… de nuevo… ¡estámos aquí …!

*La imagen que se presenta en portada es la viñeta utilizada como inicio de Sección en el NUPI, donde se publicaban los artículos enviados por los compañeros insurgentes.

Editorial noviembre, 2023.

Ya con la entrada de los fríos como cada noviembre, en nuestra labor de Rescate de la Memoria Histórica, recordamos a jóvenes rebeldes antimperialistas, como lo fue Xavier Mina, guerrillero internacionalista nacido en Otano, y fusilado a sus 28 años por el Ejercito Realista un 11 de noviembre de 1817… y a los compañeros Gabriel y Alfonso, el primero nacido un 21 de noviembre y asesinado por el Ejército Federal un 14 de febrero de 1974 en San Miguel Nepantla, Edo. de México y el Cro. Alfonso, también nacido el 8 de noviembre, desaparecido político que forma parte de la Lista de Ocosingo.

Compañeros Gabriel y Alfonso…. ¡Presentes!

En ésta página, hemos narrado en diferentes momentos hechos reales, desde hace 9 años, documentados y relatados con la ayuda del Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos. También cabe señalar que entre nuestros pueblos el 1 y 2 de noviembre es el fin e inicio de ciclos, donde la memoria de nuestras compañeras y compañeros renace en las mazorcas y semillas de las tierras que luchando se vuelven libres y dignas con el trabajo organizado por la liberación de nuestros pueblos. Noviembre también va cerrando el tiempo con la creación y fundación de planes y contingentes, de ejércitos de liberación y de toma de pueblos y ciudades en todos los territorios del Sur, Centro, Norte, Occidente y Oriente.

Así, el 17 de noviembre de 2014 escribíamos en ésta página:

“En la historia de los pueblos existen pasajes que, aunque poco conocidos, no dejan de ser ciertos. Nuestra Patria, México, que con sus poco más de 200 años conquistó el derecho a nombrarse libre y soberana, cuenta con muchos de esos episodios históricos. Nos incumbe conocer más que a nadie, nuestra historia y hacer fuerte la memoria; de lo contrario, corremos el riesgo de enfrentarnos en forma recurrente a problemas colectivos que no entendemos, lo cual nos incapacita para construir soluciones en beneficio de nuestro pueblo.

Porque hemos sido partícipes y testigos de la historia, es nuestro deber con la Patria darla a conocer en ésta fecha histórica.”

El compañero Jeremías, en el Tomo IV de la Serie Dignificar la Historia, Toma de Pueblos (1983-1993), en la página 49 nos habla sobre…

“La formación de un Ejército: los primeros contactos.”

Los tres pueblos que hicieron posible el crecimiento de la Organización fueron T****, H**** y M**** antes de 1983.

Mis padres, llamado C**** y mis dos hermanos carnales R**** y M**** de M****. Fundadores. Con ellos tuve la oportunidad de platicar en los movimientos armados y la guerra de Nicaragua, Salvador, Guatemala, que luchan en contra del imperialismo.

Yo les comenté que también nosotros debemos de organizarnos y prepararnos, mis familiares les pareció muy importante comenzando dando clases política y trabajos clandestinos. Contacto directo con el compañero Jorge, él fue el primero en visitar la familia, estuvo varios días, comimos un puerco.

Estando claros porque es necesario una lucha revolucionaria. El compañero Jorge comienza a darnos trabajo con cada cual. A mi papá le dan el trabajo de dar pláticas a los compañeros mayores de 50 a 60 años a los conscientes y a los más consientes, hacer el trabajo de reclutamiento. Y mis dos carnales R**** y M****, reciben la tarea de dar pláticas, situaciones del país, los patrones, los terratenientes, esclavismo, monopolio y hacer trabajo de reclutamiento.

A mí me toca yo Jeremías, e ir en los pueblos y hablar a sus papás los que tengan niños mayores de 10 años para prepararse y estudien y algún día vuelvan a su respectiva comunidad. Se lanzan a los compañeritos Maribel y Jesús de M****. Joel y Manuel de H****. Angélica de T****. A veces se ponen a llorar, también los acompaño cuando me toca hacer el trabajo de enlace y siempre los encuentro en las casas de seguridad, más avanzados y listos. Después de 1983 en M**** ya habían muchos compañeros y compañeras de diferentes edades y una comunidad muy grande en su explosión demográfica. Mi familia toma la responsabilidad de hacer todas las tareas de la organización y los problemas que resolver. A mí siempre me dan la tarea de organizarlos y darles clases políticas formando cuadros o células, y buscar apoyos y materiales despertares entre otros apoyos.

El primer apoyo que recibimos económicamente de parte de compañero Comandante Insurgente en Jefe Germán para la comunidad de M****, quien recibió en sus manos de R**** y M****, con el fin de construir un trapiche para moler caña y fabricar panela o piloncillo o ya sea miel, luego vender o llevar para los compañeros que están en la montaña.”

(…)

Aprendizaje político

Luego en otra cita, me llevaron a su pueblo. Ahí estaba el compañero Frank nos conocimos el me vio muy jovencito, me dio pláticas políticas. Yo no tenía nada de dudas. Me dieron el primer trabajo grande y muy difícil y riesgo es la exploración al Río Negro, me lancé por ahí con cuatro compañeros del mismo pueblo, que son J****, I****, D**** y D****.  Conocer a más compañeros de los pueblos, a los más honestos en todo su carácter de hablar y participación con sus cumplimientos. Conoce todos los caminos, entradas y salidas. Hacer contactos de trabajo de comunidad con otra. Hacer pruebas de alimentos que puedan durar más en las montañas. Construir canoas, cayucos en los ríos y Laguna Miramar, preparando para recibir a los compañeros que vienen de la ciudad trayendo el pensamiento de lucha tanto en el campo como en la ciudad.

El contacto: 17 de noviembre de 1983

Caminamos tres días para ir a recoger a los compañeros en las lomas de Rómulo Calzada, que también le llaman San Juan, ahí termina el camino de terracería.

A los compañeros nos recibieron con abrazos revolucionarios y saludos, Comandante en Jefe Germán, Comandante Elisa, y compañero Rodo. Tres ladinos y tres indígenas, Frank, Jorge y Javier, y nosotros también como indígenas de las comunidades, T**** y H****. Está Jeremías, Juan, Fidencio, Samuel, Isaías, David, Daniel. La marcha continúa al día siguiente, con destino a Chuncerro, pasamos por Sultana con rumbo a Ibarra, Guanal y Plan de Guadalupe. Los compañeros ladinos van calidad de Pemex, uniformados, mis compañeros se regresan con el cargamento de armas y municiones a T***, yo me quedé con los compas en mi regreso me toca el turno de regresar a casa.

Me perdí un día en la montaña y ahí me quedé. Se hizo de noche, sin algo de comer.

En las comunidades nos apoyaban con un poco de alimento por el idioma que tenía Tzeltal y los otros Chol, Tzotzil. Con dos pueblos H**** y T****. Así llegamos en la última comunidad lugar y entrada en la Selva Lacandona (P****). Me toca regresar a casa y también a mis compañeros, …y desde las lomas más altas del lugar, nos ordenan regresar.

“Me dio la facilidad en el trabajo, de conocer a los folletos o Despertar del Pueblo, Despertar Mexicano. Boletín. El Chiltak y temas de liberación. Había una necesidad con todas las comunidades de conocer y saber el por qué los bombardeos de Guatemala, todos preguntaban y nosotros que debemos hacer con ese enemigo de todos y también nosotros de vemos luchar y prepararnos, nos obligó a movernos más con una experiencia y conocimientos de las mismas comunidades que ellas tenían y de cómo hacer éste enlace campesino del uno al otro.”

1983: Primer Contingente Combatientes EZLN

Y ahí, en las lomas más altas del lugar –como relata Jeremías- se realizó la formación militar de los compañeros insurgentes y el compañero Primer responsable de las Fuerzas de Liberación Nacional y Comandante Insurgente Germán quien señaló:

“Hoy, 17 de noviembre de 1983, iniciamos una nueva etapa de lucha, donde podrán llegar los compañeros de los pueblos hasta hacer crecer éste Ejército… llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN.”

En la página 26 del mismo libro, el compañero Frank en su entrevista narra sobre el mismo suceso:

“Pero ¿tu esperaste en el lugar —digamos— en esto de los preparativos en la montaña, o entraste en el camión donde entraron todos, el grupo?

Pues es que mira, más bien tenía yo que servir de guía, de guía porque como el trabajo político lo estaba yo realizando y la relación, el contacto, lo tenía directamente con los compas, entonces por eso casi que mi trabajo fue, cómo guiar a los compas, ir hasta la montaña. Bueno, ya en la montaña, pues ya lo dirigía el Comandante Germán: ”Vamos a subir aquí en este camino”.

Platícame sobre la hora de la llegada de los compañeros… pues más o menos ¿a qué hora llegaron?, ¿bajaron cosas?

Fue en la noche sí, ya entrada la noche nosotros nos trasladamos para llegar al Rio Jataté, en ¿cómo se llama?. Ahí hicimos un campamentito y ahí al día siguiente, es tiempo de lluvia. Sí, noviembre… Ya crecido el río, ¡hasta la chingada. Sí, había que atravesar hasta nadando el río porque los cayucos los arrasaban y porque además como teníamos un contacto ahí directo, había que gritar. Había quien nos podía cruzar, pero como éramos extraños, pues ese era el problema.

Mujeres, ¿iba nada más la compañera Elisa?

 Sí. Ya nos vamos, nos fuimos adentrando. Primero, llegamos a la orilla del Río Jataté, después del río Jataté nos fuimos de la Sultana “arribita”, entre la Sultana y Plan de Guadalupe se llama el pueblito, ahí pernoctamos. Fíjate que no caminamos mucho. No sé por qué. Estábamos muy pesados. Llevábamos mucha carga, bien cansados, ahí quedamos. Ahí nos escondía más o menos el compa ese, el “primo”, y ya estuvimos ahí. Salimos de noche, salimos de madrugada… creo… Sí, porque las comunidades no sabían, sí así es.”

Finalmente la Cra. Comandante Elisa hace un breve análisis de lo que ha sido el constante “subir, siempre subir…  a las lomas más altas del lugar…. y en el primer N.U.P.I. que apareció en 1984, narra lo vivido y lo acontecido a finales de 1983.

“…por todo ello: DE NUEVO ESTAMOS AQUÍ”

Por la Cra. Elisa.

INTRODUCCION.

La noche del 13 de febrero de 1974, nuestro primer responsable -que se encontraba al mando del núcleo guerrillero Emiliano Zapata en la sierra- escuchó por radio la noticia de que la policía había detenido a una pareja de guerrilleros en una casa de seguridad de Monterrey. Temiendo que se tratara de una casa de la organización, el compañero Manuel destacó al Cro. Alfredo para que investigara lo ocurrido, tomase las medidas necesarias para proteger a la organización y, después, se reintegrara al núcleo guerrillero.

 Y desde que salió de la selva llevaba Alfredo ésa que, más que orden era una consigna, una directriz básica para toda la organización: “Volver a las montañas”. Al principio, para reanudar el contacto con los compañeros del núcleo. Después, cuando estos intentos resultaron infructuosos, nuestro inolvidable Alfredo retornó a la selva al mando de un nuevo contingente guerrillero, sin abandonar la esperanza de averiguar lo ocurrido a los otros compañeros, pero ahora con el propósito de proseguir la lucha revolucionaria estableciendo en la selva un nuevo grupo de combatientes. Allá lo sorprendió su muerte, a raíz de la cual se produjo la escisión que nos hizo abandonar otra vez la zona.

Y otra vez, ahora bajo el mando de nuestro compañero Raúl, los militantes más antiguos, y en menor medida los de reciente incorporación, manteníamos esa esperanza, seguíamos fieles a ese principio estratégico. Y aunque el tronco clandestino le brotaban nuevas y vigorosas ramas de organizaciones políticas obreras, campesinas, estudiantiles, el desarrollo de la lucha de clases confirmaba la necesidad de una vanguardia político-militar, con un grupo armado políticamente arraigado en la zona inicial de operaciones. Al avanzar en nuestros estudios teóricos, al profundizar nuestros vínculos con obreros y campesinos, al prepararnos físicamente, al pensar en nuestros compañeros guerrilleros, brillaba en nuestra mente, como una estrella lejana pero inextinguible, la consigna, el sueño, el compromiso: volver a las montañas.

Y volvíamos. Al mando de Raúl nos internábamos en aquellos montes, reconociendo nuestras picadas, saludando en silencio a alguna vieja ceiba, besando agradecidos la plata de algún arroyo que era y no era el mismo que nos había saciado hacía un año, o dos, o tres… Eran exploraciones de práctica: los novatos aprendieron a usar la brújula, a cazar, a hacer fuego, a preparar emboscadas, a amar intensamente esas montañas, ese aire purísimo que al emprender el regreso a la ciudad parecía susurrar entre el follaje: “vuelvan, compañeros; aquí estaremos esperando…”

Y ahora, culminando una dura etapa de trabajo político y organizativo, avanzando trabajosa pero firmemente por el camino donde cayeron Ruth y Mario, hace poco hemos vuelto, esta vez para quedarnos. Con nuevos compañeros, con guerrilleros campesinos, con apoyo político de los pobladores, con una sólida infraestructura logística, con una modesta pero eficaz organización nacional.

Compañeros Manuel, Alfredo, hermanos del núcleo “Emiliano Zapata”: ¡De nuevo estamos aquí!

Hace algunos años sobre alguna de las brechas que entran en la selva chiapaneca, hicimos contacto con dos compañeros quienes rápidamente nos ayudaron a internarnos entre la maleza. Era de noche y lloviznaba, nos incorporábamos a partir de ese momento, al grupo que realizaba trabajo de exploración en la zona.

Muy poco después se disipó la emoción de las botas y el aire romántico que nos hizo insensibles a los anunciados primeros piquetes de mosquitos… y después de la primera caminata, hasta la belleza del paisaje. En el primer descanso en que nos dedicamos a parchar ampollas me daba vueltas en la cabeza la idea de la lucha como una ineludible, penosa, fatigante necesidad y no como una opción alegremente elegida.

Unos 5 días después llegamos al campamento donde estaban el resto –bastante reducido por cierto—de los compañeros. Esa tarde del 5 de Agosto de 1976 recordamos el nacimiento del compañero Salvador con una emoción muy especial.

Durante los días que siguieron los compañeros nos enseñaron a cazar, a orientarnos con brújula, a hacer pequeños levantamientos topográficos, a instalar nuestros techos y hamacas. Decían, y no como un cumplido, que habíamos aprendido muy pronto comparado con lo que ellos tardaron en aprender. En general nos adaptamos rápido físicamente, aún cuando no escasearon las ampollas y los desarreglos intestinales, poco a poco nos fuimos integrando al grupo, asumiendo cada vez con mayor amplitud sus tareas, si bien siempre nos tuvieron ciertas consideraciones, a la hora de mover carga, a las mujeres –unos 5 kg. menos que a los demás-.

Los compañeros habían llegado 11 meses antes que nosotros y habían batallado mucho más para adaptarse, no que fuesen menos hábiles, al contrario, sino porque no habían tenido maestro, ni experiencia previa. Estaban probando, desde los equipos hasta la propia resistencia física, tanto como la consistencia moral e ideológica de algunos compañeros. Conocían muy poco el terreno y sólo conocían en el mapa.

Durante los primeros días de su llegada, literalmente tropezaban con los pueblos indígenas de la zona; provocando, no pocas veces con su sola presencia el terror y la desbandada de algunos campesinos. Seguramente tenían una apariencia patibularia para quienes no los conocieran, a mí me parecían feos. Lo malo fue que no faltaron las denuncias a las autoridades; solo que éstas se hicieron… sordas, como siempre que los campesinos se dirigen a ellas.

Cuando nosotros llegamos todavía evitábamos el contacto con los habitantes de la zona. A veces, éste se producía por casualidad, pero siempre tratábamos de eludirlo. Eso sí, soñábamos con el día en que haríamos alguna labor con los campesinos, pero ese día se veía lejano, dependiente de factores que a veces se antojaban míticos: el inicio de la lucha, o el reencuentro con Manuel.

Teníamos todos una fe ciega en las masas. Ciega de verdad, así la vemos ahora, en el mejor de los casos “casi religiosa” … porque por entonces, de las masas, ni sus luces. Y la verdad es que en la selva la “fe” de los menos politizados se desmoronaba en ocasiones. Hubo una que otra deserción, pedidos de cambio a la ciudad, bajas.

Pero la determinación de los que quedábamos se reafirmaba cuando en los encuentros casuales con los campesinos que arrastraban 20 kilómetros su hambre para ir a recoger un racimo de plátanos a un pueblo abandonado, constatábamos la indignada sorpresa con que acogían la noticia de una nueva devaluación. -“Tal vez las cosas se compongan en el próximo sexenio”-, les dijimos provocadoramente, -“Pues ya pueden acabarse de descomponer de una vez”-, nos contestaron. Y se reafirmaba también, cuando airadamente constatábamos la presencia en la zona de Norteamericanos en “entrenamiento de sobrevivencia”, para recordar, por si se nos olvidaba, al enemigo preparando constantemente mercenarios para agredir a los pueblos.

Once meses después, circunstancias ajenas a esta determinación nos hicieron suspender temporalmente los trabajos exploratorios.

Emprendimos otros, en otras regiones, y luego regresamos a la selva muchas veces, pero ya no a explorar, ni a quedarnos, sino en cortas jornadas de entrenamiento militar. Estas eran a veces bastante cortas, e informales –especialmente cuando se invitaba a militantes urbanos, o colaboradores no acostumbrados a caminar, ni a la disciplina-, pero a veces eran más prolongadas e intensas. Y coincidieron con las maniobras del ejército burgués.

De cualquier manera estas jornadas servían para darse idea del lugar donde los compañeros mejor podían ubicarse. Le servían a ellos y a la D.N. 

Quién sabe si los campesinos de la zona hayan insistido en denunciarnos, pero ya no se asustaban al vernos, nos saludaban muy sonrientes cuando pasábamos, enseñando los dientes que les faltaban. Nos deteníamos, en el tan esperado contacto con los campesinos. Se realizó en la ciudad primero, antes de que fuéramos a su pueblo; pero esto ocurrió en otra zona del vasto territorio nacional.

Y esa historia es ya conocida: empezaron por pedir entrenamiento militar, les demostramos que el asunto requería dedicación y tiempo, y empezaron a militar en sus pueblos, luego algunos de ellos fueron a vivir a nuestras casas, primero como semiprofesionales y como profesionales después. Algunos vinieron, como los demás militantes no campesinos, a los entrenamientos. Elegimos, descartamos, propusimos y de nuevo estamos aquí junto a ellos.

Solo que ahora, pensamos, será más tiempo. Porque los compañeros de origen campesino que nos acompañan no son la única diferencia respecto a épocas anteriores.  Sin mencionar la agudización de la crisis económica y esas pamplinas, y que esperamos, ha quedado una más sólida estructura con los compañeros de las ciudades; ahora los campesinos no los militantes, sino los que son todavía campesinos, pero ya saben de nosotros y colaboran o simpatizan con nuestra lucha, están más cercanos a nosotros, ideológicamente, sobre todo.

Es cierto que llegaron tarde, pero esto no es ninguna metáfora, sino la verdad, se retrasaron unas dos horas el día que llegamos. Llegaron corriendo, con pantalones cortos, todos remendados, para aligerarse. El zapato de uno de ellos se había roto y eso le produjo ampollas al compañero –minúsculas, con las de nosotros que solemos caminar-, por eso se retrasaron.

Esta es época de lluvias aquí pero ese día, como lo pronosticaron ellos no llovió, así es que después de comer un poco de atún que llevábamos, con sus tortillas nos acomodamos por ahí, sin poner los techos y dormimos. Al otro día tampoco llovió, ni los siguientes, lo cual facilitó la marcha, empezamos a caminar, guiados por ellos, luego de distribuir la carga. Distribuir la carga significó cargar con nuestros equipos personales y pasarles a ellos las cosas pesadas –casi todo—para tratar de ir a su paso. Sin conseguirlo, por supuesto.

Así resulto que comparada con las anteriores esta entrada fue casi un paseo –recuerdo otra ocasión en que vinimos, una ampolla de Isma le gastó la mitad del talón y tardó un mes en cerrarle. Ahora me di el lujo de enfermarme, un compañero campesino también-, de cosas que jamás nos aquejaron aquí, gripa, y una que casi termina en neumonía, sin que afectara mayormente la actividad del grupo. No todas las novedades tenían que ser buenas; pero en la cacería nos fue bien. Las tortillas a la hora de comer nos pusieron de lo más optimistas. Antes no era raro que camináramos 20 kilómetros diarios varios días seguidos, que pasáramos el tiempo explorando –todos usábamos brújulas de buena calidad-, que leyéramos dos libros en un año, o que el grupo se viera limitado a cuatro y hasta tres compañeros –claro, uno de ellos era Alfredo—sin que aflojara sensiblemente el ritmo, ni la productividad del trabajo.

Ahora necesitamos limitar las jornadas de trabajo ambulatorio porque es más importante estudiar más, atender desde la educación formal de los compas –matemáticas, geografía, todo eso-, hasta sus estudios políticos. Eso quiere decir también cargar con materiales: libros, cuadernos, plásticos más grandes, lámparas, etc. que antes no necesitábamos.

Como los trabajos se diversifican, y a ello contribuye también el endurecimiento del cerco militar sobre la zona, que ya no es solo teórico, aunque si meramente profiláctico dada la vecindad centroamericana, necesitamos ser más para realizarlos.  Confiamos en los campesinos que llegan, que llegan, y llegarán para realizar muchos de ellos. Pero lo que se percibe cada vez más, con mayor claridad, es la necesidad de la presencia de los obreros aquí. Bueno… de algunos. De la dirección proletaria, pues. Pueden no tener callos en las manos si su ideología es la de la clase obrera. Esto es para tomarlo en serio, esta lucha necesita también aquí, y esta no es ninguna novedad, ser dirigida por OBREROS Y CAMPESINOS y ahorita necesitamos formar esa dirección… por todo ello: de nuevo estámos aquí. “

(…)

2023, año 40 de la fundación del EZLN por las FLN

¡Vivir por la patria o morir por la libertad!

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.




Denuncia de agresiones físicas, violencias y amenazas a la Central de Estudiantes Universitarios.

Reproducimos algunos puntos e imágenes de pantalla a sus celulares de la DENUNCIA recibida en nuestra redacción a Estudiantes Universitarios por parte de un grupo que emplea métodos contrainsurgentes, auspiciado por la Dirección de la FCPyS, para hacer contrapeso a la Central de Estudiantes Universitarios. Aquí la amenaza:

La mafia universitaria busca reimpulsarse en el escenario político nacional, previamente a las elecciones de 2024, utilizando como trampolín a la UNAM. Esta facción se caracteriza por su intransigencia y especialización en tácticas de control, infiltración e instrumentalización de movimientos.

Los paros, tomas o cualquier manifestación, pueden ser herramientas importantes de lucha cuando se emplean de forma seria, organizada, democrática y autónoma. Recuperemos el debate de ideas, reforcemos la organización del estudiantado.

Como su nombre lo indica, se trata de un grupo que emplea métodos contrainsurgentes, auspiciado por la Dirección de la FCPyS, para hacer contrapeso a la Central de Estudiantes Universitarios. Actualmente cuenta con múltiples denuncias, formales y públicas, por violencia machista y de diversa índole.

Aunque la exigencia de renuncia de Carola García, fue aprobada por la Asamblea General de Estudiantes el 5 de septiembre de 2022, las agrupaciones de “activistas” incumplieron tal acuerdo y no se integró al pliego.

HECHOS:

Agresiones fisicas, violencias y amenazas cometidas, aproximadamente a las 21:00 h de este 26 de octubre, contra compañeras de nuestra organización, perpetradas por integrantes de los grupos “Conciencia y Libertad” y “Central Okupa/La madriguera”, así como los actos de hostigamiento que han estado realizando contra integrantes del Comité, desde años pasados.

Es claro que estos hechos evidencian la táctica de las autoridades universitarias, en un intento fallido por intimidar y desmovilizar a quienes no pueden controlar ni comprar.

Comité Estudiantil FCPyS UNAM

Nota: Puede revisar la DENUNCIA completa en:

https://www.facebook.com/100069253627756/posts/pfbid09wEAD93iDtfZMYkLVq2meEkm3hQmeFKFBdGdxeFpc2J8e2uN1EmxY1isGQpN4SYol/?mibextid=Nif5oz




¡Chicomuselo está de luto!

Con profundo dolor recibimos en nuestra redacción, comunicado de los compañeros del Municipio de Chicomuselo, denunciando el asesinato del Prof. José Artemio López Aguilar quien participó como orador en la pasada Marcha del día 12 de octubre del 2023 por la paz y contra la narcoviolencia.

Aquí el comunicado:

Chicomuselo Chiapas México, a 21 de octubre de 2023

A los medios masivos de comunicación

Al pueblo en general:

COMUNICADO

Chicomuselo está de luto.

Con profunda indignación, rabia, coraje, anunciamos que el día de hoy amanecimos con la noticia del cobarde asesinato de nuestro compañero Prof. José Artemio López Aguilar

Los asesinos llegaron como llegan los cobardes, refugiados en la oscuridad, con alevosía torturaron a nuestro compañero frente a su esposa y sus hijos. Esta reacción es sin duda a la movilización de miles de almas que hartos de la violencia del crimen organizado y hartos de la indiferencia del gobierno de López Obrador y Rutilio Escandón al hacerse los ciegos y sordos de todo lo que acontece en nuestras tierras decidimos salir a manifestarnos.

Como comunidades, ejidos, barrios y pueblo en general nos preguntamos:

¿Qué espera el gobierno para actuar?

¿no pueden?

¿Es cómplice?

¿Espera el gobierno a que el pueblo se arme ya harto de tantas injusticias y confronte a los que al Estado se supone corresponde combatir?

¡!!Estamos indignados!!! Nosotros no somos, no estamos y no estaremos nunca del lado de ningún grupo que promueva la violencia. Seguiremos promoviendo la PAZ con justicia, seguiremos promoviendo la defensa de nuestro territorio, seguiremos defendiendo nuestro derecho a la vida.

Prof. José Artemio Aguilar,

¡¡¡Vive!!!, la lucha sigue!!!




“Imposible encarcelar a dos millones de personas sin esperar un precio cruel”

Gideon Levy sobre Gaza

Reproducimos para interés de nuestros lectoras y lectores, una columna publicada este domingo en el diario israelí Haaretz escrita por el periodista israelí Gideon Levy a propósito de la escalada guerrerista de Israel sobre la Franja de Gaza.

Detrás de todo esto está la arrogancia israelí. Pensamos que tenemos permiso para hacer cualquier cosa y suponer que nunca pagaremos, ni seremos castigados. Y pensamos que seguiremos y nada nos interrumpirá. Arrestaremos, mataremos, abusaremos, despojaremos, protegeremos a los colonos y sus pogromos, iremos a la tumba de José, a la tumba de Ot’niel, al altar de Josué, todo en los territorios palestinos, y por supuesto al Monte del Templo —más de 5.000 judíos sólo en Sucot—. Dispararemos a inocentes, les arrancaremos los ojos y les destrozaremos la cara, los expulsaremos, expropiaremos, robaremos, los secuestraremos de sus camas, los someteremos a limpieza étnica y, por supuesto, continuaremos con el increíble asedio a Gaza. Y supondremos que todo seguirá como si nada.

Pensamos que con la construcción una super barrera alrededor de la Franja de Gaza, cuyo muro subterráneo costó tres mil millones de shekels, con eso ya estábamos a salvo. Confiamos en que nos avisarían a tiempo los genios del 8200 (unidad de escuchas de inteligencia militar) y los miembros del Shin Bet, que lo saben todo. Pensamos en moveríamos medio ejército de las cercanías de Gaza a Hawara sólo para proteger las locas travesuras de Zvi Sukkot y los colonos, y todo saldría bien, tanto en Hawara como en Erez. Resulta que cuando existe una gran motivación el obstáculo más sofisticado y costoso del mundo puede ser atravesado hasta por una simple excavadora y con relativa facilidad. Se puede cruzar ese altanero muro con bicicletas y scooters, a pesar de todos los miles de millones invertidos en él y a pesar de todos los expertos y con sus contratistas enriqueciéndose. Pensamos que seguiríamos acosando a Gaza, arrojándole algunas migajas de bondad en forma de algunos miles de permisos de trabajo en Israel —una gota en el océano, y además siempre están condicionados a un “correcto comportamiento”— y aún así supusimos que los seguiríamos mantenimiendo como en una prisión.

Pensamos que haciendo las paces con Arabia Saudita y los Emiratos, los palestinos serían olvidados, hasta ser borrados, como les gustaría a muchos israelíes. Seguiríamos reteniendo a miles de prisioneros palestinos, incluidos prisioneros sin juicio, la mayoría de ellos prisioneros políticos, y aun así no aceptaríamos discutir su liberación, incluso después de décadas en prisión. Les diríamos que sólo por la fuerza sus prisioneros verán la libertad. Pensamos que seguiríamos rechazando con soberbia cualquier intento de solución política, simplemente porque no nos conviene hacerlo, y pensamos que seguramente todo seguiría así para siempre. Una vez más se demuestra que no es así. Varios cientos de militantes palestinos atravesaron el alambrado e invadieron Israel de una manera que ningún israelí imaginó que pudieran. Unos cientos de militantes palestinos demostraron que es imposible encarcelar a dos millones de personas para siempre sin que ello suponga un precio cruel. Así como ayer la humeante y articulada excavadora palestina derribó la valla, la más sofisticada de todas las vallas, también desgarró el manto de arrogancia de Israel. Y también destrozó la idea de que basta con atacar y desmantelar Gaza con drones suicidas y venderlos a medio mundo para mantener la seguridad. Israel vio ayer imágenes que nunca había visto antes: vehículos militares palestinos patrullando la ciudad, ciclistas de Gaza entrando por sus puertas. Estas imágenes deben rasgar el velo de la arrogancia. Los palestinos de Gaza decidieron que están dispuestos a pagar cualquier precio por una chispa de libertad. Pero… ¿Tiene esto algún potencial? No. ¿Israel aprenderá la lección? No. Ayer, ya se hablaba de borrar barrios enteros de la ciudad de Gaza, de ocupar la Franja de Gaza y de castigar a Gaza “como nunca antes se había castigado”. Pero Gaza no ha dejado de ser castigada por Israel desde 1948, siquiera por un momento. Más de siete décadas de abusos, y otra vez, lo peor está por venir. Las amenazas de “aplanar Gaza” sólo prueban una cosa: no hemos aprendido nada. La arrogancia llegó para quedarse, incluso después de que Israel, otra vez, paga un alto precio.

Benjamín Netanyahu tiene una gran responsabilidad por lo sucedido y debe pagar los costos, pero la cuestión no comenzó con él y no terminará después de su partida. Ahora debemos llorar amargamente por las víctimas israelíes; pero también tenemos que llorar por Gaza. Gaza, la mayor parte de sus residentes son refugiados creados por Israel. Gaza, la que nunca conoció un solo día de libertad.

Fuente. La Izquierda a Diario

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos