Posted On 1 agosto, 2022 By In Editorial, Portada With 1058 Views

Agosto: parto de dignidad y esperanza…

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El mes de agosto representa, para el grupo editorial de esta página, el esfuerzo de lograr integrar acontecimientos ocurridos hace 53 años, con hechos ocurridos en los últimos años, tal vez sean temas históricos distantes en el tiempo, pero el origen de antes y ahora, es para los mexicanos prácticamente lo mismo, se trata de considerar la presencia, sin duda, en nuestro país del imperialismo, el encontrarle un rostro humano al imperialismo no solo es un sofisma, sino también una traición a la patria.

Hace 53 años, la revolución mexicana y el argumento de su herencia social para considerarla aún vigente, eran solo un mito; no existía duda, al pueblo y su participación democrática la sustituía una dictadura de partido, era tal el desprecio por nuestro pueblo que instrumentaron las masacres más infames, pensaron que ya no existía la dignidad necesaria para oponerse a sus excesos, pero se equivocaron: los jóvenes de todas las clases sociales, se alzaron, unos en las ciudades y otros en las montañas contra sus verdugos. No importaba el tiempo que tomase lograrlo pero había que cambiarlo todo.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, llegaron a nuestras filas, dos compañeros cuyas vidas son ejemplares, ambos tenían un pasado relacionado con las comunicaciones impresas, el compañero Ismael tenía su profesión como corrector de estilo en una gran empresa editorial mexicana, al llamado de nuestra aún joven organización político-militar, no dudó en integrarse a nuestras filas, en los momentos más agudos de la represión nacional, él caminó por la montaña, estudiaba y sacó adelante nuestro primer órgano clandestino de comunicación interna: NEPANTLA, era el año de 1979, los reclutamientos se aceleraron, y en 1980 tuvimos nuestros primeros estatutos, gracias a él y a otros distinguidos compañeros; la mano y la ideología imperialista segaron su existencia en agosto de 1980.

En los primeros años de los ochentas, un joven chiapaneco, el compañero “Hernán”, llegó como asistente a una imprenta cristiana en San Cristóbal, aprendió el oficio y ahí fue reclutado para integrarse a nuestras filas. Pasó por todo el trabajo de formación política en nuestras casas, incluso participó en prácticas en la montaña, pero sus conocimientos en offset y la necesidad organizativa de esos años, le conformaron como un formador de “cuadros político-técnicos” del buró político, encargados de todo ese trabajo tan importante para dar a conocer las letras de la revolución. Hernán dedicó toda su vida a esa labor y durante muchos años, haciendo un trabajo digno y callado, cuidando las máquinas, y preparando nuevos compañeros, sobrevivió al alzamiento armado, y después tuvo a su cargo la imprenta de nuestro partido. Una terrible enfermedad acabo con su vida en el año 2017. Él nació un primero de agosto de 1965.

El cinco de agosto de 1969 en nuestra casa que hoy llamamos de “todas y todos” bajo la sombra de un gran árbol centenario celebramos el cumpleaños de nuestro compañero Salvador, veinticuatro horas después en una casa ubicada en el centro de Monterrey, Nuevo León, los ahí presentes, fundaron, nuestra querida organización revolucionaria, antiimperialista, digna, integrada por mujeres y hombres con una conducta moral de nuevo tipo, militantes, urbanos y rurales, dignos representantes de nuestro pueblo, donde el “Vivir por la patria o Morir por la libertad”, no son solo una frase, sino una realidad.

Nacimos siendo un puño de militantes, éramos un núcleo, después, un ejército y ahora somos un partido, que no se vende, que no claudica, pues el imperialismo existe.

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

El 28 de mayo pasado, El Colectivo Acero de la Ciudad de Xalapa, Ver. ciudad natal del Compañero Salvador, inauguró una Biblioteca que lleva su nombre. Presentamos un fragmento de la ponencia presentada el día de su inauguración:

Compañero Salvador: Dr. Alfredo Zárate Mota, semblanza de un revolucionario.

Compañeros y camaradas.:

Antes de todo, agradecemos su presencia y a los compas de Café Malquerido por abrir sus puertas para establecer este pequeño espacio para la dignificación de la historia y la memoria.

Nos encontramos reunidos el día de hoy para inaugurar esta pequeña biblioteca que, sin embargo, lleva el nombre de un gran revolucionario. Un compañero cuyo nombre no será familiar para muchos de los aquí presentes y menos aún, la historia que hay detrás de él.

No es culpa de ustedes, al final de cuentas, la historia oficial ha hecho todo lo posible para borrar la historia de los grupos pertenecientes al movimiento armado socialista y también, una costumbre de los partidos, células o grupos socialistas ha sido voltear la mirada a la historia de las luchas de resistencia que han acontecido en otros países como Rusia o Cuba, pero ignoramos lo que ha pasado en nuestro país, nuestro estado o nuestra ciudad, y ello es grave, pues algunas de esas luchas del pasado tienen relación con el presente, y si no se conoce de donde se viene, ciertamente no sabremos a donde nos dirigimos.

Alfredo Zárate Mota nació el 5 de agosto en la ciudad de Xalapa Veracruz, dentro del seno de una familia de maestros rurales: Agustín Zárate Aguilar y Amalia Mota Guerrero. Sabemos que cursaría el bachillerato en el Colegio Preparatorio de Xalapa o conocido localmente como la Prepa Juárez, y posteriormente ingresaría a la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana.

El ejercicio de su servicio social lo llevaría a la localidad de Tenenexpan, municipio de Soledad de Doblado. Tal y como muchas regiones de nuestro estado, Tenenexpan padecía de altas condiciones de marginación. Es en este lugar donde la vocación revolucionaria de Alfredo comienza a desarrollarse, pues además de otorgar servicios médicos a la población, utiliza sus conocimientos, tal intelectual orgánico de Gramsci, para ayudar al pueblo a realizar gestiones para la introducción de servicios públicos y mejorar la comunidad mediante la construcción de escuelas, clínicas, el cierre de cantinas y realización de obras públicas. La labor de Alfredo en Tenenexpan ha sido reconocida por la comunidad, quien nombró en su honor una escuela preescolar. Como he mencionado en ocasiones anteriores, los 60’s representan un punto de ruptura. No solo hay cuestionamientos a la moral, y los valores hegemónicos, sino también a la política y economía que gobiernan gran parte del mundo. EL desarrollo de diferentes procesos de movilización social impulsó la participación de diversos sectores de la población. En este sentido, Alfredo comienza a desarrollar su actividad política de manera legal en dos frentes: el movimiento médico nacional y el movimiento de liberación nacional. El primero se proponía mejores condiciones laborales para el personal médico y mejores condiciones de salud para la población, mientras el segundo era un frente amplio de fuerzas progresistas encabezado por Lázaro Cárdenas que buscaba combatir el creciente autoritarismo del Estado Mexicano…

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