Nosotros el pueblo, somos la Revolución

Y jurad que si veréis que invadida

se ve de nuevo nuestra patria bella,

 laureles mil conquistareis para ella,

o moriréis por ella con placer

-Dolores Jiménez

Para entender nuestro presente, es importante conocer la historia de nuestros pueblos, de procesos que llevaron a cabo personas conscientes de la lucha, ejemplo del quehacer revolucionario, en pensamiento y práctica, personas que dedicaron y entregaron sus vidas por la revolución. Por eso, hoy recordamos a mujeres y hombres que construyeron una de las luchas sociales más importantes del siglo XX: la Revolución Mexicana de 1910; en contra del burgués, del hacendado y de todo aquel que se había enriquecido con el trabajo del pueblo trabajador.

La historia oficial, la que el mal gobierno manda leer, quiere confundirnos al decir que Revolución Mexicana significa un evento lineal, cuando fue un proceso con contrastes y cambios, conformada por grupos políticos con distintos objetivos. En libros y discursos públicos hablan sobre falsos héroes que no servían al pueblo mexicano, sino protegían intereses de la misma clase política que decía despreciar el régimen de Porfirio Díaz, cuando su intención era tomar el poder manteniendo beneficios sólo para los suyos a costa de desigualdad e injusticia; por eso recordamos, para que exista un reducido grupo de ricos debe existir una mayoría de explotados que con su fuerza de trabajo sostienen los despilfarros del acumulador capitalista.

El acontecer de la Revolución

A grandes rasgos, el estallido de la guerra revolucionaria fue consecuencia de las condiciones de opresión, pobreza y marginación que se vivía. En 1892 surgen las primeras movilizaciones en el centro de la Ciudad de México, cuyos antecedentes son decenas de levantamientos campesinos e indígenas esporádicos y efímeros en distintos puntos del país contra la dictadura porfirista, en 1900 se crean los primeros círculos liberales del Partido Liberal Mexicano (PLM) conducido por los hermanos Magón, los cuales se extenderán a 16 estados de la república y el sur de Estados Unidos.

En 1910, la insurrección campesina forjaba el eco de las montañas que llegaba a las ciudades, para transformarse en grandes movilizaciones de oprimidos que pronto formaron rebeliones contra la dictadura, también se constituyen ejércitos revolucionarios populares, conformados, principalmente, por campesinos e indígenas de diferentes etnias que buscaban una verdadera transformación social, con enlaces, bases y redes internacionalistas.

El Ejército Liberal (Ejército Libertario o del PLM) -con la consigna ¡Viva Tierra y Libertad!-, pese a su breve existencia, tuvo antecedentes en las rebeliones de Acayucan, Río Blanco, de los pueblos Yaquis y en febrero 1911, uno de sus epicentros fue el inicio de campaña en Baja California. Por otro lado, el Ejército Libertador del Sur (ELS, Ejército Zapatista) nació en el centro de México extendiéndose a varios estados de la república, alzó el Plan de Ayala, desarrolló 54 fábricas nacionales, recuperó tierras ancestrales, además de ocupar las principales ciudades durante más de un año, creando escuelas y hospitales; mientras, en el norte del país, Villa conformó la llamada División del Norte con más de 40 mil combatientes que abarcaban grandes extensiones territoriales, transformando el latifundio en algunos proyectos de revolución social.

Desde los pueblos originarios existe una doble forma de participación, dentro de los ejércitos revolucionarios y continuando su propio proceso de lucha y resistencia. Finalmente, desde una perspectiva de clase, del lado de los ricos y hacendados estará el clero, el ejército federal que apoya a Madero, Huerta y Carranza, Obregón y 90 años de dictadura de partido de Estado.

Después de la toma de la ciudad de México por el Ejército Libertador, y la entrada a la misma ciudad en común acuerdo de Zapatistas y Villistas, hay un momento coyuntural de confrontación de los proyectos de nación de todas las facciones políticas que confluyen en la Convención Revolucionaria de Aguascalientes en 1915 y se diluye en 1916 por las irreconciliables diferencias de políticas y de clase.

La invasión norteamericana de 1914, en coordinación con Carranza, no fue cualquier cosa, con una fuerza de casi 5 mil soldados enviados para perseguir a Villa. Los americanos por el norte y Carranza por el sur, quien fraguaba, como autor intelectual, el asesinato de Zapata en Chinameca, Morelos en 1919 -ambas acciones promovidas por el traidor Carranza-, y lograra exterminar opositores de 1916 y se abriera paso para proclamarse presidente constitucional en 1917. Esta acción política genocida en contra los pueblos en México, incendió, saqueó, desapareció comunidades enteras incluyendo jóvenes, mujeres y niños. Luego de los asesinatos de Emiliano Zapata, Ricardo Flores Magón y Francisco Villa, comienza una nueva etapa de cooptación de sus ejércitos populares, persecución atroz de quienes no claudicaron, olvido y desprecio para los pueblos en general. La visión de clase burguesa constitucionalista se impone en el país (1).

Sin embargo, tal y como se declaró en el Plan de Ayala: “así como nuestras armas las levantamos para elevarlo al Poder [a Madero] ahora las volveremos contra él por haber faltado a sus compromisos con el pueblo mexicano y haber traicionado la revolución; no somos personalistas, somos partidarios de los principios y no de los hombres”. Las demandas del Plan de Ayala han sido parte del programa de lucha de movimientos campesinos, obreros, médicos, maestros, de la clase trabajadora que se organiza para que tierras, montes, subsuelo y aguas usurpadas sean devueltas a sus herederos originales, para que las condiciones de vida sean transformadas y vivamos dignamente.

Las mujeres en la Revolución

Esta fotografía, una de las más famosas y conocidas, tiene en primer plano a Villa y Zapata, vemos niños, hombres y una mujer: De pie entre los dos generales, Dolores “Lola” Jiménez y Muro, apodada “La Antorcha de la Revolución”, conocida por sus convicciones y oposición que, a pesar de tener más de sesenta años de edad, fue detenida en la Cárcel de Belén donde continúo escribiendo (2).

Fue miembro activo del Partido Liberal Mexicano junto a Juana Belén Gutiérrez, Elisa Acuña y Sara Estela, sentando las bases tanto del Programa como de la Junta Organizadora del PLM; también colaboró en la redacción del Plan de Tacubaya y fue autora de la introducción del Plan de Ayala; protectora del reparto agrario, colaboró en las filas de Zapata desconociendo a Madero como jefe de la revolución por incumplimiento de los acuerdos del Plan de San Luis a través de la redacción del Plan de Ayala; posteriormente, combatió y escribió desde la clandestinidad de las montañas tras la irrupción de Victoriano Huerta en la presidencia. “Lola” dejó claro tanto en su actuar como en sus escritos anónimos (muchos de ellos extraviados) que el cambio que buscaba la revolución social era nueva estructura económica, social y cultural, no sólo un cambio de gobierno o presidente; una lucha que permea a nuestros días, siendo los políticos neoliberales promotores del imperialismo diferentes caras de la misma moneda que engorda al capital (3).

Así como hombres valientes empuñaron palos y armas, hubo muchas más mujeres que participaron durante la época de la Revolución, de algunas de ellas conocemos su participación en la historia como Juana Ramona R. Flores, Carmen Vélez, Margarita Neri, Rosa Bobadilla o Amelia Robles, que hemos mencionado en el texto “Mujeres revolucionarias, la memoria de nuestras tierras, de nuestras luchas” (4).

Herederas y herederos de la Revolución

Sin embargo, muchas mujeres continúan en el anonimato y muchas ocasiones invisibilizadas y hasta olvidadas; si bien actuaron clandestinas como espías, escritoras o en mandos militares y trincheras, un gran número más permitió el desarrollo de la guerra con su trabajo en silencio; sin la participación de las mujeres no se alcanza la revolución, pues tradicionalmente, las labores de cuidados, alimentación e higiene recaen en nosotras las mujeres, siendo trabajos por lo general no reconocidos y no remunerados. Por eso, valoramos y renombramos el trabajo de todas las mujeres que empuñaron armas y participaron en la vida militar,

Así, continúa la lista de muchas mujeres y hombres anónimos, que llevaron adelante la Revolución Mexicana, hombres y mujeres sin nombre ni rostro, sin protagonismo alguno, pues no lucharon por ser reconocidas, sino como un deber de ciudadanas, de mexicanas, sin importar del norte o del sur, que vivieron su época y fueron consecuentes con sus ideales de libertad y justicia. Mujeres y hombres que se sumaron a las tropas con diferentes responsabilidades, desde dirigir una brigada del ejército hasta abastecer de armas y provisiones, fue la fuerza colectiva lo que permitió los triunfos de la Revolución, como lo dijo Zapata en 1918 con palabras que siguen vigentes:

            “Hermanos de las ciudades, venid al encuentro de vuestros hermanos de los campos; hermanos del taller, venid a abrazar a vuestros hermanos del arado; hermanos de las minas, del ferrocarril, del pueblo, salvad a los ríos, las montañas, los mares y confundid vuestro anhelo de libertad con nuestro anhelo, vuestra ansia de justicia con nuestra ansia (…)

(…) Obreros de Puebla, de Orizaba, de Monterrey, de Guanajuato, de Cananea, de Parral, de Pachuca, del Ébano, de Necaxa, obreros y operarios de las fábricas y de las minas de la República, acudid a nuestro llamado fraternal, ayudadnos con el empuje valiente de vuestro esfuerzo; que ya cruje, que ya se bambolea esa armazón de la tiranía carrancista que, cimentada en el fango de la infidencia, forjada en la fragua de las ambiciones y amarrada con los reptiles inmundos de la impostura y de la perfidia, quiso un día erguirse a la faz del mundo, como el edificio grandioso de las conquistas de la revolución reivindicadora de nuestros derechos a la vida!

(…)

¡Salud, hermanos obreros, salud, vuestro amigo el campesino os espera! (5).

El derecho a la protesta que vivimos es efímero, pues continúa siendo reprimido por un gobierno aliado de los empresarios, donde el pueblo ve mermado su poder adquisitivo, con un salario mínimo, que, aunque haya aumentado, en los hechos rinde mucho menos por el incremento en los precios. (6); las condiciones laborales por las que se luchó en Cananea y Río Blanco no son respetadas cuando compañeros obreros, compañeros mineros, pierden su vida en el lugar de trabajo por falta de seguridad, somos millones de trabajadores que no tenemos prestaciones, aún con la jornada de 8 horas reconocida constitucionalmente; en los hechos, nuestros jornadas son de 10, 12, 15 horas y más, sin seguridad social;  mientras enfermedades curables no son tratadas por falta del servicio médico y acceso a medicinas… y así podríamos seguir enlistando muchísimas situaciones no resueltas por lo que no podemos dejar de luchar. Continuamos en la exigencia por encontrar a nuestros desaparecidos; NO a la militarización del país; rechazamos partidos políticos absurdos que no piensan ni en el pueblo ni en los trabajadores y rechazamos su sistema corrupto e imperialista. Defendemos la dignidad y los derechos para todas y todos.

A más de cien años de iniciada la Revolución, con logros alcanzados y por alcanzar, continua vigente la lucha de clases, pues la producción y reproducción del capital se da sobre la base de nuestro trabajo en el campo y en las ciudades y contra eso también luchamos, obreras, obreros y campesinos que somos: un pueblo trabajador.

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Comisión de Mujeres del PFLN

  1. Pineda, Francisco. 2016. La Rebelión de los Pueblos y la Unidad. Significación histórica de la revolución campesina de México.
  2. JAIVEN, Ana Lau. Conferencia Magistral: La Historia de las Mujeres en México (2016): https://www.youtube.com/watch?v=EKlwAmjcX-w&t=412s
  3. LOPEZ y Hernández. La Soledad Y El Fuego De Dolores Jiménez Y Muro (2001) https://historiaygenero.files.wordpress.com/2008/04/lasoledadyelfuegodedoloresjimenezymuro-orestalopezyvariniahernandez.pdf
  4. https://lacasadetodasytodos.org/portada/3164/
  5. https://lacasadetodasytodos.org/memoria/carta-de-emiliano-zapata-a-los-obreros-de-la-republica/
  6. http://maquilasquematan.blogspot.com/search/label/Opini%C3%B3n



Fundación del EZLN

El 17 de noviembre de 1983 el grupo de militantes urbanos sostiene el primer contacto con compañeros indígenas con quienes de forma conjunta se conformaría el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de acuerdo a lo determinado por los compañeros de la dirección de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), años atrás. Contribuimos aquí con un breve homenaje a esos compañeros de diferentes décadas que transformaron una tarea que se pensaba imposible en realidad: la conformación del EZLN.

El siguiente texto es un extracto de la narración de uno de los primeros compañeros de las comunidades que recibieron al núcleo guerrillero que se establecería en las montañas del sureste mexicano y que se encuentra en el tomo IV denominado “Toma de Pueblos” de la serie Dignificar la Historia.

El contacto: 17 de noviembre de 1983 

Caminamos tres días para ir a recoger a los compañeros en las lomas de Rómulo Calzada, que también le llaman San Juan, ahí termina el camino de terracería.

Los compañeros nos recibieron con abrazos revolucionarios y saludos, Comandante en Jefe Germán, Comandante Elisa, y compañero Rodo. Tres ladinos y tres indígenas, Frank, Jorge y Javier, y nosotros también como indígenas de las comunidades, T**** y H****. 

Está Jeremías, Juan, Fidencio, Samuel, Isaías, David, Daniel. La marcha continúa al día siguiente, con destino a Chuncerro, pasamos por Sultana con rumbo a Ibarra, Guanal y Plan de Guadalupe. A los compañeros ladinos van calidad de Pemex, uniformados, mis compañeros se regresan con el cargamento de armas y municiones a Tierra y Libertad, yo me quedé con los compas en mi regreso me toca el turno de regresar a casa. Me perdí un día en la montaña y ahí me quedé. Se hizo de noche, sin algo de comer. 

Tuvimos que caminar muchos días pasando a muchos pueblos con rumbo a Chuncerro, a los compañeros en calidad de PEMEX. En las comunidades nos apoyaban con un poco de alimento por el idioma que tenía tzeltal y o los otros Chol, tzotzil. Con dos pueblos H**** y T****. Así llegamos en la última comunidad lugar y entrada en la Selva Lacandona (P****). Me toca regresar a casa también mis compañeros, en las lomas más altas del lugar, nos ordenan regresar. 

Me dio la facilidad en el trabajo, de conocer a los folletos o Despertar del Pueblo, Despertar Mexicano. Boletín. El Chiltak y temas de liberación.

Había una necesidad con todas las comunidades de conocer y saber el por qué los bombardeos de Guatemala, todos preguntaban y nosotros que debemos hacer con ese enemigo de todos y también nosotros de vemos luchar y prepararnos , nos obligó a movernos más con una experiencia y conocimientos de las mismas comunidades que ellas tenían y de cómo hacer éste enlace campesino del uno al otro. 

VIVIR POR LA PATRIA O MORIR POR LA LIBERTAD

GRUPO EDITORIAL CASA DE TODAS Y TODOS




Mesa Redonda: El internacionalismo de nuestros pueblos – Xabier Mina y la insurgencia de América




¡Hasta Siempre Compañero José!

Hemos recibido la triste noticia de que el compañero José, (Josesón o el “oso” como entre compañeros lo llamábamos), ha fallecido.

Compañero mexicano, hijo de migrantes alemanes judíos en la época del nazismo. Médico de profesión, especializado en salud pública, se acercó a militar en nuestra organización en 1974 -años de persecución política-, cuando sufríamos la pérdida de los primeros compañeros en Nepantla. Periodo donde igual que siempre, cualquier ayuda, por mínima que sea, es importante en una lucha de Liberación Nacional y para una organización, que para salir adelante, obtiene sus fondos del producto del trabajo interno de sus militantes, sin recurrir a actividades que pongan en riesgo a la organización y sus integrantes.

Ya para los años ochentas, decide integrarse a participar primero como colaborador, militante urbano, semiprofesional y posteriormente ya como profesional en nuestras casas de seguridad. Recibió formación de compañeros como Aurora, Mario y Ruth, quienes sin duda alguna enseñaban con el ejemplo.  Así, vive con ellos en el estado de Chihuahua. Quienes convivimos con “Josesón”, recordamos un sinfín de anécdotas del quehacer diario como compañero, médico, intendente, mecánico, chofer, piloto y copiloto en muchos viajes necesarios para el desarrollo de los trabajos de consolidación organizativa de aquellos años.

Después del asesinato de Mario y Ruth en 1983, dedicó años de su vida en auxiliar al compañero Oscar (Fidelino), quien quedó parapléjico después del ataque a la casa donde Ruth fue asesinada por las policías locales y el ejército federal. A él debemos que Oscar tuviera cierta recuperación y aprendiera a sobrevivir en la discapacidad.

Fue miembro del Buró Político y tuvo participación en los documentos que se produjeron en aquella época como nuestras tesis políticas, en especial la Tesis de la Religión. Colaboró en nuestro periódico Nepantla en sus diferentes momentos con artículos como Tuberculosis y capitalismo, del Nepantla 9 (1980), Los palestinos (en el mundo), 1ª y 2 parte, donde el compañero nos explica la diferencia entre judío e israelita y la confrontación en esa época entre judíos y palestinos, así como la lucha de los palestinos contra los israelitas; en otro artículo nos habló sobre los accidentes de trabajo y cómo la violencia capitalista también se disfraza de “accidente”; también nos habló sobre cómo combinar el trabajo civil y la militancia revolucionaria. En 1982, en el artículo Mi testimonio, comenta sobre cómo se fue incorporando a la organización y en 1984 nos platica sobre su paso por la semiprofesionalización.

Como recordatorio al compañero, Incluimos el texto titulado “MI TESTIMONIO”, que apareció en el Nepantla 20 del año 1982:

“Ofrecemos en este número el testimonio militante del compañero José.

Cada uno de nosotros ha vivido de manera diferente el proceso revolucionario que impulsa y desarrolla nuestra organización: desde las motivaciones para nuestro reclutamiento, nuestro origen de clase, las tareas cumplidas, los estímulos recibidos y mil detalles más que conforman nuestra militancia.

Pensamos que el relato de la experiencia militante del compañero José, será sin duda un estímulo para que cada uno de nosotros acepte la invitación a colaborar en esta nueva sección…

MI TESTIMONIO

El primer contacto que tuve con la organización fue a través de un amigo cuyo conocimiento de la teoría marxista y de la situación económica y política de México me hacía tenerle respeto y confianza. Él me preguntó si estaría yo dispuesto a colaborar con gente que andaba organizando la lucha armada “en un país de América Latina”. Le hice entregas primero ocasionales y después regulares (aunque siempre pequeñas) de dinero y de cosas que me iba pidiendo; esas cosas eran objetos comunes y corrientes (y bien corrientes porque él insistía en que no gastara mucho en ellas) cuyo empleo para un proyecto revolucionario se me hacía de lo más misterioso ¿Para qué demonios querrían hilo verde que forzosamente debía ser verde? ¿Y unas cortinas viejas? ¿Vasos de vidrio? ¿Seguro que no dijiste botellas, botellas de vidrio para los cocteles Molotov?

No pasó mucho tiempo para enterarme de que ese país latinoamericano “con cuya futura revolución había empezado a colaborar”, es el nuestro. Esta bueno –pensé- pero eso de la guerra revolucionaria queda muy lejos; pues de todos modos voy a colaborar porque México Socialista es un bellísimo sueño y porque se me están pidiendo colaboraciones que puedo dar sin que me cuesten mucho trabajo y sin comprometerme demasiado. Por cierto, que desde entonces nunca, pero nunca, se me pidió algo que no pudiera hacer o que no estuviera dispuesto a hacer. En esa época estaba bien para mí el colaborar con la revolución, en tanto no se afectara mi estilo de vida: entendía la necesidad del cambio radical para más de cincuenta millones de mexicanos, también la manera de lograrlo… pero yo no estaba entre esos millones, sólo tenía con ellos un pedacito de mi conciencia.

Y siguieron las reuniones periódicas en los cafés con una compañera profesional, que fue muy hábil para amasar y echarle levadura a ese pedacito de conciencia. Ché, Inti, los tupamaros, Tania, Fucik, Viet Nam…. Empecé a devorar toda esa experiencia que el dizque marxismo universitario quiere enterrar: “Pero México no es lo mismo que Cuba; las condiciones (tú sabes) no están dadas”. Aunque sí me invitaron –me decía yo- es que ya hay una tremenda organización clandestina, miles de gentes, y como me piden poquito, ya han de tener todo listo…. Lo prolongada que ha de ser la guerra popular; lo difíciles que son los preparativos: lo cuidadosos que deben ser los reclutamientos; la existencia de militantes profesionales que no se dedican todo el día a tirar balazos, sino que tienen que comer, vestir y habitar una casa; todo eso no me pasaba entonces por la cabeza.

Me admiraba la puntualidad de la compañera profesional para llegar a nuestras citas, la paciencia que mostraba, sus opiniones sobre lo que estaba pasando en México y en otras partes, el respeto con que me trataba, el genuino interés que tenía en mis avances y retrocesos, el que nunca haya pedido más que café o un refresco nomás para guardar las apariencias.

Una sola vez la vi alterada: cuando Nepantla. Sin embargo, a pesar de tan terrible situación (ver Nuestra Historia, Nepantla No. 11), nunca se me pidió nada más de lo que estuviera dispuesto a aportar… que en ese momento fue mi miedo. Dejé de soñar y me dio por correr (se entiende que p’atrás); pasado el pánico quedó el coraje, así que continué colaborando aunque un tanto…. fruncido.

Esta admirable compañera me comentó que había una represión cada vez mayor en México, y que la gente más comprometida le llegaba más cerca. En aquel entonces no entendía yo que allí estaba la guerra; a pesar de Nepantla, a pesar de lo difícil que resultaba –y lo que resulta- la conspiración, la acumulación clandestina de fuerzas, seguía viendo la guerra como lejana, también el aumento de mi compromiso con la revolución. Curiosamente sabía, en otro compartimiento de mi coco, que las condiciones de miseria de nuestro pueblo estaban empeorando día con día, así como su inconformidad; pero no era capaz de ligar una cosa con la otra porque en medio estaban mis condiciones relativamente fáciles de vida.

Poco después caería asesinada por los soldados de la burguesía esa compañera profesional, paciente, respetuosa, responsable. Se llamaba Paz porque sabía que eso se logra con la guerra; se llamaba Aurora porque veía el futuro sin hambre de los niños, el trabajo digno de los obreros y campesinos, el techo para todos, la sociedad sin parásitos. (Ver los Comunicados Confidenciales de febrero de 1975, febrero y octubre de 1976; también Nepantla No. 8). Ahora me quedaba claro que nuestro lema va en serio, que nuestra organización era grande no por la cantidad de gente que tuviera, sino por la grandeza de compañeros como Paz. Nepantla me golpeó de lejos, no me sentí tan afectado porque no conocí (desafortunadamente) a ninguno de los compañeros caídos. Pero la muerte de Aurora me obligaba, a la vez que me hacía tener total y absoluta confianza en las FLN. La muerte de Paz hizo vivir para mí la letra de nuestros comunicados, hizo que cobrara sentido el Cal-C-tose, hizo que no viera más mis citas periódicas de café como otra rutina de las muchas que estaba obligado a cumplir.

Así se me creó, pues, la confianza en la organización. Pero seguía –y seguí por demasiado tiempo más- percibiendo a esa organización como algo externo, ajeno a mi trabajo; “yo” les daba parte de mi tiempo, de mi esfuerzo, de mi dinero, a “ellos”. Se necesita ser especial –me decía- para hacer lo que ellos hacen. Necesitaba confianza no sólo en las FLN, sino en mi propia capacidad para aportar algo. Una “inseguridad” demasiado individualista, la de creer que hay que ser “especial” para aportar algo “especial”… De cualquier manera, casi al empezar a colaborar se me pidió una lista de aquellas habilidades que yo tuviera y creyera útiles; me acuerdo que la escribí en un papelito chiquito y con letras enormes. Era fácil la posición de sentirse incapaz de hacer y de aprender a hacer. Y es que entonces ni me imaginaba todas las habilidades, todas las capacidades técnicas, todos los oficios que se requieren para cumplir con las tareas de la organización; tampoco sabía que ésta se preocupa muy especialmente de fomentar su aprendizaje entre los militantes.  Entonces estaba influido por la nefasta imagen creada por el imperialismo a raíz de la revolución cubana, de que hacer la guerra de guerrillas consiste en subirse al monte con unas armas, comenzar a tirar tiros… y ya estuvo.

Entretanto, los compañeros fueron creando mecanismos para acelerar y facilitar la adquisición de conciencia revolucionaria. Mis visitas a las casas de seguridad acabaron con la idea del “ellos y yo”, me hicieron percibir a los compañeros precisamente como compañeros, y no como marcianos; entendí que el ambiente era de lo más propicio para aprender…. siempre y cuando pusiera alguito de mi parte. Entendí lo importante de realizar una tarea común, compartida, aunque compartimentada.

En una de esas visitas me sentí muy orgulloso de que fabricáramos botas (más resistentes que las de los sardos), mochilas y hamacas. Ahora sabía para qué eran los ojillos de aluminio…………, la ………….(lona ahulada…………), y el hilo de nylon…………, todos ellos encargos que me eran explicados con mucha precisión.

Durante esa visita se me dio la tarea de confeccionar una funda para pistola que debía servir para el monte, después de 8 horas de trabajo e incontables piquetazos con la aguja de zapatero. Creí haber producido algo magnífico; pero el compañero responsable la “probó” y ¡zaz! La hizo pedacitos…. ¿Cómo llevar algo tan poco resistente …..?  Lección más que efectiva para empezar a combatir mi hasta entonces incurable tendencia al “ahí se va”.

Las visitas a las casas de seguridad le dieron un sentido más cabal, más completo a mi militancia. Además de entender para qué servían los encargos, me impresionaron fuertemente la organización y la disciplina: Sin presiones, sin fricciones, se podía convivir en un espacio mínimo con un montón de gente, además, de gente con la que uno estaba de acuerdo en cómo usar la vida… El uso y la distribución tan rigurosa de lo que había, desde los alimentos hasta la maquinaria; el que todo el mundo hiciera algo útil y no hubiera vagancia ni desagrado por el trabajo; la limpieza y el orden: el respeto y el clima de compañerismo. ¡Qué diferencia con los cuarteles del ejército burgués! Y sin embargo todo ese orden, la disciplina, el compañerismo, el trabajo, las jerarquías, conformaban la organización de un ejército, aunque de otro tipo. No es fácil para alguien acostumbrado a cierta anarquía, a las comodidades, a la disque independencia, el plantearse una vida militar; pero a pesar de eso me resultó muy atractiva y me hizo ver que no había que ser “especial” porque todo, es decir nada, lo era.

Otro hecho que influyó de manera determinante en mi relación con las FLN fue la publicación de los Estatutos. Uno está acostumbrado a leer leyes, constituciones y demás letra muerta, y se declara automáticamente enemigo de todas esas formalidades de papel. Pero ésto es diferente, porque los Estatutos reflejan mucho de lo que yo conocía de la organización, no son papeles sino realidades. Poco después, cuando presté mi juramento, en el carro estacionado frente a un centro comercial, sentí que eso ya lo había sentido y dicho antes…

En mi vida civil tenía un trabajo que me permitía sentir “importante”.  Durante mucho tiempo creí que era uno de los pocos trabajaos en los que uno no se hacía cómplice del Estado, del capitalismo. Pero a través de lo que iba aprendiendo con la militancia, me fui haciendo cada vez más intransigente (aunque no llegué a arrancarle la cabeza a mi patrón, ganas no me faltaron); como me prestaba poco a los enjuagues, a la corrupción, me hicieron renunciar cuando ya no les hice falta. Sólo entonces me di cuenta cabal de lo que había sido este trabajo: La vocación, el servicio al prójimo, la honradez ¡pamplinas! Así que me busqué una chamba en la que me pagaran sin ir a trabajar. Claro que, para no aburrirme, me fui emboletando cada día más en el trabajo de la organización.

Así, casi sin sentirlo, me vi de repente en el “tiempo completo”. Dejar la doble vida me resultó muy alivianante: La farsa de un trabajo que solamente conduce al cheque quincenal, la irritación del no poder realizar un trabajo honesto y productivo en la sociedad actual, los pleitos interiores de la distribución del tiempo entre esas dos vidas; a cambio de abandonar todo eso tengo ahora la posibilidad de obrar en consecuencia con lo que pienso, lo que me hace sentir en verdad muy bien…. Y cada día que pasa veo más coherente este nuestro negocio, veo nuestra empresa como más posible de realizar, porque hay compañeros como los que están y los que ya no están, porque está siempre el pueblo.”

Compañero José…. ¡Presente!

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!




Noviembre: ¡juventud y revolución!

En México, el 20 de noviembre se celebra como el día de inicio de la Revolución en 1910, sin embargo, muchos años antes un grupo de mujeres y hombres jóvenes guiados por Ricardo Flores Magón ya habían iniciado un movimiento armado, no sólo para deponer al dictador, sino también para alertarnos de la amenaza imperialista. Ricardo Flores Magón “murió de una enfermedad cardiaca” según los médicos de la cárcel de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos en medio de indignación y grandes protestas exigiendo su libertad. Pretendieron acabar con su labor antimperialista.

A 100 años de la muerte de Ricardo Flores Magón, reproducimos algunos fragmentos de su obra en diferentes años, que muestran su carácter revolucionario:

No fueron los ricos los que rodearon a Hidalgo en su empresa de gigante: fueron los pobres, fueron los desheredados, fueron los parias, los que amasaron con su sangre y con sus vidas la gloria de Granaditas, la tragedia de Calderón y la epopeya de Las Cruces. Los pobres son la fuerza, no porque son pobres, sino porque son el mayor número. Cuando los pueblos tengan la conciencia de que son más fuertes que sus dominadores, no habrá más tiranos”.

-Ricardo Flores Magón, fragmento de su discurso pronunciado en el centenario de la Independencia de México, septiembre de 1910.

Un año después….

“No es el voto, el derecho de pensar ni el de reunión, ni de ninguna otra de las facultades políticas que dan las leyes lo que da de comer al trabajador. El derecho de votar es un sarcasmo. Bienes materiales es lo que necesita el pueblo para poder ser libre. Que tome el pueblo posesión de la tierra y de los instrumentos de trabajo. ¿Es locura esto? Así lo aseguran los cobardes, los ignorantes y los que tienen empeño en que continúe el actual sistema de explotación a la clase trabajadora. Todos aquellos que tienen deseos de ocupar puestos públicos grandes o chicos; todos aquellos que quieren vivir a expensas de los demás, desean que Madero triunfe; pero el pueblo trabajador sensato, el que no cuenta con más capital que sus manos encallecidas en las duras labores a que lo sujetan los burgueses, los trabajadores que han sabido entender lo que Regeneración les enseña, esos no pueden seguir a Madero, no pueden seguir a los que hacen de la política su modo de vivir, sino que están dispuestos a continuar la lucha de clases, la lucha contra el capitalismo hasta hacerlo morder el polvo.”

-Ricardo Flores Magón, 1911.

Para el siguiente año:

¿Quiere paz la burguesía? ¡Pues que se convierta en clase trabajadora! ¿Quieren paz los que hacen de autoridad? Pues que se quiten las levitas y empuñen, como hombres, el pico y la pala, el arado y el azadón. Porque mientras haya desigualdad; mientras que unos trabajen para que otros consuman; mientras existan las palabras “burguesía” y “plebe”, no habrá paz; habrá guerra sin cuartel.

-Ricardo Flores Magón, fragmento de su discurso pronunciado a los trabajadores en Junio de 1912.

Para 1914….

“El trabajador que empuña una boleta electoral es digno de lástima, porque él mismo se nombra a sus verdugos, él mismo fabrica el látigo que ha de cruzarle el rostro, él mismo permite que perdure este sistema infame en que, para darse una vida regalada, es preciso tener bajo los pies a los débiles, a los ignorantes y a los tontos.”

-Ricardo Flores Magón, 1914.

En noviembre tampoco debemos olvidar a otro joven internacionalista, que a sus 28 años, en 1817 fue fusilado por el ejército realista. Nos referimos a Xavier Mina, nacido en Otano, Navarra; y quien junto a Fray Servando Teresa de Mier y aproximadamente 250 hombres, desembarcaron en nuestro país dispuestos a impulsar la lucha revolucionaria que se encontraba “adormilada”, después de perder a Hidalgo y Morelos, traicionados y fusilados por la corona española.

Muchos años después, en 1974 dos jóvenes rebeldes, sin dudarlo empeñaron sus esfuerzos para liberar a nuestro país del control imperialista.

El compañero Gabriel, fue el primer compañero que murió en al ataque de los soldados a la Casa Grande de Nepantla. No hubo advertencia ni diálogo, nada. La orden era matar.

Unos días después, en el mismo año, el compañero Alfonso no sólo empuñó las armas para no ser muerto en la Selva Lacandona, sino que, como su primer acto de rebeldía, marchó junto a sus compañeros a expulsar a los saboteadores yanquis que se entrenaban en sobrevivencia en la selva mexicana contando con la anuencia del gobierno mexicano. Lo hizo porque era su deber antimperialista. El compañero Alfonso es uno más de los compañeros desaparecidos políticos por quienes exigimos ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!

Gabriel, Alfonso, dos compañeros jóvenes, mexicanos, antimperialistas, un mismo destino. Ambos nacidos en el mes de noviembre.

También en noviembre, pero de 1983, 17 de noviembre hace 39 años, 6 compañeros militantes de las FLN, “subieron” y se quedaron en las montañas del sureste mexicano, el primer contingente de compañeros jóvenes y rebeldes para iniciar la formación del ahora conocido EZLN. Un mismo deber antimperialista. La historia no concluye…




El Socialismo sigue siendo hoy una opción válida: Florencio Lugo

Como parte de los actos de conmemoración del asalto al cuartel de Madera el 23 de septiembre de 1965, reproducimos a continuación una entrevista con Florencio Lugo uno de los sobrevivientes de estos acontecimientos.

“Yo había dicho que la lucha armada ya había pasado a la historia, que ya no se podía, pero, en fin,

eso lo va a decidir el pueblo, no nosotros. Entonces, la lucha que se está siguiendo es válida,

desde luego, eso es bueno, la lucha no violenta, ¿verdad? Pero si en un momento dado el pueblo se ve

en la misma situación en que nos vimos nosotros en aquella época y responde a la violencia institucional

con la violencia revolucionaria, eso lo va a decidir el pueblo.

Florencio Lugo, último sobreviviente

del asalto al Cuartel de Ciudad Madera, Chihuahua

Si pudiéramos resumir en una palabra la vida de Florencio Lugo -último sobreviviente del asalto al cuartel de Ciudad Madera, Chihuahua en 1965, sería el de ser congruente con su ideología. A 57 años de la gesta heroica que abrió en México el camino a muchas otras organizaciones en la lucha por un mundo de igualdad y justicia, Lugo sostiene que aún con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), el socialismo aparece en el horizonte como la única alternativa contra el capitalismo rapaz que pone a la humanidad al borde de la extinción.

Y para él, la lucha pacífica que enarbolan los movimientos sociales en la actualidad es tan válida como la lucha armada, pues las formas de resistencia las decide el pueblo y no un pequeño grupo de líderes o representantes. Pero advierte que “si en un momento dado el pueblo se ve en la misma situación en que nos vimos nosotros en aquella época y responde a la violencia institucional con la violencia revolucionaria, eso lo va a decidir el pueblo”.

Este año, por primera vez las autoridades del Municipio de Madera buscan capitalizar a su favor la simpatía del pueblo por los combatientes que sacrificaron su vida en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria. Como es ya la política del régimen hacia otros movimientos, en Ciudad Madera se busca institucionalizar un hecho histórico para oscurecer las causas que le dieron origen (muchas de las cuales siguen vigentes).

Sin embargo, para Florencio Lugo este es un logro mientras “seamos más inteligentes que ellos” y no nos dejemos engañar. Dar continuidad a la lucha de 1965 es el mejor tributo y homenaje a los combatientes, ya que se trata de una historia viva y no congelada en estatuas y monumentos.

Ya considerando los 57 años que han transcurrido desde el asalto al cuartel, han pasado muchas cosas. El derrumbe del socialismo en la URSS y otros sucesos ocurridos, han llegado a cuestionar la validez de la lucha por el socialismo, que era el propósito del movimiento en Madera. ¿Qué opina usted de todas estas corrientes que cuestionan el socialismo como una alternativa? 

Definitivamente son opiniones que ya he escuchado en otras ocasiones. Lo que puedo decir yo al respecto es que nosotros vivimos nuestro tiempo, hicimos lo que se tenía que hacer en ese momento, en esa época, en esos días. Este… yo le he llamado… fue una circunstancia histórica, lo nuestro. Entonces, sí es cierto; cuando cayó el socialismo, cuando la Unión de Repúblicas, cuando la URSS cayó, sí dije, yo pensé “pues hasta aquí llegó la posibilidad, ¿no? Pero después fui reflexionando y me di cuenta que no; la lucha sigue, de una u otra manera, pero la lucha sigue. Siempre lo he dicho. Nosotros perdimos una batalla militar, pero logramos un triunfo ideológico-político, que es el que sigue en la historia, y seguirá en la historia. Y según estoy viendo, cada vez toma más impulso, más fuerza, ¿no?, con lo que acabamos de ver aquí en Madera me doy cuenta de eso. Yo había dicho que la lucha armada ya había pasado a la historia, que ya no se podía, pero, en fin, eso lo va a decidir el pueblo, no nosotros. Entonces, éste, la lucha que se está siguiendo es válida, desde luego, eso es bueno, la lucha no violenta, ¿verdad? Pero si en un momento dado el pueblo se ve en la misma situación en que nos vimos nosotros en aquella época y responde a la violencia institucional con la violencia revolucionaria, eso lo va a decidir el pueblo.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional reivindica el asalto al cuartel de Madera como el inicio de una lucha más amplia, que continuó con el EZLN. ¿Qué piensa usted de esto?

No, pues definitivamente los sucesos del 23 de septiembre del 65 en Ciudad Madera fueron el inicio de todo un movimiento que se vino a dar. Después de lo de Madera surgieron muchísimos grupos: Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Movimiento 23 de Septiembre, la Liga 23 de Septiembre. La Liga pues todavía sigue vigente. Definitivamente es el inicio, fuimos los pioneros de este movimiento revolucionario actual contemporáneo. Pues sí estoy de acuerdo con esa opinión.

Hemos visto que el capitalismo tiene mucha capacidad de aprender, de absorber para mantenerse, para prolongarse. Se apropia de estos movimientos al institucionalizarlos. ¿Piensa que pueda pasar esto con el movimiento en Madera ahora que el municipio por ejemplo ya lo asumió como un evento oficial?

Tenemos que tener la capacidad, la inteligencia para aprovecharnos nosotros de esa situación y seguir con nuestro movimiento. Eso es lo que se tiene que hacer en este caso. Tenemos que ser más inteligentes nosotros. Claro, los poderosos obedeciendo órdenes de los dueños del mundo que son más poderosos, tienen todo un programa mundial a su favor. Entonces ahí se valen de todo, absolutamente de todo para salirse con lo que ellos quieren, lograr lo que ellos quieren. Enajenación al cien al pueblo, hay mucha enajenación, pero hay también un número importantísimo de gente que no se ha dejado enajenar y eso es lo importante y es lo que tenemos que estar al pendiente, y que no se vaya a perder eso, que no nos vayan a enajenar también a nosotros.

Desgraciadamente hay muchas personas, compañeros que se han identificado como de izquierda pero que siguen los dictados del capitalismo. Sin darse cuenta, no lo hacen de mala fe. Sin darse cuenta están cayendo en la trampa. Entonces eso es lo que debemos de cuidar nosotros y cuidar que la gente no caiga en esa trampa. Hay programas que aparentemente están a favor de un sector y le ponen todo a favor de ese sector, pero en contra de otro sector. Aparentemente ellos están haciendo el bien por un sector, pero lo que están haciendo en realidad es poniendo en contra a un sector con otro para que nos olvidemos de la lucha. Divide y vencerás. De todo eso tenemos que estar al pendiente y seguir adelante.

¿Sigue siendo válida en esta situación mundial la lucha por el socialismo?

Claro, es que tenemos que seguir luchando por el socialismo. Si los dueños del mundo ganan y derrotan al cien por ciento al socialismo, bueno, pues ni modo. Que parece que por ay van, por ay van, ni modo, Pero nosotros, hasta el último momento seguir luchando por el socialismo. En Durango, una joven periodista me entrevistó y cuando tocamos el tema de que nosotros luchábamos para derrocar al sistema capitalista para instaurar un sistema socialista económico político, la muchacha me dijo: “oiga, pero el socialismo ya no existe”. Precisamente por la caída de la URSS. Le dije: “no, espéreme, sí existe. Ahí está Cuba, que hasta ahorita sigue firme. De aquí para adelante yo no sé lo que vaya a pasar, pero hasta ahorita sigue firme. Entonces tenemos que seguir firmes, tenemos que seguir luchando por el socialismo. Es más, hay compañeros que dicen: “el socialismo es lo único que nos salva del imperialismo”. Y lo he visto recientemente, que alguien por ahí lo dijo y lo siguen promoviendo, ¿no?

Hablando de esos engaños de las izquierdas supuestas que a veces surgen.

¿Qué piensa usted de la 4T y de todo ese movimiento?

Híjole. En 2019, cuando nos dieron el reconocimiento, el Premio Nacional Carlos Montemayor, me entrevistaron y me hicieron esa pregunta: “¿Qué opina usted de cómo está gobernando el señor López Obrador?”, esto y lo otro. Bueno, yo digo que el señor López Obrador es una persona con buenas intenciones, es una buena persona. Desgraciadamente está gobernando dentro del mismo sistema capitalista. Es ese el gran problema. Ahora, muchos de los compas de izquierda confunden. Hablan de democracia proletaria. Le llaman democracia proletaria a la actual. No, es democracia burguesa. La democracia proletaria es muy diferente. ¿Qué es lo que quiero decir? Que Morena puede durar dos sexenios, o a lo mejor le dan chance y dura tres. Pero valiéndose de esa democracia, los priístas, panistas y compañía se van a aventar con todo y van a decir: “no, es que tienes que respetar a la democracia. Ya tuviste doce años, ahora vamos nosotros”. Y con más fuerza, desde luego. Así lo hicieron con Acción Nacional, que fue lo mismo o peor: “Pérate tantito, ya tuviste tus doce años, ahora seguimos nosotros”. Siguió el PRI, pero, ¿cómo vinieron? Más voraces, más hambrientos

¿De alguna forma el gobierno de la 4T le hace un favor al capitalismo al aplacar las movilizaciones?, ¿al legitimar una supuesta democracia que no existía?, ¿finalmente al regresar a la cara del viejo PRI?

Pues definitivamente sí. Está dentro del mismo sistema capitalista. La diferencia es que no me puedo poner en contra de López Obrador porque entonces estaría favoreciendo al PRI y al PAN. Tengo que seguir, y además agradecerle ciertas cosas que ha hecho por ahí, reformas que los otros jamás. Por ejemplo, esto que vemos ahorita. Antes trataban de minimizar, trataban de ocultar todo lo que tuviera que ver con el movimiento revolucionario armado. Ahora con esto, pues nos dan oportunidad de salir un poco, y de seguir adelante y echarle ganas.

Como que desmoviliza estar esperando migajas de allá arriba, ¿no?

Desgraciadamente así es. Es lo que mencionaba hace un momento: compañeros de izquierda que: “no, todo está bien, está perfecto, vámonos, y arriba y adelante” (ríe).

A nivel mundial hay un control más centralizado de la información, ya te vigilan a través de los celulares, la computadora, correos electrónicos, todo está intervenido. ¿Esta intervención y este control descartan o niegan ya la posibilidad de una organización más clandestina, más cerrada? ¿O todavía es posible?

Depende de los participantes en X organización, depende, porque si nos cuidamos, si dejamos a un ladito el celular, si dejamos a un ladito la computadora… Aunque de vez en cuando tengamos que revisar, porque ahí nos damos cuenta de muchas cosas, ¿no? Pero si tenemos la capacidad y la inteligencia para medio bloquear ese control que ellos ejercen, pues hay que hacerlo y hay que seguir adelante, definitivamente es cierto.

¿No habrá un control total nunca?

No. Si nosotros nos dejamos claro que sí. Pero no debemos permitirlo. Tenemos que actuar con mucha inteligencia. Mientras no se dé la lucha armada y sigamos como vamos ahorita, tenemos que actuar con mucha inteligencia. Hace tiempo decía yo que ha estado haciendo falta en todo México una organización de izquierda revolucionaria auténtica. Entonces, pues es lo que estamos platicando ahorita, ¿no? Entonces adelante, vámonos, hay que seguirle.

¿Y qué piensa usted de estas nuevas generaciones de jóvenes en movimientos sociales? Uno piensa que las ideas ya se van quedando rezagadas y sin embargo hay jóvenes que se van incorporando. ¿Qué piensa usted de esto?

Hay una enajenación tremenda en la juventud, al menos en México, en los Estados Unidos, en los países más conocidos por nosotros. Pero afortunadamente no todos los jóvenes caen en eso. Por ejemplo, con el futbol, la juventud enajenada. Está bien, ok, es un deporte y hay que verlo, pero no hay que enajenarse. No hay que dejarse controlar de esa manera, porque ya es un control tremendo. Y así como el futbol, utilizan muchas otras cosas para enajenar, sobre todo a las nuevas generaciones, a la juventud. Entonces, mientras haya una parte de esos jóvenes que no estén completamente enajenados, ay la llevamos, porque, ¡ah carajo!, sacan cualquier moda ridícula… Y la mayoría de la gente, jóvenes y no tan jóvenes, caen en ello. Veo yo -y me da un poco de tristeza- señores adultos, grandes, con aretes, con molotitos. Qué pasó, ¿no? Son modas que nos están imponiendo. En último caso no le pasa nada a un hombre por ponerse aretes, pero ahí nos están demostrando que cayeron en la trampa. Entonces, definitivamente, mientras haya jóvenes que piensen diferente y no se dejen engañar, ay la llevamos y hay que estar muy atentos a que siga el movimiento.

Si usted pudiera corregir errores dentro de toda esta lucha que ha llevado adelante, ¿cuáles corregiría?

Principalmente hacer conciencia en la sociedad, en la juventud y en los adultos también, en la gente como nosotros, que desgraciadamente se está dejando llevar por ciertas cosas. Definitivamente hacer conciencia con esta gente, seguir con lo nuestro, para ir creciendo nosotros, pues. A mí me dan mucho gusto estos eventos que vi, porque fueron totalmente diferentes a años pasados. Y en todos los eventos, mucha gente. O sea, que cada vez tenemos más gente a nuestro favor. Eso es lo que tenemos que cuidar.

Bueno, yo le preguntaba errores dentro de la lucha armada. Se cometieron errores. ¿Usted qué errores hubiera corregido de haber podido? Errores de táctica, de estrategia, no los que estuvieron fuera de sus manos.

Bueno. Arturo Gámiz en uno de los encuentros estudiantiles en la sierra propuso la creación de clubes de la juventud trabajadora. En Nuevo Casas Grandes formamos un club. Ahí fue donde nosotros nos dimos cuenta de la cuestión revolucionaria. Ahí me di cuenta yo de personajes que ni me imaginaba. Me di cuenta de revoluciones, por ejemplo, la cubana, la vietnamita, la revolución china, la revolución soviética, en fin. Entonces, yo propuse también ya hace algo que esa podría ser una de las formas de seguir adelante: crear comités, ya no vamos a decir clubs de la juventud trabajadora, pero comités que recluten juventud y que vayan haciendo conciencia con ellos; pero mi propuesta nadie la escuchó. Yo la tengo escrita, ahí está en los libros que tengo. Arturo visualizó eso, pero no se cumplió. Uno de los errores nuestros fue que no se llevó a la práctica. Aun así, se formó una red urbana. Y yo, con mi salida de Madera el 23 de septiembre, y mi salida del estado de Chihuahua, compruebo que sí había una red urbana. ¿Por qué? Porque yo caminé, caminé herido, no sé, seis u ocho días, perdí la cuenta. Andaba por la sierra, me guiaba únicamente por la salida del sol y seguía mi camino, hasta que llegué al Presón del Toro. ¿Cómo llegué ahí? Porque iba yo caminando y empecé a oír ladrar perros. Dije: “por aquí tiene que haber una ranchería, tiene que haber gente”. Entonces ya me orienté y fui y sí efectivamente llegué al Presón del Toro. Ahí pedí ayuda. El primer campesino con el que tuve contacto dijo: “sí claro, cómo no, aquí lo ayudamos”. Me dieron toda la ayuda que pudieron, me hicieron la primera curación. Luego, les dije que tenía que irme porque nosotros teníamos un reglamento que para nosotros era verbal, pero uno de los puntos de ese reglamento era no permanecer más de dos días en un lugar. ¿Por qué? Por seguridad propia y por seguridad de las personas. “No, espérate hasta que ya estés mejor” No, no puedo, por esto y esto. “Ah bueno, ok”. Y ya ellos me orientaron y llegué a Ignacio Zaragoza. Ahí llegué a la casa de un tío mío. Él me llevó con el doctor Raúl Peña Garibay, quien me hizo otra curación, no a fondo, pero lo que pudo él lo hizo. Ok, y lo mismo. A los dos días “me tengo que retirar”, “No, espérate”, “No, tengo que irme, por esto”, no pues entendía. Además, la vigilancia en todo Chihuahua estaba tremenda. De ahí me fui al ejido Los Pinos a pie. Del ejido Los Pinos bajé y llegué hasta Galeana. Ahí sí ya pedí aventón. Y ahí un señor ya mayor me dio aventón. Ya no se me notaba tanto el problema. Llegué a Casas Grandes y el doctor Julio Muñoz me hizo otra curación más a fondo. Y el doctor Julio me sacó, porque no hubo quién me pudiera sacar de Casas Grandes. Me echó a su carro, y ¡vámonos! Me llevó al Valle de San Buenaventura con el doctor Ramiro Burciaga. Y de ahí sí ya me dieron una ayuda económica, y “que te vaya bien, cuídate mucho”. Ahí abordé un autobús, y vámonos. Llegué a Salaices, Chihuahua y ahí José Luis Aguayo Álvarez, que era el presidente de la asociación de alumnos, y algunos de ellos, me dijeron que “en México buscas a fulano de tal”, y no, pues sí. Entonces, con esto estoy demostrando yo que existía una red urbana a la que perteneció Oscar González, un activista de los principales en esa red urbana.

¿Y usted sí piensa que hubo una delación de parte del capitán Barajas?

Sí, definitivamente sí la hubo, está comprobado. Yo me fui a Chihuahua porque andábamos escasos de dinero, me fui cuando estábamos en el entrenamiento. Y en Chihuahua busqué al doctor Gómez, platiqué con él, le dije la situación en la que nos encontrábamos. “No se preocupe”, me dijo, “ya vamos nosotros también para allá, ya la situación va a cambiar un poco”. Pero ya se había hecho la mayor parte del entrenamiento. Por ahí en alguna parte, allá en el DF, no recuerdo bien, el mismo doctor me dice: “tenemos que hacer contacto con un capitán, con un militar retirado. Ah, bueno, pues se hizo el contacto. Llevó a este señor con nosotros al grupo y al poco tiempo empezamos a desconfiar de él, porque el entrenamiento que nos dio en el DF era más endeble que el que nosotros habíamos hecho por nuestra cuenta. Nosotros hacíamos prácticas de campamento, prácticas de tiro al blanco, de desarme, en fin. Y bueno, pues también seguíamos en la cuestión ideológica, que era muy importante. Entonces llegó este señor, el capitán y empezamos a desconfiar de él. Creo que se desapareció un croquis que había hecho Gámiz; pues la desconfianza fue mayor. Entonces Arturo y Salomón dijeron: “no, ay que darle agilidad a esto”. Y bueno, salimos en diferentes grupos para no llamar la atención, pues. Y uno de los grupos era el de Salvador Gaytán y Juan Antonio Gaytán, que iban a subir a la sierra y bajar armas que se habían quedado allá. Llegando a Chihuahua enviaron a otro grupo a que entrara a Ciudad Madera a ver qué podrían investigar, cómo estaban las cosas, cuántos soldados había, en fin. Y esos dos grupos y nosotros, trece que salimos de Chihuahua para acá para la sierra, teníamos que hacer contacto en cierto lugar que habían acordado ellos, pero no llegaron. Los que entraron a Ciudad Madera se regresaron y se fueron hasta Chihuahua. Y Salvador y Juan Antonio dijeron que no habían podido cruzar el río, ok.

¿Y este tren que entra cuando está el ataque al cuartel fue parte de la delación?

Yo digo que sí. La versión de Ramón Mendoza era diferente. Yo digo que sí, porque cuando a Rafael Martínez Valdivia y a mí nos dieron la consigna de someter al velador de la Casa Redonda, amarrarlo para que no fuera a avisar, no estaba. Entonces, de repente una máquina prende las luces y echa a andar, aluza la línea donde estaba Arturo, Salomón y Ramón, y bueno, eso les favoreció al cien por ciento a los soldados. Pero Ramón Mendoza dice que no, que los mismos maquinistas le hicieron señas. Pero el daño lo hizo la máquina. Había la consigna de “órale, háganlo” y así se hizo.

El capitalismo ha llegado a un punto en que ya el planeta está demasiado contaminado, existe el peligro de la guerra nuclear, devastado ya. ¿Hay esperanzas de un rescate planetario desde una lucha socialista? O nos limitamos a pequeñas resistencias regionales, locales…

Por lo menos tenemos que pensar en esas resistencias mientras vemos hasta donde llegamos, hasta donde podemos avanzar. Todavía, creo yo, estamos a tiempo. Si la población mayoritaria, la clase baja abriéramos los ojos en serio, estamos todavía a tiempo de salvar la situación. Pero si no lo hacemos, quién sabe a dónde llegue el mundo. Claro que los poderosos tienen todo a su favor. Tal vez tengan asegurado que ellos van a seguir. Entonces la humanidad continuará después. El mundo, la tierra, tiene capacidad para auto-sanarse. Todo el daño que se le está haciendo, la tierra tiene todavía capacidad de sanar. La humanidad va a seguir después, pero la gran mayoría vamos a quedar ahí si no abrimos los ojos a tiempo, si no actuamos a tiempo.




Nuestra América: nuestras madres, nuestras tierras

“Y así las cosas, vinieron a hacernos evacuar.

Vinieron a estacionarse en el mercado. (de Tlaltelolco

Fue cuando quedó vencido el tlatelolca, el gran tigre, el gran águila, el gran guerrero.

Con esto dio su final conclusión la batalla.

Fue cuando también lucharon y batallaron las mujeres de Tlatelolco lanzando sus dardos.

Dieron golpes a los invasores; llevaban puestas insignias de guerra; las tenían puestas.

Sus faldellines llevaban arremangados,

los alzaron para arriba de sus piernas para poder perseguir a los enemigos. Fue también cuando le hicieron un doselete con mantas al capitán allí en el mercado, sobre un templete.

Y fue cuando colocaron la catapulta aquí en el templete.

En el mercado la batalla fue por cinco días.”

Miguel León Portilla. Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista. Capítulo 1 Memoria Mexica de la Conquista. Pag. 299

Este 12 de octubre conmemoramos el día de la resistencia de los pueblos indígenas ante la invasión española, luchamos por Nuestra América, para nosotros como pueblos originarios es el Cemanáhuac de los pueblos nahua, en Mixteco Ñu´u nchá´í o Ñuu ayivi; para los Tzotziles es Balumil; en Wixárika Tatei yurienaka; en Navajo es Ni´asdzaán;  en Rarámuri: Kawi; en Lacandón: Lu´um ha, Kab, Kaba; en Ikootj: Nangaj ieth; en Cuicateco es el Yaedi ñuu´; en Zapoteco es Guidxilayú. La Madre Tierra, la Pacha Mama de los pueblos de América del Sur, el Abya yala de los pueblos Kuna, la Patria Grande del Libertador, Simón Bolívar.

Desde Occidente, en esta fecha del calendario gregoriano, rememoran y rinden homenaje a los encubridores del genocidio, saqueo, despojo, de la invasión, de la guerra de conquista; le llaman descubrimiento de américa olvidando que antes de ellos los pueblos de nuestra América teníamos historia en nuestras tierras, en nuestras Matrias.

Los pueblos originarios hemos estado defendiendo, recuperando, ocupando, resignificando y reivindicando, los más de 500 años de resistencia indígena, negra y popular. Para nosotros son por lo menos cinco siglos de lucha continua frente al poder, contra el imperialismo, el colonialismo y el exterminio de nuestros pueblos; contra el saqueo, el despojo de nuestras tierras, montes y aguas, contra la explotación, el sometimiento, la esclavitud y el genocidio, por la defensa de nuestra existencia y permanencia como pueblos vivos y libres. Marx identificaba estos métodos como el sistema colonial que:  

“…se fundan sobre la violencia más brutal. Pero todos ellos recurren al poder del Estado, a la violencia organizada y concentrada de la sociedad… El trato dado a los aborígenes alcanzaba los niveles más vesánicos, desde luego, en las plantaciones destinadas exclusivamente al comercio de exportación, como las Indias Occidentales, y en los países ricos y densamente poblados, entregados al saqueo y el cuchillo, como México… La violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica… Si el dinero, como dice Augier, ‘viene al mundo con manchas de sangre en una mejilla’, el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies.” [1]

La guerra de conquista, el exterminio y devastación de pueblos originarios, hizo posible la riqueza de Europa, se instauró un sistema colonial, un poder mundial, una estrategia de larga duración, que, hasta nuestros días se mantiene, por lo que seguimos luchando contra ese lastre. A partir de entonces, desde el poder se nos nombró “indios”, a los pueblos originarios; se instituyó el racismo como principio organizador del sistema capitalista. “Indio, india”, serán los pobres de todo, despojados de todo, de sus tierras, de sus cuerpos, de sus lenguas, de sus culturas, de sus mundos-territorios; de nuestras filosofías, seríamos las y los desalojados, desamparados, desaparecidos, descalzos, desconfiados, traidores, desvergonzados, desconocedores, desfalcados, ladrones, desgraciados, crueles, desiguales, desnutridos, burros, despiadados, salvajes, caníbales, sodomíticos, desplazados, desprotegidos, desterrados, disfuncionales, patarajadas, disímiles, inamistosos, disipados, alocados, disminuidos, viciosos, disparatados, míseros, distantes, cobardes, ignorantes, incultos, iletrados, imperdonables, ilícitos, vengativos, impúdicos, mugrosos, puercos, impunes, inalcanzables, maleducados, incapaces, inconstantes, insensatos, comepiojos, incontrolables, brutos, indefensos, mentirosos, mañosos, indolentes, rebeldes, haraganes, indomables, insumisos, infantiles, inocentes, malditos, insensibles, imprudentes, ingratos, inclementes, abobados, inconstantes, desobedientes, convenencieros, bestiales, supersticiosos, hechiceros, agoreros, nigrománticos, adoctrinados, los pinches pueblos…seríamos las y los incivilizados que habría que “civilizar”, las y los infieles que habría que cristianizar, las otras y los otros a conquistar, a humillar, a derrotar, a aplastar, a exterminar, a borrar; pueblos sin territorio, sociedades preestatales, grupos minoritarios; entre muchas otras más formas en que se nos dice despreciativamente a los pueblos originarios, como lo describen los antiguos documentos de frailes, monjes y todos los eclesiásticos, como hasta ahora sigue perviviendo en la cotidianidad de nuestras vidas, en los medios masivos de comunicación, en las calles, muchas veces, en nuestras propias casas.

Esa ideología ha servido a las estructuras de poder para justificar las guerras, para justificar las desigualdades económicas, sociales, políticas e ideológicas, para jerarquizar y monopolizar la fuerza de trabajo de hombres y mujeres, para crear el mayor ejército industrial de reserva para el capital, para ideológicamente arrebatarnos nuestra identidad como pueblos, para establecer como único criterio: “tienes, eres”, los ricos valen, los pobres no.

A la par de la invasión en América, los pueblos de África también fueron devastados, el impacto fue inmenso, millones de personas asesinadas, torturadas y sometidas a la esclavitud, es incuantificable el dolor y el odio.  Frente al poder y contra Monarquías, Sultanatos, Estados, Reinos e Imperios, desde los tiempos remotos del origen de las culturas del proceso civilizatorio, los pueblos originarios, los pueblos negros han generado procesos de liberación en sus territorios de origen y en la América, territorio también creado y transformado por ellas y ellos. El proceso de cimarronaje en las montañas del continente, en las costas, selvas, desiertos y los rincones más inhóspitos, agrupaba a miles de individuos, comunidades y grupos cimarrones indígenas y afroamericanos se reposicionaban en las montañas para vivir libres, con resistencia y en permanentes ofensivas; la configuración actual de muchos de los territorios, pueblos y comunidades obedece a esta estrategia de lucha.

Los pueblos originarios y africanos nos hemos disputado el existir, el persistir y el ganar una lucha que hasta ahora no termina, la fuerza de las resistencias de los pueblos en la guerra, desde los corazones, las mentes y las almas. Mientras más se nos intenta reducir, segregar, desaparecer, mutilar o disolver en la categoría de “india, indio”, con nuestra diversidad, complejidad, multiplicidad de posibilidades de existir, con nuestros miles de rostros-corazones como pueblos que somos, los pueblos dignos nos remontamos a las experiencias de lucha, rebeliones, insurrecciones, que hemos emprendido durante más de 500 años.

En lo que ahora conocemos como América vivimos más de 1000 millones de personas, así también se sabe de la existencia de alrededor de 1000 “lenguas vivas”[2], en el continente. Este último dato de lenguas como elemento de análisis y rasgo identitario de los pueblos originarios de toda América, sabemos que es mucho menor de lo que pervive en nuestro territorio, pues producto de las guerras y de las estrategias desde el poder, no se tiene certeza numérica de las lenguas y pueblos originarios.  Aún con estas limitaciones, somos por lo menos mil pueblos que resistimos y que luchamos por la vida, porque podamos vivir en paz, por tierra y libertad en América y el mundo.

De estos mil millones de personas, al menos la mitad somos MUJERES. En toda esta historia de larga duración, las mujeres hemos participado activamente en los procesos de resistencia, liberación, lucha…. de nuestros territorios. Antes de la guerra de conquista, durante ella en los procesos de resistencia y construcción del cimarronaje contra la invasión española, las mujeres negras y de los pueblos originarios sobrevivimos a las condiciones de esclavitud, hostigamiento, del huir a salto de mata; logramos reposicionarnos en la lucha histórica, no sólo en las tareas domésticas de acompañamiento, de cuidado y trabajo dentro de los palenques donde además éramos la gran minoría pues la mayoría de nosotras no sobrevivía la persecución; rescatamos las semillas y sembramos nueva vida en territorios liberados a partir de la lucha y la reproducción social y biológica, resguardamos las formas milenarias heredadas de cuidar nuestra salud, nuestros cuerpos, nuestras vidas, en lo que hoy conocemos como medicina tradicional y partería.

Históricamente las mujeres de los pueblos originarios, como muchas otras mujeres hemos sido cuidadoras, sostenedoras, reproductoras de vida y de un sistema social, pero también hemos sido y somos quienes hemos decidido libre, consciente y voluntariamente nuestra participación como cocineras, sanadoras, mensajeras, combatientes, comandando ejércitos, articulado procesos políticos entre pueblos y regiones con grado político militar. En condiciones de guerra nos hemos hermanado con mujeres y hombres que tenemos una perspectiva de clase, de lucha, de memoria histórica y de lucha por nuestros derechos específicos, hemos sobrevivido a las guerras de exterminio, para cuidar, sostener, reproducir, transmitir y retransmitir la memoria, la historia, la esperanza, la conciencia revolucionaria y voluntad férrea del cuidado de la vida toda.

Hemos combatido en los procesos de independencia de los pueblos naciones[3], en los procesos revolucionarios[4], en las guerrillas y luchas armadas de toda América por la liberación de sus naciones[5]; frente al sistema capitalista neoliberal por la defensa de los territorios; contra el genocidio: infanticidios, feminicidios y desapariciones forzadas, contra la impunidad y por la justicia, contra las dictaduras militares, contra el imperialismo,…Tenemos ejemplos dignos y admirables luchas como las de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina, el Comité ¡Eureka! en México[6], el Comité de Padres y Madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, las Madres Buscadoras de Sonora y todas esas madres buscadoras de personas desaparecidas en América Latina,  así también todas aquellas mujeres que participan activamente en cientos de organizaciones sociales civiles de los pueblos originarios, las estudiantes y maestras organizadas por una educación digna para todas y todos, las trabajadoras y campesinas que heroicamente han dado su vida y siguen poniendo el cuerpo y alma por un mundo más justo, por la defensa de los cuerpos-territorios nuestros; nuestras luchas son tan diversas, complejas y múltiples como pueblos en América y el mundo habemos.

¡Vivir por la patria o morir por la libertad!

Comisión de Mujeres del PFLN


[1] Marx, K. (1998): El capital. Libro Primero, El proceso de producción del capital, Tomo I, Vol. 3 Marx, K. (1998): El capital. Libro Primero, El proceso de producción del capital, Tomo I, Vol. 3

[2] Ethnologue: languages of the world https://www.ethnologue.com/

[3] Mujeres en la Independencia de México https://lacasadetodasytodos.org/portada/mujeres-en-la-independencia-de-mexico/

[4] Mujeres revolucionarias, la memoria de nuestras tierras, de nuestras luchas https://lacasadetodasytodos.org/portada/3164/

[5] Mujeres revolucionarias: 1969-2022 https://lacasadetodasytodos.org/portada/mujeres-revolucionarias-1969-2022/

[6] La primavera volverá… https://lacasadetodasytodos.org/portada/la-primavera-volvera/




Sobre la democracia

Cuando hablamos de Democracia, nos referimos a algo muy distinto a lo que comúnmente, desde el poder, nos hacen creer. Nos hacen creer -engañándonos- que la democracia depende de un conjunto de instituciones: los partidos políticos electorales (SISTEMA DE PARTIDO DE ESTADO), las autoridades electorales como el Instituto Nacional Electoral o el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; nos dicen que la democracia se celebra en las jornadas electorales, y después de que se entregan los resultados de las votaciones, los representantes -diputados o senadores- y los gobernantes -municipales, estatales o a nivel federal- ejercen sus “complicadas” funciones “en favor del pueblo” y a sana distancia de él, desde los palacios legislativos o de gobierno. Pero…eso, para nosotras y nosotros, no es democracia. No lo es, aun considerando la posibilidad de que no existieran fraudes electorales. No lo es porque el pueblo no gobierna, ni los intereses de las clases desposeídas y oprimidas están representados realmente por ninguno de los partidos políticos, ni por “los representantes populares” -diputados o senadores-, tampoco por los gobernantes.

Siendo así, nosotras y nosotros luchamos por un ejercicio político que transforme la realidad y responda a las necesidades y demandas sociales. No nos conformaremos con la política del espectáculo, la simulación, las verdades a medias. Luchamos por una política que atienda las verdaderas demandas de las y los trabajadores, atacando de raíz las causas reales de sus problemáticas: luchamos por una política que vaya en contra de los intereses del capital.

Puede que haya gobernantes que resulten “populares”, “muy queridos incluso”. Eso no significa que, a través suyo, la voluntad del pueblo se esté volviendo gobierno.

Es decir, la popularidad de un líder carismático, con altos índices de aprobación, no implica necesariamente que sus acciones de gobierno sean la voluntad del pueblo; aun cuando varias de sus medidas de gobierno funcionen como paliativos, aliviando algunos problemas de forma momentánea. ¿Cómo podemos afirmar esto? Pues en principio, porque toda la política social está dirigida a favorecer los intereses empresariales y porque el pueblo, hoy, no está -en su mayoría- lo suficientemente organizado, y sin una organización con nuevos horizontes, no hay forma de que la voluntad del pueblo pueda convertirse en un programa de gobierno.

Puede decirse, llegado este punto, que aparentemente ese es precisamente el papel de los Partidos políticos: “plantear distintas opciones de gobierno al pueblo”, ponerse en oferta durante las campañas políticas, y que el pueblo elija. El problema en esto es que los partidos políticos electorales no son representantes del pueblo: en lo general, son representantes de complejos intereses; de patrones explotadores; de los intereses extranjeros. Son, sin más, instrumentos del capital, no del pueblo.

La necesidad de un Movimiento de Liberación Nacional (o como deba llamarse) recae ahí precisamente: en que sin una organización amplia, transversal a todos los sectores oprimidos y explotados, no hay posibilidad de que el pueblo se vuelva uno, soberano e independiente; es decir, que sin un instrumento organizativo con horizonte revolucionario, los pueblos dependerán siempre de un poder ajeno a ellos, que los explota, que los controla, que los oprime, que los obstaculiza para desarrollar sus procesos políticos, y en consecuencia, no gobernará el pueblo, sino alguien más en su nombre: el capital nacional y extranjero.

Nuestra tarea es por tanto aportar nuestros esfuerzos organizativos a nuestro pueblo para que sea él quien gobierne, desde una vida democrática verdadera, genuina; desde asambleas, desde barrios, desde comunidades, desde formas concretas de participación cotidiana, mediante la toma de decisiones, la construcción de acuerdos, el desarrollo de trabajos y el goce colectivo y pleno de sus resultados, con toda la diversidad y diferencias de los pueblos. Esto es lo que nosotros consideramos democracia: un gobierno del pueblo plural y diverso.

A diferencia de los partidos políticos electorales, que son franquicias que tienen como objetivo el enriquecimiento de un grupo; la perpetuación en el poder; la consolidación de un Estado gerencial al servicio del Capital, nuestra propuesta es la de una organización para garantizar la participación y la democracia directa; somos propuesta con un horizonte nacional y revolucionario.




Conmemoración del Asalto al Cuartel Madera

El 23 de septiembre del año en curso se realizó en Ciudad Madera Chihuahua el Primer Encuentro en la Sierra, con la participación de colectivos de varias regiones del país y en el marco de la conmemoración del 57 aniversario del asalto al cuartel, realizado en 1965 por un grupo de guerrilleros en esa localidad.

El evento fue organizado al margen de la conmemoración oficial y representa un esfuerzo para ampliar y fortalecer la lucha pacífica contra el capitalismo que realizan colectivos a lo largo y ancho del país.

El objetivo del evento fue compartir experiencias de lucha en diferentes áreas: contra el patriarcado, movimientos magisteriales, juventudes en resistencia, defensa de la diversidad, luchas indígenas, ciber activismo, capitalismo salvaje, y violencia estructural, pedagogías críticas, movimientos sociales emergentes, pensamiento decolonial y ecologismo, entre otros.

Asistieron al encuentro alrededor de 200 personas los días 22, 23 y 24 de septiembre, la mayoría jóvenes activistas y estudiantes, con una marcada presencia de mujeres. Participaron activistas de movimientos juveniles, estudiantiles, indígenas, magisteriales y feministas. Entre ellos, estuvieron el grupo Juventudes Comunistas de Jalisco, Primeros Vientos (de Chihuahua), la Comuna Genaro Vázquez (de Michoacán) y estudiantes críticos de la Universidad Pedagógica del Estado de Chihuahua.

La activista de movimientos indígenas, Petty Guerrero, platicó sobre el éxito de la lucha de los tarahumaras en la Sierra de Chihuahua ante proyectos impulsados por el Banco Mundial, la defensa de los derechos humanos y el derecho a la propiedad de la tierra.

En la apertura del evento estuvo presente el último sobreviviente del asalto al cuartel, Florencio Lugo, quien dio un saludo a los asistentes y consideró esperanzadora la presencia de los jóvenes en la lucha contra el capitalismo.

Como parte del programa, compañeros de la Casa de Todas y Todos presentaron el Libro Dignificar la Historia IV Toma de Pueblos (1983-1993), horas antes de concluir el evento. Destacaron el papel del asalto al cuartel de Madera en 1965, como antecedente de las luchas que luego continuaron diversos grupos en todo el país con una orientación socialista.

En ese sentido, mencionaron el trabajo de investigación del compañero Mario –integrante de las Fuerzas de Liberación Nacional- que retoma la gesta de los guerrilleros con el escrito que aparece bajo el nombre de Nada es Gratuito en la Historia en el Cuaderno de Trabajo III.

Los compañeros destacaron la importancia del asalto al cuartel de Ciudad Madera como precedente de los movimientos de lucha y resistencia que llegaron después: “Para nosotros siempre ha sido 23, siempre ha sido 26”, señaló el compañero de la Casa de Todas y Todos en referencia a la relación que existe entre el hecho histórico del 26 de Julio en Cuba y lo acontecido el 23 de septiembre en Madera.

Con apoyo de un mapa elaborado a detalle sobre la historia de las FLN, destacó como parte del trabajo simultáneo a la organización del EZLN “el frente norte, llamado Ejército Villista de Liberación Nacional, aquí en éstas tierras donde están ustedes. Pues toda ésta información está saliendo a la luz pública”. Agregó que los frentes Para Central Sur Oriental y el del norte permitieron también fortalecer el desarrollo del EZLN.

Recordó que a lo largo y ancho del país fueron conocidas las luchas sociales de las décadas de los 60s y 70s tras el movimiento estudiantil del 68 y todas ellas “son experiencias de las que debemos aprender para llevar adelante las luchas actuales del pueblo, porque la historia es algo vivo y dinámico, no algo que ya pasó, como nos hace creer la visión oficial”.

Cabe destacar que la reacción de los asistentes en la plática fue positiva; algunos desconocían que las FLN fueran la organización madre del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y tampoco sabían de todo el trabajo previo que permitió la construcción de un ejército popular con amplias bases de apoyo no sólo en el estado de Chiapas sino en varias regiones del país.

Un asistente comentó que “esto que nos acaban de compartir nos hace ver que lo que pasó en 1965 no es un asunto que está enterrado, muerto, no es una historia de museo, que cayeron los compañeros aquí en Madera, sino que es una historia que está viva. Estamos aquí viendo que el pueblo se organiza, que la violencia del Estado sigue, a lo cual se suma hoy la violencia del narcotráfico contra el pueblo”. Sin embargo, aclaró que “ese no es un destino fatal”, pues con la organización es posible enfrentar a la violencia del narcotráfico, como lo hace actualmente el pueblo de Cherán, Michoacán.

Agregó que “Los pueblos han tenido que recurrir a la organización política, a la vía armada para no dejarse morir… entonces lo que nos están contando los compañeros y las compañeras es que lo de Madera no se resume en un monumento en el panteón, a un discurso del presidente municipal. La historia de Madera está viva, sigue caminando. Estamos hablando de la lucha del pueblo”.

Otro participante comentó: “Me encanta la frase que dijo la compañera de cuidarnos en las movilizaciones, cuidarnos a través de la solidaridad, pero más importante es la estrategia que seguían las Fuerzas de Liberación Nacional en la disciplina de los integrantes y que ahorita tendríamos nosotros que aterrizarlo precisamente en nuestras comunidades, ese cuidado con disciplina, con método para poder transformar la realidad represiva que vivimos ahora con otro rostro: el rostro del narcotráfico, el rostro de las grandes transnacionales que se valen de éstos organismos, que también son empresas, pero no los hemos logrado ver como empresas capitalistas que están al servicio de otras empresas, porque pensamos que son el crimen organizado”.

Agregó que en este nuevo contexto, el narcotráfico genera una represión brutal en las comunidades “que ya ni siquiera nos permiten juntarnos a pensar y a dialogar, ya no nos permiten la manifestación, porque estamos llenos de miedo y terror. Y entonces ese cuidarnos solidariamente tiene mucho que ver con hablarlo con los grupos en las escuelas, en nuestras universidades, en nuestras primarias. Tenemos que cuidarnos, pero con método, con disciplina, con amor para poder establecer estrategias de lucha.”

Consideró que en la actualidad “los caciques ya no tienen rostro ni apellido; a veces se llaman Walmart, a veces Minera de Dolores, se llaman X. Entonces es importante juntarnos a dialogar, crear estrategias de acción para preservar la vida, ésta no es una lucha para irnos a matar, a esto se le llama vivir dignamente”.

Otro participante citó un testimonio de la violencia que se vive en El Porvenir (Valle de Juárez), azotado por el narcotráfico. “Ayer me encontré con un amigo de la escuela, del trabajo, de hace 30 años, y le pregunté que cómo estaba, la pregunta típica. Y entonces me narró la historia de que su familia fue despojada. Después de 30 años de trabajo fueron despojados, mataron a su hermano, lo descuartizaron, se los entregaron en pedazos, se murió el papá, les quitaron el rancho, les quitaron las vacas, ya no hay población, la gente migró, está despoblado, la mitad de las familias fueron víctimas de la violencia…”

Consideró que de alguna manera la historia de despojo promovida por grandes terratenientes (Bosques de Chihuahua, Los Cuatro Amigos) que condujo a la rebelión del 65 se sigue repitiendo en la actualidad con otros rostros y en diferentes latitudes. “Pues es la misma historia que me contaban ayer, con la diferencia que ésta violencia sigue impune porque muchas veces no se da a conocer por miedo”. Destacó que además hoy están coludidos en ésta represión el narcotráfico, el ejército, guardia nacional y el gobierno en sus tres niveles.

El evento se desarrolló en dos formatos: actividad general y reuniones simultáneas en mesas de trabajo, donde se abordaron las diferentes temáticas mencionadas arriba. En las actividades generales se incluyó la exhibición del documental Madera 65, Alborada de la Rebelión, elaborado por el colectivo del Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico con sede en Ciudad Juárez, Chihuahua, la exposición de artes visuales (portadas de periódicos sobre el asalto al cuartel, pinturas y fotografías), visita a las tumbas de los guerrilleros en el panteón de Ciudad Madera y participaciones musicales, donde destacó la difusión de un corrido sobre el asalto al cuartel.

Entre los convocantes del evento figuran docentes e investigadores de la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua (UPNECH), Colectivo Epistémico de Teoría Crítica (COLEPI), maestros de la Universidad Autónoma de Zacatecas, de Michoacán, integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), miembros del Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico (CELAPEC), normalistas de La Laguna y residentes de Ciudad Madera.

Al finalizar el evento se abordaron algunos comentarios vertidos en las diferentes mesas de trabajo y aunque no hubo conclusiones, si se manifestó interés general de dar continuidad al encuentro en los años que vienen, pues existe una necesidad muy marcada de compartir experiencias de los diferentes colectivos con miras a una coordinación de esfuerzos en la lucha contra el capitalismo.

Por último queremos compartir el video que compañeros de CELAPEC realizaron para brindar un homenaje al asalto al cuartel Madera en 1965.




Editorial: octubre, siglos de resistencia…

Octubre nace con Aurora, o Paz, el día primero era su cumpleaños. Consciente como era, desde muy joven se integró a actividades políticas que de verdad buscaban modificar la realidad política de un México sin democracia, todo era represión y oscurantismo, cuando fue invitada a incorporarse como militante urbana a las nacientes Fuerzas de Liberación Nacional, no dudó en dar el paso, poco a poco acrecentó su militancia y así condujo nuestras actividades clandestinas en los peores momentos de la persecución, nunca se rindió y fue asesinada, ese ejemplo, no se olvida.

El 2 de octubre de 1968 el estado represor masacró a estudiantes conscientes que solo pedían democracia, mejores planes de estudio y mejorar la vida de todas y todos, la respuesta fue la muerte y la cárcel, Dos de Octubre: Ni perdón ni olvido.

El 23 de octubre  celebramos el nacimiento de nuestro primer responsable histórico, el compañero Pedro, muy joven eligió estudiar la licenciatura en derecho y ciencias sociales para tratar de apoyar con la aplicación de las leyes una mejoría en la situación social, asesoraba a los obreros que demandaban a sus patrones, pero la feroz represión policiaca y la masacre de los estudiantes, lo llevó a optar por la lucha armada; así, un seis de agosto él y otros 6 rebeldes fundaron las Fuerzas de Liberación Nacional. Compañero Pedro, tu ejemplo, No se olvida.

El 26 de octubre nació el subcomandante Pedro, con ese grado militar dentro del Ejercito Zapatista, condujo los combates en el sector a su cargo el día 1 de enero de 1994, encabezó la toma del edificio de la presidencia municipal de las Margaritas que no se rendía, una bala cegó su existencia, pero no su ejemplo. Subcomandante Pedro, No se olvida.

El día 8 de octubre de 1967 es el último día que el heroico comandante, Ernesto Guevara escribió en su diario de campaña, por ello esa fecha fue nombrada como el día del guerrillero heroico, muchos luchadores sociales no han dudado en seguir su ejemplo y su frase, aún tiene vigencia: Hasta la victoria siempre”, No se olvida.

En 1492 unos buques guiados por la ignorancia, arriban a un continente para ellos desconocido, eran conquistadores en busca de riquezas. Los pueblos originarios fueron denominados como indígenas, que en ese instante iniciaron su resistencia. Lucharon hasta encontrar su libertad, que aún hoy por diversos métodos, otros “modernos” conquistadores, pretenden arrebatarles. Los días 12 de octubre han sido nombrados como “Día de la resistencia indígena,” 12 de octubre, no se olvida.

Sobre nuestra compañera Aurora, transcribimos un fragmento de un artículo aparecido en el Nepantla 8 del 27 de diciembre de 1979 de la Cra. Esther, que escribió sobre ella…..

Aurora, ejemplo de revolucionaria…

Por la Cra. Esther.

Aurora era una compañera muy abierta, a veces muy alegre, bromista, ante todo muy vital y muy segura de sí. Al hablar de ella menciono su carácter y su sentido del humor entendidos como reflejo de su confianza en el futuro, de su satisfacción, hasta donde su espíritu crítico se lo permitía, con su realidad cotidiana.

Se reía a costa de todo, aún a costa de cosas que tomaba muy en serio. Por ejemplo, con la necesidad, que seguramente no veía lejos, de ampliar nuestros métodos de propaganda. Decía que, si las exigencias del clandestinaje no se lo desaconsejaran, llamaría de puerta en puerta, (para platicarlo, utilizando lenguaje de publicista, hacía cara y voz de protestante molón, de esos que reparten Nuevos Testamentos y apocalípticas amenazas si no los escuchamos), anunciando la buena nueva de la organización y la militancia. O invitaría a esos muchachos que no saben que hacer con sus vidas, a darles sentido, en términos parecidos a éstos: “Agarra la onda, para ti es bueno militar en las FLN, conoces gente interesante, viajas, ¡Y te realizas!”. Sobre esto último, entendido como una preocupación pequeñoburguesa, ironizaba encarnizadamente.

Lloraba cuando se sentía triste, no le daba pena, pero definitivamente lo mejor que podíamos hacer nosotros entonces era no notar que estaba llorando. Si quería contar algo, lo contaba nada más.

Cuando la conocí (cuidadosa de su arreglo personal, muy limpia), no recuerdo si sin querer (pero sí que me arrepentí enseguida), mencioné a su hijo. Ella se mostró tranquila, me enseño fotografías del pequeño, que siempre traía consigo, y empezó a platicarme: su edad, sus travesuras. Riendo todavía al recordarlo, los ojos se le llenaron de lágrimas. Terminó, asegurando que su hijo la tendría de nuevo, en un mundo más justo. Luego me di cuenta: porque ella asumía este sufrimiento con plena conciencia de lo que significaba, por eso jamás evitaba hablar de él, aunque siempre terminaba con los ojos húmedos, anegados. Ella misma se encargaba de darle otro giro a la conversación.

Muy estudiosa, aún en conversaciones personales promovía el estudio del marxismo. Estuve en una clase donde expuso una parte de “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”. Seria y ordenada, no hacía comentarios ni los permitía hasta que terminaba de exponer. Terminando, se desentendía de los que no se relacionaran con el tema, y volvía reiteradamente sobre cada punto de éste. Repetía, sin exasperarse, si era necesario.

En 1974 Pacha y yo empezamos a estudiar con ella asuntos de sanidad. Ella era la encargada de la sanidad en la casa, creo que en realidad lo que quería era que Pacha y yo aprendiéramos algo, pero era sumamente modesta, decía que necesitaba estudiar y estudiaba igual que nosotros: nos leía, nos escuchaba, nos preguntaba. Como encargada de sanidad era muy prudente, y dulce, a veces regañaba: “cuidadito con enfermarse”.

Lectora incansable siempre que se podía. Leía incluso en el vehículo, durante sus viajes. Con Pacha leía en voz alta, decían que así no tenían que apenarse luego de todas las intrascendencias que platicaban por el camino. Pacha aseguraba que ellos dos no sabían hablar de otra cosa cuando viajaban. Que a él le gustaba, y mucho, conversar con los compañeros, de cualquier cosa, porque para él todas las cosas de los compañeros eran interesantes, pero que había seguramente, que procurar mejores formas de aprovechar el tiempo. Además, temían fastidiar a los compañeros que eventualmente los acompañaban. Recuerdo que un libro que con frecuencia llevaban en el coche era uno con textos cortos de Lenin: “Marx-Engels-Marxismo”.

A Aurora le gustaba Neruda. Lo oía quieta, sin decir nada. También “La mujer paseada” una canción de la que Pacha llegó a decir –antes de cantarla, de buena gana- que era el himno de las mujeres de la organización.

Ni ella misma escapaba de sus propias bromas. Alguna vez la oí burlándose de sus apuraciones adolecentes a ser bonita. Muy gracioso contaba también que alrededor de los 14 años participó en la campaña presidencial del compañero “Danzón” Palomino, y que su desilusión había sido grande cuando durante la campaña vio, nada menos que al “candidato del pueblo a la presidencia”, cuya intención había sido contemporizar seguramente, borracho de pulque, dormirse en el vehículo en que viajaban, y dejar caer la baba.

Le gustaban mucho los perros, pero por su casa, antes de incorporarse a las filas profesionales de la organización, además de perros habían pasado todo tipo de bichos, incluyendo un mapache, un caballo que vivía en el lavadero, conejos, tortugas, pollos, todo tipo de aves, etc., y su casa estaba en la ciudad. Su delicadeza para tratar a los animales era tal, que a los pavos les decía “listos”, no sabrosos, no obstante, su buen comer. Cuando le decían que la delicadeza que empleaba para tratar a los animales era mayor que la que acostumbrara con los humanos, decía bajito y riéndose que dependía del humano.

Contaba por ejemplo, que en su vida civil, un hombre –pasante de la licenciatura de economía- había llegado de visita a su casa con su mujer y sus hijos, y ahí se habían quedado. El tipo no trabajaba ni tampoco su mujer, y no tenían intenciones de hacerlo, pero comían y dormían bastante, y le descompletaban la ración de leche para su hijo. Ella podía convencer a la mujer de que había que trabajar, pero ésta era sumamente dependiente del marido y él, para colmo, un macho que no se lo permitía. Exasperada, Aurora le pidió a su visitante que desalojara la casa, pero él se negó, obstinándose. Entonces ella tuvo que obligarlo, a esas alturas, empleando un poco de saludable violencia, y la resolución que la caracterizó siempre.

En realidad, su falta de delicadeza para tratar a la gente no pasaba de ser una broma, con nosotros era, a su manera, muy cariñosa. Nos llevaba con frecuencia frutas o verduras que recogía durante sus viajes. A veces las compraba baratas, a veces las recogía nada más. Hasta un armadillo quiso recoger una vez, pero el animalito se negó rotundamente. Con frecuencia también, la fruta la transformaba ella misma en dulces o conservas. Hacía un ate riquísimo de tejocotes, una frutita que en el centro del país se da silvestre, a la orilla de los caminos, en bosques de coníferas, patios, etc. Se usa mucho para hacer dulces, sobre todo a fines y principios de año. Yo lo único que sabía de los tejocotes era que son de la misma familia que las manzanas. Se lo comenté el día que llevó el ate, y me empezó a bromear, pero sin que me diera cuenta. Me dijo que efectivamente, eran parecidos a las manzanas, sólo que mucho más pequeños; que precisamente para hacer el ate, lo más difícil y laborioso es pelarlos, uno por uno, y quitarles las semillas, especialmente cuando el pelapapas estaba viejo y desafilado. Nos reímos también con unos dulces cristalizados que hizo un día y le salieron de un “color verde sueño de mariguano, horrible”.

Como responsable de la Cd. de México, por sus comentarios, los de su responsable, así como por sus cargamentos, nos dábamos cuenta de que era incansable buscando mejores materiales y equipos para nuestros trabajos. Frecuentemente entregaba un material teniendo ya localizados dos o tres más para usarlos alternativamente en caso de que no funcionara el que entregaba.

El compañero que la acompañaba a Nepantla nos decía que la ropa de la casa donde vivían (tres compañeros y ella) ordinariamente la lavaba Paz por las noches, ya que habitualmente salía por las mañanas y regresaba tarde a la casa. Eso nos escandalizaba, aunque ella decía que no le daba trabajo y que en todo caso tenía que hacerlo. Creo que era su forma de contribuir al trabajo doméstico, a lo que siempre se sintió obligada a pesar de sus múltiples responsabilidades y de su particular sensibilidad a la discriminación de las mujeres en el trabajo.

Respecto a esto, recuerdo que en una ocasión le quitó por unos días la responsabilidad de repartir los trabajos de la casa a un compañero que a las mujeres a su alcance –ella y yo-, nos encargaba siempre trabajos tradicionalmente femeninos. Su criterio fue posteriormente ratificado por el primer responsable. Pero decía –Aurora-, que las compañeras debíamos entender que no era la nuestra una lucha de hombres contra mujeres ni mucho menos, que al enemigo no había que perderlo de vista de ningún modo.

Cuando volvía a verla después de Nepantla, di en pedirle que me hablara de mi compañero, caído en ese lugar. Ella me complacía invariablemente, a veces era ella la que empezaba la conversación preguntándome cosas de él. Lo había conocido mucho antes que yo y los había unido un fraternal afecto. Sin embargo, invariablemente también, terminaba diciendo que se pondría feliz cuando me volviera a casar. Que coincidía con Manolo en que era importante aprender a ver para adelante, en todos los aspectos, añadía ella, aunque sin darle demasiada importancia.

Se llevaba bastante bien con su compañero, pero decía que, sinceramente no tenía ella en eso ningún mérito, sino él, que era un hombre de paciencia extraordinaria. Lo admiraba mucho, decía que tenía que ser así, porque si su compañero no era para ella ejemplo, como revolucionario, no le veía sentido al matrimonio.

Nos criticaba el autoconformismo. Notaba que algunas gentes, ante la posibilidad real de la muerte perdían el interés en mejorar día con día, en deshacerse de “las piedras que todos traemos dentro de la cabeza”. También esto lo consideraba una gran inconsecuencia, entre otras cosas porque veía con toda objetividad la mencionada posibilidad como tal y tenía la absoluta seguridad del triunfo final de nuestro pueblo.

GRUPO EDITORIAL DE LA CASA DE TODAS Y TODOS