Fragmento de La irrupción zapatista, 1911

*Dr. Francisco Pineda.

La situación del movimiento maderista, en el momento que los zapatistas iniciaron la lucha armada en Morelos, no era precisamente óptima. Si observamos la estrategia que se proponía seguir Madero, los resultados después de 3 meses y medio, hablan por sí mismos. Cuenta Francisco Vázquez Gómez que a principios de noviembre preguntó a Madero, en San Antonio Texas, con qué elementos contaba para la revolución que pensaba hacer, y la respuesta fue, poco más o menos: “Aquiles Serdán dará el golpe en Puebla; Cosío Robelo, en la capital; Robles Domínguez, en Guerrero, Ramón Rosales, en Hidalgo; Abraham González, en Chihuahua, y Soto al sur del Estado. Además, mi tío Catarino estará cerca del Bravo con seiscientos hombres montados y armados para recibirme el 19 en la noche. Por otra parte, el ejército federal se volteará y dentro de quince días estaremos en la ciudad de México, con toda seguridad”.[1] Como se dice, hacía cuentas muy alegres. Womack toma la referencia de Roque Estrada, que en lo sustancial no es muy diferente: “Madero sabía que no podía sostener una insurrección general, ni económica ni políticamente. Le costaría demasiado y probablemente se saldría de cauce. De manera que su plan revolucionario final estableció pocos centros de acción. Madero propuso dar tres golpes (a las ciudades de Puebla, Pachuca y México) cuando volviese a entrar en el país por el norte. Los revolucionarios y sus simpatizantes civiles y militares se levantarían ‘como un solo hombre’, se apoderarían de las calles y de las guarniciones en esas ciudades y obligarían al gobierno a tratar con Madero, mientras avanzase éste triunfalmente por Chihuahua”.[2]

Pero Madero, educado en Europa y Estados Unidos, y su flamante Consejo Estratégico no tomaron en cuenta un factor central, la condición humana, y llamaron a la revolución en México, en punto de las 6 de la tarde, del 20 de noviembre. Cuando ingresó al país la noche anterior, Tío Catarino y su grupo, que debía darle calurosa bienvenida, nunca llegó. Las armas y municiones que pagó por adelantado jamás aparecieron.[3] Se sumió en la decepción y regresó a Estados Unidos. Dicen que no se le volvió a ver por un buen tiempo. El segundo intento de ingreso al país también fracasó, pues la inminente toma de Ciudad Juárez, a principios de febrero, falló por la derrota de Pascual Orozco. El tercer intento funcionó, a fuerza, porque en Texas ya se había dado la orden de arrestarlo. Aunque Madero deseaba un momento más auspicioso, el 14 de febrero tuvo que cruzar la frontera oeste de El Paso, disimuladamente.[4] Luego, se produjo la derrota de Casas Grandes.

Desde otro ángulo, al centrar la atención en la segunda Zona Militar, el principal teatro de operaciones —Chihuahua y Durango— donde la dictadura concentró más de cinco mil efectivos y el maderismo jugaba su principal carta, la situación en ese momento mostraba una leve recuperación de la tendencia descendente de los efectos de las acciones sobre el ejército federal. Desde diciembre de 1910 hasta marzo, el número de heridos por mes fue 150, 93, 63, 71 y el de muertos 59, 106, 27, 40 entre los federales.[5] Desde el punto de vista de las bajas que causaban a los federales, para el mes de marzo había un ligero repunte, en relación con febrero.

El ejército de la dictadura no se derrumbaba, ni se volteaba. Sí, en cambio, se estaba extendiendo territorialmente el movimiento armado. “Desde el inicio de marzo fue notable el incremento de la actividad insurgente, y no hubo ni un día de ese mes que no se diera cuando menos una acción armada; el número de éstas casi se duplicó, en relación al mes anterior, alcanzando la cifra de ciento cuarenta”.[6]

No era ese el objetivo de los dirigentes de la lucha antiporfirista, pues el control de la situación peligraba. Así entendieron muchos la movilización estadounidense en la frontera y se dieron a la tarea de buscar un arreglo con el dictador. Los más activos fueron los Madero, que ya habían invertido en la guerra 8 millones de pesos, al endeudarse con los bancos de México.

La situación interna del maderismo se volvía más conflictiva debido a que su vocero, Francisco Vázquez Gómez, percibía “limanturismo en la familia Madero” (papá, tíos, hermanos); e “intromisión de limantourismo en los asuntos de la Revolución”. Se negó, por ejemplo, a acudir el 24 de febrero a Corpus Christi donde se efectuó un encuentro entre los Madero y el enviado del ministro de hacienda, el terrateniente Íñigo Noriega, “porque todo se reduce a pedir perdón y amnistía. Pancho y yo hablamos en El Paso de una transacción o arreglo posible; pero esto oficialmente y en virtud de un pacto o convenio formal y público, mas no en comisiones secretas, sin poderes y cuyo compromiso nadie garantiza”. El distanciamiento fue mayor cuando escribió molesto a Gustavo Madero “parece que en Corpus Christi creen que esto es asunto de familia; y si es así yo no tengo nada que hacer”.[7]

Vázquez Gómez en esto tenía razón. “Desde el punto de vista de la fortuna de la familia, la revolución era un desastre. Impulsados por la comprensión de ese hecho, Ernesto Madero, Evaristo Madero (hermano de Ernesto y tío de Francisco) y Rafael Hernández llegaron a Corpus Christi para discutir las bases de la paz con don Francisco [padre] y Alfonso Madero, esperando llegar a algún acuerdo informal que pudieran presentarle después a Díaz. Aún cuando más tarde Ernesto lo negó, hay evidencia de que también debía participar en las conversaciones un representante del gobierno mexicano”.[8]

Para comienzos de marzo, las vías del arreglo estaban allanadas desde los 2 campos. Las maniobras militares de Estados Unidos acelerarían la transacción a la democracia.

Nos fuimos a Villa de Ayala a pegar el grito. Allí nos levantamos con otros 100 ya con escopetas, con rifles de 12, granaderos, y puñalitos nomás, y otros con el corazón nomás” – Serafín Placencia Gutiérrez, capitán segundo de caballería del Ejército Libertador[9]

 

 

[1] Francisco Vázquez Gómez, Memorias políticas (1909-1913), Universidad Iberoamericana/El Caballito, México, 1982, pp. 59-60

[2] John Womack, op. cit., p. 66

[3] Charles Cumberland, op. cit., p. 146

[4] Ibíd., p. 152

[5] Secretaría de Guerra y Marina, Campaña de 1910 a 1911: estudio en general de las operaciones que han tenido lugar del 18 de noviembre de 1910 al 25 de mayo de 1911, en la parte que corresponde a la 2a. Zona Militar. Talleres del Departamento de Estado Mayor, México, 1913

[6] Santiago Portilla Gil de Portearroyo, op. cit., p. 227

[7] Telegramas del 24 y el 25 de febrero reproducidos en Francisco Vázquez Gómez, op. cit. (subrayados de FVG) pp. 80 y 81

[8]  Charles Cumberland, op. cit., p. 154

[9] Entrevista con el señor Serafín Placencia Gutiérrez, op. cit.

 

La fotografía es de Francisco Mata Rosas.




8 de octubre, el guerrillero heróico, ¡Presente!

Como Casa de todas y todos, celebramos la memoria del Comandante Ernesto Ché Guevara, caído en el cumplimiento de su deber un 8 de octubre. Su ejemplo, de profundo calado, sigue llamando las nuevas generaciones a denunciar y enfrentar la injusticia ahí donde se encuentre. Nos permitimos reproducir, de la página web de cubainformacion.tv, este video inédito de una entrevista televisada en el canal norteamericano CBS, en el marco de la visita del che a los Estados Unidos, en fechas próximas a su célebre discurso ante la ONU.

Cubadebate – Video: Cubadebate.- El programa de la Televisión Cubana, “La pupila asombrada”, que se transmite los jueves a las diez de la noche por Cubavisión, rescató del olvido una entrevista que ofreció el Comandante Ernesto Che Guevara para el programa “Face the Nation”, de la CBS, el 13 diciembre de 1964.

En el diálogo con los periodistas, transmitido en vivo de costa a costa en Estados Unidos, el Che emitió criterios sobre las relaciones de EEUU-Cuba, de sorprendente actualidad. El Che estaba en Nueva York y había pronunciado, dos días antes, un histórico discurso como representante de la República de Cuba en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

A continuación, publicamos la transcripción íntegra de la entrevista y el video, con subtítulos en español. Cubadebate ha rescatado, además, las imágenes que la agencia AP tomó de ese diálogo:

El 13 de diciembre, el ministro de industrias, comandante Ernesto Che Guevara, compareció ante las cámaras de televisión de la Columbia Broadcasting System (CBS) para ser entrevistado en el programa “Face the Nation” (Ante la Nación). Formularon preguntas al comandante Guevara, Paul Niven, corresponsal de la C.B.S.; Richard C. Hottelet, corresponsal de la CBS en Naciones Unidas, y Tad Szulc, de la Oficina de Nueva York del “New York Times”.

Sr. Niven: Comandante Guevara, en su discurso de la Asamblea General antes de ayer, usted acusó a Estados Unidos de ayudar a los vecinos de Cuba a preparar nuevas agresiones contra ella. Nosotros, a nuestra vez, hemos acusado frecuentemente a su gobierno de promover la subversión en otros países latinoamericanos. ¿Ve usted alguna salida a esta situación; algún modo de mejorar las relaciones?

Comandante Guevara: Yo creo, con relación a las soluciones, que hay soluciones, y creo que hay sólo una. Hemos dicho repetidas veces al gobierno de Estados Unidos que nosotros queremos nada más que ellos se olviden de nosotros, que no se preocupen de nosotros, ni en bien ni en mal.

Sr. Niven: Comandante Guevara, tenemos otras preguntas acerca de las relaciones de Cuba con este país y con los países comunistas y acerca de su propia situación interna. Comandante Guevara, usted dijo hace un momento que a usted sencillamente le gustaría que nosotros los norteamericanos nos olvidáramos de Cuba. Su discurso del otro día sugiere que usted no puede olvidarse de nosotros; usted nos considera un gobierno hostil a 90 millas. ¿Cómo puede usted esperar que nosotros los olvidemos?

Comandante Guevara: Yo no dije exactamente que tenía la esperanza de que ustedes nos olvidaran. Usted me preguntó por una solución y yo dije cuál es esa solución, en el momento actual. Sí ello es posible o no, ésa es otra pregunta.

Sr. Szulc: Sr. Guevara, en varias oportunidades recientemente el Premier Fidel Castro ha sugerido en entrevistas con periodistas visitantes, y en otras ocasiones que debe hacerse un nuevo esfuerzo por normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, particularmente en el terreno del comercio y el intercambio. Como economista, ¿entiende usted personalmente que la reanudación de relaciones de esta naturaleza sería útil o provechosa para Cuba? En otras palabras, ¿le gustaría ver estas relaciones normalizarse?

Comandante Guevara: No como economista, porque nunca me he considerado un economista, sino como un funcionario del Gobierno Cubano, como un cubano más, creo que las relaciones armoniosas con Estados Unidos serían muy buenas para nosotros desde el punto de vista económico más que en cualquier otro campo, porque toda nuestra industria fue establecida por Estados Unidos y las materias primas y los repuestos qué tenemos que hacer con grandes dificultades o traerlos de otras áreas pudieran venir directamente. Además, el azúcar, para el cual tuvimos tradicionalmente el mercado norteamericano, que está también cercano.

 

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“Las relaciones armoniosas con Estados Unidos serían muy buenas para nosotros desde el punto de vista económico más que en cualquier otro campo, porque toda nuestra industria fue establecida por Estados Unidos y las materias primas y los repuestos qué tenemos que hacer con grandes dificultades o traerlos de otras áreas pudieran venir directamente.” El Che en “Face the Nation”. Foto: AP

Sr. Szulc: Comandante, si mi memoria me es fiel, en 1960 pronunció usted varios discursos, particularmente uno en marzo de 1960 en el que dijo que para Cuba, continuar vendiendo azúcar a Estados Unidos era una forma de colonialismo a la cual Cuba estaba sometida. ¿Ha cambiado usted de opinión acerca de esto?

Comandante Guevara: Naturalmente, porque aquéllas eran condiciones distintas. Nosotros vendíamos azúcar bajo condiciones específicas establecidas por compradores norteamericanos, los que a su vez dominaban el mercado y la producción interna de Cuba. Actualmente si vendiésemos azúcar a Estados Unidos sería el gobierno cubano el único que lo vendería y todos los beneficios serían para nuestro pueblo.

Sr. Hottelet: Doctor Guevara: Washington ha dicho que hay dos condiciones políticas para el establecimiento de relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba. Una, abandono de sus compromisos militares con la Unión Soviética. La otra; el abandono de la política de exportar revolución a América Latina. ¿Ve usted alguna posibilidad de cambio en cualquiera de estos dos puntos?

Comandante Guevara: En absoluto. No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema. No pretendemos que cese la discriminación racial en Estados Unidos. No ponemos condición alguna para el establecimiento de relaciones, pero tampoco aceptamos condiciones…

Sr. Hottelet: Pero mi pregunta es si usted aceptaría estas condiciones establecidas por Estados Unidos para la reanudación de relaciones normales.

Comandante Guevara: No aceptaremos condición alguna de Estados Unidos. No aceptaremos condición alguna impuesta a nosotros por Estados Unidos.

Sr. Hottelet: Pero en el asunto de los proyectiles rusos en Cuba y de las relaciones militares cubanas con la Unión Soviética, ¿cómo puede Estados Unidos estar seguro de que Cuba no será una amenaza estratégica nuevamente? ¿Aceptaría usted la inspección de las Naciones Unidas o la inspección de la Organización de los Estados Americanos en el lugar?

Comandante Guevara: Usted mencionó la Organización de Estados Americanos. Antes de ayer, el delegado colombiano habló: “de la órbita” de la OEA. Eso es en efecto, una órbita alrededor de Estados Unidos. Una inspección por semejantes delegados sería una inspección realizada por Estados Unidos. Usted dice que Estados Unidos no se siente seguro y nosotros le preguntamos a Estados Unidos, ¿podremos nosotros sentirnos seguros de que no existen proyectiles contra Cuba? Entonces, no podemos llegar a una solución armónica a menos que todos los países sean iguales en el mundo. Inspeccionemos todas las bases, las bases atómicas de Estados Unidos, e inspeccionemos también lo que tenemos en Cuba, y si usted lo desea, liquidemos todas las bases atómicas en Cuba y en Estados Unidos y nosotros estaremos en un completo acuerdo con eso.

Sr. Niven: Comandante, ¿están ustedes, en realidad, tratando de exportar su Revolución? ¿Envían ustedes armas todos los días a otros países latinoamericanos? ¿Están ustedes trayendo revolucionarios dé otros países y devolviéndolos a su patria?

Comandante Guevara: También tuve la oportunidad de decirlo en la Asamblea y puedo repetirlo enfáticamente ahora: las revoluciones no se exportan. Las revoluciones son creadas por las condiciones de opresión que los gobiernos latinoamericanos ejercen contra los pueblos y de allí viene la rebelión y después emergen las nuevas Cuba… No somos nosotros los que creamos las revoluciones, es el sistema imperialista y sus aliados, aliados internos, lo que crean las revoluciones.

 

“No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema.” El Che en “Face the Nation”. Foto: AP

“No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema.” El Che en “Face the Nation”. Foto: AP

Sr. Niven: Pero su actitud hacia el actual gobierno de Venezuela, considerado en muchos países como izquierdista y progresista, ¿no sugiere que ustedes consideran a cualquier gobierno como opresor si éste no es comunista?

Comandante Guevara: Absolutamente no. Lo que nosotros consideramos es que el gobierno de Venezuela no es un gobierno izquierdista, no tiene nada de gobierno izquierdista. Es un gobierno opresor. Es criminal. Ha asesinado a los patriotas en las luchas campesinas en la región de Falcón, donde hay asesores militares de Estados Unidos. El gobierno que hoy hay en Venezuela —a pesar de que la prensa norteamericana no lo revela— no es un gobierno izquierdista.

Sr. Niven: ¿Existe algún gobierno en este hemisferio al cual Cuba considere como progresista?

Comandante Guevara: La palabra “progresista” es una palabra ambigua. Hay gobiernos con el cual mantenemos relaciones diplomáticas: el gobierno de México, con el cual tenemos buenas relaciones. Nuestros sistemas son diferentes. Respetamos su sistema. Estamos en completa armonía hasta la fecha y espero que continuemos en la misma forma. Pero si usted me pregunta mi concepto de América Latina, le diré que hay algunos gobiernos que oprimen a sus pueblos, mucho más que otros, y entre los menos opresivos, entre aquéllos con los cuales pudiéramos tener relaciones, sin dificultad alguna, están: Uruguay, Chile, tal vez Costa Rica, pero Estados Unidos no lo permite.

Sr. Hottelet: Pero todos estos países han roto relaciones diplomáticas con Cuba. ¿No se sienten ustedes aislados al no tener amigos en todo el hemisferio?

Comandante Guevara: Tenemos gran cantidad de amigos, pero no entre los gobiernos. Los amigos están en el pueblo y, en última instancia, los pueblos serán quienes gobernarán esos Estados.

Sr. Szulc: Pudiéramos cambiar la escena geográfica de la amistad o no amistad en el mundo. Usted hizo una visita a Moscú en noviembre, el mes pasado, después del cambio de la dirigencia máxima. Hemos tenido la impresión aquí de que el Gobierno de Cuba había adoptado una posición poco definida acerca de las dificultades entre la Unión Soviética y China, ideológicamente. ¿Pudiera usted decirnos, si como consecuencia de su visita, resulta más claro o más difícil para el Gobierno de Cuba adoptar una posición definida en relación con el problema soviético-chino?

Comandante Guevara: Puede que ustedes tengan la impresión de que nuestra actitud no es clara, pero nosotros tenemos la impresión de que nuestra actitud es muy clara. En efecto, hay un conflicto, un conflicto ideológico que todos conocemos. Hemos establecido nuestra posición en el sentido de la unidad entre los Estados socialistas. La unidad es la primera medida y sostenemos siempre que la unidad es necesaria porque la desunión favorece a Estados Unidos, que es nuestro enemigo y todo lo que esté a favor del enemigo debe ser eliminado. He ahí el por qué estamos a favor de la unidad. Creemos que existe la necesidad de fortalecer esta unidad y que ella será fortalecida y que el bloque monolítico de los países socialistas se formará otra vez.

Preparativos de la entrevista. Foto: AP

Preparativos de la entrevista. Foto: AP

Sr. Szulc: A principios de este año —creo que por primera vez en marzo y de nuevo en junio—, el Gobierno soviético, encabezado entonces por el Premier Jruschov, formuló invitaciones a un número de partidos comunistas o marxista-leninistas del mundo, incluido el Partido Socialista cubano o, más bien, el Partido Cubano de la Revolución Socialista, para que asistieran a una reunión preparatoria de Partidos Comunistas, en Moscú. Según recuerdo el Partido cubano es uno de los pocos que no ha contestado a esa invitación. Vemos hoy que el Gobierno soviético ha reiterado la invitación para una reunión preparatoria de países comunistas o marxistas leninistas en marzo, ¿aceptaría ahora su Gobierno, o su Partido, la invitación soviética?

Comandante Guevara: Eso será estudiado en el momento apropiado y daremos la respuesta. Es ésta una invitación formulada no al Gobierno sino al Partido y es el Partido el que tiene que responder. Yo estoy aquí representando al Gobierno ahora.

Sr. Hottelet: Comandante Guevara, usted es probablemente el más importante exponente de la guerra de guerrillas en el hemisferio occidental y usted ha dicho que los problemas de la Revolución en la América Latina se resolverán con balas más bien que con votos y, en general, su actitud dinámica ante estas cosas parece estar más cerca de la línea comunista china. También, Cuba nunca ha firmado el tratado que proscribe los ensayos nucleares en el espacio ultraterrestre, en la atmósfera y en el mar. Esta es también la posición comunista china. ¿No lo coloca esto a usted, realmente, en términos de su actitud práctica y en política, del lado chino de la cerca comunista?

Comandante Guevara: Bien, hay tres o cuatro preguntas comprendidas en una. Trataré de responder una por una. En primer lugar, hay una afirmación que me gustaría negar, o quizás la traducción no fue correcta. Según yo le oí, usted dijo que soy el exponente de las guerrillas en este hemisferio. Yo no soy el exponente de las guerrillas en este hemisferio. Yo diría que ese exponente lo sería Fidel Castro, líder de nuestra Revolución y quien tiene el papel más importante en la dirección de la lucha revolucionaria, y en la estrategia del Gobierno cubano.

Respecto a las otras dos cuestiones específicas, no tenemos que participar en la controversia porque hay problemas muy específicos. El problema de la transición pacífica al socialismo, nosotros lo discutimos como una cuestión teórica, pero en América es muy difícil y es prácticamente imposible. Por eso es que específicamente nosotros decimos que en América, el camino para la liberación de los pueblos, que será el camino del socialismo, marchará a través de las balas en casi todos los países, y puedo pronosticar con tranquilidad que usted será testigo.

Respecto al problema de firmar el nuevo tratado que proscribe los ensayos nucleares, hemos acogido con beneplácito ese paso como una medida que tiende a prevenir que se agraven las tensiones, pero hemos señalado muy claramente que nosotros, con una base militar norteamericana en nuestro territorio donde pudiera haber toda clase de armas, donde tenemos que sufrir toda clase de provocaciones, tenemos que soportar —resistir— los vuelos sobre nuestro territorio, nosotros no podemos firmar ese tratado porque seria una traición a nuestro pueblo. Esto es independiente del hecho de que recibimos con beneplácito el tratado público no refleja más que la verdad.

Sr. Niven: Comandante, ¿puedo preguntarle qué porcentaje del pueblo de Cuba respalda la Revolución?

Comandante Guevara: Bueno. . .

Sr. Niven: Tenemos diez segundos.

Comandante Guevara: Es muy difícil en diez segundos. En este momento no tenemos elecciones, pero una gran mayoría del pueblo respalda a este Gobierno.

Sr. Niven: Gracias, comandante Guevara, por estar con nosotros en “Face the Nation” (Ante la Nación).

(La transcripción de esta entrevista aparece en Ha sonado la hora postrera del colonialismo. Intervención del Comandante Ernesto Che Guevara en Naciones Unidas. República de Cuba. Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección de Información. Fue cedida a Cubadebate por La pupila asombrada) – casadetodasytodos.org la reproduce aquí en su totalidad.




Los Cuerpos Técnicos y las armas de la crítica.

El día de hoy habremos de recordarlo en adelante; alguien querido y respetado por nosotras, nosotros, se ha ido. Antes de que nos embargue la tristeza, optamos por recordar un pasaje memorable en la literatura revolucionaria: “hemos vivido por la alegría, por la alegría hemos ido al combate y por la alegría morimos. Que la tristeza no sea unida nunca a nuestros nombres”. Estas palabras de Julius Fucik nos han acompañado anteriormente, en momentos que inequívocamente hacen eco con los vividos el día de hoy.

Que la tristeza no sea unida nunca a nuestros nombres”; evitemos pues, en estos momentos tristes, usar nombres. Pero permitámonos recordar y honrar con la memoria los pasos valientes y esforzados de alguien que vivió por la alegría; y no se nos ocurre mejor forma de hacerlo que trayendo a estas páginas una semblanza de algunos de los trabajos colectivos en los que participó; del esfuerzo organizativo al cual logró, junto con otras y otros, dar vida.

En la Casa de Todas y Todos, en Apodaca N.L, hay un salón de actos dedicado a Fray Servando y a Xavier Mina; lo primero que observamos al entrar en él es un mimeógrafo del siglo pasado con un letrero que dice “Las armas de la crítica”. Esa máquina, y otras similares, sirvieron durante años para la impresión de diversos materiales de análisis y estudio. Se suele juzgar a las FLN como sólo una organización armada, dispuesta a defenderse; se suele decir que su historia está marcada por la violencia; y cuando así sucede, se ignora que en realidad el 99 por ciento de la actividad -en sus 47 años de existencia- ha sido eminentemente política. Como registro de este hecho, hay un legado de miles y miles de cuartillas impresas, bajo diversos títulos, para distinto público; hay materiales impresos enfocados al campo o al trabajo obrero; cuadernillos sobre el cuidado de la salud, o periódicos clandestinos que consolidaron la organización política y el aprendizaje de muy diversos conocimientos.

La pauta del trabajo que realizaron las FLN marcó como necesario aportar a nuestro pueblo no sólo pensamientos críticos sino también acciones prácticas que le permitan apropiarse de su presente, construir su propia historia, y emprender nuevos caminos sin que nadie se los impida. Y en medio de todo ello hubo siempre papel impreso.

Así, hoy vamos a recordar a las compañeras y compañeros que participaron como “cuerpos técnicos” para poder llevar a nuestros pueblos las palabras escritas en papel. Los llamados “cuerpos técnicos” fueron un organismo político creado a finales de la época de los 70’s del siglo pasado, que hicieron escuela para la formación política de “cuadros técnicos”, misma que permite ahora continuar con esa modesta pero insustituible labor de comunicarnos con ustedes por cualquier medio posible.

Los cuerpos técnicos, con sus correspondientes cuadros, cubrieron un amplio espectro de oficios que fueron resultando necesarios en el arduo proceso de la organización política de las FLN. Impresores, zapateros, costureros, torneros, soldadores, constructores… no hay labor pequeña en la lucha por la liberación.

Desde el origen mismo de las FLN, en 1969, han existido en ella compañeras y compañeros con conocimientos y experiencia en la creación de materiales impresos. Años más adelante, nuestro mensaje de libertad llegó a muchos jóvenes chiapanecos, que se fueron adentrando y conociendo más de los trabajos organizativos, y en su momento no dudaron de participar, pues el entusiasmo y la conciencia superaron en ellos cualquier temor a ser aprehendido, torturado o perseguido a muerte por difundir la verdad.

Así transcurrieron, nutridos por esa generación, los años de la clandestinidad, en cuartos de viviendas donde las “armas de la crítica” y los cuerpos técnicos se juntaron para reproducir ideas que, de ser reducidas al ámbito exclusivo de la mente, no sirven para nada; ideas que tienen que vincularse al campo de la experiencia, a través del trabajo, la disciplina y el cumplimiento discreto de las labores necesarias en el camino de la liberación.

Hoy nos toca agradecer a todas aquellas compañeras y compañeros quienes formaron los cuerpos técnicos, en especial –como resulta evidente- a los impresores.

Gracias compañeras y compañeros todos “cuerpos técnicos”, por poner su capacidad entera al servicio de nuestro pueblo. Un abrazo eterno de respeto y fraternidad.

Fraternalmente,
Grupo editorial de la Casa de todas y todos,
¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!




Presentación de Dignificar la Historia II en la CDMX

—Habrá transmisión en VIVO desde esta página—

Les invitamos a la presentación de nuestro cuaderno de trabajo “Dignificar la historia II: Las Fuerzas de Liberación Nacional y los combates por la memoria (1974-1977)”, que se llevará a cabo el día miércoles 14 de septiembre a las 19:00 hrs, en Museo Casa de la Memoria Indómita, ubicado en la calle de Regina #66, col. Centro Histórico, en la Ciudad de México. Estará presente el Dr. Neil Harvey, quien abordará algunos de los contenidos del cuaderno. No faltes.

 

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Presentacion de Dignificar la Historia II: Las FLN y los combates por la memoria (1974-1977)

 

 

Cada vez que los mencionamos regresan, ha dicho Leticia Hidalgo, incansable madre en busca de su hijo desparecido, y así han de regresar las y los compañeros de las Fuerzas de Liberación Nacional caídos o desaparecidos, cada vez que en La Casa de Todas y Todos nos reunimos a conmemorar un aniversario más de aquella organización que hasta hoy no ha rendido ni la memoria.

Así fue la tarde del pasado 6 de agosto en La Casa, en donde además de la conmemoración se aprovechó la fecha, y los pisos barridos y la tierra mojada, para presentar el cuaderno de trabajo, titulado Dignificar la historia II: Las Fuerzas de Liberación Nacional y los combates por la memoria (1974-1977). En ella se contó con la presencia de las comentaristas María José Sagasti Lacalle, María Jiménez, Eufrosina Rodríguez y del Dr. Neil Harvey, quienes desde su labor como académicos y docentes han demostrado voluntad por hacer presente la digna historia de las FLN, de sus fundadores e integrantes.

El libro desmenuzado por los comentaristas contiene algunos de los escritos que desde la selva el compañero Alfredo redactó como responsable de la organización y encargado de llevar a cabo las labores de búsqueda de los compañeros desaparecidos en 1974 en la Laguna del Ocotal, Chiapas.

 

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La licenciada en geografía e historia, María José Sagasti Lacalle abrió el evento y enfatizó la importancia de recuperar la historia de México y de la organización político-militar las FLN, quienes dieron identidad nacional antiimperialista para la liberación de México, retomando el ejemplo del Che Guevara de formar al hombre nuevo y cambiar la realidad injusta que sopesaba al pueblo mexicano. La posición marxista-leninista que tomó la organización de las Fuerzas de Liberación Nacional como estrategia para lograr una revolución socialista, la considera crucial para lograr una identidad combativa.

Por su parte la compañera María Jiménez compartió con los asistentes la sorpresa que le significó conocer a través de los escritos del compañero Alfredo, el amor que los compañeros de las FLN han tenido unos hacia otros a lo largo de su historia. Los comunicados le enseñaron que la unidad de luchador social tiene que tener la conciencia de que cada persona vale mucho, al recordar a las y los compañeros caídos para volver a fortalecer la práctica organizativa, siempre con la responsabilidad revolucionaria que caracterizaba a las y los compañeros.

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En pos de la historia, fue el nombre del documento que compartió la maestra rural Eufrosina Rodríguez Trejo en la mesa de la Casa de Todas y Todos, acompañado de un agradecimiento por el recorrido por los espacios de la casa que se les dio a los asistentes para revivir la memoria…algunas veces desconocida y otras veces adormecida. En su escrito describe la realidad política desde la óptica de la guerra sucia que el Estado mexicano instauró, desde la cual se ha violado y transgredidio – y sigue haciéndolo – los derechos del pueblo, logrando la opacidad de la realidad gracias a la complicidad de los medios de comunicación; el estigmatizar a las y los luchadores sociales en Latinoamérica y a los integrantes de las Fuerzas de Liberación Nacional, quienes conociendo su realidad prefirieron el anonimato frente al protagonismo. Reconoció la importancia de hacer públicos los documentos de primera mano para dimensionar la ética y ca congruente práctica de las y los compañeros de las Fuerzas de Liberación Nacional.

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Por su parte el Dr. Neil Harvey, quien ha participado muy de cerca en la serie Dignificar la Historia, sitúa a las Fuerzas de Liberación Nacional en un contexto de guerra sucia en México. Resalta la capacidad de los compañeros para siempre recordar a los compañeros y compañeras caídas de las FLN, para continuar los trabajos en la selva y para seguir la lucha de liberación, contemplando la formación de conciencia política y práctica cotidiana para su sobrevivencia. La importancia de comprender y adoptar el discurso antiimperialista que está presente en el diario del compañero Alfredo, fue determinante para tener claro quién era el enemigo y cuales serían las formas de lucha a emprender.
La Casa de Todas y Todos abrió sus puertas y se mantienen abiertas como un sitio de recuperación de la memoria y de encuentro, donde esperamos nos visiten, propongan actividades y confluyan ideas.

¡Gracias por ser parte de esta historia…de esta lucha!

¡Vivir por la Patria! O ¡Morir por la Libertad!

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Digno Aniversario, Compañeras y Compañeros

¡¡¡47 años de cumplir sueños!!!…. Nos han tildado de todo, “soñadores”, “utópicos”, “indignos”, “aventureros”, “protagónicos”, “asesinos”, “robots hechos para matar”, etc…pero nunca… de faltar a la verdad y es que a México, desde hace más de 47 años, le urge conocer la verdad, hacer justicia y reparar los daños que como sociedad nos debe el sistema político, económico y social que padecemos.
Las FLN se fundaron un día como hoy  de hace 47 años y sus principios son aceptados por las actuales generaciones porque mantiene su lucha viva y sin claudicaciones. Se es anti-imperialista, porque el imperialismo existe. Se es democrático porque la antidemocracia existe. Se es respetuoso del pueblo porque al pueblo se le respeta y nuestras armas más poderosas son la política, el estudio, la organización, formando compañeros sin negarles el derecho que tienen a expresar sus ideas y ponerlas en práctica. Somos compañeros “por conciencia”. Se dijo hace 47 años y no lo hemos olvidado nunca.
La Casa de todas y todos es sólo un sitio histórico muy modesto, pero agita en quienes se acercan a ella, lo mismo que impulsó hace 47 años a los compañeros fundadores: a dejar la vida que llevaron para dedicarse totalmente a iniciar ese viaje por la historia de México y del mundo por liberar a los pueblos todos, del imperialismo y lograr el bienestar y la felicidad a la que todos tenemos derecho.
Bienvenidos todas y todos ustedes, compañeros en éste viaje por el único camino que tenemos marcado desde hace 47 años, el de la liberación… lo único que podemos perder son las cadenas.

Un abrazo fraterno y no aflojemos el paso….

¡Vivir por la Patria! O ¡Morir por la Libertad!

Grupo Editorial de la Casa de todas y todos
6 de agosto (1969)-2016.




Co. Salvador – ¡Presente!

“Hizo del trabajo y la autocrítica, habituales instrumentos en que fincó su superación y que agitaba entre nuestros compañeros, pues entend{ia que ello contribu{ia al pleno desarrollo personal y por lo mismoal avance de la organización. No hay entre quienes lo conocimos, alguien que no haya recibido de Salvador alguna enseñanza y sí muchos compañeros en quienes influyó decisivamente en su formación”

-Comunicado confidencial no. 12; “Recuerdo del C. Alfredo Zárate Mota, Salvador.

Salvador: hoy es tu cumpleaños, y aquí en tu casa, te recordamos.




Mi testimonio

*En conmemoración al 45 aniversario de los trágicos sucesos ocurridos en la Ciudad de México, el 10 de junio de 1971, fecha en que el gobierno asesino – ese que continúa reprimiendo y desapareciendo a luchadores sociales – reproducimos aquí el artículo publicado el 22 de junio de 1979, en el Nepantla n° 5. Testimonio de la compañera Lía, militante de las FLN, que participó en las movilizaciones estudiantiles de la época y que, al igual que muchas y muchos más luego de estas duras experiencias, decidió ¡Vivir por la patria! o ¡morir por la libertad!

MI TESTIMONIO
Por Lía

ANTECEDENTES

El movimiento estudiantil de 1968 había permitido a diversos sectores de la población plantear sus demandas, que a lo largo de julio a octubre eran cada vez más directas y agresivas, cada vez mostraban el ascenso de un movimiento que amenazaba con salirse de loa márgenes tolerables al Estado. Su aniquilamiento a sangre y fuego, cerró por mucho tiempo la posibilidad de volver a tomar la calle como foro público, ante la amenaza de una represión de esas proporciones.

La toma de posesión de Luis Echeverría Álvarez y sus pronunciamientos por la libertad, los derechos del pueblo, etc., hacían pensar que con Díaz Ordaz se iba la mano dura, la represión. De nuevo era posible mostrar el desacuerdo públicamente, de nuevo la calle se volvía el medio más importante para plantearlo; el 4 de noviembre de 1970 se organiza la primera manifestación, en apoyo a los obreros de “Ayotla Textil”. Los manifestantes llegan a dos mil y parten del Casco de Santo Tomás. En la columna van jóvenes, que pese a las amenazas de Mendiolea (subjefe de la policía), lanzan gritos provocadores y conducen la columna al puesto en donde por primera vez hacen su aparición los tristemente célebres halcones, que ensayan en el mismo lugar que siete meses después sería escenario de la matanza del “jueves de corpus”. La nota periodística al respecto se pierde en las planas interiores y el hecho pasa casi desapercibido; sin embargo queda claro para muchos la existencia de este grupo paramilitar, perfectamente entrenado y formado por jóvenes que podrían pasar por estudiantes, pero fácilmente identificables entre ellos.

Desde 1970, la Universidad Autónoma de Nuevo León venía arrastrando una serie de problemas internos que iban, desde el adeudo de salarios atrasados, hasta la reclamación de una participación igualitaria de maestros y alumnos en el Consejo Universitario. El nombramiento de un rector antipopular hace que el conflicto rebase el ámbito regional, creando un movimiento de solidaridad en los centros estudiantiles del país. En el Distrito Federal, los Comités de Lucha de la UNAM, el IPN, Chapingo, la UIA, etc., forman el COCO (Comité Coordinador de Comités de Lucha) que decide organizar una manifestación el 10 de junio, en apoyo a la Universidad de Nuevo León, ante la instransigencia del gobernador de Nuevo León para resolver el problema, la marcha es ratificada el 27 de Mayo.

Así las cosas, el gobierno central decide tomar carta en el asunto y enviar al Secretario de Educación Pública a solucionar el problema, ante la amenaza de un conflicto nacional, de las dimensiones de 1968. El Congreso de N.L. en sesión extraordinaria, apresuradamente hace una componenda el 8 de junio, destituyendo al rector, provocando la renuncia del gobernador y aprobando una nueva Ley Orgánica. La causa fundamental de la manifestación del 10 de junio es desaparecida al vapor y se espera que no se lleve a cabo, sin embargo en la última asamblea del COCO, después de fuertes discusiones entre fracciones diferentes, gana el punto de vista del Partido Comunista y otros grupo y se llaga al acuerdo de efectuar la manifestación.

Las consignas entonces se volvieron confusas: amnistía a los presos políticos, rechazo a la reforma educativa burguesa, paridad maestros-alumnos en los consejos universitarios, solidaridad con los obreros de Ayotla Textil. El apoyo a la UANL queda reducido a la “derogación de la nueva Ley Orgánica de la UANL”.
El 7 de junio empezaron a aparecer volantes en la ciudad, anunciando el acto y pidiendo la solidaridad de todos los sectores populares. La manifestación partiría del Casco de Sto. Tomás a las 17 horas para llegar al Monumento de la Revolución.

10 DE JUNIO

Eran las 16:30 cuando centenares de jóvenes empezamos a llegar al lugar de la cita, la mayoría veníamos a pie pues habían ya cerrado (cercado) el área al tránsito de cualquier vehículo que no fuera oficial (policía, S.S., halcones). Todos llegábamos en grupo entusiastas ¡al fin recuperábamos la calle!.

Minutos después fueron llegando más compañeros con noticias poco felices: acababan de ver grupos de “halcones” en la Alameda Central y en Sta. María, además de varias patrullas y camiones de granaderos; poco a poco las noticias se hacían más alarmantes. Por los cuatro costados se encontraban numerosos policías. Se empezó a discutir ahí mismo la conveniencia de suspender la marcha ante la evidente provocación. Todos empezamos a sentir la sensación de que las cosas no marchaban tan bien como lo habíamos esperado; sin embargo por los magnavoces portátiles, los organizadores explicaban que todo era una provocación que no hiciéramos caso, que la manifestación era pacífica. Los gritos con consignas confusionistas y la ignorancia de muchos respecto a lo que podría ocurrir, nos hacían pensar ingenuamente en la imposibilidad de que el gobierno repitiera los crímenes de 68; después de todo eran derechos constitucionales irrenunciables la libertad de expresión y de reunión.

A las 17 hrs. se empezaron a formar las contingentes de escuelas, facultades, organizaciones obreras, etc. Era la primera vez que mi hermana y yo asistíamos a una manifestación y no teníamos un grupo especial al cual integrarnos. Nos unimos entonces al primer contingente después de la Facultad de Economía en donde encontramos algunos conocidos. Nos tomamos de los brazos formando cadenas como de 15 gentes, gritábamos las consignas, comentábamos y preguntábamos quienes eran los “halcones”, pues muchos no sabíamos de su existencia.
Nadie imaginaba lo que iba a ocurrir. Eran las 17:10 cuando se empezó a avanzar por Carpio para tomar la Avenida de los Maestros. Se habían dado ya instrucciones de no responder a las provocaciones, incluso se hablaba de jóvenes que tenían una cinta en el brazo izquierdo, eran agentes y había que denunciarlos. Teníamos confianza en que la organización y disciplina permitirían seguir sin ningún contratiempo; al dar la vuelta por la avenida, vimos al fondo de Carpio una columna de granaderos que cerraban la calle por ese lado.

La primera parada fue en Díaz Mirón, en donde se notificó a los que encabezaban la marcha, que ésta no estaba permitida, que no siguiéramos. A los que no alcanzamos a oír esto, se nos informó que la marcha seguiría, se vocearon aún más fuertes las consignas y se empezó a entonar el Himno Nacional. Seguimos la caminata y conforme avanzábamos las bocacalles que salen a Av. De los Maestros, la escena de Carpio se repetía. Mi hermana y yo habíamos quedado del lado contrario a la normal, de tal forma que veíamos perfectamente lo que ocurría. A estas alturas el temor empezó a adueñarse de nosotros, era evidente que algo ocurriría. Al pasar por Sor Juana, le dije que pasara lo que pasara no me soltara. Antes de llegar a Amado Nervo, la columna de adelante que ya había llegado hasta ahí fue rota por los primeros grupos de halcones. El movimiento nos hizo retroceder de nuevo hasta Sor Juana de una forma desordenada; pero alcanzamos a ver cómo la fila de granaderos se abría para dar paso al segundo grupo de atacantes que blandían grandes varas dirigiéndose a donde estábamos nosotros. Tomadas de la mano corrimos a una tienda, que alcanzó a cerrar la cortina antes de que entráramos; nos quedamos paradas junto a la pared buscando en dónde meternos: enfrente estaban los muros de la Normal, a la derecha la esquina de Sor Juana y Av. De los Maestros, en donde los halcones golpeaban brutalmente a los manifestantes. Era tanta la confusión que primero no alcanzamos a distinguir quién era quién, buscamos con la vista a nuestros compañeros, hubo un momento en que el grupo paramilitar se replegó y corrimos a detener a un estudiantes que gritaba impotente. Mi hermana se adelantó y a mí me detuvo un compañero que a empellones me metió a una vecindad, pero al darme cuenta de que estaba sola volví a salir y me volvieron a detener. Le expliqué al “chavo” que tenía que ir por mi hermana, me acompaño y la encontramos; pero ella estaba tan enojada que se resistía a venir, tuvimos casi que arrastrarla. Una vez adentro de la vecindad empezamos a organizarnos; tres de nosotros iríamos a ver cómo estaban las cosas afuera, casi no se oía nada, parecía que todo había acabado. Ya dispuestos a salir, oímos el primer disparo. Unos no podían creer que fueran tiros de arma de fuego y decían que eran “palomas”, sólo para asustarnos; sin movernos esperamos algunos segundos y se volvieron a oír los tiros ahora acompañados de gritos. Nos atrevimos a abrir la puerta y vimos como afuera había una lucha dispareja entre muchachitos de preparatoria y los prepotentes halcones; pero ni una arma de fuego; pese a las persistentes ráfagas. De pronto un jovencito que corría trabajosamente venía hacia la vecindad, y tenía el pantalón lleno de sangre. Lo habían herido. Cayó unos metros antes de llegar. Corrimos a levantarlo y lo metimos, en el momento en que un grupo de halcones al darse cuenta corrían hacia nosotros. Cerramos apresuradamente y llevamos al muchacho al último cuarto-vivienda, en donde nos metimos como 8 gentes. La señora que ahí vivía trataba de calmarnos y nos ofrecía café. El lugar era tan reducido y sin ventilación que pronto empezó a cargarse el ambiente. La dueña nos decía que no nos preocupáramos, que ahí no iban a entrar, pues en 1968 nunca lo habían hecho. Seguimos oyendo tiros, a veces espaciadamente y de pronto se intensificaban. Alguien dijo que si traíamos credencial de estudiantes había que deshacerse de ellas, pues eran a éstos a los que más les daban en el caso de que nos agarraran. Yo me negué a hacerlo y propuse que se las dejáramos a la señora o nos las lleváramos, pues en el caso de que nos pasara algo, incluso si nos mataban, por lo menos sabrían quiénes éramos y la señora podría avisar; ella nos decía que sí, pero que por lo pronto tratáramos de calmarnos y nos quedáramos ahí el tiempo necesario, mientras pasaba todo. La impotencia que sentíamos, nos impulsaba a querer salir; pero la cordura nos detenía. Después de una media hora o tres cuartos de hora, dejan de oírse los tiros por un tiempo bastante largo. Entonces decidimos salir de dos en dos y atravesar hasta la Normal, con la esperanza de encontrar ahí más compañeros; la señora nos pedía que esperáramos un poco, pero nuestra angustia era tal que salimos con el compañero herido, que nunca se quejó (nunca lo volví a ver). Primero salieron dos con él, después mi hermana y otro muchacho y seguíamos yo y otra muchacha; los otros ya habían entrado a la Normal, y era nuestro turno. Íbamos a la mitad cuando se empezaron a oír de nuevo los tiros. Yo me detuve y mi compañera siguió corriendo, alcanzando a entrar. Cuando empecé a correr, apareció un coche pequeño junto a mí y un señor que me invitó a subir, sin pensarlo, lo hice. Me preguntó que a dónde iba y le dije que enfrente; luego me preguntó qué hacía ahí, y me dí cuenta de que los únicos que podían andar circulando libremente por la calle, no eran precisamente hombres de buena voluntad. Le inventé que había ido a la modista para hacerme un vestido y que no entendía qué estaba pasando. Tuvo que meterse a la Normal, pues San Cosme era campo de batalla. Bajé y me reuní con los demás, que estaban muy asustados porque yo no llegaba y además porque en ese momento entraba una ambulancia seguida por un grupo de halcones que evidentemente pretendían pararla. Tuvimos que quedarnos en el patio. Algunos delos que habían estado todo el tiempo adentro, nos pidieron que nos identificáramos, lo hicimos y les preguntamos qué estaba pasando. Nos explicaron que habían cerrado todas las salidas y que una vez que habían desintegrado la marcha con “bastones eléctricos”, las gentes corrieron a refugiarse donde pudieron; entonces empezaron los disparos y las persecuciones. A algunos los alcanzaron en las entradas del Metro, que habían sido cerradas; ellos habían visto cómo sacaban a los heridos de las ambulancias, como lo habían intentado con la que acababa de entrar. De pronto, por la puerta por donde habíamos llegado empezamos a oír los gritos que lanzaban unos 20 jóvenes con varas, y tuvimos que correr, hasta la salida que da a San Cosme. Afuera había más halcones, que agarraron a los primeros que salieron. Nosotros seguimos corriendo hasta el camellón, en donde nos detuvimos. La calle estaba prácticamente vacía. A la altura de Melchor Ocampo había varias patrullas que cerraban el paso; atrás, en la Normal, los halcones se adueñaban de las instalaciones, frente a nosotros, todos los locales estaban cerrados. De pronto, vimos un auto que venía en dirección Poniente-Oriente y le hicimos la seña de que se parara. Unos cuantos metros adelante se detuvo y se echó en reversa. El chofer dijo que subiéramos. Éramos cuatro: mi hermana, yo, un muchacho y una chica. Nos subimos y arrancó. Un poco antes de llegar a la barrera sentimos un fuerte golpe en el coche; le habían lanzado algo; pero no se detuvo, sólo hizo una seña y gritó una mala palabra. Al llegar al cordón, hizo de nuevo la seña y mostró algo, lo dejaron pasar sin ningún contratiempo. Nos dimos cuenta de que era agente. Nos preguntó que hacíamos y le contestamos que nunca pensamos que las cosas se irían a poner así. Preguntó a donde queríamos que nos llevara y le dijimos que al Monumento a la Madre (fue lo primero que se nos ocurrió, pues estábamos casi enfrente del lugar). Sin más se paró y bajamos en el monumento. La normalidad y tranquilidad de la calle nos hirió profundamente. Nadie sabía lo que estaba ocurriendo un poco más atrás. Mi pantalón beige estaba manchado de sangre del herido que nunca más volví a ver.

Al día siguiente, las averiguaciones, las renuncias, protestas, desplegados, etc.. Igual que en 1968, no se aclaró lo ocurrido, ni se señaló a los culpables, ahora la mayoría de ellos son altos funcionarios y la gente ha olvidado. El extravío del “Expediente 10 de junio” fue anunciado la última semana de mayo por la Sría de gobernación y la manifestación para conmemorar la fecha apenas fue mencionada.

El punto es recordar que lo importante no es tomar la calle, sino luchar por la toma del poder.




Compañero Ángel…. ¡presente!…

Hemos recibido la triste noticia de que nuestro compañero Ángel de Jovel, hoy San Cristóbal de las Casas, ha muerto.

Chiapaneco de cuna humilde, logró, por medio de una beca, cursar los estudios de economía en la Ciudad de México. Regresó a Chiapas y fue fundador de Radio Comunidad Indígena, puso énfasis en terminar con el racismo imperante y apoyar a las comunidades indígenas. Fue despedido, pero él no cesó en esa lucha y asesoraba a los pueblos en sus justas demandas en la recuperación de sus tierras, por lo que fue acusado de instigador y encarcelado injustamente.

El alzamiento zapatista de 1994 lo sorprendió en la cárcel. Fue liberado por compañeros insurgentes pero él no huyó. Sabedor de su inocencia, terminó el juicio en su contra y desde entonces, dedicó cada día de su existencia a apoyar las causas de los pueblos en contra del racismo, el despojo y el mejoramiento de su economía autónoma.

Los compañeros de la Casa de todas y todos lo recordamos siempre con fraterno respeto y seguiremos su ejemplo. Nos sumamos al duelo de su familia, los acompañamos en su dolor y decimos con el orgullo de haberlo conocido…

Compañero Ángel…. ¡presente!…

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!




Hoy es 14 de febrero

Hoy es 14 de febrero, y es digno dedicar unas palabras a nuestros compañeros quienes, en 1974, entregaron su vida por la libertad de nuestra patria en la Casa grande de Nepantla. Muchos de quienes leemos estas líneas, no habíamos nacido aún. Sabemos hoy sus nombres y sabemos también de sus pasos, hemos leído las palabras por las que se sintieron convocados a organizarse en la riesgosa tarea de llevar adelante un proceso revolucionario.

Hemos entendido algunas de las razones de ese tiempo: el fervor del ejemplo revolucionario a la vuelta de la isla, la movilización juvenil en las calles, los cantos de un naciente mundo que fue ahogado en mazmorras, acribillado a mansalva, arrojado anónimamente al océano, incinerado su verdor en las selvas y montañas. Fue por medio de la guerra imperialista, guerra sucia, impuesta a los pueblos del mundo, que el enemigo intentó cegar la visibilidad de un mundo más justo, libre y democrático. Y cuando decimos enemigo, hablamos del capitalismo, ese sistema que sigue hoy ocultando de la vista común la posibilidad real de un mundo distinto y mejor.

Pero ese mundo está presente. Permanece, fundamentalmente, por que –como dijo Salvador Allende- “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”; esto es, por que su base objetiva es el pueblo trabajador que aspira en lo general a un mejor mañana, donde -por decir poco- los derechos fundamentales se cumplan para todas y todos. En el hecho concreto de que el trabajo humano sea el único esfuerzo con la capacidad de generar valor, en esa verdad objetiva, cobra realidad de forma irreductible el perenne impulso del pueblo trabajador por mejorar su entorno.

Esa frase de Allende, registrada en el fragor de su último combate y poseedora de una resonancia única en el concierto de la historia, tiene otro polo además de los pueblos que la hacen. Esa frase habla también de un “nosotros”.

La lectura predominante de la historia nos pinta el decurso del siglo XX como un enfrentamiento entre bloques contrapuestos, perfectamente definidos; desde esa lectura, la frase “la historia es nuestra” puede ser enunciada por cualquiera de los bloques y lo único que cambia es el bando y sus colores. Esa lectura monolítica de la historia pasa por alto a los pueblos, los sustituye con personajes, siglas y banderas. Esa lectura sólo favorece al enemigo, pues le permite retratarse como el definitivo vencedor; ha permitido, además, la desarticulación de buena parte de las herramientas teóricas y organizativas mediante las cuales los pueblos lograron avanzar hacia su emancipación.

En el contexto intelectual que ha aflorado de esa lectura, los pueblos son factores económicos o súbditos de un conjunto de creencias; pero día a día, desde ese entramado se conjura la posibilidad de que sean nuevamente agentes históricos. Al pueblo le es permitido revolucionar, a través de su trabajo, a la industria, a las telecomunicaciones, al transporte y a todo el aparato productivo; a transformar el modo en que se mira a sí mismo ante un espejo, el cómo se nombra; a revolucionarlo todo, absolutamente todo, menos a las condiciones que lo mantienen oprimido.

Hablar de revolución se torna herético; como si al nombrar esa palabra fuesen convocados los dolores de toda guerra, los errores de todo régimen, los absurdos de todo abuso; como si conflagrar un proceso revolucionario implicara aspirar a cometer los mismos errores que se dieron en el pasado. Además, se omite con frecuencia de la reflexión el hecho de que gran parte de las riquezas sociales que hoy se defienden, así como prácticamente todos los derechos que –medianamente- arropan a nuestros pueblos, son producto de procesos de revolución social. Resulta complicado venerar y defender la flor negando la raíz.

La libertad individual y la igualdad jurídica ante la ley son producto de una revolución social; la independencia mexicana como nación –tan acotada en los hechos- es producto de una revolución social; los remanentes de la Constitución que no se han visto afectados por el avance neoliberal, en caso de que los haya, fueron producto de una revolución social. La libertad es un imposible para quien vive presa de su propio miedo; y también lo es defenderse. Y el enemigo, lo sabe, lo calcula, lo administra; ha hecho ciencia de ello.

Nuestra confianza está en el pueblo, en su probada capacidad de ser agente de su propio destino. No podemos permitir que el miedo impere entre nosotros, mientras se suman día con día penas y agravios. Mientras la herencia de esos procesos de revolución social es desmantelada, despojada de su carácter popular, y tornada en propiedad privada, no sólo en nuestro país, sino en franca guerra ante los pueblos enteros del mundo. En agravio de la vida misma.

Co. Salvador, Co. Manuel, Co. Maria Luisa, Co. Sol, Co. Gabriel,

¡Presentes!

¿Qué significado tiene la palabra “nuestro” entre quienes ponen su vida para que todo sea común?

¡Vivir por la patria o morir por la libertad!

Grupo editorial de la Casa de Todas y Todos

*La fotografía que acompaña este artículo es corresponsalía de Chubakai.