Rosario, 2 años…
Recibimos del Comité !Eureka! la siguiente comunicación, misma que publicamos íntegra, y nos solidarizamos con su justa exigencia….
Hace dos años, en la madrugada del 16 de abril, Rosario Ibarra se despedía de la vida, después de 15 días de dolorosa agonía, conociéndola, tal vez diría, que más dolorosos fueron los 47 años de angustia e incertidumbre causados por el secuestro, tortura y desaparición de Jesús.
Pero ella ya no está, como muchas de sus compañeras de lucha a las que se les fue la vida exigiendo libertad para los suyos y Justicia. “No buscamos conmiseración, ni lástima”, -decía-. “Buscamos saber la verdad, ¿dónde están? ¿Qué hicieron con ellos?, sabemos a dónde los llevaron vivos, quiénes se los llevaron y por órdenes de quienes. Algunos fueron vistos en las celdas de tortura de las prisiones militares por compañeros que fueron liberados”. En su momento se hicieron las denuncias necesarias, en la entonces Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Gobernación, en la ONU y Amnistía Internacional y en muchas más.
El ejecutivo federal conocía y sabía todo esto antes de iniciar este gobierno, pero la exigencia de años de Rosario y el Comité ¡Eureka! de saber de sus hijos y familiares y recibir justicia, no se ha dado.
La Comisión de la Verdad creada por decreto, sólo sirvió para que sus supuestos investigadores pongan un punto más en sus curriculum académicos, se fueran a farolear por Europa a hacer investigaciones de interés personal o consigan chamba en programas periodísticos desde donde poder curarse en salud y dar pretextos por la tarea no cumplida y atacar embozados en un falso velo de paladines de la justicia, o lo más grave e importante para nosotros, para que se sesgue hacia un final incierto (investigación de los vuelos de la muerte) el destino de todos los desaparecidos políticos y llegar a una conclusión que de ninguna manera aceptaremos. Nunca hubo una fiscalía que trazara y llevara una línea de investigación, o un equipo científico que determinara las circunstancias exactas de cómo se dieron las desapariciones forzadas, aún y cuando ya están identificados los autores materiales e intelectuales.
Rosario dejó en manos del Presidente la medalla Belisario Domínguez con el compromiso de que le entregara la verdad a las familias y a ella de sus familiares que fueron detenidos y desaparecidos.
Rosario murió sin esa verdad y sin conocer la justicia por la que tanto luchó, pero su legado sigue, ¡Eureka! sigue y desde aquí le decimos al Sr. Presidente que cumpla con su compromiso y no traicione su memoria.
¡Viva Rosario Ibarra!
¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!
Comité ¡Eureka!