel. Ocho de los trece participantes en el ataque perdieron la vida, la mayoría de ellos rematados a mansalva después de ser heridos y hechos prisioneros. El hecho de que uno de cada cinco de los participantes en la batalla haya quedado fuera de combate da una idea clara de lo encarnizado de este enfrentamiento militar, en que el pueblo armado se enfrentó por primera vez con carácter ofensivo al poder represivo del Estado Mexicano.
La desigualdad numérica de las fuerzas combatientes, la diferencia de equipo militar y de experiencia fueron determinantes en el resultado de aquel combate: armados de escopetas de taco, bombas molotov que no alcanzaron a utilizar y rifles calibre .22, los combatientes populares fueron derrotados militarmente y sobre sus cadáveres arrojados a la fosa común cayeron no solamente toneladas de tierra, sino también de calumnias y de falsas interpretaciones sobre los motivos de su lucha. Otro lenguaje habrían empleado analistas, observadores, politólogos, oportunistas e inclusive personas indiscutiblemente honestas para calificar este poco conocido pasaje de la historia de México de haber sido otro el resultado de ese combate. De “héroes populares”, “vanguardia revolucionaria”, “etc.”, no lo habrían bajado. No les quedó sino llamarlos “los mártires de Madera”.
En ese momento -1965- la lucha del profesor Gámiz y su núcleo guerrillero fue calificado de mil maneras:
- Fueron víctimas de una provocación que los llevó al suicidio, víctimas inocentes de “no sé qué oscuras fuerzas que los engañaron”.
- Su movimiento no fue más que una algarada regional contra los caciques locales.
- La causa de la lucha guerrillera estuvo en la incapacidad política, la impericia y la estupidez de un gobernador que por estar aliado a la oligarquía -latifundista y ganadera- del estado no tenía siquiera disposición para disimular su posición de clase. (Esta tesis apunta a la suposición de que fuera de Chihuahua, en el resto del país la población vivía en jauja, done los virtuales jefes políticos porfiristas -los gobernadores de los estados- eran al menos más hábiles para dar al pueblo las demagógicas gotas del reparto agrario)
- Inspirados en el ejemplo victorioso de la Revolución Cubana, Gámiz y su grupo pretendieron hacer una calca del ataque al cuartel Moncada.
- El ataque al cuartel de Ciudad Madera fue un acto desesperado e imprudente que provocó la represión contra los lugareños.
Aunado a las versiones anteriores, el desastre militar en que culminó la experiencia guerrillera de los combatientes populares dio pie también a que se tejieron las más absurdas versiones sobre lo poco factible de desarrollar la lucha revolucionaria en nuestro país. Los oportunistas entonaron el canto del cisne para la lucha armada en México, como lo hicieron dos años después con la muerte del Che en Bolivia los oportunistas a nivel internacional.
Al año siguiente de la fallida empresa político-militar, Cárdenas, fue a la región de Madera. Durante el recorrido que hizo por la región se percató de las necesidades de la población en materia agraria y la falta de libertades políticas, comprobando que la lucha armada que allí libró el pueblo fue justa debido a las enormes contradicciones en el agro chihuahuense, e hizo ver la necesidad del reparto agrario, la suspensión de la sobrevigilancia militar, el cambio de adscripción de los militares connotados por su papel represivo, la modificación de la imagen represiva del ejército.
Y sin embargo, la tierra no se repartió de inmediato.
(…)
A la vuelta de quince años, aquella valiosa experiencia militar del pueblo representado por sus mejores hijos sobre las armas, apenas si queda reducido, para las nuevas generaciones, al vago recuerdo de un grupo romántico que tuvo la ilusión de destruir el poder represivo del Estado armado sólo de escopetas de taco y rifles .22. Para comprender políticamente las verdaderas motivaciones de los revolucionarios armados que atacaron el cuartel de Ciudad Madera, tenemos que recurrir a la génesis y desarrollo del propio núcleo guerrillero y al estudio de las concepciones políticas que sustentaron su actividad revolucionaria.
Del ataque al cuartel de Madera se escribió mucho en su momento y aún algunos años después. Posteriormente vino el silencio. Y lo más característico de aquella abundante literatura es que nada de lo que se escribió se hizo a la luz del marxismo; es decir, no se hizo ningún análisis clasista, desde el punto de vista de la clase obrera. Todo quedó reducido a textos hechos en base a notas periodísticas, a anécdotas y a las notas biográficas -magníficas por cierto- sobre los participantes en el ataque. No ha habido tampoco el análisis o la difusión del pensamiento político de los atacantes al cuartel, ni se han estudiado las concepciones políticas que sustentaban quienes fueron consecuentes con ellas hasta el punto de dar su vida por la revolución.
Que el régimen haya callado no es extraño. Nada espanta tanto a la burguesía como que se difunda la verdad revolucionaria. Pero la izquierda, ¿por qué? ni suicidas, ni aventureros, irresponsables o desesperados como los llegó a calificar la izquierda mexicana de aquella época. A lo sumo accedió a llamarlos “equivocados” con la silenciosa advertencia, a todo aquél que quisiera seguir su ejemplo, que se podría traducir en algo así como “ya ven lo que les pasa a los desesperados”. A pesar de su juventud, habían ya acumulado una vasta experiencia política al lado de las masas campesinas encabezando distintas acciones revolucionarias de masas en medio de la represión más feroz.
(…)
Hoy -1981- el carácter represivo del estado burgués no ha cambiado. De franco y desembozado en la década anterior se ha vuelto sofisticado y silencioso con el aval de los que ayer estaban presos por la visita de Kennedy y que hoy reciben, al amparo de la “reforma política”, a Carter en la cámara de diputados. No existen en realidad presos políticos en nuestro país; sólo muertos y desaparecidos; la represión llega a cada sindicato, a cada comunidad campesina o a cualquier sector que quiera actuar políticamente con independencia del Estado como requisito para incrementar las ganancias de la burguesía y del imperialismo. Los golpes que ahora propina la “brigada blanca” son silenciosos, como calladas son todas las actitudes políticas de la burguesía que con la mentira reaccionaria oculta la necesaria verdad de los antecedentes revolucionarios del pueblo mexicano.
(…)
Ni locos, ni suicidas, ni mártires. Mártires los cristianos que se inmolaban en el circo romano, suicidas los kamikazes japoneses; locos, Hitler y Mussolini. El revolucionario no es suicida ni ama a la muerte. El revolucionario aspira a vivir para transformar las condiciones de vida miserable de su pueblo y si para lograrlo es necesario entregar la existencia, gustoso la da para que el pueblo siga viviendo.
(…)
Hasta el 23 de septiembre de 1965 la ofensiva estuvo siempre al lado de los opresores; el pueblo siempre actuaba a la defensiva ofreciendo el pecho a las bayonetas. A partir de esa fecha supo el estado mexicano que el pueblo ya no estaba más en disposición de servir de silueta de tiro al blanco de los soldados. Nuevas experiencias guerrilleras surgieron después en todo el país: Genaro Vázquez y la ACNR, Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres; distintas y efímeras organizaciones que nacieron al calor de la represión desatada por el régimen contra los estudiantes en 1968 y el 10 de junio de 1971; hasta culminar con la aparición, vida y ocaso de la LC-23-IX que adoptó ese nombre en pretendido homenaje y continuación de la obra de los revolucionarios de Madera.
El revolucionario caído no necesita de apologías para recordar su memoria. Sus obras y sus concepciones políticas lo hacen vivir. Para comprender el quehacer revolucionario de quienes por primera vez en la historia del proletariado mexicano emprendieron el camino de la liberación nacional empleando la violencia revolucionaria armados antes que nada de la teoría científica de la revolución; tenemos obligación de estudiar su pensamiento, sus concepciones sobre la lucha de clases en nuestro país, sobre las relaciones de la situación nacional y la internacional; tenemos que estudiar la crítica despiadada que hicieron de las enmohecidas organizaciones de izquierda a las que premonitoriamente calificaron como propensas a ubicarse en lo que hoy conocemos como “reforma política”, sus planteamientos organizativos y las previsibles maniobras intervencionistas del imperialismo yanqui en nuestro país.
(…)
Ver artículo completo en:
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos. (2018). Cruce de caminos: luchas indígenas y las Fuerzas de Liberación Nacional (1977-1983). Apodaca, Nuevo León. México: Casa de Todas y Todos. Pag. 80.
Compañeros, Ismael, Mario y Ruth: ¡PRESENTES!
¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos