El mes de septiembre es para nosotros un mes muy especial, no solo porque en 1810 se inició el movimiento de independencia que concluyó con la derrota de las fuerzas colonialistas, también un septiembre después de 10 años sangre y lágrimas, hoy podemos llamarnos mexicanos, pero no sólo luchas tan heroicas han ocurrido en septiembre, recordemos la solidaridad de nuestras hermanas y hermanos mexicanos en las tragedias causadas por los terremotos de septiembre de 1985. En éste septiembre no podemos sentirnos contentos, ni satisfechos, de los adelantos en materia política por la presión de nuestro pueblo por acabar con la prepotencia y rapiña de los gobernantes y sus aliados civiles y militares, que conforman un estado adecuado al capitalismo. Todos sabemos que mientras exista el imperialismo y su control global sobre nosotros, a lo más que puede aspirar nuestro pueblo, es a una transformación pactada, mojigata, cosmética, de solidaridad utópica de clases, hospitales de lujo como cárcel para los de cuello blanco, y mano dura para las y los luchadores sociales, o sea más de lo mismo, ese tema está pendiente en estas páginas, no lo olvidamos, como no olvidamos los más de doscientos mil muertos por la llamada guerra al narcotráfico, y más de cuarenta mil desaparecidos sin dejar huella. También en septiembre fueron desaparecidos los 43 estudiantes de Ayotzinapa; los héroes de la patria mexicana han sido siempre los trabajadores del campo y la ciudad, “la victoria es ya de nuestro pueblo” dijeron nuestros compañeros hace cincuenta y un años, aunque se pregone por todos los medios que el bienestar se lo debemos a los empresarios y a las fuerzas armadas como “defensores” de la patria, y más ahora en medio de esta crisis de emergencia sanitaria, pero nosotros no olvidamos, como tampoco olvidamos a nuestros compañeros ya que en septiembre algunos nacieron y otros murieron y mientras se les recuerde ellos están con nosotros.
Presentes compañeros María Luisa, Lucha, Mario y Hernán, así como también debemos siempre recordar a nuestro compañero historiador Dr. Francisco Pineda a un año de su fallecimiento.
Hoy vamos a recordar a nuestro compañero Mario, maestro de educación primaria que supo trasladar la necesidad de la lucha a las nuevas generaciones, con palabras sencillas, convirtió la difícil teoría en práctica edificante, tan importante para un movimiento que apenas nacía. Fue seleccionado por nuestro compañero Alfredo para buscar a nuestros compañeros en la selva, al mismo tiempo que se entrenaba a nuevos grupos y se hacían caminos para futuras exploraciones. Luego fue miembro de número de nuestro buró político, que para nosotros estudiaban e impulsaban nuestro trabajo político a las masas irredentas, el investigó para conocimiento del pueblo de México la historia del grupo guerrillero de Chihuahua que denominó “Nada es gratuito en la historia” como una muestra de respeto y solidaridad con esos combatientes, por tanto aquí van algunos párrafos de su aporte del año 1983 de hace 37 años, en una carta a otro compañero, en la que muestra su preocupación por la confusión que puede existir en el pueblo ante los periodos electorales y los vaivenes de los partidos de “izquierda”.
Artículo publicado en Nepantla 30. (1983)
CARTA A UN COMPAÑERO
Por el Cro. Mario
Durante el viaje de retorno a estas bellas tierras, entre monólogos y pleitos con locutores tarados, tuve tiempo para cavilar sobre la lentitud de los procedimientos para publicar nuestras opiniones políticas. Redondeando sobre uno de los temas de nuestra última reunión, considero que no basta con hacer correctos análisis de la situación política nacional e internacional, sino que corre una importancia paralela su circulación oportuna entre la base y el círculo de lectores de nuestras publicaciones. De no abordar ambas cuestiones oportunamente corremos el riesgo de convertirnos en historiadores del presente, o que se nos llegue a acusar de fusilarnos opiniones ajenas como fue en el caso reciente que comentábamos acerca de “Nicaragua, Año I”.
Los acontecimientos políticos nacionales y centroamericanos se precipitan aceleradamente, y obligatoriamente debemos producir una respuesta oportuna y adecuada a cada hecho. Esto con mayor razón a raíz del madruguete que dio el Grupo Monterrey con el destapamiento de Miguel de la Madrid, lo que sin duda conducirá a que la oposición apresure su campaña de declaraciones, alianzas, desplegados, nombramientos, etc.
Estos son hechos inevitables y no por ser nosotros quienes los promovamos podemos conformarnos con la cómoda reflexión de que la elecciones son burguesas o responder con cualquier otra afirmación doctrinaria, pues nuestras bases y los simpatizantes de nuestra línea política serán bombardeados por la propaganda electoral tanto de las esferas oficiales como de la oposición consentida. Tengamos en cuenta la heterogénea composición de nuestras fuerzas y el distinto grado de su formación política; consideremos también que los lectores de nuestras publicaciones no están sujetos a un control político y disciplinario y que con mayor razón podrían ser presa de la confusión política que se avecina, a menos que… (aqui entra la moralina)… a menos que como organismo colegiado actuemos a tiempo para adelantarnos a los acontecimientos.
Pedir que generemos una serie de respuestas a los cuestionamientos que a cada momento se nos plantean no significa que nos dejemos arrastrar por la vorágine del río revuelto de la política nacional, pues partimos de los criterios de que nosotros no tenemos la prisa de los caníbales del 82 que se apuraron en llegar al botín de la hacienda pública devorándose unos a otros, porque puede llegar el 88 y el 94 sin que se alteren nuestras convicciones políticas, que no cambia nuestro estado de ánimo el juego burgués de la democracia electoral, y que no esperemos obtener más ventajas inmediatas que el reforzamiento ideológico de nuestra línea política y el de la base militante que la sustenta.
(…)
Por todo lo anterior consideramos que no estaría mal que se alterara el índice acordado para LI (Lucha Ideológica) No. 2 y se incluyera, desplazando a otros materiales de menor actualidad, el trabajo que sobre la unificación de los partidos de izquierda se comisionó al Co. J que realizara. O en su defecto, que se hiciera una publicación especial de ese estudio para pronta y abundante circulación.
Las brasas de la confusión política del momento que lleguen a nuestra casa, fácilmente las podremos controlar, y las heridas que causen serán leves y de rápida cicatrización; aunque después nos quede el amargo sabor de boca por permitir que se incendieran.
Mas no será así en el seno de las organizaciones de masas independientes. Veremos con tristeza que no sólo individuos desencantados de la eterna atomización de la izquierda correrán presurosos tras una esperanza que morirá en julio del 82, sino que organismos enteros sucumbirán ante la tentación, patrocinada por el Estado y asumida por la izquierda, de participar en los inútiles caminos de la lucha electoral.
Es un hecho real que la izquierda registrada y coaligada no tiene un movimiento de masas que le dé vida. Esta se la insufla el Estado a condición de vender su alma, es decir, a condición de entregarle su independencia política.
La participación política de las masas existe precisamente fuera de la izquierda oficial en las organizaciones de masas independientes (COCEI, CDP, CNPA, FNCR, UCI, etc.) que a pesar de sus limitaciones políticas, organizativas o programáticas son la única fuerza real de oposición a la política represiva del Estado.
La unidad de la izquierda puede propiciar la escisión entre las organizaciones independientes de masas, a menos que se desarrolle una vasta campaña de clarificación ideológica en el seno de estas últimas acerca del reaccionario propósito que animan a la reforma política y la que, consciente o inconscientemente, pretenden los partidos de la izquierda unificada: trasladar a los posibles aliados de la revolución en simples comparsas del reformismo.
Hacer llegar nuestras posiciones políticas concretas a la cabeza o a las bases de las organizaciones de masas independientes puede ser harina de otro costal que no sirva para nuestra especialidad de maestros bolilleros; pero en todo caso, conseguirlo o no, puede representar un índice sobre nuestras capacidades y limitaciones para promover un movimiento de masas revolucionario e independiente; y a fin de cuentas un estímulo para avanzar conociendo concretamente las aspiraciones populares.
Por otra parte, y para terminar, espero que podamos por este medio agilizar nuestra comunicación interna.