Mayo, siempre en lucha
Se inicia el mes con la conmemoración de las luchas de las y los trabajadores del mundo por la defensa de los derechos laborales y la futura liberación del yugo patronal. Como cada año, Mayo trae consigo fechas combativas además de esta: el día 5, la victoria sobre el ejército francés en Puebla durante la segunda Intervención y diez días después, el fin de la misma luego de la toma de Querétaro, que coincide con la celebración de las y los maestros. Además, recordamos las agresiones sufridas por compañeras y compañeros en San Salvador Atenco, el tres y cuatro de mayo de 2006.
Recordamos también a las viudas de Sartaguda, en Navarra, quienes al igual que miles de madres en nuestro país levantan día con día la memoria de sus seres queridos, desaparecidos por la barbarie del poder. Nosotros no olvidamos y levantamos también la memoria de nuestros compañeros desaparecidos de la Lista de Ocosingo. El año anterior hubo ocasión de que esas búsquedas de justicia se hermanaran.
En mayo, celebramos el aniversario de nacimiento de nuestro compañero Ismael, que dio vida a la moderna preocupación histórica de la lucha de Fray Servando por hacernos entender que las armas y las letras deben ir juntas en la lucha de los pueblos.
Recordamos además con tristeza a Mario y Ruth, quienes mueren en un mes de mayo, en ésta ocasión, reproducimos Editorial del Nepantla No. 30, dedicado a ambos compañeros, en mayo de 1983.
Nepantla I No. 30
Editorial
“La evocación de los compañeros que van cayendo en la lucha es, sin duda, penosa. Quien la realiza se queda con la sensación de que muchas cosas importantes quedaron sin decirse; quien la escucha piensa, a veces, que debido a una especie de sectarismo, los militantes profesionales embalsamos la imagen de nuestros compañeros destacando sus méritos y ocultando sus defectos; y en ambos se percibe la incomodidad de quienes cumplen por compromiso un ritual solemne y triste. Esto es un riesgo. Pero hay otro modo de recordar a nuestros camaradas: con un sentido histórico. No porque hayan aspirado a la gloria que tal vez engrandezca su nombre algún día, sino porque el revolucionario es el hombre histórico por excelencia.
Primero, porque estudia la historia –sobre todo la de su pueblo-, buscando en ella claves para comprender la realidad social; después, porque recoge los anhelos de cambio de las masas y los organiza en una estrategia; y porque ocupa su lugar en el ejército de los explotados para hacer la revolución, que es hacer la historia.
Pero más que nada, por cierto sentido de continuidad, por la conciencia de tener raíces y la responsabilidad de hacer fructificar un esfuerzo colectivo, pues al rebelde social no le cuadra el papel de genio solitario; dando su vida, el militante da vida a la organización. Y ésta no lo deja morir del todo; recoge sus aportaciones individuales, aquellas que nos permiten seguir adelante, pues los compañeros somos, ante todo, compañeros de lucha, de una lucha que apenas se inicia.
Por eso este número de “Nepantla” está dedicado a Ruth y a Mario, para dar a conocer algunos frutos –no los más significativos, por cierto- de su capacidad creadora; para dar una semblanza de su trabajo como miembros del buró político; y también para rendir honores a quienes con toda honestidad y valentía vivieron por la patria y murieron por la libertad.
Recordar, pues, a estos nuestros héroes, es reanudar su trabajo en la medida de nuestra capacidad. Así lo hubieran querido, porque fue ese trabajo el que dio sentido a su vida de revolucionarios. Y también a su muerte; pues la asumieron como una posibilidad –terrible, pero una más- que se convirtió en necesidad para que la lucha continuara.
Y continuará. Nosotros lo haremos.”
Para todas y todos ustedes, nuestra solidaridad y respeto.
¡¡Vivan los trabajadores del mundo!!
¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos
Mayo, 2018