MÉXICO, preparando la siembra….
La compañera Soledad cumplía años en abril, fue cruelmente asesinada por el Ejército Mexicano en San Miguel Nepantla, Estado de México cuando tenía 24 años; Fidelino, maestro bilingüe y Ricardo, ambos compañeros de la Lista de Ocosingo, también nacieron en este mes y los recordamos.
Fidelino, indígena tzeltal quien trabajaba como maestro bilingüe en la comunidad de Taniperla (a unos 15 Km de la Laguna del Ocotal). Recorría muchas comunidades en la campaña oficial para erradicar el paludismo en 1972, lo que le permitió proporcionar información sobre la geografía de la zona al Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata. Fidelino fue detenido en Ocosingo, Chiapas durante el operativo militar en 1974 y hasta la fecha se encuentra en calidad de detenido-desaparecido.
Ricardo, compañero de estudios del compañero Pedro en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nuevo León. Fundador de nuestra organización en 1969. Su amistad como estudiantes en la UNI se transformó en compañerismo revolucionario en el constante “hacer” de nuestro trabajo diario. Se encontraba en el Rancho “El Chilar” en febrero de 1974 y parte con los compañeros que expulsaron el campamento de “los gringos” en la Laguna del Ocotal (40 Km al sureste del rancho El Chilar). También forma parte de los compañeros con estatus de detenidos-desaparecidos.
Dice la poesía “México, tu superficie es el maíz….” y es verdad, en abril los campos se roturan, sedientos de las primeras lluvias de mayo, para así cumplir el ciclo ancestral de un pueblo agrícola, somos maíz, calabaza, frijol, hortalizas, caña de azúcar, yuca, coco, cacao, amaranto y sabores de chiles, especias olorosas, somos algodón, lino, y colores de grana cochinilla con adornos de colores de flores preciosas y fragantes que alegran la vida, y somos también la lucha por una diosa madre, la tierra, que nos da nombre y sustento. Luego llega el dios padre, “Tlaloc”, la lluvia, todo está listo para el renacer.
Una nota triste empaña nuestra historia, un 10 de abril cae asesinado por las balas traidoras, el dirigente campesino indígena, Emiliano Zapata, de él no se puede hablar en pasado. Defendió y murió por su madre, nuestra tierra, y por sus hijos. Fue intransigente ante quienes quitaban las tierras a los productores nativos. Vamos a recordar, un fragmento de las obras de nuestro compañero Francisco Pineda, investigador de la historia.
El maíz: la lucha por la tierra y la libertad.
La usurpación primordial de las tierras y la configuración del poder se hizo, en México, por medio de la guerra colonial. El propio Hernán Cortés recibió de la monarquía española el Marquesado del Valle, un título de despojo y sujeción que comprendía tierras, montes, aguas y decenas de miles de vasallos en zonas de los actuales estados de México, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Morelos y el Distrito Federal.
Al mismo tiempo que la usurpación y el vasallaje, Hernán Cortés implantó un ingenio azucarero en Tlaltenango, Morelos. Más tarde, en 1582, la hacienda del Hospital estableció un cañaveral en territorio usurpado, entre otros, al pueblo de Anenecuilco. Ahí nació y creció Emiliano Zapata. El conflicto con las haciendas era un problema fundamental de la experiencia histórica: la instauración de esa dominación extranjera en suelo mexicano formó parte de la vida diaria. Esto fue un elemento decisivo en los saberes de los pobres del campo, mayoritariamente indígenas.
¿Cómo se hizo la conquista de México?
Por medio de las armas.
¿Cómo se apoderaron de las grandes posesiones de tierras los conquistadores, que es la inmensa propiedad agraria que por más de cuatro siglos se ha transmitido a diversas propiedades?
Por medio de las armas.
Pues por medio de las armas debemos hacer porque vuelvan a sus legítimos dueños, víctimas de la usurpación.
El general en jefe Emiliano Zapata.
Tomado del libro:
A Cien años del Plan de Ayala. Edgar Castro Zapata y Francisco Pineda Gómez. Compiladores. Editorial Era y Fundación Zapata. Pag. 214
¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos