Junio, 2020: ¡Respiraremos!

Editorial Junio, 2020

Desde el
año de 1971 en la Casa de todas y todos, así en el México que lucha, no
olvidamos los junios: son las agresiones a nuestro pueblo que reeditamos en
nuestra conciencia social lo que nos da fortaleza para seguir adelante. En este
junio un hecho poco usual, una pandemia, nos mantiene unidos, y no es la
primera vez que un evento de dimensiones trascendentes – como los
terremotos-  nos une. Miles de muertes y
regiones incomunicadas para no propagar la epidemia es parte de la estrategia
médica, que no debe de detenernos:  a
pesar de la distancia y la pérdida de contacto, por medio de la conciencia
debemos acercarnos, desarrollando las labores de preparación que son necesarias
para toda acción: la preparación y el estudio.

Si bien,
en la medida de lo posible, el pueblo trata de mantenerse en casa y no
reactivar la vida social, se avisora ya el afán de lucro del sistema económico
que padecemos: los grandes laboratorios que se frotan las manos en espera de
los medicamentos y equipos médicos de elección para atacar la enfermedad, que
seguramente ellos venderán. De esto y otros males sociales seguiremos hablando
en otros editoriales.

En este junio
no debemos de olvidar el racismo. Ese flagelo que como virus permanece oculto en
las conciencias. Tiene una raigambre milenaria: el ver al otro como inferior
por su color de piel, por su lenguaje extraño, por su indumentaria, son
manifestaciones que se han repetido en amplios periodos del andar humano. Y sin
embargo, es en el periodo regido por el capitalismo que el racismo ha sido un
componente ideológico desde el cual se ha justificado el genocidio, la
esclavitud, la explotación y la expoliación de territorios y pueblos enteros.
Desde el viejo discurso del racismo, se explota laboralmente, se ofrecen peores
salarios, se obliga  a jornadas laborales
más intensas.

Lo que
hoy observamos que pasa en los EEUU, fuertes protestas contra los departamentos
de policías y otras instituciones de gobierno, no solo se explican por la
brutal ejecución ilegal, ilegitima y publica de George Floyd, sino por la
cultura sistémica de brutalidad policiaca e impunidad que ha tenido un costo
inmensurable en el asesinato de miles de negros, hispanos e inmigrantes en manos
de policías blancos racistas.

Casa blanca entre gases lanzado por policías que la “defendían” contra la multitud. ¿Quien agrede a quien?

Las policías locales de las ciudades gringas, los sheriffs, los Texas Rangers, la patrulla fronteriza, ICE, los Federal Marshalls, la DEA, el FBI, el Servicio Secreto, la Guardia Nacional, entre otros han estado vinculados históricamente a dos sistemas de control social, la criminalización de pueblo pobre y de color, y a la militarización de la estrategia de control policiaco civil. Y con ellos, han reventado cualquier intento de rendición de cuentas (police accountability) por parte de la ”sociedad civil” o aun del congreso de los EEUU, y  han violado sistemáticamente los derechos civiles y humanos de los sectores controlados.   

Y el
resultado de esta cultura de abuso intencional e institucional es que el 99.99
de los crímenes cometidos por estas policías queden impunes, y aun justificados
por un sistema de cortes locales, estatales y federales (controlados por jueces
blancos) que han completamente abandonado a las víctimas.  La acumulación de estas ofensas, y agresiones
han resultado en el hartazgo que es hoy evidente y en la reacción popular se da
en forma de disturbios, incendios y enfrentamientos contra fuerzas policiacas
en todo el país, en ciudades como Minneapolis, Chicago, Los Ángeles, San
Francisco, Atlanta, Filadelfia, Nueva York, Houston, Dallas, El Paso, Salt Lake
City y otras grandes ciudades norteamericanas, llegando anoche a la Casa
Blanca, cuya entrada principal fue incendiada, mientras el presidente se
escondía en el Bunker.

Entonces
la historia parece repetirse, y de que nada de esa agresión racista ha
cambiado. Hoy recordamos los alzamientos populares de Watts, o de cuando
asesinaron al líder Luther King, en los años 60s, luego los del año 1992,
cuando los policías responsables de golpear sin clemencia a Rodney King fueron
exhonerados. Hoy recordamos a Eric Garner, a Juan Patricio Peraza, a Michael
Brown, a Esequiel Hernandez, a Trayvon Martin, Sergio Adrian Guereca, a Tamir
Rice, a Philando Castile, a los niñ@s Felipe, Jakelin, Roberto  y centenas más de ciudadanos
afrodescendientes y migrantes que, en el marco de la impunidad, el supremacismo
blanco, y el racismo estructural, han muerto a manos de la policía
norteamericana.

El
cobarde, inepto, mentiroso y bocón presidente de los EEUU ha anunciado que
busca declarar a quienes participan en las estas protestas como terroristas, poniendo
en claro el carácter fascista de su propio gobierno, algo que el imperialismo
norteamericano había procurado anteriormente ocultar o disfrazar. 

Todas
estas acciones de protesta, plenamente justificadas en su forma y en su fondo y
arropadas con el apoyo y la solidaridad de los pueblos oprimidos en todo el
mundo, resultarán seguramente insuficientes: falta conocer al sistema
imperialista y promover la unidad de los trabajadores del mundo, para que desde
un mismo frente actuemos contra el imperialismo global. Ante las guerras de
conquista, invasiones, asesinatos masivos, perpetrados por el imperialismo, cada
país presenta una serie de problemas urgentes por resolver, y cada pueblo trata
de resolverlos con los fundamentos históricos a su alcance. Pero el combate al
imperialismo, debe de hacerse en coordinación, entre todos los pueblos de la
tierra. Esa ha sido nuestra búsqueda desde hace un poco más de 50 años de
existencia.

George Floyd murió ahogado por un policía de Minneapolis: “I can’t breathe” – “no puedo respirar”- fueron sus últimas palabras. El ahogo del racismo, el ahogo del encierro sanitario, el ahogo de esta pandemia en el cuerpo de nuestros pueblos, pasará: el imperialismo será derrotado, el racismo será borrado, la salud será un derecho y la enfermedad será un hecho natural, no una condena social. Ese futuro ha sido nuestra razón, desde hace poco más de 50 años de existencia.

En este
mes de junio, debemos recordar al compañero  fundador de nuestra organización, Manolo, nacido
en Junio, a la compañera Ruth,  a los
jóvenes estudiantes mártires del 10 de junio, y ahora agregar con tristeza a
los miles de víctimas de la pandemia.

¡Nosotros  no olvidamos!

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Grupo Editorial de la Casa de todas y todos.