A 60 años de la integración del Grupo Popular Guerrillero

Génesis del asalto al cuartel de Ciudad Madera

“Ni locos, ni suicidas, ni mártires.  Mártires los cristianos que se inmolaban

en el circo romano, suicidas los kamikazes japoneses; locos, Hitler y Mussolini.

  El revolucionario no es suicida ni ama a la muerte.  El revolucionario aspira a vivir para transformar las condiciones de vida miserable de su pueblo y si para lograrlo es necesario

entregar la existencia, gustoso la da para que el pueblo siga viviendo.”

Cro. Mario. Nada es Gratuito en la Historia

Cuaderno de Trabajo “Dignificar la Historia” III.  Pag. 88. Dignificar la Historia.

Maestros rurales, estudiantes y campesinos del Estado de Chihuahua, integraron hace 60 años el “Grupo Popular Guerrillero” (GPG), impulsado por un núcleo de rebeldes que participarían un año después en el asalto al cuartel de Ciudad Madera (septiembre 23 de 1965), como respuesta del pueblo organizado a la represión y cerrazón del Estado mexicano a las demandas de justicia social.

Entre los integrantes del grupo se encontraban Arturo y Emilio Gámiz García (hermanos), Salomón Gaytán, Pablo Gómez, Miguel Quiñonez, Oscar Sandoval, Florencio Lugo, Rafael Martínez Valdivia Antonio y Lupito Scobell (hermanos) y otros más que tuvieron un papel relevante en la primera rebelión armada de orientación marxista registrada en el país.

Los primeros días fueron especialmente difíciles para el grupo rebelde, ante la tarea gigantesca de organizar la respuesta armada del pueblo, harto de los abusos y despojo de tierra por parte de los caciques, ganaderos y compañías madereras protegidas por el Estado cómplice.

El último sobreviviente del Asalto al Cuartel Madera, Raúl Florencio Lugo, nos permite entender el pensamiento político de los insurgentes, los motivos y la ideas que los llevaron a emprender una acción de tal magnitud, que marcó a los movimientos armados en el país.

Lugo comenta que el grupo de compañeros se mantuvo por más de un año “propinando derrotas y golpes tanto al ejército como a los caciques y sus “guardias blancas”.  Durante ese tiempo se dedicaron a realizar labor política entre los habitantes de la región, estando a la vez en contacto constante con las masas estudiantiles radicalizadas de las normales rurales y urbanas del estado. Realizando a la vez una vasta labor ideológica en el seno del mismo grupo y asimilando experiencia militar y consiguiendo implementos bélicos para desarrollar la guerra revolucionaria.”

A continuación, transcribimos un fragmento del testimonio escrito por Raúl Florencio Lugo. La versión completa puede consultarse en la siguiente liga:

https://raulflorenciolugoh.blogspot.com/2024/09/asalto-al-cuartel-de-ciudad-madera_2.html

“Surge la denominación de “Grupo Popular Guerrillero”, con base en una acción militar ejecutada por Guadalupe Scobell. Primer encuentro con el enemigo.

El núcleo fundador de la guerrilla estaba en su mayoría compuesto por campesinos o gente pobre de la ciudad; de procedencia citadina era el profesor Gámiz, comandante en jefe del grupo. Todos estos cuadros primarios de la guerrilla eran producto de luchas democráticas. La experiencia lograda a través de invasiones de tierras, de tramitación agraria en las oficinas de la Reforma Agraria, así como la movilización campesina dirigida por la UGOCM a principios de los años sesenta en el estado de Chihuahua, habían servido de base para la formación de éstos cuadros.

Aun cuando, repito, el reclutamiento no se planteaba como un objetivo inmediato, no faltaba que entre los campesinos, la gente del campo quisieran unirse a la guerrilla. Es el caso de Lupito Scobell, quien no se había incorporado al grupo armado porque estaba cumpliendo, por necesidad, el desempeño de funciones importantes en el área suburbana de Ciudad Madera; la iniciativa de hostigamiento al enemigo no estaba limitada para estos compañeros. En el caso que estoy señalando, eran tantos los deseos de participación armada, que Lupito por iniciativa propia (29 de febrero de 1964), quemó un puente por donde los madereros pasaban con sus cargas extraídas de la Sierra. En esta ocasión Lupito dio a conocer la acción adjudicándosela al “Grupo Popular Guerrillero”, de allí en adelante éste sería el nombre de nuestro grupo.

El proceso de exploración y establecimiento en la zona requería más gente haciendo trabajo político entre los campesinos, que los organizara y preparara para la lucha. Gente capaz ideológica y políticamente que pudiera desempeñar el trabajo de politización para evitar tener que sacar de la zona a aquellos campesinos más politizados, puesto que estos compañeros desempeñaban, en el momento actual de la lucha, trabajos que en su comunidad eran de vital importancia.

El profesor Gámiz, consciente de esta situación, evitó incorporar antes de que fuese necesario a este tipo de compañeros cuya ansia de enfrentamiento directo con el enemigo era mucha, pero cuya importancia en el trabajo de creación de base organizada para la guerrilla, requería de ese entusiasmo y de esa voluntad de lucha. Esto no señala, por supuesto, que no viéramos la necesidad de subir más gente, pero se pensaba que dicha necesidad podía ser solucionada por la red urbana.

La tarea de reclutamiento en esos momentos era difícil, ya que, por una parte, los compañeros campesinos disponibles para incorporarse no tenían sustituto que continuara su trabajo político en sus localidades; por otro lado, la red urbana no podía suplir esa necesidad en el trabajo de masas por no tener los cuadros adecuados para ello. Asimismo, para abastecer a la guerrilla de compañeros de la ciudad, la red urbana fue insuficiente sobre todo cualitativamente. El caso de un compañero estudiante es bien ilustrativo de este hecho. El estudiante, por su actividad en la Universidad, fue localizado y perseguido por el aparato represivo, lo que le obligó a remontarse a la sierra. A los tres días de estar arriba pidió su baja por no aguantar el ritmo de la vida guerrillera.

Por supuesto, no quiere decir que un compañero de la ciudad no pueda ser guerrillero rural, pero marca la necesidad de llevar a cabo previamente un proceso de preparación ideológica y entrenamiento militar, lo más completo, dentro de lo posible, en ellos.

El saber por parte de nosotros que la lucha era larga y llena de dificultades, evitaba precipitarnos en cuestión de reclutamiento. Así, una ocasión en que llegó un mensaje de la ciudad donde se nos decía que siete compañeras estaban listas para incorporarse al grupo armado y se nos pedía autorización para que lo hicieran, la respuesta de nosotros fue que por el momento no era posible, ni conveniente que se incorporaran, ya que el inicio mismo de la guerrilla imponía esfuerzo y sacrificio, en todos los aspectos, que era difícil soportar. Si hubiéramos estado en una etapa de poder controlar militarmente la zona, las compañeras se habrían podido incorporar al grupo armado y se les habría podido proporcionar el debido entrenamiento militar del que carecían.

Estos eran en sí los elementos generales que conformaban los aspectos fundamentales en el trabajo político que inicialmente realizaba la guerrilla.

Después de un desplazamiento continuo en la zona que comprende desde Ciudad Madera hasta los límites con Sonora y tras realizar el trabajo que en párrafos anteriores se describe, llegamos en una ocasión al campamento que habíamos establecido a nuestra llegada.

Hasta allí llegó Juan Antonio Gaytán, hermano de Salomón, para informarnos que habían llegado al pueblo de Dolores un grupo de judiciales rurales, que por el norte se les conoce como “acordada”, y un pelotón de soldados. En su informe señalaba que el grupo que había llegado estaba presionando al pueblo para que denunciara el lugar en donde se encontraba la guerrilla. Sin embargo, pese a las humillaciones y los golpes, ningún campesino nos denunció. Al ver esto, el grupo de rurales se trasladó al rancho de los Gaytán, donde detuvieron a Juan Antonio y a otro campesino que vivía allí cerca, los cuales fueron golpeados con el mismo propósito: saber nuestra ubicación.

Al ver que no lograban con sus métodos represivos sacar los informes que querían, apresaron a un sobrino de los Gaytán, como de unos diez años de edad, y lo torturaron atándole una soga al cuello y levantándolo a la vez que le preguntaban en donde se encontraban sus tíos. Lo que nos llama la atención no es el sistema represivo usado por el enemigo, que es bien conocido por el pueblo mexicano, sino la actitud de los campesinos y del niño, ya que casi todos sabían que nos encontrábamos cerca, que nuestro campamento estaba atrás de una cordillera cerca del rancho de los Gaytán.

El rancho se encontraba en un lugar que se denominaba Arroyo Amplio, cerca de Dolores, donde se levanta una cordillera suficientemente alta como para dominar una gran extensión de la sierra, que alcanza hasta los límites con Sonora. Atrás de esa cordillera, en una barranca, se encontraba nuestro campamento y en la parte más alta nuestro puesto de vigilancia. Como medida de seguridad nos remontábamos a las partes más altas de la sierra, pero la comida y el agua se nos acababan y nos veíamos en la necesidad de tomar agua de lluvia estancada en las tinajas naturales de los peñascos y en ocasiones tuvimos que limpiar pencas de nopal y masticar la pulpa para mitigar la sed.

Nuestra reacción, al conocer la noticia que nos llevó Juan Antonio, fue de coraje e indignación, tomando inmediatamente las precauciones para evitar cualquier sorpresa. Nos subimos a lo más alto de la cordillera y analizamos la situación y sus implicaciones políticas. Como resultado de lo anterior se estableció lo siguiente.

El pueblo campesino nos había brindado todo su apoyo y colaboración, lo último más concreto en situaciones de represión lo estaba demostrando al no denunciamos. Era notorio que el campesinado había prestado su colaboración y solidaridad a la guerrilla por considerarla una alternativa real de cambio y una fuerza política en que estaban plasmados sus anhelos libertarios; nosotros en el momento, tácticamente debíamos, y nos convenía, eludir el enfrentamiento directo con el enemigo, pero no podíamos permanecer quietos ante aquella situación que podía echar por tierra la confianza de los campesinos, ganada con un gran trabajo de politización; aun cuando la correlación de fuerzas nos era desfavorable en el aspecto estrictamente militar, políticamente nos convenía realizar una acción de enfrentamiento con el enemigo por dos razones fundamentales:

1.- Demostrarle al pueblo que nuestras ideas y nuestra práctica revolucionaria estaban comprometidas hasta sus últimas consecuencias; que no rehuíamos al combate; que éramos una fuerza revolucionaria; que hacíamos de los problemas y sufrimientos del pueblo una cosa nuestra y que estábamos dando el ejemplo de batalla contra el enemigo de clase.

2.- Demostrarle al enemigo que la guerra estaba declarada y que sería una guerra a muerte.”

Los hechos registrados en Chihuahua fueron decisivos para los movimientos armados que le siguieron, y al contrario de lo que difunde la ideología dominante, no representaron acciones desesperadas de grupos suicidas o locos que actuaron al margen de la sociedad, sino respuestas organizadas de un pueblo que lucha por construir un país con justicia y dignidad, sin represión, opresión ni explotación, un país para todas y todos. Una tarea que sigue pendiente.

“Vivir por la Patria o Morir por la Libertad”

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos




Vuelos de la muerte: Los crímenes de Estado

“En ocasiones me di cuenta de que el personal que supuestamente

estaba muerto, todavía iba vivo, agonizante, así eran subidos al avión y

después los tiraban al mar”.

Margarito Monroy, testigo de los vuelos de la muerte.

A 50 años de distancia, no olvidamos ni perdonamos los crímenes del Estado contra el pueblo con el pretexto de la amenaza comunista. Fiel al mandato de su amo del norte, el Estado mexicano aplicó durante el periodo de la guerra fría toda la saña del aparato represivo contra el pueblo, con un saldo estimado de 8 mil 594 víctimas por tortura, detenciones y desaparición forzada, ejecuciones y 46 masacres, según datos oficiales, aunque la realidad bien puede rebasar las cifras.

Una de las caras más sangrientas de ésta represión fueron los “vuelos de la muerte”, realizados por el Ejército entre 1974 y 1979, con un saldo de por lo menos 350 personas arrojadas al mar luego de ser ejecutadas con el tiro de gracia en la nuca. Eran órdenes directas del entonces secretario de Defensa Nacional, el general Hermenegildo Cuenca Díaz y del presidente Luis Echeverría Álvarez, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Las atrocidades se justificaban con el pretexto de “defender nuestra democracia de cualquier agresión interior” y del fantasma comunista.

La barbarie es difícil de imaginar y representa una de las peores pesadillas de la historia reciente en México. Entre 1974 y 1979, el Ejército realizó por lo menos 54 vuelos nocturnos de la muerte, 80 kilómetros al norte de la Base Aérea Militar Número 7 de Pie de la Cuesta, en Guerrero.

La mayor cantidad de vuelos se produjo al inicio. Septiembre y octubre de 1974 fueron los más atroces: 16 vuelos de la muerte confirmados en total, con un aproximado de 100 personas lanzadas al mar.

El procedimiento era siempre el mismo: los detenidos eran llevados en la madrugada al “bungalow”, sentados frente al mar, ejecutados con un tiro en la nuca, subidos al avión y lanzados al Océano Pacífico. La mayoría de las veces el disparo era letal, pero cuando no era así, el escenario se volvía más inhumano y atroz. Las versiones de cadáveres que empezaron a aparecer en las costas de Oaxaca obligaron a los militares a envolver los cuerpos en costales de ixtle con piedras para impedir que flotaran.

El 27 de julio del 2001, un equipo de peritos confirmó la existencia del avión Aravá matrícula 2005 en el hangar del escuadrón 301, donde eran trasladados los detenidos durante los vuelos de la muerte. Un testigo cuenta que “con un plástico les envolvían la cabeza para tratar de atajar el escurrimiento de sangre” para evitar dejar rastros.

Aviones Aravá. “Traslados”

“Me tocó darme cuenta en la primera ocasión cuando el general Quirós Hermosillo disparó a varias personas. Me acuerdo bien porque mi general vestía una playera blanca y ya después de las ejecuciones lo veía con la camiseta manchada de sangre. Por eso yo le puse El Verdugo y a la pistola que usaban para matar a la gente, una Uzi 9 milímetros, le puse La Espada Vengadora, que hasta donde sé la habían traído de Israel”, dice Margarito Monroy, un testigo que trabajó para el Ejército.

Los testimonios coinciden en que las personas detenidas y asesinadas pertenecían a la Liga Comunista 23 de Septiembre y otras organizaciones guerrilleras de Guerrero y de todo el país, pero también “había de toda clase, gente de pueblo, de ciudad, de buena situación económica, ingenieros, doctores, licenciados, de todo tipo”.

Monroy señala que algunas veces llegó a ver militares que eran detenidos y ejecutados.  “Se decía que se habían pasado al bando de la Liga 23 de Septiembre, eran jefes, oficiales y personal de tropa, pero no me enteré de sus nombres; recuerdo el caso de un soldado paracaidista que se había volteado de bando, fue detenido y decía que ya sabía que lo íbamos a matar, lo cual efectivamente sucedió”.

Finalmente agrega que “… las detenciones, ejecuciones y traslado que hacíamos de los cadáveres al mar para tirarlos, era un secreto a voces, todos sabían de eso: el comandante de la zona, el de la Base Aérea Militar de Pie de la Cuesta y el personal que ahí laborábamos”.

Hoy nos queda claro que la barbarie del Estado mexicano fue parte de la guerra imperialista contra los pueblos en América Latina durante las décadas de los sesenta y setenta, cuando florecieron como hongos las dictaduras sangrientas financiadas por Estados Unidos en casi todo el subcontinente.

Parte del plan imperialista era aniquilar la amenaza del comunismo y México enfiló su política por ese carril: recibió entrenamiento militar y asesoría de la Escuela de las Américas y la Central de Inteligencia Americana (CIA) para combatir la insurgencia popular mediante técnicas de detención y tortura.

Hoy está comprobado que los expresidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría eran informantes de la CIA y aplicaban en México las atrocidades recomendadas por su amo para contener las luchas y resistencias del pueblo.

LIMPIARLE LA CARA AL ESTADO

En días recientes apareció una supuesta lista de 143 víctimas de los vuelos de la muerte, tomada de los archivos que Doña Rosario Ibarra integró a lo largo de los años de lucha del Comité ¡Eureka!. El Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CAMENA), proporcionó esa lista para la elaboración de un “reportaje” con supuesto valor histórico.

El Comité Eureka rechazó en un comunicado la veracidad del material difundido, la intención de crear una expectativa sobre el “grandioso descubrimiento” y al mismo tiempo sembrar dudas sobre la honestidad de Doña Rosario Ibarra. (A continuación, transcribimos íntegro el comunicado).

Nuestra posición:

A nosotros como Casa de Todas y Todos, nos llama la atención la información de una supuesta lista de víctimas de los vuelos de la muerte por varias razones:

  1. El “reportaje” se publica a escasos días de finalizar el sexenio de López Obrador, que deja sin resolver el tema de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Desde éste punto de vista, la información puede ser un distractor para limpiar la imagen de un Estado ineficiente en el tema de los desaparecidos políticos.
  2. Se busca limpiar la imagen de un Ejército represor y violador de los derechos humanos, pues vemos que ayer como hoy, los ejecutores directos de la represión siguen siendo protegidos por el Estado, antes en la guerra sucia y hoy por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
  3. La difusión de una supuesta lista de víctimas de los “vuelos de la muerte” libera al Estado de seguir la búsqueda de los desaparecidos y cumplir la consigna de sus familiares: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”. El argumento de fondo sería que es imposible rescatar a quienes habrían sido devorados por tiburones o se perdieron en las profundidades del mar.
  4. La maniobra de una supuesta lista de los “vuelos de la muerte”, es una burla contra los luchadores sociales, los familiares de los desaparecidos y del Comité Eureka. Es parte de la estrategia de AMLO para descalificar y culpar a los defensores de derechos humanos, periodistas y ciudadanos que se atreven a cuestionar los “logros” de la Cuarta Transformación, con todo el saldo de sangre y muerte que sigue representando el sistema político actual.

A nosotros nos queda reconocer y acompañar la digna lucha de los familiares de los desaparecidos, en la exigencia de procesos que resuelvan el problema de la confianza y la certidumbre en las acciones que se tomen para resolver con seriedad y con justicia los casos de desaparición forzada de antes y de hoy, para evitar que esos crímenes vuelvan a suceder en nuestro país y que el terrorismo de Estado llegue a ser una pesadilla.

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos

COMUNICADO DEL COMITÉ EUREKA




Jornada en memoria de la guerrilla antifascista en el Poniente granaino

A nuestro correo info@lacasadetodasytodos.org llegó la siguiente corresponsalía, misma que reproducimos íntegra, pues consideramos que rescatar las luchas de nuestro pueblo contra las arbitrariedades y la represión del Estado aliado a los más oscuros intereses, es una tarea necesaria en todo momento y lugar. No sólo es recordar los pasajes más dolorosos, la persecución, el exilio, la cárcel, la tortura y la muerte de quienes enfrentaron la ignominia del poder y la reacción. Es una tarea que nos permite además dignificar el presente, hacer justicia a quienes lucharon por un mejor futuro para nuestro pueblo; reconocerlos no sólo con estatuas, placas, discursos o libros que sellan la historia como una lápida sobre la tumba, sino valorar el ejemplo que nos dejaron para mantener viva la llama de la indignación, el coraje contra toda injusticia contra la humanidad.

Recuperar la historia del olvido, la memoria indomable y la dignidad de quienes dieron su vida para responder al momento histórico que les tocó vivir, es nuestra responsabilidad, lo mínimo que debemos hacer para evitar que esas historias se repitan en otro tiempo y otras latitudes. Es una lucha contra el silencio que vivimos a pesar de la era de la información, la tecnología, los satélites y la internet.

No sólo recordamos, también somos continuidad, resultado de una historia de luchas en constante desarrollo, con triunfos y derrotas, con alegrías y tristezas, pero con la esperanza en lograr un mundo mejor.

Una de las frases más hermosas sobre la necesidad de la lucha contra la injusticia fue pronunciada por Ernesto Che Guevara hace ya algunas décadas: No somos conocidos ni familiares, pero “...si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante”.

Éste rescate de la historia la tejen los pueblos de todo el mundo como una forma de mantener la identidad frente al enemigo de la humanidad: el imperialismo. El tejido es de muchos colores y se alimenta de todos los idiomas del mundo, unidos por la dignidad y la justicia.

Los ideales de quienes murieron por las causas del pueblo siguen siendo una tarea pendiente. Rescatar esos ideales históricos nos alimenta, nos fortalece y nos convence de que la lucha sigue en el nuevo contexto mundial, más complejo y diverso. Esos ideales siguen vivos, calan hondo en nuestro ser colectivo y reclaman nuevos derroteros en muchos frentes, trincheras y batallas. La mazmorra y la muerte no logró enterrar esos ideales, porque siguen presentes en nuestras luchas.

Si las luchas de nuestro pueblo fueron pisoteadas, criminalizadas, satanizadas y sobre ellas se lanzó injurias, lodo y tierra para sepultarlas, es nuestro deber rescatarlas no sólo del olvido sino de la insidia convertida en poder. Somos fuertes porque nuestras luchas son dignas y valientes, miraron de frente al enemigo y opusieron resistencia, organizaron, sembraron la semilla que se convirtió en fruto, alimentaron pequeños vientos para convertirlo en tempestades de rebeldía para barrer del mundo a los tiranos que nos oprimen, explotan, someten, humillan, masacran, violan.

Gracias a nuestros hermanos de lucha que nos precedieron, la bandera de la libertad ondea, pero necesitamos tomar su asta con fuerza para elevarla a nuevos horizontes, en el confín de las luchas que sólo acabarán cuando sea posible la liberación definitiva de nuestros pueblos. Ellos lo reclaman, porque los enemigos de antaño siguen presentes, vestidos con nuevos ropajes y caretas, organizados mejor y a nivel internacional.

Con la misma entereza de nuestros compañeros que ya no están pero siguen presentes en nuestros corazones y nuestra memoria, seguiremos enfrentando la embestida criminal de los dueños del mundo, la destrucción y el ecocidio que han provocado con su sistema de muerte, las guerras, la infamia y las mentiras que difunden en los grandes medios de comunicación que operan como negocios de la desinformación. Por eso hermanar nuestras luchas es necesario.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.

Resumen y agradecimiento por la jornada en memoria de la guerrilla antifascista en el Poniente granaino.
Uno no sabe nunca por qué ni para qué hace lo que hace. Este pasado sábado 11 de mayo provocamos desde la Tasquiva, la organización de una jornada intensa de memoria y recuerdo de la lucha guerrillera en el Poniente granaino, sin saber qué iba a resultar, a pesar de lo que resultara. Pasaron meses desde que en octubre pensamos en darle forma a dicha jornada. Reencuentros con antiguos amigos y amigas de Loja con la excusa de la recuperación de la memoria, Paco, Mauri. Encuentros con nuevas personas amigas, preocupadas por la memoria y el recuerdo de una lucha y su continuidad, Juanjo, Dulce. Invitación quienes se habían dedicado a recuperar esas historias de vida de lucha y apoyo contra el franquismo, contra el fascismo, excavando en la historia en las condiciones menos favorables, Jose M.ª, Jacqueline, las gentes del Frente Sur.
Pasaron los meses y la propia tentativa de la jornada empezó a generar un compartir los recuerdos de los que en aquellos años eran muy chicos y ahora, en el presente, les sale inconscientemente una memoria que no se cierra, que necesita ser compartida. Gentes de Loja, de Arenas del Rey, del Salar, a les que el relato de la historia como “lo que ha pasado, pasado está” no convence, no tranquiliza, no funciona. Una memoria que cortocircuita el presente, que lo desordena. Una memoria que impide el sepultamiento total de a quienes derrotó la dictadura. Un recuerdo que restaura otros presentes desde el pasado.

Y así fue. Desde las primeras horas de la mañana, en el primer encuentro de gentes desconocidas entre sí en el Centro de Interpretación de la Sierra de Loja, se sentía un aire fresco que paralizaba la destrucción histórica de un mundo más justo. El camino de la Sierra previsto se giró en un no saber cuál era el sendero exacto para lo que habíamos quedado, y se convirtió en un deambular, u camino compartido de historias y risas, con un recuerdo en la cima para aquellos lejanos años republicanos. Parece que se respiró el mismo aire que las gentes de la Sierra respiraron hace más de 70 años. Una lucha colectiva de clases por un mundo más respirable, más justo.

Por la tarde la gente amiga de la librería Omega tenían todo ya preparado para iniciar la segunda parte de la jornada con el documental de Juanjo Matas, la presentación del campamento guerrillero de Cerro Formazo y la vida en la sierra a cargo del grupo Frente Sur, el relato sobre la guerrilla antifranquista en el poniente granadino de Jose M.ª Azuaga y la historia “sin retaguardia, la mujer y la guerrilla” de Jacqueline López. Tres horas sin parar, sin despegarse de las sillas, con el aforo excedido y algunas personas de pie en la puerta, desembocó en las intervenciones de familiares de víctimas del franquismo de Loja, Arenas del Rey, Salar, así como de miembros de la asociación La Desbandá y otras personas del público.
Un descanso merecido dio paso al relato sobre los maquis y la poesía de Andrés Ortiz y la actuación del grupo musical lojeño Elemento, con su gran tema dedicado al éxodo de La Desbandá en 1937. Cerraron la jornada con una fantástica versión del Último de la Fila, “Insurrección”, evocando ese sentimiento tantas veces sentido en la historia de la gente digna y rebelde del Poniente de Granada que te lleva a levantarte contra una injusticia, a luchar por un mundo más justo:

Me siento hoy como un halcón. Llamado a las filas de la insurrección.

Alguien se quedó con toas las ganas de continuar el encuentro después en el bar conocido como el Sindicato, pero decidimos dejarlo para una próxima vez, así las puertas se dejan entreabiertas para seguir
conspirando mano a mano, hombro a hombro.
Gracias a todas las personas que hicisteis posible este estimulante encuentro, tanto a las que vinieron a compartir lo investigado sobre la guerrilla en el Poniente granadino y sus redes de apoyo, como a las personas que compartisteis el recuerdo de quienes fueron asesinadas.
Gracias también a las que se comprometieron alegremente con seguir enlazadas para futuros necesarios.
¡A tol mundo, gracias de corazón! ¡Seguimos juntándonos a recordar!

Abrazos y hasta pronto.
La gente de La Tasquiva.

A continuación, compartimos algunos materiales y contactos relacionados con el tema por si os interesa seguir investigando por vuestra cuenta, hay muchos más, todo es ponerse:

– Documental “Historia de la guerrilla antifranquista en el Poniente granadino (Foro por la Memoria de Granada, 2011) h

– Documental “Historia de la guerrilla antifranquista en el Poniente granadino (Foro por la Memoria de Granada, 2011) https://www.youtube.com/watch?v=UzSubFJSaK0

– Documental “Los guerrilleros del Poniente granadino” (La Plaza Digital, 2023)

 – Libro: “Historia de la Guerrilla Antifranquista en el Poniente Granadino” (Foro por la Memoria de Granada, 2011) En adjunto.

– Libro: “Los hijos de Lucas Gutiérrez López. Una historia de la gente de Alhama de Granada” (Ediciones La Peña, 2012) https://hijosdelucasgutierrez.wordpress.com/wp content/uploads/2012/12/alhamadefinitivo.pdf

 – Libro: “Me robaron la juventud” (Amelia Retamero, 2023) Sobre Arenas del Rey. https://www.youtube.com/watch?v=nt98YLcTMP0

 – Asociación La Desbandá: https://ladesbanda.es/ – Asociación de Estudios Históricos Frente Sur: https://sites.google.com/view/frentesur/inicio?authuser=ttps://www.youtube.com/watch?v=UzSubFJSaK




Compañero Sebastián

Compañero, recibe en estas letras algunas de las palabras que recordaremos de tus trabajos; para nosotros y nosotras siempre fuiste y serás un compañero de lucha, de esas luchas que permiten crear y renacer, de esas luchas que con risas y encuentros podemos conocernos y reconocernos.

Ahora otros caminos surgen, otros pasos caminan en la memoria de los que vienen, en el ejemplo de quienes como tú se convierten en consecuencia y compromiso.

Ahora la tierra te recibe y con ella te recibimos de nuevo en la lucha consecuente, en las redes que abajo se abrazan, en las raíces que dan y darán nuevos frutos.

Compañero Nicolás ¡PRESENTE!

Grupo Editorial Casa de todas y todos 23 de septiembre de 2023.




¡¡Porque vivos los llevaron, vivos los queremos!!

Este 28 de agosto se cumplieron 45 años de la primera Huelga de Hambre por la presentación y liberación de todos los presos y desaparecidos políticos del país. Familiares de mujeres y hombres ausentes, aglutinados en el Comité Eureka exigen hasta nuestros días verdad, justicia y un alto a la simulación de las instituciones oficiales que buscan a toda costa limpiar la imagen de las corporaciones policiales y militares que ejecutaron un sinnúmero de desapariciones y asesinatos.

“Estamos aquí en el marco de aquella huelga de hambre en protesta ante este gobierno que sigue simulando, mientras no dé una respuesta es igual que todos los anteriores. Exigimos la presentación con vida de todos los desaparecidos y que no haya persecución para nadie” señaló, María Concepción, hermana de Jesús Ávila González.

Por ello Junto con las doñas y todas las compañeras y compañeros del Comité Eureka decimos:

¡VIVOS LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!

GRUPO EDITORIAL DE LA CASA DE TODAS Y TODOS




Nosotros el pueblo, somos la Revolución

Y jurad que si veréis que invadida

se ve de nuevo nuestra patria bella,

 laureles mil conquistareis para ella,

o moriréis por ella con placer

-Dolores Jiménez

Para entender nuestro presente, es importante conocer la historia de nuestros pueblos, de procesos que llevaron a cabo personas conscientes de la lucha, ejemplo del quehacer revolucionario, en pensamiento y práctica, personas que dedicaron y entregaron sus vidas por la revolución. Por eso, hoy recordamos a mujeres y hombres que construyeron una de las luchas sociales más importantes del siglo XX: la Revolución Mexicana de 1910; en contra del burgués, del hacendado y de todo aquel que se había enriquecido con el trabajo del pueblo trabajador.

La historia oficial, la que el mal gobierno manda leer, quiere confundirnos al decir que Revolución Mexicana significa un evento lineal, cuando fue un proceso con contrastes y cambios, conformada por grupos políticos con distintos objetivos. En libros y discursos públicos hablan sobre falsos héroes que no servían al pueblo mexicano, sino protegían intereses de la misma clase política que decía despreciar el régimen de Porfirio Díaz, cuando su intención era tomar el poder manteniendo beneficios sólo para los suyos a costa de desigualdad e injusticia; por eso recordamos, para que exista un reducido grupo de ricos debe existir una mayoría de explotados que con su fuerza de trabajo sostienen los despilfarros del acumulador capitalista.

El acontecer de la Revolución

A grandes rasgos, el estallido de la guerra revolucionaria fue consecuencia de las condiciones de opresión, pobreza y marginación que se vivía. En 1892 surgen las primeras movilizaciones en el centro de la Ciudad de México, cuyos antecedentes son decenas de levantamientos campesinos e indígenas esporádicos y efímeros en distintos puntos del país contra la dictadura porfirista, en 1900 se crean los primeros círculos liberales del Partido Liberal Mexicano (PLM) conducido por los hermanos Magón, los cuales se extenderán a 16 estados de la república y el sur de Estados Unidos.

En 1910, la insurrección campesina forjaba el eco de las montañas que llegaba a las ciudades, para transformarse en grandes movilizaciones de oprimidos que pronto formaron rebeliones contra la dictadura, también se constituyen ejércitos revolucionarios populares, conformados, principalmente, por campesinos e indígenas de diferentes etnias que buscaban una verdadera transformación social, con enlaces, bases y redes internacionalistas.

El Ejército Liberal (Ejército Libertario o del PLM) -con la consigna ¡Viva Tierra y Libertad!-, pese a su breve existencia, tuvo antecedentes en las rebeliones de Acayucan, Río Blanco, de los pueblos Yaquis y en febrero 1911, uno de sus epicentros fue el inicio de campaña en Baja California. Por otro lado, el Ejército Libertador del Sur (ELS, Ejército Zapatista) nació en el centro de México extendiéndose a varios estados de la república, alzó el Plan de Ayala, desarrolló 54 fábricas nacionales, recuperó tierras ancestrales, además de ocupar las principales ciudades durante más de un año, creando escuelas y hospitales; mientras, en el norte del país, Villa conformó la llamada División del Norte con más de 40 mil combatientes que abarcaban grandes extensiones territoriales, transformando el latifundio en algunos proyectos de revolución social.

Desde los pueblos originarios existe una doble forma de participación, dentro de los ejércitos revolucionarios y continuando su propio proceso de lucha y resistencia. Finalmente, desde una perspectiva de clase, del lado de los ricos y hacendados estará el clero, el ejército federal que apoya a Madero, Huerta y Carranza, Obregón y 90 años de dictadura de partido de Estado.

Después de la toma de la ciudad de México por el Ejército Libertador, y la entrada a la misma ciudad en común acuerdo de Zapatistas y Villistas, hay un momento coyuntural de confrontación de los proyectos de nación de todas las facciones políticas que confluyen en la Convención Revolucionaria de Aguascalientes en 1915 y se diluye en 1916 por las irreconciliables diferencias de políticas y de clase.

La invasión norteamericana de 1914, en coordinación con Carranza, no fue cualquier cosa, con una fuerza de casi 5 mil soldados enviados para perseguir a Villa. Los americanos por el norte y Carranza por el sur, quien fraguaba, como autor intelectual, el asesinato de Zapata en Chinameca, Morelos en 1919 -ambas acciones promovidas por el traidor Carranza-, y lograra exterminar opositores de 1916 y se abriera paso para proclamarse presidente constitucional en 1917. Esta acción política genocida en contra los pueblos en México, incendió, saqueó, desapareció comunidades enteras incluyendo jóvenes, mujeres y niños. Luego de los asesinatos de Emiliano Zapata, Ricardo Flores Magón y Francisco Villa, comienza una nueva etapa de cooptación de sus ejércitos populares, persecución atroz de quienes no claudicaron, olvido y desprecio para los pueblos en general. La visión de clase burguesa constitucionalista se impone en el país (1).

Sin embargo, tal y como se declaró en el Plan de Ayala: “así como nuestras armas las levantamos para elevarlo al Poder [a Madero] ahora las volveremos contra él por haber faltado a sus compromisos con el pueblo mexicano y haber traicionado la revolución; no somos personalistas, somos partidarios de los principios y no de los hombres”. Las demandas del Plan de Ayala han sido parte del programa de lucha de movimientos campesinos, obreros, médicos, maestros, de la clase trabajadora que se organiza para que tierras, montes, subsuelo y aguas usurpadas sean devueltas a sus herederos originales, para que las condiciones de vida sean transformadas y vivamos dignamente.

Las mujeres en la Revolución

Esta fotografía, una de las más famosas y conocidas, tiene en primer plano a Villa y Zapata, vemos niños, hombres y una mujer: De pie entre los dos generales, Dolores “Lola” Jiménez y Muro, apodada “La Antorcha de la Revolución”, conocida por sus convicciones y oposición que, a pesar de tener más de sesenta años de edad, fue detenida en la Cárcel de Belén donde continúo escribiendo (2).

Fue miembro activo del Partido Liberal Mexicano junto a Juana Belén Gutiérrez, Elisa Acuña y Sara Estela, sentando las bases tanto del Programa como de la Junta Organizadora del PLM; también colaboró en la redacción del Plan de Tacubaya y fue autora de la introducción del Plan de Ayala; protectora del reparto agrario, colaboró en las filas de Zapata desconociendo a Madero como jefe de la revolución por incumplimiento de los acuerdos del Plan de San Luis a través de la redacción del Plan de Ayala; posteriormente, combatió y escribió desde la clandestinidad de las montañas tras la irrupción de Victoriano Huerta en la presidencia. “Lola” dejó claro tanto en su actuar como en sus escritos anónimos (muchos de ellos extraviados) que el cambio que buscaba la revolución social era nueva estructura económica, social y cultural, no sólo un cambio de gobierno o presidente; una lucha que permea a nuestros días, siendo los políticos neoliberales promotores del imperialismo diferentes caras de la misma moneda que engorda al capital (3).

Así como hombres valientes empuñaron palos y armas, hubo muchas más mujeres que participaron durante la época de la Revolución, de algunas de ellas conocemos su participación en la historia como Juana Ramona R. Flores, Carmen Vélez, Margarita Neri, Rosa Bobadilla o Amelia Robles, que hemos mencionado en el texto “Mujeres revolucionarias, la memoria de nuestras tierras, de nuestras luchas” (4).

Herederas y herederos de la Revolución

Sin embargo, muchas mujeres continúan en el anonimato y muchas ocasiones invisibilizadas y hasta olvidadas; si bien actuaron clandestinas como espías, escritoras o en mandos militares y trincheras, un gran número más permitió el desarrollo de la guerra con su trabajo en silencio; sin la participación de las mujeres no se alcanza la revolución, pues tradicionalmente, las labores de cuidados, alimentación e higiene recaen en nosotras las mujeres, siendo trabajos por lo general no reconocidos y no remunerados. Por eso, valoramos y renombramos el trabajo de todas las mujeres que empuñaron armas y participaron en la vida militar,

Así, continúa la lista de muchas mujeres y hombres anónimos, que llevaron adelante la Revolución Mexicana, hombres y mujeres sin nombre ni rostro, sin protagonismo alguno, pues no lucharon por ser reconocidas, sino como un deber de ciudadanas, de mexicanas, sin importar del norte o del sur, que vivieron su época y fueron consecuentes con sus ideales de libertad y justicia. Mujeres y hombres que se sumaron a las tropas con diferentes responsabilidades, desde dirigir una brigada del ejército hasta abastecer de armas y provisiones, fue la fuerza colectiva lo que permitió los triunfos de la Revolución, como lo dijo Zapata en 1918 con palabras que siguen vigentes:

            “Hermanos de las ciudades, venid al encuentro de vuestros hermanos de los campos; hermanos del taller, venid a abrazar a vuestros hermanos del arado; hermanos de las minas, del ferrocarril, del pueblo, salvad a los ríos, las montañas, los mares y confundid vuestro anhelo de libertad con nuestro anhelo, vuestra ansia de justicia con nuestra ansia (…)

(…) Obreros de Puebla, de Orizaba, de Monterrey, de Guanajuato, de Cananea, de Parral, de Pachuca, del Ébano, de Necaxa, obreros y operarios de las fábricas y de las minas de la República, acudid a nuestro llamado fraternal, ayudadnos con el empuje valiente de vuestro esfuerzo; que ya cruje, que ya se bambolea esa armazón de la tiranía carrancista que, cimentada en el fango de la infidencia, forjada en la fragua de las ambiciones y amarrada con los reptiles inmundos de la impostura y de la perfidia, quiso un día erguirse a la faz del mundo, como el edificio grandioso de las conquistas de la revolución reivindicadora de nuestros derechos a la vida!

(…)

¡Salud, hermanos obreros, salud, vuestro amigo el campesino os espera! (5).

El derecho a la protesta que vivimos es efímero, pues continúa siendo reprimido por un gobierno aliado de los empresarios, donde el pueblo ve mermado su poder adquisitivo, con un salario mínimo, que, aunque haya aumentado, en los hechos rinde mucho menos por el incremento en los precios. (6); las condiciones laborales por las que se luchó en Cananea y Río Blanco no son respetadas cuando compañeros obreros, compañeros mineros, pierden su vida en el lugar de trabajo por falta de seguridad, somos millones de trabajadores que no tenemos prestaciones, aún con la jornada de 8 horas reconocida constitucionalmente; en los hechos, nuestros jornadas son de 10, 12, 15 horas y más, sin seguridad social;  mientras enfermedades curables no son tratadas por falta del servicio médico y acceso a medicinas… y así podríamos seguir enlistando muchísimas situaciones no resueltas por lo que no podemos dejar de luchar. Continuamos en la exigencia por encontrar a nuestros desaparecidos; NO a la militarización del país; rechazamos partidos políticos absurdos que no piensan ni en el pueblo ni en los trabajadores y rechazamos su sistema corrupto e imperialista. Defendemos la dignidad y los derechos para todas y todos.

A más de cien años de iniciada la Revolución, con logros alcanzados y por alcanzar, continua vigente la lucha de clases, pues la producción y reproducción del capital se da sobre la base de nuestro trabajo en el campo y en las ciudades y contra eso también luchamos, obreras, obreros y campesinos que somos: un pueblo trabajador.

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Comisión de Mujeres del PFLN

  1. Pineda, Francisco. 2016. La Rebelión de los Pueblos y la Unidad. Significación histórica de la revolución campesina de México.
  2. JAIVEN, Ana Lau. Conferencia Magistral: La Historia de las Mujeres en México (2016): https://www.youtube.com/watch?v=EKlwAmjcX-w&t=412s
  3. LOPEZ y Hernández. La Soledad Y El Fuego De Dolores Jiménez Y Muro (2001) https://historiaygenero.files.wordpress.com/2008/04/lasoledadyelfuegodedoloresjimenezymuro-orestalopezyvariniahernandez.pdf
  4. https://lacasadetodasytodos.org/portada/3164/
  5. https://lacasadetodasytodos.org/memoria/carta-de-emiliano-zapata-a-los-obreros-de-la-republica/
  6. http://maquilasquematan.blogspot.com/search/label/Opini%C3%B3n



Nuestra América: nuestras madres, nuestras tierras

“Y así las cosas, vinieron a hacernos evacuar.

Vinieron a estacionarse en el mercado. (de Tlaltelolco

Fue cuando quedó vencido el tlatelolca, el gran tigre, el gran águila, el gran guerrero.

Con esto dio su final conclusión la batalla.

Fue cuando también lucharon y batallaron las mujeres de Tlatelolco lanzando sus dardos.

Dieron golpes a los invasores; llevaban puestas insignias de guerra; las tenían puestas.

Sus faldellines llevaban arremangados,

los alzaron para arriba de sus piernas para poder perseguir a los enemigos. Fue también cuando le hicieron un doselete con mantas al capitán allí en el mercado, sobre un templete.

Y fue cuando colocaron la catapulta aquí en el templete.

En el mercado la batalla fue por cinco días.”

Miguel León Portilla. Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista. Capítulo 1 Memoria Mexica de la Conquista. Pag. 299

Este 12 de octubre conmemoramos el día de la resistencia de los pueblos indígenas ante la invasión española, luchamos por Nuestra América, para nosotros como pueblos originarios es el Cemanáhuac de los pueblos nahua, en Mixteco Ñu´u nchá´í o Ñuu ayivi; para los Tzotziles es Balumil; en Wixárika Tatei yurienaka; en Navajo es Ni´asdzaán;  en Rarámuri: Kawi; en Lacandón: Lu´um ha, Kab, Kaba; en Ikootj: Nangaj ieth; en Cuicateco es el Yaedi ñuu´; en Zapoteco es Guidxilayú. La Madre Tierra, la Pacha Mama de los pueblos de América del Sur, el Abya yala de los pueblos Kuna, la Patria Grande del Libertador, Simón Bolívar.

Desde Occidente, en esta fecha del calendario gregoriano, rememoran y rinden homenaje a los encubridores del genocidio, saqueo, despojo, de la invasión, de la guerra de conquista; le llaman descubrimiento de américa olvidando que antes de ellos los pueblos de nuestra América teníamos historia en nuestras tierras, en nuestras Matrias.

Los pueblos originarios hemos estado defendiendo, recuperando, ocupando, resignificando y reivindicando, los más de 500 años de resistencia indígena, negra y popular. Para nosotros son por lo menos cinco siglos de lucha continua frente al poder, contra el imperialismo, el colonialismo y el exterminio de nuestros pueblos; contra el saqueo, el despojo de nuestras tierras, montes y aguas, contra la explotación, el sometimiento, la esclavitud y el genocidio, por la defensa de nuestra existencia y permanencia como pueblos vivos y libres. Marx identificaba estos métodos como el sistema colonial que:  

“…se fundan sobre la violencia más brutal. Pero todos ellos recurren al poder del Estado, a la violencia organizada y concentrada de la sociedad… El trato dado a los aborígenes alcanzaba los niveles más vesánicos, desde luego, en las plantaciones destinadas exclusivamente al comercio de exportación, como las Indias Occidentales, y en los países ricos y densamente poblados, entregados al saqueo y el cuchillo, como México… La violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica… Si el dinero, como dice Augier, ‘viene al mundo con manchas de sangre en una mejilla’, el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies.” [1]

La guerra de conquista, el exterminio y devastación de pueblos originarios, hizo posible la riqueza de Europa, se instauró un sistema colonial, un poder mundial, una estrategia de larga duración, que, hasta nuestros días se mantiene, por lo que seguimos luchando contra ese lastre. A partir de entonces, desde el poder se nos nombró “indios”, a los pueblos originarios; se instituyó el racismo como principio organizador del sistema capitalista. “Indio, india”, serán los pobres de todo, despojados de todo, de sus tierras, de sus cuerpos, de sus lenguas, de sus culturas, de sus mundos-territorios; de nuestras filosofías, seríamos las y los desalojados, desamparados, desaparecidos, descalzos, desconfiados, traidores, desvergonzados, desconocedores, desfalcados, ladrones, desgraciados, crueles, desiguales, desnutridos, burros, despiadados, salvajes, caníbales, sodomíticos, desplazados, desprotegidos, desterrados, disfuncionales, patarajadas, disímiles, inamistosos, disipados, alocados, disminuidos, viciosos, disparatados, míseros, distantes, cobardes, ignorantes, incultos, iletrados, imperdonables, ilícitos, vengativos, impúdicos, mugrosos, puercos, impunes, inalcanzables, maleducados, incapaces, inconstantes, insensatos, comepiojos, incontrolables, brutos, indefensos, mentirosos, mañosos, indolentes, rebeldes, haraganes, indomables, insumisos, infantiles, inocentes, malditos, insensibles, imprudentes, ingratos, inclementes, abobados, inconstantes, desobedientes, convenencieros, bestiales, supersticiosos, hechiceros, agoreros, nigrománticos, adoctrinados, los pinches pueblos…seríamos las y los incivilizados que habría que “civilizar”, las y los infieles que habría que cristianizar, las otras y los otros a conquistar, a humillar, a derrotar, a aplastar, a exterminar, a borrar; pueblos sin territorio, sociedades preestatales, grupos minoritarios; entre muchas otras más formas en que se nos dice despreciativamente a los pueblos originarios, como lo describen los antiguos documentos de frailes, monjes y todos los eclesiásticos, como hasta ahora sigue perviviendo en la cotidianidad de nuestras vidas, en los medios masivos de comunicación, en las calles, muchas veces, en nuestras propias casas.

Esa ideología ha servido a las estructuras de poder para justificar las guerras, para justificar las desigualdades económicas, sociales, políticas e ideológicas, para jerarquizar y monopolizar la fuerza de trabajo de hombres y mujeres, para crear el mayor ejército industrial de reserva para el capital, para ideológicamente arrebatarnos nuestra identidad como pueblos, para establecer como único criterio: “tienes, eres”, los ricos valen, los pobres no.

A la par de la invasión en América, los pueblos de África también fueron devastados, el impacto fue inmenso, millones de personas asesinadas, torturadas y sometidas a la esclavitud, es incuantificable el dolor y el odio.  Frente al poder y contra Monarquías, Sultanatos, Estados, Reinos e Imperios, desde los tiempos remotos del origen de las culturas del proceso civilizatorio, los pueblos originarios, los pueblos negros han generado procesos de liberación en sus territorios de origen y en la América, territorio también creado y transformado por ellas y ellos. El proceso de cimarronaje en las montañas del continente, en las costas, selvas, desiertos y los rincones más inhóspitos, agrupaba a miles de individuos, comunidades y grupos cimarrones indígenas y afroamericanos se reposicionaban en las montañas para vivir libres, con resistencia y en permanentes ofensivas; la configuración actual de muchos de los territorios, pueblos y comunidades obedece a esta estrategia de lucha.

Los pueblos originarios y africanos nos hemos disputado el existir, el persistir y el ganar una lucha que hasta ahora no termina, la fuerza de las resistencias de los pueblos en la guerra, desde los corazones, las mentes y las almas. Mientras más se nos intenta reducir, segregar, desaparecer, mutilar o disolver en la categoría de “india, indio”, con nuestra diversidad, complejidad, multiplicidad de posibilidades de existir, con nuestros miles de rostros-corazones como pueblos que somos, los pueblos dignos nos remontamos a las experiencias de lucha, rebeliones, insurrecciones, que hemos emprendido durante más de 500 años.

En lo que ahora conocemos como América vivimos más de 1000 millones de personas, así también se sabe de la existencia de alrededor de 1000 “lenguas vivas”[2], en el continente. Este último dato de lenguas como elemento de análisis y rasgo identitario de los pueblos originarios de toda América, sabemos que es mucho menor de lo que pervive en nuestro territorio, pues producto de las guerras y de las estrategias desde el poder, no se tiene certeza numérica de las lenguas y pueblos originarios.  Aún con estas limitaciones, somos por lo menos mil pueblos que resistimos y que luchamos por la vida, porque podamos vivir en paz, por tierra y libertad en América y el mundo.

De estos mil millones de personas, al menos la mitad somos MUJERES. En toda esta historia de larga duración, las mujeres hemos participado activamente en los procesos de resistencia, liberación, lucha…. de nuestros territorios. Antes de la guerra de conquista, durante ella en los procesos de resistencia y construcción del cimarronaje contra la invasión española, las mujeres negras y de los pueblos originarios sobrevivimos a las condiciones de esclavitud, hostigamiento, del huir a salto de mata; logramos reposicionarnos en la lucha histórica, no sólo en las tareas domésticas de acompañamiento, de cuidado y trabajo dentro de los palenques donde además éramos la gran minoría pues la mayoría de nosotras no sobrevivía la persecución; rescatamos las semillas y sembramos nueva vida en territorios liberados a partir de la lucha y la reproducción social y biológica, resguardamos las formas milenarias heredadas de cuidar nuestra salud, nuestros cuerpos, nuestras vidas, en lo que hoy conocemos como medicina tradicional y partería.

Históricamente las mujeres de los pueblos originarios, como muchas otras mujeres hemos sido cuidadoras, sostenedoras, reproductoras de vida y de un sistema social, pero también hemos sido y somos quienes hemos decidido libre, consciente y voluntariamente nuestra participación como cocineras, sanadoras, mensajeras, combatientes, comandando ejércitos, articulado procesos políticos entre pueblos y regiones con grado político militar. En condiciones de guerra nos hemos hermanado con mujeres y hombres que tenemos una perspectiva de clase, de lucha, de memoria histórica y de lucha por nuestros derechos específicos, hemos sobrevivido a las guerras de exterminio, para cuidar, sostener, reproducir, transmitir y retransmitir la memoria, la historia, la esperanza, la conciencia revolucionaria y voluntad férrea del cuidado de la vida toda.

Hemos combatido en los procesos de independencia de los pueblos naciones[3], en los procesos revolucionarios[4], en las guerrillas y luchas armadas de toda América por la liberación de sus naciones[5]; frente al sistema capitalista neoliberal por la defensa de los territorios; contra el genocidio: infanticidios, feminicidios y desapariciones forzadas, contra la impunidad y por la justicia, contra las dictaduras militares, contra el imperialismo,…Tenemos ejemplos dignos y admirables luchas como las de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina, el Comité ¡Eureka! en México[6], el Comité de Padres y Madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, las Madres Buscadoras de Sonora y todas esas madres buscadoras de personas desaparecidas en América Latina,  así también todas aquellas mujeres que participan activamente en cientos de organizaciones sociales civiles de los pueblos originarios, las estudiantes y maestras organizadas por una educación digna para todas y todos, las trabajadoras y campesinas que heroicamente han dado su vida y siguen poniendo el cuerpo y alma por un mundo más justo, por la defensa de los cuerpos-territorios nuestros; nuestras luchas son tan diversas, complejas y múltiples como pueblos en América y el mundo habemos.

¡Vivir por la patria o morir por la libertad!

Comisión de Mujeres del PFLN


[1] Marx, K. (1998): El capital. Libro Primero, El proceso de producción del capital, Tomo I, Vol. 3 Marx, K. (1998): El capital. Libro Primero, El proceso de producción del capital, Tomo I, Vol. 3

[2] Ethnologue: languages of the world https://www.ethnologue.com/

[3] Mujeres en la Independencia de México https://lacasadetodasytodos.org/portada/mujeres-en-la-independencia-de-mexico/

[4] Mujeres revolucionarias, la memoria de nuestras tierras, de nuestras luchas https://lacasadetodasytodos.org/portada/3164/

[5] Mujeres revolucionarias: 1969-2022 https://lacasadetodasytodos.org/portada/mujeres-revolucionarias-1969-2022/

[6] La primavera volverá… https://lacasadetodasytodos.org/portada/la-primavera-volvera/




Mujeres en la independencia de México

Que la esclavitud se proscriba para siempre,

y lo mismo la distinción de castas,

quedando todos iguales

y sólo distinguirá a un americano de otro,

el vicio y la virtud.

Sentimientos de la Nación 1813, José María Morelos y Pavón

Las mujeres y los hombres que participaron en la lucha independentista, que inició en 1810, nos dieron patria y libertad, ellas y ellos tenían muy claros los valores y razones por los cuales luchaban y con los que deseaban construir un México independiente.

Después de la llegada de los españoles, la población indígena originaria fue eliminada casi por completo y, para el desarrollo capitalista, había que buscar fuerza de trabajo esclava, así que la historia de nuestro país en esos años de expansión colonialista y concreción del capitalismo europeo, se definió por relaciones de esclavitud. Los europeos secuestraron a miles de pobladores de territorios africanos para la explotación de su fuerza de trabajo en los territorios americanos. Así que la presencia de la población afrodescendiente en nuestro país ha estado presente desde aquellos años; es nuestra tercera raíz.

La concentración de capital en Europa no podía llevarse a cabo sin el trabajo esclavo, de hombres y mujeres, tanto en las minas de oro y plata, como en las plantaciones coloniales, la miseria del pueblo y las condiciones de explotación y opresión, llevó a que la población en la Nueva España buscara cómo rebelarse, cómo organizarse ante la injusticia con la que los enviados por la corona española, trataban a seres humanos.

La sociedad estaba dividida en castas, además de los españoles, estaban los criollos, mestizos, mulatos, moriscos y 11 más. Los que más entendían la problemática –por ser letrados– y la necesidad de independizarse y abolir la esclavitud eran los criollos, sin embargo, cuando Hidalgo se levanta en Dolores, el movimiento a favor de la independencia se transforma: hombres y mujeres –por cientos– se suman a la lucha. Su miseria, su falta de organización convierten al movimiento en júbilo, anárquico y explosivo. Conforme éste avanza se van sumando más hombres y mujeres campesinas, peones de haciendas o miembros de las comunidades indias y se conforma un movimiento de miles, armados con garrotes, hondas y machetes. A ellos se unen las y los trabajadores de la ciudad, trabajadores de oficios, mineros, plebe de la ciudad, presos liberados por el ejército revolucionario, 20 mil indígenas de varias regiones. Para 1811, el ejército insurgente estaba conformado por 80 mil combatientes. Es a ese pueblo a lo que Hidalgo llamó “la nación”, con quienes a su lado caminó emitiendo decretos para una soberanía efectiva, suprimiendo las castas y exaltando el derecho a la libertad.

Por 14 años (de 1810 a 1824) el pueblo de México participó en insurrecciones populares, guerra de guerrillas en las montañas de México hasta llegar a desarrollar una guerra a nivel nacional. En cada una de estas estas etapas, las niñas, jóvenes, madres y abuelas fueron conscientes para luchar por la libertad de los pueblos.

Anteponer la lucha colectiva y de los pueblos, ante lo individual, implica una dosis constante de consciencia y sacrificio, pero para las mujeres esta cuota suele ser más alta, porque la sociedad no aprueba que ellas se alejen de sus familias y por lo tanto se les reduce al espacio de lo privado, muchos menos en una etapa de la historia en la que la iglesia católica tenía el poder y la dominación ideológica; por tanto, fue de gran relevancia que las mujeres se sumaran a estos movimientos políticos y armados revolucionarios e independentistas.

Lucrecia Toriz

La historia institucional se ha encargado de que el pueblo piense que las principales heroínas de la patria solamente fueron tres o cuatro mujeres: Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra y La Güera Rodríguez, a las cuales no pretendemos demeritar, más bien buscamos visibilizar a todas aquellas que, desde las haciendas, las minas y los campos dieron su vida por un México independiente y quedaron olvidadas en el tiempo.

Mujeres combatientes con definiciones políticas que participaron en diferentes trabajos como en las comunicaciones secretas, transportando armas o mensajes, administrando y abasteciendo recursos a los frentes de guerra, confeccionando uniformes y estandartes, procurando la salud y la alimentación de los insurgentes. Mujeres que vieron combatir a sus esposos, hermanos o hijos y que los perdieron en la lucha, mujeres que fueron torturadas, violadas, ultrajadas y asesinadas en los procesos de la guerra de independencia.

El tribunal de la inquisición reaccionó inmediatamente a la insurrección del pueblo y la violencia hacia las mujeres fue brutal, capturaron a varias esposas e hijas de insurgentes, algunas de ellas fueron: María Luisa Camba, Tomasa Estévez, Carmen Camacho, Luisa Lozano, Gertrudis Gómez, Luz Gargollo y Josefa Matamoros, todas ellas encarceladas, fusiladas y exhibidas públicamente. En varias regiones del país, las mujeres fueron apresadas y usadas como moneda de cambio para que los insurgentes se rindieran y entregaran.

Existe poca información sobre la biografía de las mujeres independentistas; sin embargo, nombramos a algunas de ellas: Antonia Nava de Catalán, guerrerense, esposa y madre comprometida con el regimiento de la Sierra Madre del Sur, Fermina Rivera, morelense, tomó las armas en muchas batallas bajo el mando de Vicente Guerrero, María Teresa de la Sota Riva, veracruzana que desde joven simpatizó con la causa independentista y una vez casada, puso a disposición su casa y recursos personales. Cayetana Borja, guanajuatense que como muchas mujeres que participaron en la guerra y al ser capturadas pelearon por la libertad. Magdalena y Francisca Godoy, mujeres veracruzanas que compartieron su patrimonio familiar, cuidaron a los heridos del frente de Orizaba y apoyaron en la fabricación de cartuchos e insumos militares.

María Herrera, que combatió junto a Xavier Mina, quemó su hacienda con tal de evitar que el enemigo acampara y tomara su casa. Petra Teruel de Velasco, poblana que entregó todos sus bienes a la causa y apoyó en la fuga de Guadalupe Victoria.  Tomasa Estévez, guanajuatense que salió desde el primer día a apoyar con el envío de correspondencia, fue soldadera y enfermera.

Carmen de las Piedras de Elías, zacatecana, mujer estratega que ofreció sus bienes y recursos a la tropa de Ignacio López Rayón, dispuesta a emboscar e implementar diversos planes militares contra Calleja del Rey. La Insurgente Manuela Medina, guerrerense que financió toda una compañía militar para luchar con Morelos, fue además la primera jinete a la cabeza de un regimiento de puros hombres.

Hemos mencionado sólo algunas de las mujeres que participaron en la Independencia, historias mínimas de vida que fueron rescatadas por algunos cronistas e historiadoras que se han dado a la tarea de buscar en archivos muertos de esta época histórica y recuperar a todas aquellas mujeres que quedaron en el anonimato.

Todas estas mexicanas fueron ejemplo de heroísmo, valor, entereza y desapego a los bienes materiales; sin embargo ni la Nación, ni el Estado las tomó en cuenta, desprestigiaron su lucha, desconocieron su habilidades y logros en el campo de batalla, negándoles un rango militar y ninguna participó en las discusiones del constituyente.

Las mujeres del Partido de las Fuerzas de Liberación Nacional reconocemos a estas mujeres en la historia, respetamos y admiramos su ejemplo y compromiso en la lucha por la emancipación política de México; honramos su vida recordándolas y nombrándolas, nos organizamos y esforzamos día a día por ser mejores compañeras, buscamos la igualdad y la unidad, no las divisiones arbitrarias que separan, tenemos el compromiso de trabajar todos los días por un México más justo pero también, en la intimidad de nuestra militancia consideramos importante sembrar en cada una de nosotras la generosidad, el respeto y solidaridad con todas las mujeres que luchan contra el sistema capitalista y patriarcal. A más de doscientos años de la lucha por la real independencia de nuestro país, reafirmamos nuestra postura, tal como las mujeres y hombres que participaron en esta gesta histórica, de seguir luchando por la liberación de los pueblos del mundo.

Comisión de Mujeres del PFLN

¡Vivir por la patria o morir por la libertad!

Canciones de la época de la Independencia




“Pancho”, Francisco” o “Frank” son para nosotros la misma persona

Se trata de
nuestro compañero Comisario Político más activo de las FLN de México.

Hoy nos
deja, su recuerdo y sus enseñanzas perduran.

En 1979 ingresó a nuestras casas siendo muy
joven. Como dominaba dos idiomas nativos y hablaba también el castellano,
sirvió como intérprete y militante del trabajo político en las comunidades,
explicando y organizando entrenamientos y sobre todo cursos políticos.

Después, en 1983, fue uno de los primeros tres campesinos
indígenas fundadores en formar las filas del EZLN. Su trabajo consistía en
bajar de la montaña y visitar las comunidades para integrarlas a la lucha. Poco
a poco en 10 años, de 1983 a 1993, las FLN pasaron de ser un movimiento
político-militar, con estructuras verticales, de mandos a subordinados, a una
organización política de nuevo tipo, o sea, democrática y al mismo tiempo
militar.

Son muchos los trabajos que Frank desarrolló y próximamente en nuestro IV libro de la serie Dignificar la Historia, incluiremos su último aporte político.

Los restos del compañero Frank, en su comunidad natal Lázaro Cárdenas, donde le acompañan familiares y compañeros.

Sin duda una vida dedicada a ¡Vivir por la
Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Comandante I. Germán

25 de julio del 2020




Transmisión en vivo del converatorio “Vigencia de la lucha antiimperialista: 230 años de Xavier Mina”

Intercambio de visiones entre historiador e historiadora del País Vasco y México, pueblos hermanos.

https://www.facebook.com/134119500728891/videos/2355510624698002/