En nuestra historia política, y en la real, objetiva y necesaria transformación que debe ocurrir en nuestra nación toda, nunca hemos considerado a ningún sector social como innecesario o de menor importancia en el proceso de organización y transformación.
Lejos de ello hemos visto a los pobres, miserables (materialmente), desheredados, desterrados (los que vivimos al día y sin futuro seguro alguno), como actores potenciales de organización, conciencia y transformación.
Nada o muy poco tenemos qué perder y sí mucho que contribuir al horizonte de transformación revolucionaria. Mas no es espontáneo ese camino y proceso; atraviesa por la conciencia, el crecimiento político -personal y colectivo- y la organización.
La participación es necesaria pero siempre fruto del acto voluntario.
Nuestra historia nacional y sus etapas determinantes han sido eso: procesos organizativos con la participación voluntaria de variados actores. Pero en ellos, ¡las y los trabajadores todos! han sido imprescindibles. Trabajadoras urbanas y del campo; trabajadores.
Sin embargo, hay un sector que ha jugado siempre un papel fundamental en la historia nacional: los pueblos originarios; las comunidades indígenas. Lo sabemos si conocemos su participación en la resistencia frente a la conquista; en el largo proceso de independencia y en el proceso revolucionario mexicano de las primeras décadas del 1900.
Junto con los y las trabajadoras urbanas de la maquila, construcción y demás trabajos que apenas permiten la sobrevivencia, las comunidades indígenas han sido protagonistas de los peores actos de despojo, sometimiento y explotación, y han resistido.
Nos acercamos a ellos -como proyecto histórico- porque sabemos y sabíamos de nuestra historia nacional y de la realidad que se vivía y vive (bajo otras apariencias) en esas regiones excluidas, marginadas, pero siempre objeto de despojo y acumulación.
Nos acercamos por una razón más, que es la misma que nos une a otros muchos sectores: la conciencia de clase; la condición de clase.
Este elemento es fundamental. Nos identifica; nos permite la posibilidad de trazar juntos y comprometernos en ese horizonte de transformación.
Así concebimos a nuestros pueblos, y de ellos hemos aprendido.
En ese caminar conjunto entre el Partido Fuerzas de Liberación Nacional y los pueblos, hemos encontrado la misma conciencia y condición de clase más allá de las diferencias culturales: pueblos originarios o afro-descendientes de nuestra patria; pueblos del mundo con los cuales hemos tenido contacto en nuestro largo camino.
¡Vivir por la Patria o Morir por la Libertad!
Partido Fuerzas de Liberación Nacional
México, 2022