1993-2023 – 30 años

Recibimos documento del Comité Central del Partido Fuerzas de Liberación Nacional, que transcribimos íntegro como Editorial de Enero del año 2024.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.

Editorial Enero, 2024

“1993-2023: 30 años”

En ésta misma página –años atrás- escribimos que en nuestro país, el 1º de enero de 1994 “se enfrentaron dos visiones de sociedad. Por un lado, un octogenario y caduco sistema de múltiples partidos y fuerzas políticas que ha ofrecido y aplicado una política de pobreza para la mayoría, sostenido por la militarización de la sociedad que por décadas sólo ha producido miedo, muertes, torturas y desapariciones forzadas de nuestros hermanos mexicanos”, y por el otro lado, estábamos “quienes por convicción aspiramos a una sociedad incluyente -en más de un sentido-“, y que buscaba la reconstrucción del país para que éste despertara del “letargo” en que se encontraba.

Este enfrentamiento político, y desde luego militar, quedó sin resolver y es una tarea revolucionaria pendiente que nos ocupa día tras día. Muchas cosas de la política mexicana han cambiado a partir de esa fecha, pues el levantamiento ayudó, sin duda alguna, no sólo a visibilizar el olvido en que se encontraban los indígenas y otros sectores y clases de todo el país, sino también a poner al descubierto y a la defensiva a un sistema de gobierno caduco.

Es importante recordar, que a finales de enero de 1993, delegados y delegadas de todo el país, provenientes de comunidades rurales y urbanas (electos en sus propios colectivos), convocados por la Dirección Nacional de las FLN, conformaron la Asamblea del Primer Congreso de la organización ahora ya transformada en un Partido Revolucionario. Éste se realizó en un pueblo de la cañada marcada por el imprescindible Rio Jataté en Chiapas, y por unanimidad, después de valoraciones políticas, económicas e históricas, el Partido Fuerzas de Liberación Nacional decidió el inicio de la guerra y ordenó a todas las estructuras partidistas prepararse para ella.

Este levantamiento de pueblos, comunidades y militantes organizados era resultado de la acumulación de 25 años de trabajos político-militares en todo el país; desde la creación de una estructura clandestina nacional con participación sustancial de militantes profesionales y urbanos (cuadros del partido), al establecimiento de redes de avituallamiento, la creación de frentes de combates en diferentes partes del país y la instalación de talleres de imprenta, armería, costura y salud a través del esfuerzo y la participación de las y los militantes de las FLN.  También creamos organizaciones intermedias de obreros, campesinos, mujeres y maestros, entre otras.

El avance de la estrategia revolucionaria era evidente, aún a costa de diferentes episodios donde perdimos a valiosos compañeros y compañeras, como también propiedades, armas, vehículos (1971, 1974, 1977, 1980 y 1983).

Muchos trabajos revolucionarios del PFLN y situaciones históricas tuvieron que pasar para crear las condiciones políticas, militares, estratégicas y tácticas para que el levantamiento fuese posible, pero hay personajes que dicen que lo sucesos ocurridos ese 31 de diciembre de 1993, hace 30 años, fue resultado de esfuerzos espontáneos, sólo de trabajos regionales y locales, o sólo de nuestros compañeros de las comunidades indígenas en el sureste mexicano, o sólo de la labor realizada en unos cuantos años, o sólo hecho por algunos superhombres. ¡Ellos mienten!

Esta “distorsión intencional” niega lo evidente: que sólo una organización revolucionaria nacional con décadas de esfuerzos revolucionarios clandestinos, colectivos y disciplinados, fue la responsable, con errores y aciertos, de lo sucedido hace 30 años. Además, erróneamente, esa distorsión forzó una narrativa de que sólo era una guerra contra el olvido de las comunidades indígenas mexicanas, cuando en realidad fue el inicio de una lucha de liberación nacional de y para todos los sectores de trabajadores y clases sociales mexicanas explotadas y marginadas. Todo esto lo pueden encontrar en los Cuadernos de Trabajo “Dignificar la Historia” publicados por la Editorial Casa de Todas y Todos, en donde nuestra organización transparentó e hizo público parte del archivo histórico.  

A 30 años de distancia de ese suceso, que ahora es parte de la historia de México, es necesario hacer algunas reflexiones sobre el impacto, implicaciones y lecciones de las decisiones y acciones tomadas por la Asamblea de Delegados del Partido Fuerzas de Liberación Nacional, sobre todo para tratar de entender lo que sigue en esta lucha por un cambio revolucionario en México.

Primero. Que el objetivo político primario del levantamiento armado del PFLN era, -y sigue siendo- inspirar y “contagiar” a todos los sectores explotados, marginados y olvidados de TODO México, a integrarse a un movimiento revolucionario amplio que llevase al cambio radical de las relaciones de clase y de poder, y con ello construir una sociedad mexicana justa, igualitaria, y democrática donde los valores de desarrollo económico, social, político, cultural e ideológico fueran marcados por el bien común y no por los deseos del capital nacional o imperial.

Segundo. Que si bien era cierto que el levantamiento en ese momento fue evidentemente armado, con la toma de pueblos y cabeceras municipales en el sureste y otras acciones en el centro y norte del país –como labores de distracción-, el llamado del PFLN era sobre todo político-organizativo, donde la apuesta era que otros sectores se integraran a construir con múltiples formas de lucha y de organización al movimiento que empezaba (huelgas, paros, marchas, rebeliones y resistencias).

Tercero. Las y los militantes del PFLN teníamos muy claro y estábamos conscientes, que la etapa de lucha que iniciaba el 31 de diciembre de 1993 sería larga y difícil, en donde dejaríamos lo mejor de nuestro ser revolucionario, y que muchos no veríamos el resultado de tales decisiones y acciones. Que lo que comenzaba en esos días tendría que ser continuado y concluido por otras generaciones de jóvenes revolucionarios mexicanos.

Este 2024 es nuestro deber recordar, como cada año, a nuestras compañeras y compañeros caídos, heridos, torturados y presos por décadas de antes y después de 1994. En el año 2004 se dio a conocer la lista oficial de 46 compañeros caídos en los combates de 1994; entre ellos, Francisco Gómez Hernández, Compañero Comandante Hugo, y el Co. Subcomandante Insurgente Pedro, militante de las FLN desde 1979, consciente siempre de su actuar hasta el día de su muerte. 

Nuestra lucha no se detuvo; en los hechos, la Declaración de Guerra hecha al poder ejecutivo y al ejército del estado mexicano, aprobada un año antes por los compañeros en el Primer Congreso del PFLN, se inició el 1 de enero de 1994 y sigue en pie.

Con estas y quizás otras valoraciones y reflexiones no escritas o dichas, las y los actuales militantes del Partido Fuerzas de Liberación Nacional no vemos el aniversario de los 30 años del levantamiento revolucionario como una mera fecha de celebración, –lo cual sin duda haremos-, sino como un momento de reafirmación de nuestro compromiso de lucha revolucionaria, un recordatorio de la responsabilidad política y moral que nos dejaron nuestros compañeros y compañeras caídas o desaparecidas, y de no olvidar que hoy, 31 de diciembre de 2023,  30 años después, la lucha por la liberación nacional y el cambio social sigue, aun con más fuerza e intensidad y la invitación a todas y todos, es a retomar la frase que siempre ha dado sentido político al levantamiento armado de aquel primero de enero: ¡YA BASTA!.

31 de diciembre del 2023

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Partido Fuerzas de Liberación Nacional




“30 Aniversario”

Editorial Diciembre, 2023

En la imágen, Cra. Rosita y Cra. Murcia.

Con más de 50 años a cuestas, hoy nos toca escribir ésta efemérides de cierre de año. Normalmente se hace un recuento de lo vivido en estos 12 meses, pero el próximo año será especial, ya que celebraremos los 50 años de la expulsión de los extranjeros acampamentados en la ribera norte de la Laguna del Ocotal, en el municipio de Ocosingo Chiapas, en el año 1974. Dichos espías se entrenaban en sobrevivencia en terrenos selváticos, y fueron expulsados por nuestros compañeros. Es quizá, uno de los últimos acontecimientos históricos frente al intervencionismo en México, y debe ser conocido como un acto patriótico.  Si las condiciones lo permiten, el próximo año develaremos un monumento histórico que señale el sitio y los nombres de nuestros compañeros.

Hoy recordaremos el nacimiento de 2 compañeras que nos ayudaron con sus vidas incansables y fecundas a salir adelante desde los primeros días de lucha clandestina, se trata de la compañera Murcia, primer compañera en ser reclutada, y la compañera Rosita, que representaba el cariño de la madre mexicana a sus hijos, que en esos tiempos eran los integrantes del núcleo guerrillero, también en diciembre era el cumpleaños del compañero Gonzalo, fundador de nuestra organización en 1969, y como notas tristes, es en diciembre el mes del fallecimiento por causas naturales de nuestra compañera Camelia, que por muchos años fue el enlace por internet de todos ustedes, y de otra querida compañera que falleció en diciembre fue María Jiménez, activista avecindada en los Estados Unidos, vaya a todas y todos estos compañeros, nuestro respeto.

Sobre recordar a nuestros compañeros caídos o desaparecidos, decía Mario, “Mario grande” en 1980 … ….”su ausencia es presencia; los compañeros caídos –o desaparecidos– representan ahora un factor de unidad; son el lazo que nos liga con el pasado, con la historia de la organización, son el acicate que nos impulsa al futuro tomando su ejemplo para continuar la obra que ellos impulsaron y que no pudieron ver avanzar por haber sacrificado su existencia para que ella, la organización, viviera”.

Son compañeros que se destacaron por su honradez, sencillez, modestia, disciplina y gran espíritu de trabajo.

Para entender lo que se vivía en cuanto a la represión en México presentamos escrito en X (antes twiter) de la historiadora Adela Cedillo, de una investigación que hizo en torno a la inhumación de nuestros compañeros, asesinados en Nepantla, México en 1974.

Por último, incluimos la fotografía del yate Granma, con el cual se inicia la liberación de Cuba por los guerrilleros encabezados por el comandante Fidel Castro el 2 de diciembre de l956.

¡Patria o Muerte!, Venceremos.

“En este hilo voy a narrar la historia de cómo encontré los registros de cinco personas desaparecidas por el ejército en el panteón civil de Dolores de la CDMX. Sus nombres: Dení Prieto Stock, Carmen Ponce Custodio, Anselmo Ríos Ríos, Mario Sánchez Acosta y Alfredo Zárate Mota.

Se trataba de guerrilleros pertenecientes a las Fuerzas de Liberación Nacional, que vivían en una casa de seguridad en Nepantla, Edomex. La casa fue entregada bajo terribles torturas por los también militantes Napoleón Glockner y Nora Rivera.

El ejército tomó la casa de Nepantla haciendo uso desmedido de la fuerza. Acá hay una descripción completa de la masacre que tuvo lugar el 14 de febrero de 1974:

https://www.laguerrasuciamx.com/2009/02/nepantla-35-anos-de-olvido-y-silencio.html

La primera persona que entrevisté al respecto en 2003 fue Luis Prieto, tío de Dení. Él me contó que un día de 1981 le llegó un oficio diciéndole que fuera a recoger los restos de su sobrina en el panteón Dolores porque ya los iban a remover. Él logró hallar la tumba y los restos.

Me dijo que sabía que eran los huesos de Dení porque eran de estatura pequeña y todavía tenían cabello, que correspondía con su color. Sin embargo, la tumba no tenía nombre, ¿cómo pudo llegar a ella? No lo recordaba.

Cuando fui al panteón Dolores pedí los registros de los sepultados el 15 de febrero de 1974 pero para mi sorpresa alguien había arrancado esa hoja. El empleado del panteón me dijo que tal vez estarían en un libro que llaman “el burro” donde se registraban todos los ingresos.

Bingo! Si, ahí estaban los registros del 15 de febrero de dos mujeres y tres hombres enterrados como desconocidos en cajas de corte en una parte del cementerio muy recóndita. Esto profundizó el misterio. Si nadie sabía sus nombres, ¿cómo es que Luis Prieto pudo llegar a Dení?

Era imposible que alguien del panteón le mandara un oficio y además aquella parte del cementerio era usada exclusivamente para los cuerpos sin reclamar. Alguien del gobierno tuvo que haberle revelado a Luis la verdad y él quizá ocultó su identidad para protegerle de represalias.

Le pedí a un panteonero que me llevara a donde estaban esos restos. La ubicación exacta de las fosas era: 5ª clase, lote 53, línea 11, sepulcros 8, 16 y 17 para los hombres, y 14 y 11 para las mujeres. Yo sabía que tres osamentas debían seguir ahí, pero no las de Alfredo y Dení.

Alfredo Zárate había tenido un amigo que trabajaba en el gobierno del Distrito Federal sólo por esa conexión su familia pudo recuperar sus restos del panteón Dolores, en circunstancias muy dramáticas, intimidados por Miguel Nazar Haro.

El panteonero y yo recorrimos el terreno de la quinta clase alrededor de 45 minutos. Él llevaba décadas trabajando en el lugar. Era una zona muy descuidada que parecía casi un basurero. Me encontré un monedero que tenía 50 pesos y se lo di al panteonero. Él me dijo “aquí es”.

Esto lo narro porque son el tipo de cosas que a uno como escéptico le ponen los pelos de punta. Incrédula le dije –¿Aquí es qué? El lote 53. ¿Está seguro? Sí, aquí es. Pero no van a poder sacar las cajas. Aquí echaron mucho cascajo del temblor del ’85, incluso vigas y trabes.

Perturbada por la escena, le dije que si conocía a otro panteonero al que al que le hubiera tocado estar desde aquellos años y por fortuna sí lo conocía y lo fuimos a buscar a la entrada. Este panteonero también me sumergió en una escena surrealista. Él dijo que se acordaba de ese caso.

Según el, dos mujeres blancas de clase acomodada, madre e hija, iban a visitar las tumbas de las que le pregunté, dejaban flores y a veces le hacían la plática. No muy segura de que se tratara del mismo caso, quise averiguar si sabía más detalles. Lo único que me confirmó es que, en efecto, el ejército había enterrado ahí los cadáveres. No recordaba nada más o no me quiso decir más. Yo tenía contacto con las familias y quise hacer gestiones para recuperar los cuerpos, pero en el panteón me dijeron que era imposible por el tiempo transcurrido y por el lugar.

En aquellos años estaba activa la Fiscalía Especial, pero desgraciadamente el titular era Ignacio Carrillo Prieto, quien por su parentesco con Dení se abstuvo de investigar su caso. Fue una cosa terrible para una masacre que podía documentarse perfectamente y llevarse a juicio.

Le comenté a mis conocidos del Comité ’68 mis hallazgos. Ellos habían demandado a Echeverría por genocidio y no podían hacer públicas sus investigaciones, pero informalmente me comentaron que los desaparecidos de la masacre de Tlatelolco también pudieron haber sido enterrados ahí.

El Comité ’68 había ubicado varios sitios usados para desaparecer gente, lamentablemente Raúl Álvarez Garín falleció y no supe qué pasó después con toda esa información que él recopiló durante años. La FEMOSPP y la PGR no le dieron seguimiento a éstas pesquisas.

La única institución que me hizo caso fue la Comisión Nacional de Búsqueda, que pese a sus problemas presupuestales, ha operado con profesionalismo.  Mi experiencia directa e indirecta con otras instituciones que trabajan el tema. SEGOB, FGR, CEAV, etc. No ha sido la mejor.

Yo le dije a la CNB que si los desaparecidos de Tlatelolco y de Nepantla habían sido enterrados en esa sección del panteón Dolores, seguramente otros guerrilleros también fueron inhumados ahí.

La CNB investigó por su cuenta y así es como encontró que también miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre habían sido enviados ahí. En los registros del panteón han encontrado, además, los nombres de cientos de personas reportadas como desaparecidas.

Celebro estos logros por las familias de los desaparecidos, por la memoria histórica, por la lucha por la verdad y la justicia y porque lo logrado ha sido no gracias a ningún gobierno sino a pesar de todos los gobiernos.

Reconozco a los historiadores de la CNB involucradas en estas labores, sé que han trabajado con profesionalismo y sin buscar los reflectores. Los resultados están a la vista.

Aclaro que un nunca supe la identidad de las mujeres que presuntamente visitaban la tumba de Dení. En su familia todos son consistentes en negar que supieran donde fue enterrada. Luis Prieto cometió el error de cremar sus restos, nunca sabremos si eran los de Dení o no.

La última nota surrealista del tema es que Dení Prieto es prima de Rodrigo Prieto, el famoso cinematógrafo de varias películas hollywoodenses, incluida Barbie. Rodrigo ha comentado su interés en hacer una serie basada en la historia de Dení.”

(Fin del X (antes twiter).

Imágen del yate Granma

Nuevos barcos han partido ya a los mares turbulentos de los mundos que se transforman en cada país, cada tierra, cada pueblo y ciudad, en cada paso que la memoria resurge en futuros que se trabajan, luchan y defienden ante los nuevos imperialismos y colonialismos que la humanidad padece.

Y como memoria digna que aspira al futuro podemos decir que es en el ejemplo digno de nuestros compañeros y nuestras compañeras, como Dení, que no son moneda de cambio ni apuesta, sino como ejemplo, congruencia y valentía. Por ello recordar es mirar a futuro y coherencia hoy, por eso mes a mes y año con año miramos atrás y adelante, a los lados miramos, y vemos el horizonte que marcan nuestras y otras tierras, otros pueblos y los nuestros que luchan por la liberación y el derecho de vivir en paz.

Grupo editorial de la casa de todas y todos.

Diciembre, 2023.

Año 30 del levantamiento armado y de la Declaración de Guerra de la Selva Lacandona.