Posted On 1 abril, 2024 By In Editorial, Portada With 1144 Views

Abril 2024, mes de luchas y unidad

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Como lo hacemos cada mes, en abril recordamos a los compañeros que cumplían años en algún abril… como son la compañera Soledad, asesinada en San Miguel Nepantla, Estado de México y los compañeros Ricardo y Fidelino, desaparecidos en el mismo año de 1974 en la Laguna del Ocotal, Chiapas.

También recordamos con entrañable cariño, a la compañera y luchadora social Doña Rosario Ibarra de Piedra, quien “se nos adelantó” en abril 16, ya hace 2 años. Estaría triste de ver cómo a las Comisiones de búsqueda de desaparecidos, con nombres cortos y largos de sexenios anteriores, se suma una más, la llamada “Comisión de verdad y justicia” que, a según “diferente” a las anteriores, iba a dar razón de nuestros desaparecidos políticos y al cabo de este sexenio dizque “diferente”, hizo lo mismo: no hacer nada, y trajo a los familiares de los desaparecidos de dependencia en dependencia, de reuniones privadas a públicas, de oficinas de organizaciones de derechos humanos, chicas, medianas y grandes, de pláticas con funcionarios de todos los tamaños, en un lado y en otro, de defensores de derechos humanos a periodistas dizque comprometidos haciendo entrevistas; en fin, diría ella –del tingo al tango-.  Y con su ejemplar trabajo cientos y miles aprendimos la justeza de su lucha y nos sumamos al reclamo de…

¡Vivos se los llevaron!,!Vivos los queremos!

Además, y algo muy grave, es que el Estado adoptó la política de desaparecer a los desaparecidos, al reducir la lista de las víctimas y pensar que con ésta medida engaña a los familiares.

También en abril, hace 39 años, el estado mexicano, la Dirección Federal de Seguridad, “desaparece” al hijo de Doña Rosario, Jesús Piedra Ibarra, con lo que ella empieza el peregrinar y va encontrando a más y más madres buscando a sus hijas e hijos, con lo que el número de madres y familias siguió creciendo hasta conformar el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, Eureka. Recordamos que, en su momento, Doña Rosario exigió a López Obrador hacer realidad el reclamo de encontrar a los desaparecidos al entregarle la medalla Belisario Domínguez, su silencio ante esta solicitud, a la fecha, no ha tenido respuesta…

“No quiero que mi lucha quede inconclusa. Es por eso que dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares”.

Rosario Ibarra de Piedra

Y entre sus pendientes, también le esta quedado sin resolver la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a escasos meses de terminar el mandato de la Cuarta Transformación, que mantiene intocable al ejército.

Los fuegos y las aguas

Las montañas de México se incendian, la temperatura política aumenta y no solamente por los tiempos electorales o por que la derecha actúe, sino sobre todo porque desde abajo surgen e insurgen las demandas de siempre, ahora no sólo incumplidas por promesas electoreras de, esas sí, politiquerías que sólo llevan a ocupar puestos y presupuestos y claro, no son ni conservadoras ni de derecha, ni están por intereses; son demandas que en cualquier lugar del mundo, aquí y en China, son derechos y demandas fundamentales para los pueblos y los trabajadores.

Poco o nada ha variado con el cambio de color de la administración, que no de régimen, y mucho menos de sistema capitalista, de modelo neoliberal, pues ni siquiera las astillas más filosas del neoliberalismo se han podido limar, ni el 90% de las promesas. Todo apunta a la continuidad del desarrollismo entreguista de territorios y trabajadores de un país colonizado y dependiente, con saqueo y la militarización, con el infame tortuguismo para resolver los gravísimos casos diarios de violación de los derechos humanos y la creciente impunidad acumulada y soportada por comisiones que buscan un salario y no la verdad ni la justicia, la indolencia de la falta de justicia y las complicidades de un régimen corrupto que no acaba de terminar sino que continúa, aunque las editoriales oficiales y centros de supuesta investigación de amigos publiquen sendos textos y pronuncien en grandes foros a modo que el neoliberalismo ya terminó, que vendrá un segundo piso y que estamos casi en la 8T. Asómese a la calle y verá que la policía sigue multando y extorsionando, golpeando y desapareciendo, asesinando, en todo el territorio nacional sea de un color u otro color de gobierno, vea a las mujeres luchar y acuerparse, vea a los pueblos unirse, vea a trabajadores hambrientos y migrantes abandonados, maltratados, extorsionados, vea la realidad y no las cifras que maquillan y blanquean, vea el dolor y no sólo negocios, escuche a los puebles y no sólo las desveladas y adormecidas declaraciones a modo para públicos mancos y miopes que cómodamente escuchan y vuelven a dormir pasada la mañana de 9 a 12.

Los fuegos y las aguas ahora señalan el mar de luchas legítimas que sobreviven acusadas de ser conservadoras o contrarias al color del presupuesto repartido en migajas para disfrazar los verdaderos avances del capitalismo. Esas aguas y esos fuegos llegado el día que se agoten las caridades serán huracanes de movimientos por la liberación de los pueblos a nivel nacional y con horizonte revolucionario. No será un pliego petitorio ni una lista de demandas, sino los pueblos organizados y movilizados para crear un nuevo ciclo de vida, desde las cenizas en las que el país entero ahora se encuentra, aunque estemos al nivel de Dinamarca en salud o que seamos una potencia que baja 10% la paridad del dólar. Y sí hablamos de individuos y proyectos, de proyectos y tendencias, aquí exigimos trabajo y no sólo becas, derechos y no descalificaciones, defensa de territorios y no programas de deuda de semillas y vigilancia de explotación por unos cuantos pesos, empleos serios y no ofertas de policía, guardia o ejército, comunicaciones y no negocios, justicia y no cantaletas de soberbia, proyectos y no individuos ansiosos de poder, principios y no cuotas electorales aliadas a verdugos de ayer y hoy.

Ahora son tiempos de sequía que anuncian fértiles frutos de nuevas y futuras épocas. Son tiempos de organizar y planear, encontrar y seleccionar las mejores semillas que mañana habrán de sembrarse. El tiempo es largo, muy largo y serán muchos los esfuerzos e intentos, abonando las tierras con ideas y trabajos que habrán de cosechar otros en un tiempo futuro que como el horizonte se alcanza a ver, y que quedará en la memoria de los principios y los hechos. Son tiempos de urgente unidad a largo plazo, de necesaria articulación de las luchas, de coordinación y sobre todo de principios.

En ello hay experiencias ejemplares; por ello en abril recordamos las palabras que Francisco Pineda escribiera y presentara el 8 de marzo de 2016, en una de las decenas de exposiciones públicas de sus valiosos trabajos por conocer la historia desde sus propias fuentes y desde el sentido y significado de los propios pueblos.

Aquí presentamos un extracto de una de ellas, pues su palabra continúa entre nosotros:

(…) “El año de 1914, México vivía una situación revolucionaria. Al destrozar al ejército federal y derrocar a Victoriano Huerta, la rebelión cruzó el umbral del antiguo orden y abrió nuevos horizontes”.

(…)

Cuartel General en Tlaltizapán, a 29 de mayo de 1916.

Y la lucha sigue: de un lado, los acaparadores de tierras, los ladrones de montes y aguas, los que todo lo monopolizan, desde el ganado hasta el petróleo. Y del otro, los campesinos despojados de sus heredades, la gran multitud de los que tienen agravios o injusticias que vengar, los que han sido robados en su jornal o en sus intereses, los que fueron arrojados de sus campos y de sus chozas por la codicia del gran señor y que quieren recobrar lo que es suyo, tener un pedazo de tierra que les permita trabajar y vivir como hombres libres, sin capataz y sin amo, sin humillaciones y sin miserias.

Cuando esto se haya logrado, cuando el campesino pueda gritar: “soy hombre libre, no tengo amos, no dependo de nadie más que de mi trabajo”, entonces diremos los revolucionarios que nuestra misión ha concluido, entonces podrá afirmarse que todos los mexicanos tienen Patria, entonces será grande el pueblo, poderosa y respetada la República.

Reforma, Libertad, Justicia y Ley.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.

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