Dignificar la Memoria
(…) que empape mi pelo el húmedo amomo
y doblegue mi cabeza el peso de las rosas.
Ese mausoleo de enfrente nos incita a la vida,
recordándonos que mueren los césares.
(Marcial. Epigramas. Traducción de Ernesto cardenal)
Hace ya 63 años que el historiador francés Lucien Febvre publicó sus Combates por la Historia (L. Febvre 1953) obra que supuso ciertamente un punto de reflexión importantísimo para las generaciones posteriores de historiadores . Febvre cofundador en el periodo de entreguerras con Marc Bloch de la revista Annales d’histoire économique et sociale, había sido junto a Bloch un firme defensor de la ”Historia Total” como la herramienta imprescindible para entender el presente, pero con el fin primordial de trasformarlo. Marc Bloch, por su parte, llevaría esa militancia por la Historia hasta sus últimas consecuencias. En 1944 Bloch, militante entonces de la Resistencia antifascista, fue fusilado por la Gestapo en algún lugar de la Campiña francesa.
Se ha dicho que la escuela de Annales tenía como objetivo la recuperación del pasado del hombre en sociedad. Del hombre como sujeto multidimensional del colectivo social. Del hombre en sociedad y en todos sus diversos aspectos.
Fue también en ese fructífero periodo de entreguerras cuando Bertolt Brecht escribió su poema “Preguntas de un obrero que lee” dentro del conjunto de poemas Svendborger Gedichte (Bertolt Brecht 1935) en el que cuestionaba la didáctica de una Historia rancia y reaccionaria-la Historia de los reyes y de los poderosos-que era entonces de uso común en las escuelas.
¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Eran los reyes quienes arrastraron los bloques de piedra? (…)
Estando Gramsci en la cárcel recibió una carta de su hijo, que le comunicaba sus excelentes resultados académicos, y le decía también que la asignatura que más le gustaba era la Historia. “Yo creo-le respondió Gramsci- que la Historia te gusta más que ninguna otra asignatura porque con ella aprendes cómo la humanidad ha luchado siempre por mejorarse así misma”.
La enseñanza de la Historia nos debe decir eso precisamente, que el hombre en sociedad, que las sociedades humanas, han luchado siempre por mejorarse así mismas, por dignificarse, y por dignificar la vida. El hombre en sociedad se rebeló contra la infamia de la esclavitud antigua y de la dominación de los pueblos de múltiples formas en el mundo antiguo, contra la servidumbre feudal en las edades medieval y moderna, y contra la nueva esclavitud y servidumbre del capital, y contra la más completa forma de dominio de las sociedades, que constituye el imperialismo, en el mundo contemporáneo.
La memoria de los pueblos ha constituido, por otra parte, siempre la primera barricada de la lucha por la dignidad. Cuando los libertadores americanos se rebelaron en el siglo XIX contra el dominio colonial español lo hicieron levantándose contra “siglos de opresión”. En el ánimo de todos los pueblos que han levantado en la Historia contra la explotación y la tiranía, del tipo y condición que estas hayan sido, ha operado la memoria de las injusticias sufridas por ellos y por sus antepasados, la memoria del hambre, de la miseria y de los atropellos. Y esta memoria se ha tornado siempre también en memoria rebelde.
Así pues, los combates por la Historia y la dignificación de la memoria vienen a ser lo mismo. Dignificar la Historia y la memoria, combatir por la Historia, es precisamente lo que pretendieron aquellos jóvenes que hace ahora 47 años fundaron en la casa del Dr Margil, en Nuevo León, las Fuerzas de Liberación Nacional. También estos revolucionarios generosos se rebelaron contra siglos de opresión. Se organizaron realmente para completar-entre otras cosas- una obra dramáticamente inconclusa: la independencia mexicana. El imperialismo y la oligarquía local se habían unido para cercenar el proceso de independencia real. Como en otras partes del continente americano, la independencia nacional se había convertido en una caricatura de sí misma, y aquellos jóvenes quisieron abrir un camino que llevara finalmente a buen puerto, el proceso iniciado por Hidalgo, por Fray Servando Teresa de Mier, por el internacionalista vasco- navarro Xabier Mina, por Morelos … proceso que continuaran en su día Villa y Zapata..entre otros.
El volumen II de la serie “Dignificar La Historia” que la Casa de Todas y Todos nos ofrece ahora con el título de “Las Fuerzas de Liberación Nacional y los combates por la memoria 1974-1977” nos relata y explica el devenir histórico de ésta organización revolucionaria mexicana en unos años que marcaron ciertamente un cambio significativo en la correlación de fuerzas mundiales en la lucha de los movimientos de liberación nacional y las fuerzas del imperialismo. De forma más general podríamos señalar que este periodo-que se abre realmente un año antes, en 1973- significaría el final de la ilusión del “crecimiento sin fin” para el mundo capitalista desarrollado, es decir, para el mundo cuyas élites socioeconómicas y gobiernos mesócratas gestionaban la estrategia imperialista global del autodenominado “mundo libre”. La crisis capitalista de 1973 supondría el final de un largo ciclo expansivo del capitalismo que se había iniciado una vez terminada la II Guerra Mundial, con la puesta en marcha del sistema Bretton-Woods.
Pero en el trienio de 1974-1977 y bajo el espectro de la crisis tuvieron lugar también varios acontecimientos que influyeron de una u otra manera en el devenir de la lucha antiimperialista a nivel global: en primer lugar cabe señalar la victoria del pueblo vietnamita frente al poderoso ejército de EEUU. En 1975 las tropas invasoras estadounidenses abandonaron definitivamente Vietnam, país que se reunificaba con la fórmula política de República Democrática y alcanzaba así la independencia de todos sus territorios. Nadie puede dudar del efecto que produjo en los movimientos de liberación nacional a nivel mundial, la victoria de un pueblo humilde en recursos sobre la fuerza armada más poderosa del planeta. Fue principalmente una victoria política sobre el imperialismo, desde luego. Pero fue también una victoria militar. No cabe duda de que esta victoria redundó en los planteamientos político-militares de los diferentes MLN en el mundo. Por otra parte la esperanza de desarrollar un proceso de construcción nacional democrático por vía pacífica y parlamentaria, se desvaneció provisionalmente cuando la denominada “via chilena al socialismo” acabó ahogada en sangre tras el cruento golpe militar de septiembre de1973.La malograda experiencia chilena reforzó, sin duda en aquel momento, las tesis que defendían la lucha armada, como método bién táctico, bién estratégico estratégico para alcanzar la independencia nacional real, la democracia para las mayorías sociales, y emprender así el camino al socialismo.
Hubo también en esos años otros acontecimientos que afectaron a la correlación de fuerzas mundial entre el imperialismo y las fuerzas democráticas y de liberación: Indochina se sacude por completo el viejo yugo colonial. Además de la victoria vietnamita, entre 1975 y 1976 son derrotadas los demás gobiernos títeres de EEUU en la región. Así, en Laos el movimiento de liberación Pathet Lao derrocó definitivamente al régimen que el general Novasan había instaurado en 1954 tras la partición de Indochina en la Conferencia de Ginebra. En Camboya el Jemer Rojo acababa con la brutal dictadura militar del general Lon Nol sostenida por Washington. Ciertamente los procesos históricos en las naciones de la antigua Indochina fueron muy distintos. La experiencia camboyana especialmente, acabó materializando después, el infierno derivado de una gestión inhumana, irracional y despótica, de las contradicciones históricas heredadas del sangriento dominio colonial.
También en la vieja Europa hubo dos acontecimientos que supusieron un duro revés para la estrategia imperialista global: el 25 de abril de 1974, el Movimiento de las Fuerzas Armadas de Portugal derrocaba a la dictadura fascista más antigua de Europa. Un golpe incruento liquidaba así al denominado Estado Novo (salazarista) que se sostenía sólo gracias al apoyo incondicional de EEUU y de Gran Bretaña, y a la sobreexplotación de sus colonias. La denominada Revolución de los Claveles inauguraba una nueva experiencia democrática en Portugal, y el nuevo gobierno de Salvación Nacional reconocía, junto el resto de derechos y libertades civiles, el derecho a la autodeterminación de las colonias africanas portuguesas. Guinea Bissau, Angola y Mozambique se convertían, después de años de durísima guerra, en países soberanos poco después.
El 17 de noviembre de 1973, por otra parte, un levantamiento estudiantil en Atenas ponía en jaque a la dictadura militar griega. Unos meses después caía el Régimen de los coroneles aupado en abril de 1967 por un golpe de estado perfectamente coordinado por EEUU y por la OTAN. Los estudiantes helenos, despertaron múltiples solidaridades de clase y consiguieron poner contra las cuerdas a los militares, que acabaron reaccionando con un clásico delirio paranoide imperial. Planearon la anexión de Chipre mediante un golpe de estado realizado por la Guardia Nacional Chipriota a cuya cabeza situaron a un periodista mediocre y ambicioso: Nikos Sampson, dirigente del grupo panhelénico EOKA. Samson asumió la jefatura de la junta golpista que derrocó al Arzobispo Makarios. Pero este golpe militar en Chipre reabrió viejas contradicciones nacionales entre Turquía y Grecia, países ambos de posición geoestratégica de primer orden para la OTAN, el brazo armado del capital imperialista. Al final, un cúmulo de gestiones políticas de la diplomacia de EEUU en el nuevo conflicto abierto en el Mediterráneo oriental, que llegaron a alcanzar el ridículo, acabaron por derribar a su aliada dictadura militar helena.
Así pues y a pesar de los denodados esfuerzos que las corrientes de la reacción en las potencias aliadas occidentales desplegaron para minimizar el efecto político de la derrota sobre eje nazi-fascista en 1945, no consiguieron que todo volviera a ser “lo de antes”. Este anhelo que abrigaban ya sin disimulo las élites sociales occidentales con los EEUU del macartismo, y en el reconocimiento de la dictadura franquista, antigua aliada del eje, a comienzos de los años 50, y en el diseño y ejecución de golpes de estado de inspiración fascista en América latina, en África y en Asia, o en la creación de grupos de extrema derecha vinculados a la OTAN en Europa como la Red Gladio.
Otro elemento también a considerar que tuvo notable influencia sobre los MLN y los movimientos populares en general en la década de los 70 fueron las “herencias culturales” de la década anterior. En efecto, la década de los 60 del pasado siglo representó, si no una verdadera revolución cultural en su sentido más profundo, sí al menos una ruptura definitiva con aspectos claves de la cultura burguesa decimonónica dominante todavía entonces. Toni Negri ha definido mayo del 68 como “el final del siglo XIX y el inicio del siglo XXI”: “el siglo XX no ha existido” (1)
Fue en esa década que Hobsbawm denomina como de los “años dorados del capitalismo” (2) cuando se produce esa ruptura con valores dominantes que representaban una continuidad con el siglo XIX. El desarrollo del antimilitarismo; el movimiento ecologista y el rechazo al binomio “crecimiento -desarrollo”; el nuevo feminismo; la crítica de la “vida cotidiana” en el capitalismo desarrollado; el movimiento por los derechos civiles; o el movimiento de renovación pedagógica-esa importantísima barricada hoy también- con planteamientos que abarcaban desde la reforma de la escuela, hasta su destrucción (3)…etc. Todo un verdadero un renacimiento cultural que incidió de manera determinante en los nuevos movimientos populares, y que el inicio de la involución social a partir de 1973 no pudo borrar del todo.
Es cierto, sin embargo, que en 1973, se inició un periodo en la Historia del capitalismo mundial que P. Krugman ha definido como “La Gran Divergencia” y que dura hasta hoy (4). En este proceso se están aniquilando conquistas sociales que costaron sangre y sudor para militantes de varias generaciones. Fue en los inicios de este periodo cuando comenzó también un último intento por acabar con la dignidad de la Historia. Quizá el primer experimento importante para tal objetivo lo represente el opúsculo de Francis Fukuyama “El fin de la Historia” ensayo de evidente mediocridad difundido mundialmente merced al mecenazgo de la John M. Olin Foundation (5) No era nada nuevo por otra parte. Como señala P. Vilar, desde 1848 hasta el presente, a cada avance democrático en la humanidad, a cada conquista de derechos sociales y políticos de los pueblos, la intelectualidad burguesa ha respondido con algún intento zafio por desacreditar a la Historia como ciencia (6) Así, a las conquistas sociales, políticas y culturales realizadas desde 1945 hasta 1973, la reacción que dio paso a la “Gran Divergencia”, respondió con el despliegue del neoliberalismo, la Revolución Conservadora, y el ataque a la Historia. Pero, como ya hemos señalado, se han quedado muy lejos, al menos, de conseguir su último objetivo: detener la Historia.
Es cierto que el nacimiento del mundo que soñaron los compañeros y compañeras de las FLN puede parecer hoy lejano todavía. Pero como le gusta recordar al profesor Fontana a aquellos que dan hoy por “muerto” al socialismo, para muchos jóvenes liberales en 1814-sólo 6 años antes del inicio del ciclo revolucionario liberal de 1820 a1848- el liberalismo podía darse por enterrado definitivamente. y sin embargo poco después vino lo que vino.
La Historia continúa. El cambio histórico es inexorable, y ningún proceso puede alcanzar la categoría de la inmutabilidad. Quizá no haya ninguna ley histórica que determine el rumbo, es cierto, pero el cambio es continuo. Según un artículo publicado en Financial Times dos tercios de los adultos estadounidenses opinan que el modelo económico de los EEUU no es válido ya para la mayoría social (7) En el corazón mismo del imperio se vuelve a cuestionar el capitalismo.
Las luchas de los pueblos continuaran dignificando la Historia y la humanidad continuará mejorándose así misma.
Euskal Herría septiembre de 2016.
Notas
- Negri, T. El tren de Finlandia. Madrid 1990.
- Hobsbawm, E. Historia del siglo XX. Barcelona 2008 (doceava edición).
- Illich, i. Obras Reunidas (vol I) México 2006.
(En 1968 se publicaba “La escuela, esa vieja vaca sagrada” de Ivan Illich obra en la que expone la contradicción que a su juicio se da entre educación e institución escolar y propuso como alternativa la “educación desescolarizada” Cabe señalar al respecto que durante el proceso revolucionario peruano entre 1968 y 1975 encabezado por el general Juan Velasco Alvarado de carácter nacionalista y antiimperialista, se ensayaron las propuestas de Illich con notable éxito en algunas zona urbanas y rurales.)
- Fontana, J. Por el bien del Imperio. Una Historia del Mundo desde 1945. Barcelona 2013.
- Fontana, J. La Historia después del fin de la Historia. Barcelona 1992.
- Vilar, P. “Marxismo e Historia”. Crecimiento y desarrollo. Barcelona 1965. (ultima edición en editorial Crítica 2001)
- Fontana,J. El futuro es un país extraño. Una reflexión sobre la crisis social de comienzos del siglo XXI. Barcelona 2013