Transmisión en vivo del converatorio “Vigencia de la lucha antiimperialista: 230 años de Xavier Mina”
Intercambio de visiones entre historiador e historiadora del País Vasco y México, pueblos hermanos.

Editorial
Los
mexicanos estamos viviendo una etapa triste en nuestra historia, consiste en una situación de guerra no declarada en contra
de nuestro pueblo, con un terrible y creciente saldo de muertos, heridos y desaparecidos.
Es una realidad trágica encontrar tumbas colectivas que las autoridades
pretendan solo achacar a bandas de delincuentes organizados.
Quienes
vemos en la historia el método científico para obtener respuestas a los
problemas sociales sabemos que la violencia, el caos, el miedo y la muerte son consubstanciales
al sistema imperialista, y que no existe un capitalismo con rostro humano.
Nosotros
entendemos que mientras el imperialismo exista los pueblos resistirán, y que
harán hasta lo imposible para impedir que aplaste a los pueblos. En el actual sistema mundial denominado neoliberalismo (el imperio
en su etapa postmoderna) administra la crisis y el caos, crea acciones y
narrativas de terror y miedo que operan impunemente tales como el narcotráfico,
la trata de personas, el saqueo de los recursos naturales, el control de
salarios siempre mal pagados, aranceles injustos del libre comercio, y toda esa
gama de cadenas de sujeción a las que nos atan. Y este es el caso de México de
hoy.
Pero como
en toda guerra, es necesario entenderla. Debemos primero buscar el objetivo o
fin de ella. Para los imperialistas el objetivo estratégico de la guerra será
siempre imponer su voluntad a al enemigo, es decir superarlo en número y en
armas dentro de un espacio determinado, denominado campo de batalla. En cambio las guerras que los pueblos
emprenden, obligados por las circunstancias, para liberarse de algún extraño enemigo, el objetivo será
siempre la continuidad de la política por otros medios, la lucha político-militar,
que el pueblo entiende, y apoya o respalda, aun cuando los insurgentes sean superados
en armamentos o tecnología. De ahí precisamente surge la consigna que abraza
esta resistencia popular, “el pueblo unido jamás será vencido”, y que con el
paso del tiempo y la historia se convierte en algo real.
Para
entender mejor la dicotomía histórica de la guerra en que estamos envueltos
veamos dos fechas emblemáticas, el mayo
8 de 1945 cuando la Alemania Nazi se rindió ante su fracaso militar, y el 30 de
abril de 1975 cuando cayó Saigón, Vietnam, entonces en poder de los Estados Unidos ante la
ofensiva del ejército popular, que los derrotó poniendo en práctica una línea
política correcta; dos ejemplos paradigmáticos, y así podríamos encontrar
muchos otros en la historia de los pueblos.
Aclarado
el objeto de la guerra y la política en favor del pueblo, debemos analizar las
medidas tomadas por nuestro gobierno mexicano, que un día dice que la política
es la solución a la violencia y al otro nombra a militares para que pacifiquen
al país, aumentándoles sus sueldos, y prestaciones, tratando de convencernos
que ellos son un grupo de jóvenes “scouts”, incapaces de alguna maldad, e
interesados solo en mejorar nuestras policías.
Pero
nosotros no olvidamos, hace 50 años, los pueblos del mundo vieron que los
jóvenes se manifestaron en contra del imperialismo, el militarismo y la guerra.
En mayo del 68 una onda expansiva recorrió el mundo con diversos resultados, y México
no fue la excepción, mujeres y hombres jóvenes se decidieron a luchar. Ellas y
ellos no tenían más que perder que las cadenas aun hoy existen.
Hay mucho
por hacer todavía, las cosas parecen que cambian, pero no cambian, todo se vuelve grisáceo, la
mentira se propaga, sin embargo no podemos equivocarnos sobre quiénes y cuáles
son los enemigos de nuestro pueblo. Siempre hemos dicho eso, y con el ejemplo
de nuestros compañeros que hoy recordamos en este mes de junio, reafirmamos
nuestro compromiso antimperialista
enarbolado desde la guerra de independencia de….
“¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!”
Efemérides
En Junio
se encuentra la fecha que ¡NO SE OLVIDA!, el día 10, Jueves de Corpus de 1971, donde
ya hace 48 años estudiantes que se manifestaban en las calles de la Ciudad de
México fueron asesinados. Una manifestación pacífica donde los participantes no
llevaban armas, no llevaban palos, simplemente se manifestaban por la ¡democratización
de la enseñanza!, ¡apoyo a la Uni de Nuevo León! -pues querían arrebatarle su Autonomía-, ¡NO! al remedo de democracia
que ofrecía Echeverría; ¡apoyo a la política sindical de los obreros!; entre
otra serie de demandas. Demostrado así que no quedaba de otra… aparecieron en
nuestro país, en varios estados, diferentes organizaciones revolucionarias,
entre ellas, las FLN que para agosto de éste 2019 cumple 50 años.
Recordamos
a nuestros compañeros Manolo y Ruth nacidos en el mes de junio. Ella, nacida en
Campeche, y que en éste junio cumpliría 62 años, cuando fue asesinada tenía 25
años. Ella escribió para el periódico Nepantla
8 del 27 de octubre de 1979, un
artículo que tituló: “El Monte: Escuela para el hombre nuevo”. Se trata de su
experiencia en el monte, es un artículo histórico, no una guía para la acción,
nótese por el título, que la igualdad por el machismo de la época aun
determinaba la separación de trabajos por el género, podría haber titulado su
artículo “El Monte: Escuela para la mujer
y el hombre nuevo”. Aquí el
artículo histórico….
El Monte: Escuela para el hombre nuevo
por Ruth
En el
campo la lucha de clases asume caracteres más violentos que en las ciudades.
Las condiciones de vida de los pobres del campo son increíblemente espantosas.
No existen los paliativos ni los medios de enajenación de las grandes ciudades.
La población rural sufre más cruentamente el hambre, la explotación, las
enfermedades. En el momento en que se prenda la chispa revolucionaria,
planteándosele a este sector la alternativa libertaria no vacilará en tomar las
armas para luchar contra quien lo somete.
El
iniciar la guerra en un ambiente hostil para cualquier ser humano, en una zona
de difícil acceso en terrenos montañosos, intransitables, presenta a las
fuerzas revolucionarias la oportunidad de combatir de igual a igual a un
enemigo superior en número y armamento.
Con razón
Fidel en la Segunda Declaración de la Habana señala:
“Los
ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional, que son la
fuerza en que se sustenta el poder de las clases explotadoras, cuando tienen
que enfrentarse a la lucha irregular de los campesinos en el escenario natural
de éstos, resultan absolutamente impotentes; pierden diez hombres por cada
combatiente revolucionario que cae, y la desmoralización cunde rápidamente en
ellos al tener que enfrentarse a un enemigo invisible e invencible que no les
ofrece ocasión de lucir sus tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra de
las que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a los estudiantes en
las ciudades”.
EN LAS CASAS
Desde muy temprano y durante varios días
trabajamos sobre los materiales adquiridos o comprados por los compañeros
militantes urbanos y que habían sido traídos a la casa. Próximamente
“subiríamos” a hacer algunas prácticas militares, según nos informaron
oficialmente semanas antes. Fabricamos mochilas, botas, fundas para pistola;
empacamos en bolsas de plástico debidamente selladas alimentos (algunos como el
“chocoproto”, elaborados por nosotros), medicinas, balas, etc.
EL VIAJE
Emprendimos
el viaje hacia la selva en la fecha señalada con los equipos ya listos. Primero
realizamos un largo viaje por carretera; al día siguiente, en la tarde, durante
varias horas viajamos sobre una carretera de terracería, acercándonos cada vez
más al lugar de la cita. Esta cita era con los compañeros que se habían
internado en el monte una semana antes. Previamente un compañero con una
cobertura “legal”, había entrado a verificar que no hubiera soldados, los que
en ciertas circunstancias revisan a todo el que entra y sale de la selva. Los
indígenas de la región casi no caminan de noche por el monte por temor a ser
mordidos por la nauyaca (víbora venenosa); de día pueden verla, no así en la
oscuridad. Es por esto que la cita en el lugar de reunión con los compañeros se
efectuaría a las 22:00 hrs., de este modo los indígenas no se darían cuenta de
que “el guerrillas lo anda” en la
selva.
Hicimos
un alto en el camino y nos cambiamos la ropa, los zapatos por botas, guardamos
en los bolsillos de la camisa (deliberadamente grandes para que cupieran muchas
cosas) navaja, brújula, paliacate, silbato, encendedor; en sus respectivas
fundas guardamos las armas y cargadores personales, después las colgamos en la
cintura. Aparte de estos indispensables objetos, se procura traer siempre como
equipo personal: reloj, lámpara de mano, cantimplora, machete, arma personal,
regularmente un arma larga, antiviperino que en caso de mordedura de víbora
deberá aplicarse inmediatamente (siempre que se encuentra una serpiente no se
averigua si es venenosa o no, si morderá o no, se le mata de cualquier manera.
No hay que usar el machete, es decir no se le degüella porque la cabeza puede
saltar y morder. Procúrese entonces una vara larga y verde –porque si está seca
se rompe- y se le golpea lo más cerca de la cabeza; con esto se le secciona la
médula espinal impidiéndole cualquier movimiento). Entre los objetos que se
procuran traer a mano están también: bolsas de plástico (para hacer fuego si se
hace de noche o para meter piezas de cacería pequeña sin que le llegue la
mosca), tela adhesiva (para ampollas), un cordón para amarrar piezas de cacería
grandes. Se evitan los objetos estorbosos e inútiles. El “guerrillero lleva su
casa a cuestas”. Se procura llevar la mayor comodidad posible a un medio que no
brinda ninguna. Los materiales se buscan lo más ligero posible, evitando el
peso excesivo, pues éste se “multiplica” en el transcurso de una caminata.
Emprendimos
el camino nuevamente, pero para sorpresa nuestra más adelante a todo lo ancho
de la brecha se encontraba un árbol caído impidiéndonos continuar. Resignados,
nos disponíamos a continuar a pie; lo que ocasionaría llegar tarde a la cita. De
pronto aparecieron dos figuras salidas del monte. Eran los compañeros, que por
suerte se habían enterado por medio de un rociador antipalúdico, que debido a
la roza y quema del monte, practicada por los habitantes de la zona con fines
agrícolas, un árbol había caído en medio del camino. Después de los respectivos
saludos y despedida del compañero que nos vino a dejar, emprendimos el camino
rumbo al campamento. Paramos en un arroyito a descansar y tomar agua. Una
compañera sintió una pequeña molestia en el talón, se quitó la bota y la
calceta apareciendo debajo una enorme ampolla que le taparon con gruesas tiras
de cinta adhesiva, quedando la ampolla protegida, ¡y a caminar nuevamente!
Llegó el momento de dejar la brecha e internarnos en el monte. El responsable
indicó a la “tropa nueva” que caminara levantando un poco los pies (como lo
hacen los habitantes de la zona, a fin de no tropezar) y apuntar la luz de la
lámpara hacia abajo. Al llegar al campamento nuestras hamacas estaban ya
colgadas en sus respectivos lugares; inmediatamente nos lanzamos sobre ellas,
estábamos un poco cansados por la caminata.
EL
CAMPAMENTO
Muy
temprano despertamos; los recién llegados nos encontrábamos cubiertos de
ronchas, sobre todo en las manos. Al dormir no debe dejarse al descubierto ninguna
parte del cuerpo, si es que no se quiere ser “comido” por los mosquitos. Los
compañeros que tenían tiempo en el monte estaban prácticamente inmunizados, por
lo que no les ocasionaban mayores molestias los piquetes, incluso no se
enroncharon. Iniciamos las labores matutinas: uno acarrea agua, otro en la
intendencia enciende la hoguera que es todo un ritual: primero se limpia el
terreno, se juntan ramas delgadas y hojarasca, sobre ellas se derrite una bolsa
de plástico con ayuda del encendedor. El plástico mantiene un fuego permanente
y sirve para incendiar las ramas y la hojarasca. Para acelerar la formación de
la fogata se abanica de preferencia con plumas de ave de monte, al principio
suavemente para no apagarla. Ya que existe un fuego más vivo se abanica más fuerte
y se acercan ramas y troncos de mayor tamaño. Los troncos no se ponen
empalmados, sino separados, como una tienda de indio norteamericano a fin de
que circule el aire en medio de ellos.
Con la
luz del día observamos la exuberante vegetación, lo majestuoso de los árboles y
¡la altura!, sólo en algunas partes los rayos de sol pegan con fuerza. Basta
caminar 10 metros para perder de vista el campamento. Se escuchaba el agua que
corría en un río cercano. El campamento era un pedazo de selva que los
compañeros habían “limpiado”; esto quiere decir, cortado toda rama o árbol que
estorbara.
Las
hamacas colgaban de dos árboles y sobre cada una de ellas había unos plásticos
lo suficientemente grandes para cubrir la hamaca. De sus cuatro costados se
ataban hilos de nylon, y uno a todo lo largo, en medio del plástico, a manera
de parteaguas; así, el hilo divide el plástico en dos quedando éste como casa
de campaña. Abajo del plástico y la hamaca estaban las “mochileras” hechas de
palos (atados o sueltos) juntos unos con otros donde se depositaban mochilas,
lámparas, etc., para que en caso de lluvia los equipos no se mojaran. El arma
larga y el machete colgaban de una horqueta clavada en el suelo. De un árbol a
otro había una antena que bajaba a un pequeño radio portátil de onda corta. Por
las tardes escuchábamos las noticias de Radio Habana. De un palo atravesado en
forma horizontal sobre unas horquetas, colgaban costales con alimentos para
evitar que se los comiera el tlacuache (zarigüella). También por las hormigas,
cucarachas, etc. Todos los “muebles” están hechos con palos y bejucos. En la
cocina; sobre la mesa, los platos, las cucharas, la olla y la tetera; todo a un lado de la
fogata para evitar las moscas, pues el humo y el calor las ahuyenta.
Debido a
que los compañeros no corrían con suerte como cazadores, desayunamos
chocoproto, carne seca, frijol en polvo. Actualmente hay oportunidad de comer
dos veces al día. En ocasiones, cuando existe escasez de alimentos y cacería,
se come sólo una vez al día. Pero estamos conscientes que llegarán momentos más
difíciles en que no se probará bocado en días debido al acoso constante del
enemigo. El guerrillero debe “ser sufrido
hasta un grado extremo (,,,) para sobrellevar las privaciones de alimentos, de
agua…” (Che)
La
responsable de sanidad procedió a curar la ampolla producida por las botas
nuevas. Lavó con jabón y puso encima una gasa. Siempre es preferible dejar la
herida al aire libre, pero resultaba contraproducente por las moscas y
mosquitos circundantes. Esta ampolla se iba haciendo más profunda conforme la
compañera caminaba, evitando así que cicatrizara; por este motivo el
responsable decidió recluirla por algún tiempo en el hospital-hamaca, porque
además, amenazaba con infectarse. En el monte cualquier herida es más propensa
de infectarse que en la ciudad. Tarda más en curar por las condiciones de
higiene prevalecientes: las moscas, la tierra, la falta de un aseo cotidiano.
El responsable de sanidad es parte indispensable de la guerrilla, la vida de
los exploradores está llena de accidentes, enfermedades y en la guerra será el
que salve vidas de combatientes, extirpe balas y brinde apoyo moral a los
enfermos.
Después
de un suculento desayuno emprendimos la caminata hacia un lugar cercano, donde
pudiéramos efectuar algunas prácticas de tiro. A pocos metros empezamos a sudar
mojando las camisas: los compañeros frecuentemente estaban cubiertos por una
nube de sayules (abejas silvestres) que se dedicaban a chupar el sudor de la
ropa. Caminábamos por un camino real abandonado, en fila india. Cuando se
camina por una picada (camino abierto con machete) se debe seguir cada rama
tocada por el machete. Es muy fácil perderse estando fuera de la picada. Unos
días antes un compañero se había perdido; al ver una manada de monos salió del
camino con el fin de perseguirlos, pero no tuvo la previsión de usar la brújula
o dejar una señal. Después de cazar un mono ya no encontró el camino de
regreso. La desesperación hizo que caminara en círculos. Al verse
definitivamente perdido disparó su pistola al aire. Al oírlo los demás
dispararon también en respuesta. Como ya estaba obscureciendo, prendió una
pequeña fogata, asó un pedazo de carne de mono para comer y se durmió en la
raíz de un árbol. Al otro día encontró el camino y a los compañeros que habían
salido a buscarlo.
LA
PRÁCTICA
(se
omite la narración de la práctica por ser un tema militar)
DE
REGRESO
Llegó el momento de despedirnos del monte y
regresar a la ciudad. Muy temprano levantamos el campamento. Quitamos hamacas,
plásticos, acomodamos todo en las mochilas. Algunas cosas se enterraron o
escondieron en algún lugar de la selva. Los escondrijos se utilizan con
frecuencia para guardar comida, armas, medicinas. Son necesarios estos
entierros en el caso de que se dificulte la cacería o que por alguna razón no
pueda ser abastecida la guerrilla desde afuera.
El abastecimiento es indispensable para la
sobrevivencia de la guerrilla. Se logran transportar equipos y alimentos en una
forma camuflada en la etapa exploratoria; pero más adelante, cuando las
hostilidades se inicien, la vigilancia del enemigo será mayor; entonces estos
transportes de abastecimientos serán fácilmente localizables y distribuibles
corriendo grave peligro la gente que haga el transporte. Es entonces que el
guerrillero necesitará el apoyo de la población campesina, que sea ella quien
provea a la guerrilla con el fruto de sus siembras, animales domésticos,
incluso comida comprada en las tiendas y en una etapa más avanzada pueden
existir siembras “donde los campesinos
trabajen en beneficio del ejército guerrillero” (Che). También será
necesaria la organización de una línea de abastecimiento desde zonas más
lejanas en base al apoyo campesino; en que se proporcionará al núcleo armado,
equipos y materiales que no brinda el campo, como son hilos para hacer hamacas,
lona para mochilas, plásticos, medicinas, etc.
Recogimos todo, la orden era no dejar
huella de que ahí había vivido alguien. Tiramos los troncos con que se habían
hecho los muebles, recogimos las cenizas de la fogata y les echamos tierra
encima, enterramos las latas vacías. No
debía quedar ni un papelito, nada.
Un día antes de partir fuimos al río a
tomar un baño, que sentaba muy bien después de algunos días sin aseo. El río es
limpio y cristalino; lleva una fuerte corriente, lo que impide permanecer en él
sin tomarse de alguna rama o piedra, por eso nos bañamos en la orilla; los
paliacates sirven de toallas. Siempre que hay oportunidad y jabón, el que lo
desea se baña y lava su ropa. Esto último resulta muy necesario, sobre todo
después de mucho tiempo, pues la ropa guarda la tierra, lo que provoca
rozaduras sobre el cuerpo. Cuando hay otra muda de ropa limpia, se utiliza, sino, usamos la misma.
El aseo del cuerpo no se efectúa con
regularidad debido a que no alcanza el tiempo, las necesidades de trabajo del
grupo son muchas.
Las condiciones de higiene del monte son
distintas a las de la ciudad. En ocasiones no hay agua corriente; los trastos
no se lavan con jabón. Aunque los excrementos se entierran, los animales que
pululan por ahí no lo hacen y las moscas, que existen en una gran variedad,
contaminan los alimentos. Todo esto ocasiona fuertes diarreas. Otra de las
causas de las diarreas es el cambio de régimen alimenticio de la ciudad al
monte, muy distinto, como hemos visto. El agua no se hierve (sólo se hierve
cuando es agua estancada), se toma de río o laguna. El organismo tiene defensas
para los bichos de su medio, en la sierra se encuentra con otros distintos. Con
el tiempo, una vez acostumbrado el organismo a este nuevo ambiente, las
diarreas desaparecen.
Son variadas las enfermedades a las que
está expuesto el explorador en este ambiente salvaje. Muchas de ellas pueden
ser prevenidas con medicamentos. Existen otras en que es muy difícil conseguir
la medicina, como es el caso de la leishmaniasis o úlcera del chiclero (llamada
en Nicaragua úlcera del guerrillero, los sandinistas la padecieron). A dos
compañeros les dio esta enfermedad. Surge de un piquete de mosco; se presenta en un principio como una
espinilla que después va haciendo un hueco (una úlcera) cada vez más grande.
Las úlceras no son dolorosas y se curan al cabo de un año dejando cicatrices.
Sin embargo, si no se aplica un tratamiento oportuno y eficaz destruye el
tejido cartilaginoso y óseo de la nariz o las orejas sufriendo el rostro una
horrible desfiguración. Afortunadamente para los compañeros nada de esto
ocurrió pues fueron curados a tiempo.
Existe otro mosco, distinto al de la
leishmaniasis, que es vector de una larva que se introduce en la piel. La larva
va creciendo poco a poco, hasta convertirse en un gusano. El movimiento de su
cuerpo produce dolor donde se haya introducido. Por fuera sólo se ve una
pequeña roncha con un agujerito que le sirve para respirar; a veces se ve al
asqueroso gusano que sólo se asoma para respirar. Con el tiempo el gusano sale
de su escondrijo y se convierte en mosca. Dos compañeros tenían este parásito.
Uno en el brazo y el otro en la oreja. Los habitantes de la zona cubren el
lugar de la roncha con una hoja de tabaco; el gusano muere asfixiado, a la vez,
que la nicotina lo intoxica. Vimos que por ningún medio científico salía el
bicho; triunfó la medicina de la selva, se asfixió el animal poniendo un
plástico en la región de la roncha. Sin embargo, el parásito que se encontraba
en la oreja no podíamos asfixiarlo, porque estaba en una región muy difícil de
cubrir. Nos sentíamos tan mal, tanto la compañera que traía el gusano como los
demás, que le aplicamos cera, Duco, Resistol, tratando de taparlo, pero el
animal hacía un agujero nuevamente para respirar. Al fin, un día que asomó la
trompa, el responsable de sanidad lo tomó con unas pinzas y lo extrajo. La
gente conoce este gusano como “colmoyote”.
Unos cuantos días no son suficientes para
conocerle al monte sus secretos. Sin embargo, si podemos concluir con algunas
observaciones, como por ejemplo: la importancia que tiene el trabajo urbano,
tanto profesional como civil; la dedicación y cuidado que requieren de nosotros
los trabajos manuales que realizamos día a día, tanto en el aspecto de nuestra
formación proletaria, como en la necesidad que tiene la guerrilla de que los
equipos estén perfectamente bien fabricados o empacados, etc. Todos los objetos
adquieren en el monte un valor inapreciable, desde una aguja hasta las armas,
que al romperse o extraviarse por descuido, son imposibles de reponer a corto
plazo. Todo fuera como “ir al ‘super’ a
comprarlos”.
La
jornada montuna nos ha puesto a pensar en la necesidad de prepararnos en el
terreno de la teoría científica de la revolución, que nos conduzca a
desarrollar eficazmente nuestras actividades prácticas. Una condición física
buena es importante en un ambiente tan adverso, pero lo predominante deben ser
las virtudes guerrilleras: voluntad, tenacidad, paciencia, en una palabra: alta
moral revolucionaria.
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos
entregada el día 31 de mayo del 2019, a las 08:50
hrs.
Recibimos la presente carta, misma que reproducimos en forma íntegra
Apodaca, N.L., 20 de mayo del 2019
C.
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos,
Andrés Manuel López Obrador,
P r
e s e n
t e ,
Recibí con sorpresa y decepción su respuesta de fecha
25 de febrero del 2019 a la petición de las Fuerzas de Liberación Nacional
(FLN) entregada a usted en Palacio Nacional el 2 de diciembre del 2018 sobre el
retiro de tropas, unidades y campamentos militares de comunidades indígenas y
campesinas desplegadas en Chiapas y el resto del territorio mexicano como lo
ordena nuestra carta magna. No quedaba ninguna duda de nuestra parte de que
esta era y es una demanda de carácter político compartida por la gran mayoría
de los habitantes de dichas comunidades.
La respuesta a nuestra petición política de carácter
ciudadano es contestada solo por militares, sus subalternos para ser precisos,
el Subjefe de Inteligencia Militar del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el
titular de la Unidad de Transparencia y jefe de la Oficina de Atención
Ciudadana de la Secretaría de la Defensa Nacional y el Director General de
Archivo e Historia de la Defensa Nacional, cuyos argumentos militares rayan en
lo violatorio a la ley civil y continúan promoviendo la fallida, pero muy común
narrativa de criminalizar a las víctimas, en éste caso, a las comunidades
indígenas, pueblos originarios y pueblos campesinos.
Más aun, ésta respuesta militar a un asunto político
contradice el muy propagado espíritu de su gobierno de que son civiles, no
militares, quienes dirigen a nuestra nación. Estos Generales de las fuerzas
armadas no pueden ni deben dar respuesta a la petición hecha a usted y que sólo
corresponde a usted decidir. Por tanto
reformulo nuestra petición una vez más
de la siguiente manera:
En el año de 1995 las comunidades aledañas a la laguna
de Miramar en Chiapas fueron despojadas por instrucciones del Presidente en
turno, de sus terrenos ancestrales para instalar un enorme cuartel con
aeropuerto que ahora se conoce como el
cuartel San Quintín. El costo de construcción y su mantenimiento actual usted
debe conocerlo, que además de oneroso es inútil.
Los daños ocasionados a dichas comunidades son
evidentes y del dominio público, puede
constatarlo a través de sus institutos gubernamentales de derechos humanos,
para eso fueron creados.
La petición concreta a usted, jefe nato del ejército y
único con la capacidad legal para hacerlo, consiste en que retire a sus tropas del cuartel de San
Quintín y se entregue a los indígenas, para que ahí instalen escuelas, maestros, médicos y enfermeras, y acondicione
el aeropuerto para vuelos civiles, para
el uso de esas instalaciones en
beneficio de esas comunidades que carecen de lo indispensable y son sus
territorios ancestrales.
Este ejemplo de cuartel de San Quintín se reproduce
múltiples veces en el resto del estado de Chiapas y a través del territorio
mexicano.
El considerar esta petición y sacar a militares de
comunidades indígenas, también llamados pueblos originarios, no pone en riesgo ni la seguridad de sus
habitantes ni de ningún mexicano. Si usted no lo considera así dígalo
francamente y cumpla con su deber ante una petición formal apegada a
derecho.
Atentamente,
“Vivir por la
Patria o Morir por la Libertad”
Por la Dirección Nacional Colectiva de las
Fuerzas de Liberación Nacional
Comandante Insurgente Germán
El 1 de diciembre entró el nuevo gobierno, con un aparente apoyo de muchos a través del voto, y las promesas hoy son palpables. Estará por verse que hará este nuevo gobierno con las demandas del pueblo, más allá de los parches sociales y populistas.
¿Verdaderamente se acabará con la pobreza y la miseria tan solo reajustando el presupuesto y atacando la corrupción? ¿No será que ello, nuestros 80 millones de mexicanos pobres, somos el resultado de algo más profundo, más sistémico?
¿Será que con darle al ejército un nuevo uniforme, con un nuevo nombre, se acabara con la historia de impunidad, represión y desaparición de la que ya es famosa dicha institución? ¿Se podrán quitar las manchas de sangre del viejo uniforme? ¿Se podrá lavar la sangre derramada?
En todo esto el pueblo mexicano juzgará y decidirá, nadie más…
Nosotros tenemos nuestro propio plan que son demandas de hace 50 años, que siempre hemos implementado. Nosotros somos constructores, no depredadores, y como tal actuamos, por ello éstos momentos empezamos con el Plan Proyecto “Na” Techo, Trabajo, Tierra para Todas y Todos y lo iniciamos en los pueblos de nuestros compañer@s que siguen luchando por una vida digna y libre. Y es ahí, en una región de las más antiguas de entre todos los pueblos que iniciaron el apoyo para la instalación del EZLN en 1983 que hoy el Proyecto “Na” tiene vida y esperanza.
Hace unos días esa región fue visitada por una Unidad Médica Móvil Comunitaria que dio consultas médicas y se atendieron a más de 200 compañeras compañeros en sólo 2 días. Ahí mismo, en diálogo con ellas y con ellos, no solo quedamos en regresar con nuestro equipo médico para dar más consultas, sino también para iniciar la construcción de una Casa de Salud Comunitaria donde se instalarán las y los Promotor@s de Salud de para atender a los compañeros y sus familias de manera inmediata.
Esto que hacemos es y será siempre independiente de gobiernos, nuevos y viejos. No recibimos o aceptamos ni un peso para ello, que nadie se equivoque. Solo con el apoyo del pueblo mexicano lo hacemos, porque es nuestro deber, y no vamos a esperarnos para ver si el nuevo gobierno “quiere” o “puede” cumplir con lo que ofrece.
En la misma cuenta, reprobamos las acciones del nuevo gobierno para obligar a los migrantes centroamericanos a concentrarse en zonas que los confine e impidan que se acerquen a las puertas de la frontera de los Estados Unidos, lo cual es violatorio a los Derechos Humanos reconocidos internacionalmente. Tales acciones no parecen reflejar la tan prometida transformación.
Además, cumplimos con informar que en la hora prima del día 1 de diciembre, tal y como lo anunciamos en el mes julio, se hizo la petición formal, como marca la Constitución de la República, para que el nuevo gobierno se sujete al Derecho Constitucional que tienen los pueblos indígenas para decidir sobre su territorio. Es conocido que en dichos territorios están asentados cuarteles y retenes militares, en docenas de posiciones tácticas y estratégicas, lo cual es una grave falta a los derechos humanos y a las leyes vigentes.
En estos momentos está corriendo el tiempo para que el nuevo gobierno de una respuesta oficial a la demanda de retirar tropas, bases, instalaciones, retenes, vehículos, y tecnología militar de los territorios y comunidades indígenas y campesinas del país, especialmente todo lo desplegado en las selvas y montañas de Chiapas. Llevaremos adelante por los cauces legales esta petición, hasta lograrla. Las comunidades indígenas no son la causa de la violencia y el crimen. Son víctimas de ello.
Por último, el derecho al trabajo para los mexicanos está protegido por el artículo 123 Constitucional y durante los regímenes neoliberales se ha reducido a letra muerta. Techo, tierra y trabajo digno, con todas las prestaciones de ley, es otra demanda, enarbolada también desde hace 50 años. Ricardo Flores Magón y sus correligionarios, fueron los pioneros de esas demandas históricas y deberían estar incluidos en la iconografía del nuevo gobierno, sus ideas libertarias fueron más amplias y anteriores a las de Francisco I. Madero. Pero entendemos que los ideólogos e historiadores orgánicos del nuevo gobierno no quieran ver esto. El futuro que prometen está definido por su entendimiento sesgado del pasado y de la historia.
Entonces, repetimos, sin cansarnos, ésta lucha tomará generaciones. Techo, tierra y trabajo para todos son nuestras demandas básicas, no nos rendiremos.
En el mes de diciembre, nacieron la compañera Murcia y Rosita, así como el compañero Gonzalo, para ellos nuestra admiración y respeto.
¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la libertad!
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.
Carta Pública Número 2 al C. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos Andrés Manuel López Obrador:
Con el debido respeto a su investidura le notifico en tiempo y forma apegada siempre a derecho, que nombro al Observatorio Mexicano de Derechos Humanos (OMDHAC), como nuestro enlace de sociedad civil, respecto a la siguiente petición basada en los siguientes
H E C H O S:
Con antigüedad de 49 años, quien esto firma, junto a un grupo de mexicanos conscientes de los problemas nacionales decidimos organizarnos para evitar los actos cometidos en contra del pueblo por el poder ejecutivo y su ejército federal.
Nos tomó 25 años formar un ejército de mexicanos que sin devengar salario alguno, ni recurrir a actos que pudieran considerarse delitos, es decir: robar, secuestrar, extorsionar, etc… participaran en una guerra revolucionaria que en base al artículo 39 Constitucional cambiase el actual sistema de gobierno.
Lo decimos con orgullo y sin arrepentimiento, recordándole que cualquier aspecto legal que se invoque para calificarlo como delito con el paso de los años ya ha prescrito. De todos los grupos sociales participantes en las Fuerzas de Liberación Nacional (F.L.N.), los grupos denominados indígenas, a ésta fecha son los más afectados por las órdenes presidenciales anteriores a su mandato, que ordenaron al ejército federal irrumpir en sus territorios ancestrales, e instalaron retenes y grandes cuarteles para desde ahí destruir el tejido social y apuntar sus armas a los habitantes indígenas para cometer actos deleznables y violatorios de los derechos humanos. Por tanto, reitero lo expresado en la Primer Carta Pública de fecha 2 de julio del 2018 que a la letra dice:
Carta Pública al Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador
Quien suscribe, miembro de la Dirección Nacional colectiva de las Fuerzas de Liberación Nacional, así como militantes revolucionarios e insurgentes, provenientes de una formación política de la juventud rebelde al régimen autoritario y asesino de mediados y finales del siglo pasado, le hemos declarado la guerra a ese régimen y usted puede confirmarlo. No nos avergonzamos de ello. Esa decisión se tomó debido a la situación de pobreza, represión y marginación a que se ha expuesto nuestro pueblo por al menos cinco décadas. En este caminar revolucionario de casi 50 años, nunca hemos recurrido al robo o al secuestro. Nunca recibimos ni dólares ni rublos de ningún país extranjero, y, sobre todo, nunca, nunca hemos tenido contacto, ni lo tendremos, con políticos corruptos, ni narcotraficantes, miente quien le diga lo contrario.
Nuestra historia, la de las Fuerzas de Liberación Nacional, en forma rápida, usted la puede conocer si visita la Casa de la Memoria Indómita, – espacio fundado por Doña Rosario Ibarra de Piedra-, donde tenemos montada una exhibición histórica de nuestro pasado. Usando nuestro derecho como mexicanos que luchan por avanzar en la construcción de un país libre, verdaderamente democrático y sobre todo justo, le plantemos las siguientes demandas históricas que cuando usted se asuma como jefe nato del Ejército Federal, estará facultado para cumplir en forma cabal:
Primero. Que abra a estudiosos de la historia de México los archivos históricos, todos sin excepción, del Ejército Federal Mexicano.
Segundo. Que retire al Ejército Mexicano a sus órdenes, de las calles, pueblos y comunidades del país, y, sobre todo, sin ninguna negociación al respecto, retire al ejército de todas las zonas indígenas del país.
Tercero. Que nombre por decreto a la zona de los lagos de la Selva Lacandona, desde la laguna de Metzabok hasta la laguna de Miramar, como Sitio Histórico Protegido y que se otorgue la responsabilidad del cuidado y protección de este sitio a los historiadores y las comunidades indígenas vecinas, ya que ahí se desarrollaron acontecimientos importantes de nuestra historia patria, que involucran al intervencionismo de un país extranjero en esa zona.
Por último, apelamos a su proclamado patriotismo para que se den pasos concretos, inmediatos y de buena voluntad hacia el cumplimiento de estas exigencias, para subsanar algunas de las deudas históricas del Estado mexicano que usted representará a partir del primero de diciembre por la voluntad del pueblo que acudió a las urnas.
No puede haber camino a una auténtica regeneración de la vida nacional si se mantiene vigente la militarización de los espacios públicos; si se niega virtud al ejemplo de quienes dieron su vida en la defensa y transformación de nuestra patria; si continúa clausurada al conocimiento público la participación del Ejército Federal Mexicano en la desaparición de miles de jóvenes desde hace cincuenta años. Recuerde que quien no conoce la historia de su patria, es un extranjero en su propia tierra.
Tenga la seguridad de que el día que usted asuma su cargo presentaremos en la Oficialía de partes de la Presidencia este mismo documento de carácter público.
Nos despedimos con nuestro lema, obra del general Vicente Guerrero,
¡Vivir por la Patria o Morir por la Libertad!
Por las FLN, Compañero Comandante Insurgente Germán.
2 de julio del 2018
Protesto lo necesario,
En cumplimiento del Artículo 8º del Capítulo I De las Garantías Individuales de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, esperamos de usted una respuesta respetuosa y apegada a los términos aprobados a las leyes vigentes.
Por las F.L.N. Fernando Yáñez Muñoz, Rúbrica.
(Compañero Comandante Insurgente Germán)
Ciudadano mexicano, mayor de edad, de profesión Arquitecto y Maestro en Antropología Social.
1 de diciembre del 2018.
El Encuentro de mujeres en el Noreste 2018 “Compañera Lucha”, convocó a mujeres de distintas latitudes del país movidas por el diálogo y el compromiso por construir una historia digna para todas y todos. En memoria la Compañera Lucha, militante pensadora que entregó si vida a la lucha por la libertad del pueblo oprimido y quien falleció también luchando contra la terrible enfermedad del cáncer en el año 2000.
Durante los días sábado 10 y domingo 11, coincidimos para conocernos, enriquecernos desde las diferentes maneras en que vivimos y trabajamos, haciendo hincapié en nuestras diferencias de contexto para que desde la diversidad sea posible unificar nuestra lucha, que ahora sabemos, es contra la opresión del sistema capitalista que se sostiene desde la tiranía patriarcal y colonialista y para la cuál es necesario seguir aprendiendo a organizarnos con mayor disciplina y entrega a la preparación teórica y práctica.
Algunas compañeras viajaron cientos de kilómetros para compartir sus saberes del mundo, otras acudieron desde ciudades aledañas y también estuvieron presentes activistas sociales del mismo corazón de Nuevo León y área metropolitana.
Con admiración recíproca, todas coincidimos en que somos mujeres fuertes de voluntad y dignidad inquebrantable, decididas y con los brazos abiertos para abrazar a la otra, dispuestas al diálogo para conocer las resistencias que como mujeres realizamos y sobre todo, con el espíritu insurrecto de quienes se enngrandecen ante la adversidad para conjuntar esfuerzos contra los azotes de miseria, desigualdad y violencia en la que la elite del poder ha convertido a nuestro país.
El encuentro se vivió conforme a una propuesta metodológica construida desde le educación popular y la cultura de la paz con la cual seguimos una ruta para identificar los principales problemas del país, de nuestro estado y nuestras regiones para definir las necesidades de nuestros territorios.
El trabajo colectivo y el análisis en plenaria desembocó en la comprensión de las condiciones culturales de nosotras como mujeres, y en sabernos blanco histórico directo en este sistema económico de exterminio. A su vez, identificamos actores que intervienen en nuestras luchas, la manera en la que afectan positiva y negativamente, conscientes de que esta lucha por la dignidad de la vida es difícil, se sabe cuándo inicia, pero no sabemos cuándo termina. Y con esa incertidumbre, una compañera campesina resumió la necesidad denuestro tiempo “nos estan matando, no hay de otra, hay que unir las fuerzas y seguir en la lucha”.
En la actividad cultural para el cierre del encuentro comulgamos en la palabra poética de Beatriz Blanco y Rossy Elizondo, agradecemos que compartieran tiempo con nosotras pues nos abrazaron con la belleza de la poesía que dignifica a las mujeres que soñamos con la liberación de los pueblos oprimidos.
Les presentamos la galería fotográfica a cargo de las compañeras de la Casa de todas y todos y de Rossy Elizondo, vecina del barrio El Mezquital, quien retrató de manera inigualable el evento.
Registro de compañeras al encuentro.
Plenaria de discusión en sala de banderas de la Casa de todas y todos.
Trabajo de identificación. Quiénes somos, qué nos identifica, qué nos gusta.
Trabajo de identificación. Quiénes somos, qué nos identifica, qué nos gusta.
Identificación de problemáticas en el territorio nacional. Análisis de la realidad.
Cuál es la raíz de nuestros problemas.
Plenaria de discusión, primera etapa.
Doña René Echartea recitando un poema. Foto: Rossy Elizondo
Poeta Rossy Elizondo, leyendo poesía.
La poeta Beatriz Blanco leyendo su obra poética.
Compañeras Participantes del encuentro. Foto: Rossy Elizondo
¡Vivir por la Patria o Morir por la Libertad!
Casa de todas y todos
Mezquital, Apodaca, Nuevo León, México
Este año celebramos el primer encuentro de mujeres en el noreste de México. Sitio de del evento en facebook https://www.facebook.com/events/597297670687935/
Nepantla 9, 15 de marzo de 1980
VIVIENDA
por Ruth
VI y última parte.
VI
FINALMENTE
Las denuncias que aparecen cotidianamente en los periódicos, la literatura sobre sanidad y vivienda, planteando los problemas habitacionales objetivamente –aparentemente con fines humanitarios-, son sólo una advertencia para la burguesía, pues las zonas deprimidas constituyen los focos de origen de epidemias que no se limitan a permanecer ahí sino que se extienden a las colonias donde habitan los burgueses. Para consolidar su sociedad, la burguesía necesita paliar los males sociales que provoca; entre ellos el problema de la vivienda. Pero, ¿qué pueden hacer las clases poseedoras para solucionar el problema, si es el conjunto de estas clases las que lo ocasionan?, es decir: los terratenientes y la burguesía dirigidos en contra de los intereses de los explotados; si acaso, los capitalistas sólo podrán vigilar el cumplimiento de los paliativos que ofrece al pueblo a través del Estado
Los problemas sociales y fenómenos económicos es necesario analizarlos desde el punto de vista de las condiciones actuales de la producción social, y el problema de la vivienda es uno de tantos males causados por el actual modo de producción capitalista; y no es, por grande que sea su magnitud, el más importante. Se puede carecer de toda clase de servicios, techo inclusive, y estar expuesto a la suciedad, promiscuidad, al frío, lluvia, a las enfermedades que conllevan estas condiciones, antes que carecer de alimentación. Para resolver el problema habitacional sería necesario terminar con el contraste entre la ciudad y el campo, nivelar la oferta y la demanda, imponer por encima de todo, los intereses del bien común expropiando a los poseedores y alojando a los que carecen de techo. Sencillamente, utopías en la sociedad capitalista; banderías de políticos oportunistas. Pues, cual lo señaló Engels: “No es la solución de la cuestión de la vivienda lo que resuelve al mismo tiempo la cuestión social, sino que es la solución de la cuestión social, es decir, la abolición del modo de producción capitalista lo que hace posible la solución del problema de la vivienda”
Lo que el revolucionario debe tener siempre presente es que las masas que luchan por un lugar digno para vivir aún no comprenden que el problema habitacional no será resuelto en el capitalismo. La mayor parte del pueblo no conoce de las limitaciones de las luchas que se ajustan a las reglas del juego burgués: es aquí donde radica el deber del revolucionario, en llevar claridad política a las masas, en elevarlas a la comprensión de las causas económicas que motivan sus particulares problemas de vivienda, que son las mismas que ocasionan la miseria social; en rescatarlas del individualismo animalizante en que sumerge el capitalismo a la población con respecto a la vivienda, para que comprendan que los problemas personales son en realidad problemas sociales; en arrancar de ellos la confianza que tienen depositada en el “líder”, el “licenciado”, el “juez”, el “funcionario”, la “ley” para superar sus formas de organización y de lucha, para que rebasen los límites de la petición y la protesta, para que en determinado momento tomen las armas y se integren a la lucha revolucionaria por el derrocamiento del poder burgués.