No fueron ahogados sino asesinados

El día miércoles 23 de septiembre se ha realizado en el barrio de Lavapiés, Madrid, una asamblea pública, para resolver puntos de acción en la crisis migrante que se vive en Europa. Esta asamblea, la cuarta desde que se han iniciado las movilizaciones civiles de apoyo a las familias sirias desplazadas por la guerra, tuvo una concurrencia de al menos 100 personas.

Divididos en comisiones, los asistentes se han sentado en círculos (fuera de los cuales se celebra un encuentro futbolero de la infancia local) en varios puntos de la plaza Agustín Lara, nombre que los vecinos del barrio han dado al espacio, debido a la estatua del veracruzano que se encuentra en los márgenes de la misma – “se ha armado un lio con los vecinos cuando quisieron quitarla” – según han comentado. A sus espaldas, los restos de una iglesia que fue incendiada por los republicanos durante la guerra civil, y que por décadas permaneció en ruinas hasta que, hace aproximadamente diez años, fue rehabilitado como biblioteca pública.

El barrio de Lavapiés, ubicado en el centro de Madrid, tiene tradición popular, y es quizá el de mayor número de población migrante entre los espacios centrales de la ciudad; cabe decir que Lavapiés no es el único lugar de la ciudad en que se están llevando a cabo movilizaciones sociales para enfrentar el tema, pero la convocatoria en este espacio ha sorprendido a propios y extraños.

IMG_20150923_211806192_HDRLas asambleas han servido hasta ahora para dar alojamiento a los desplazados sirios que, en su mayoría, llegan por Melilla; tan sólo la semana pasada las dinámicas que se desprenden de esta asamblea dieron acogida a más de ciento cincuenta personas. El interés de la mayoría de los sirios que pasan por Madrid no es quedarse en España, sino llegar a Alemania, el país de la Unión Europea que tiene el sistema de integración migratoria más robusto, además de contar con una economía local que garantiza, en la mayoría de los casos, empleo. Cabe decir que, a la luz de la actual crisis migratoria, el gobierno alemán ha declarado que no atenderá el convenio de Dublín, el cual obliga a los refugiados a quedarse en el país de la Unión Europea al cual lleguen; de ahí que miles y miles de refugiados estén cruzando territorio europeo para llegar a una de las economías más sólidas del entorno: en Alemania hay trabajo, en España no.

Así, la asamblea resuelve las formas de proveer de alojamiento a las familias, por dos o tres días, proporcionar alimentación y algo de recursos para que puedan continuar su viaje. Además, la asamblea ha dispuesto una comisión de diálogo institucional, para llevar la presión social tanto al ayuntamiento de Madrid, gobernado por Podemos –partido cercano a muchas de las movilizaciones sociales que se han dado en las calles y ciudades del estado español en los últimos años, particularmente el 15M; pero también al Ministerio del Interior, bajo la titularidad del derechista Partido Popular.

Según han comentado, lo que está sucediendo es algo que sale de lo ordinario, por la sostenida participación en las asambleas – por más que haya cierto decaimiento en número; también – y este factor es mucho más relevante- por que la dinámica de dar acogida en hogares madrileños a refugiados sirios, está sirviendo para que muchos prejuicios sociales sean derruidos por las acciones solidarias de asistir a un pueblo hermano, por más que venga de otra región y que, en su mayoría, profese otra religión. Las familias refugiadas han dejado una profunda impresión, con los relatos de guerra y devastación que traen consigo. La red de solidaridad que ha salido a la luz en el presente contexto es un punto más de lo que pareciera un nuevo tejido social que va colmando, cada vez, nuevos espacios.

Seguiremos reportando.