Editorial Enero, 2025, mes de fechas emblemáticas
Aunque las luchas y resistencias del pueblo no se guían por calendarios, existen fechas emblemáticas que abren un parteaguas en la historia nacional e internacional, y así sucede con el inicio de cada año. En México, recordamos dos fechas importantes: el 1er Congreso de las Fuerzas de Liberación Nacional celebrado en enero de 1993 y el levantamiento zapatista, que inició en los últimos minutos de ese año y los primeros de 1994, con la toma de cinco cabeceras municipales en el estado de Chiapas por parte del EZLN.
Ambos sucesos marcan la historia reciente de nuestro país, con dos visiones de sociedad contrapuestas: por un lado, la de el Estado y los partidos políticos oficiales, que han mediatizado y cooptado durante años las luchas populares, y por el otro, los miles de compañeros que dieron un nuevo rumbo y sentido a la lucha social con el grito del ¡Ya Basta!, inspirado en el sueño de una sociedad incluyente basada en la igualdad, la justicia, la dignidad y el bienestar colectivo. Sin duda alguna, la irrupción zapatista dejó al descubierto la descomposición del sistema político mexicano y despertó conciencias. Aunque no se han logrado los cambios esperados, hubo un cambio en la mentalidad de la sociedad y de otras formas de organización.
En enero recordamos a los compañeros que indudablemente Vivieron por la patria y Murieron por la Libertad en diferentes partes del territorio chiapaneco: en el Municipio de Las Margaritas, al Compañero Subcomandante Pedro y a muchos otros con quienes tenemos el compromiso de continuar la lucha, pues cayeron conscientes de haber cumplido con su deber, como es el caso de Francisco Gómez (Hugo, Sr. “Ik”) y 44 nombres más, dados a conocer en el 2004.
La invitación, desde luego, es a celebrar un año más de actividades y al mismo tiempo, considerar la amenaza que viene para el año que inicia, con un imperialismo “desatado”, rapaz y expansionista que busca imponer por la fuerza su voluntad a los pueblos de América Latina y el mundo.
Cabe agregar que también un primero de enero de 1959 (hace 65 años) América Latina celebró el triunfo de la revolución cubana. Esa fecha nos prueba que un pueblo organizado es capaz de enfrentar y vencer al imperialismo más sangriento y equipado, aunque se encuentre a unas cuantas millas de distancia. Finalmente, creemos que en el escenario más complejo y difícil que hoy vivimos, la batalla ideológica y la organización del pueblo seguirán siendo la tarea principal a desarrollar.
2025: La ultraderecha totalitaria
Mares turbulentos,
islas de resistencia.
Iniciamos el año nuevo con todo lo que implica: la resaca del consumismo alentado por los medios de comunicación y las redes sociales, el destello de felicidad engañosa y efímera fabricada por el capitalismo para aumentar sus ganancias y las promesas de cambio personal arrinconadas al olvido en las primeras semanas del año.
Al margen del surrealismo mercantilista que nos seduce con estantes repletos y destellos de luces y oropel, vemos el 2025 con temor e incertidumbre ante un imperialismo empoderado, soberbio, brabucón y rapaz, que anuncia el endurecimiento de las medidas fascistas sobre los pueblos de América Latina y el mundo. Asistimos a una ultraderecha delirante que sueña con el totalitarismo mundial y alardea su victoria con el retorno de Donald Trump al poder: Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador, Vox en España, Salinas Pliego en México y otros corifeos que aplauden la farsa hecha gobierno.
La propuesta de Trump de anexar a México, Canadá y Groenlandia como estados yanquis y las amenazas de invadir nuestro país para combatir al crimen organizado, reflejan la esencia expansionista del imperio, el intervencionismo descarado y cínico, el neocolonialismo moderno que se autoerige como dueño y gendarme del mundo.
Ante la crisis hegemónica de Estados Unidos en el mundo, la primera apuesta es la intervención directa sobre México con el pretexto de la lucha contra los cárteles del narcotráfico, a los que Trump califica de organizaciones terroristas. Esto legaliza el uso de fuerzas especiales, drones, guerra cibernética y otras acciones encubiertas y manifiestas contra la infraestructura y operaciones de los grupos criminales. Detrás de ésta la élite financiera y el magnate multimillonario Elhon Musk y su industria de satélites vinculada al espionaje del Pentágono y la Central de Inteligencia Americana (CIA), no para combatir el narcotráfico, que es una industria floreciente del capitalismo, sino para intervenir gobiernos y someterlos a los intereses trasnacionales.
Una señal de la política injerencista es la propuesta de nombrar al coronel retirado Ronald Douglas Johnson como embajador en México. Douglas es veterano superhalcón, experto en operaciones psicológicas encubiertas y guerra irregular asimétrica, espionaje, contraespionaje y operaciones militares intervencionistas. Fue además boina verde en El Salvador, Afganistán e Irak, y de ser ratificado por el Senado de Estados Unidos, su misión será imponer la agenda de seguridad nacional de Trump en México.
Entre las propuestas de la ultraderecha desquiciada de Trump, está la amenaza de retomar el control del Canal de Panamá, un cruce clave para el comercio que permite el tránsito de hasta 14 mil buques por año (2.5 por ciento del comercio marítimo mundial) El pretexto: las altas tarifas impuestas por el uso del canal para el tráfico de mercancías; la realidad: debilitar el comercio chino y reactivar el mercado de Estados Unidos. En la misma lógica están las amenazas de aumento del 25 por ciento de los aranceles a productos mexicanos y canadienses.
Con el pretexto trillado de la seguridad nacional (que justifica el intervencionismo militar y los crímenes más atroces contra la humanidad), Trump busca tomar el control de Groenlandia, propiedad de Dinamarca desde hace 600 años. Ahí Estados Unidos mantiene una base militar muy importante en la estrategia del imperio y su sistema de alerta temprana de misiles balísticos en una posible guerra contra Rusia, ya que la ruta más corta de Europa a Estados Unidos pasa por la isla.
La guerra contra los migrantes:
En la cima del odio y soberbia imperialista están los migrantes. Así como los judíos de Hitler en su tiempo, ellos son considerados el enemigo principal, perseguidos, encarcelados, criminalizados, separados de sus familias y expulsados del país al que enriquecieron con el sacrificio y sudor de su trabajo. Sólo faltan los hornos crematorios y las cámaras de gas para repetir la misma historia, porque los campos de concentración siguen existiendo en versiones reeditadas, sólo las formas de morir cambian. Todos los recursos y fuerzas del Estado norteamericano (incluido el ejército) serán utilizadas en las deportaciones masivas de migrantes, como se anunció recientemente.
En éste tema, la política del gobierno mexicano ante el imperio quedó marcada desde el gobierno de López Obrador que, ante la amenaza del aumento de tarifas arancelarias a las exportaciones, aceptó endurecer su política contra los migrantes. Desde entonces, el Instituto Nacional de Migración asumió funciones policiacas contra los migrantes, a quienes hostiga, despoja de sus pertenencias y trata como criminales.
En primer lugar, el gobierno de la 4T primero tenía que justificar y legalizar la presencia del ejército mexicano fuera de sus cuarteles en todo el país, y en segundo, debía darle a los soldados (entrenados en el arte de la guerra para matar), la autoridad para aplicar la ley civil mexicana, actuar como policías, interactuar, detener, cuestionar y arrestar a cualquier mexicano o extranjero por cualquier delito, incluyendo las violaciones a las leyes migratorias. Con cambios a la Constitución Mexicana, Morena y López Obrador (con apoyo de otros partidos), crearon la Guardia Nacional, formada por militares armados y con tecnología de guerra. Su primera misión fue desplegarse en el Usumacinta y toda la región fronteriza, instalar retener militares para convertirlos en puntos de inspección migratoria y organizar redadas contra migrantes en hoteles, refugios y casas desde Tapachula hasta Oaxaca.
En éste contexto, el gobernador de Texas, Greg Abbott alardea una inversión de 100 mil dólares en una campaña de terror contra los migrantes mediante anuncios instalados en México y Centroamérica, con mensajes que rezan: “¿Cuánto pagaste porque violen a tu hija?”, “Tu esposa y tu hija van a pagar el viaje con su cuerpo” o “Si cruzas ilegalmente hacia Texas serás encarcelado”. Los anuncios escritos en español, árabe, chino y ruso, buscan alertar a los migrantes sobre lo que les espera en su travesía, lo cual es una realidad, pero la campaña de terror esconde a los responsables de ésta tragedia y supone que la decisión de migrar es por gusto, como si se tratara de un viaje turístico de placer.
Las oleadas de migrantes son parte de los mares turbulentos del capitalismo global y de su incapacidad para explotar la mano de obra existente, aun en la lógica de la plusvalía y el despojo. El excedente rebasa en mucho los márgenes del “ejército de reserva” que utiliza el capital para mantener los salarios de hambre, por debajo del nivel de subsistencia, lo que se traduce en una lucha más feroz y despiadada por la vida. Creemos que la lucha por la sobrevivencia se intensificará al crecer el excedente de mano de obra, hasta para el crimen organizado.
Como reacción en cadena, las deportaciones masivas tendrán efectos dañinos para México: reducción de las remesas enviadas, aumento del desempleo, violencia, hacinamiento y una crisis humanitaria difícil de dimensionar, especialmente en la frontera con Estados Unidos.
El escenario del éxodo migrante hacia Estados Unidos podría invertirse con las deportaciones masivas anunciadas por Trump y su equipo de halcones, pues se trata de una estrategia para aligerar la crisis capitalista y someter a México a las peores condiciones de dependencia. El panorama es desolador para América Latina, pero en especial para México, que seguramente asumirá el papel de “tercer país seguro” (sic) ante las presiones y amenazas yanquis. De nada sirven los discursos de “soberanía” de la “primera presidenta de México” y su gabinete, que se desmoronan ante una realidad aplastante.
Sin que aún se hagan efectivas las últimas amenazas, el gobierno de la 4T cedió antes a las presiones anunciadas por Trump, como se observó el 18 de diciembre pasado con motivo del Día Internacional del Migrante en la frontera de Ciudad Juárez-El Paso, donde agentes de la Patrulla Fronteriza y la Guardia Nacional arrojaron bombas de gas lacrimógeno contra decenas de indocumentados que buscaban entregarse a la Border Patrol en la llamada Puerta 36 del muro que divide a México de Estados Unidos. Ante éstos abusos, el gobierno de México guardó un silencio cómplice que marca una 4T sumisa ante el amo del norte y deja el precedente aterrador e histórico como extensión del brazo migratorio norteamericano.
En el escenario mundial, frente al mar embravecido y las aguas turbulentas del imperialismo, aún vemos islas que resisten: Palestina y Cuba son –entre otros-, ejemplos que brillan en la oscuridad. Dignas luchas contra el capitalismo reciclado, que sólo cambia de careta sin perder su esencia de despojo, represión y violencia contra los pueblos del mundo. Son islotes de esperanza en medio de un mar agitado por olas enfurecidas, emergencia ambiental, amenazas de guerra mundial, hambruna y muerte.
Durante muchos años hemos escuchado la profecía del colapso del capitalismo, que para nuestra sorpresa sobrevive a cada crisis por su enorme capacidad de adaptación, aunque ello implique el sacrificio de millones de vidas humanas, la depredación y el saqueo. Y así será mientras el pueblo no construya la organización que enfrente y derrote al gran capital en todos los frentes y trincheras, pero principalmente en la batalla de las ideas y la conciencia.
Por eso seguirá siendo una tarea urgente, permanente, paciente y constante, construir las redes de lucha y resistencia en todo el país para lograr el cambio definitivo que garantice a nuestro pueblo la satisfacción plena de todas sus necesidades y el derecho a una vida con libertad, igualdad y justicia. Nuestra lucha será alimentada por un nuevo internacionalismo, una revolución que llevará varias generaciones, pero que no inicia ni termina con nuestro esfuerzo, porque finalmente la rueda de la historia no se detiene, aunque a veces así parezca.
Finalmente concluimos ésta editorial de enero con una frase del sindicalista y revolucionario anarquista español Buenaventura Durruti, que nos parece muy apropiada para los tiempos oscuros que vivimos: “A nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”.
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.
¡Vivir por la patria! o ¡Morir por la libertad!
1º de enero del 2025