Paz laboral

Corresponsalía* del Padre Guerrero.

Amigos, ¿realmente en Nuevo León existe paz laboral?.
Pregunto lo anterior porque cuando me acerco a las fábricas y converso con diversos trabajadores, me señalan muchas condiciones no dignas, bajos salarios, incomprensión cuando piden necesarios permisos, falta de respeto a sus días de asueto y de vacaciones, exposición a altas temperaturas o a fríos extremos, exposición a enfermedades por el manejo de desechos tóxicos, ausencia de las necesarias medidas de seguridad.

Muchas veces los sindicatos están subordinados a los dueños de las grandes o pequeñas empresas, e igualmente son muy normales las complicidades entre las empresas y la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.

De tal manera que los obreros y empleados viven expuestos a una vulnerabilidad injusta. Por eso, cuando intentan organizarse para exigir sus derechos, fácilmente son reprimidos, despedidos y puestos en “la lista” de conflictivos.
Por todo esto es fácil comprender que es falsa la presumida “paz laboral”, porque los trabajadores están sometidos por este sistema neoliberal.

Y si desde los años noventa no se presentan huelgas, no es porque los obreros y empleados estén muy conformes con sus condiciones laborales.

Mas bien no hay huelgas, porque los obreros están sometidos, amenazados y atrapados por un sistema que los pone en el dilema de trabajar recibiendo salarios de miseria o morirse de hambre.

Los despidos injustificados van en aumento, la represión a la protesta es la amenaza constante, los trabajos precarios son la única oferta, el subempleo van a la alta, y la perdida de los derechos laborales es presentada como “privilegio”.

Por eso, considero que juntos debemos atender este grave problema que está afectando a las familias de miles de obreros en la ciudad y en el país.

Nuestro silencio será cómplice de estas injusticias y nuestra indiferencia favorecerá el triunfo del capital sobre los derechos laborales de los mas humildes, si ahora nosotros no nos comprometemos como sociedad civil, para detener la acumulación capitalista.

No es posible que sigamos viendo como” normal y natural la acumulación privada de capital por una élite y la venta de la fuerza de trabajo por la inmensa mayoría”.

 

Soy el Padre Guerrero y esta es mi humilde opinión.

 

 

 

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