Varios son los acontecimientos de octubre y es nuestra obligación recordar a inolvidables compañeras y compañeros que perdieron la vida en cumplimiento del su deber, en octubre recordamos a nuestra compañera Aurora, o Paz, nacida un primero de octubre. El veintitrés de octubre, cumpleaños 81 de nuestro primer responsable histórico compañero Manuel, y recordamos con tristeza a nuestro compañero Sub Comandante Insurgente Pedro, asesinado por el ejército federal el primero de enero de 1994 en la toma del municipio de las Margaritas, Chiapas, y que nació en un 26 de octubre.
Entre las efemérides hay una muy importante, el 12 de octubre, cuando carabelas guiadas por la ignorancia y la ambición, arribaron para abrir nuevas rutas de mercancías y decidieron invadir un continente para ellos desconocido, y que trajeron a conquistadores en busca de riquezas, quienes llegaron a arrebatarlas sin importar el costo humano, dos de los genocidios más grandes de la historia el de los pueblos indígenas y el de la trata esclavista sobre los pueblos africanos, ambos existen dignificándose hoy en día. En ésta fecha debemos exaltar la lucha de los pueblos originarios que desde ese momento iniciaron su resistencia antiimperialista, anticolonialista y antiracista, se organizaron y lucharon hasta encontrar su libertad y hasta hoy día, con otros métodos “modernos”, nuevos conquistadores pretenden torpemente arrebatarles todavía lo que les pertenece. Hoy se lucha en los territorios y mareas de millones de migrantes padecen las condiciones que obliga el capitalismo imperialista. 12 de octubre, Día de la resistencia indígena, negra y popular.
No se puede pasar por alto, en octubre, el Aniversario de nuestro Comandante Ernesto Ché Guevara, que a 56 años de su captura y asesinato en manos del Ejército Boliviano de la mano del gobierno de Estados Unidos, su legado sigue tan vivo como entonces, su ejemplo de revolucionario se ha multiplicado por muchas partes de América Latina y del mundo, pues el imperialismo sigue vivo.
También en octubre, el día 25 (Calendario juliano), que era el calendario vigente en la entonces Rusia zarista, el Partido Bolchevique, dirigido no sólo por Vladimir Ilich Lenin, sino que al lado de los trabajadores, mujeres y soldados de Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional ruso e instauraron el primer Estado socialista del mundo. La conocida Revolución de Octubre logró acabar con tres siglos de dinastía Romanov en Rusia, la instauración del primer país socialista en el mundo y la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1922.
Otro acontecimiento que nos dejó enseñanzas firmes de la necesidad de la organización de los trabajadores es la que se dio en la Plaza de las Tres Culturas en Tlaltelolco el 2 de octubre de 1968, donde el Estado asesinó a estudiantes conscientes que ondeaban las banderas de la democracia, las libertades y la justicia, en un pliego petitorio que incluía la libertad de los presos políticos, la desaparición de los cuerpos represivos y la mejora de condiciones de vida para todas y todos. Entre julio y octubre de 1968 muchos fueron asesinados por el Ejército Federal, para ellas y ellos nuestro total respeto, otros tantos fueron a la cárcel, muchos salieron y crearon diferentes organizaciones ante la cerrazón del Estado, con derroteros diferentes; algunas continuaron, otras cayeron en el reformismo y otras de plano formaron parte de la “izquierda electorera”.
Esta ocasión presentamos una selección de párrafos del artículo de Nepantla No. 25, del año 1988, escrito por el Compañero Comandante Insurgente Rodrigo: Comisión de Educación: La formación de nuestros cuadros, que indudablemente habla sobre la formación de “cuadros”, pero también de la escuelita, del aula que fue inaugurada el 23 de octubre de ese año y que llevó el nombre de “Lic. César Yáñez” (Cro. Pedro, Cro Manuel). El texto completo lo pueden leer en el Cuaderno de trabajo IV de la serie Dignificar la Historia, Toma de Pueblos, (1983-1993) en la pag.189.
Aquí la selección de párrafos finales del citado artículo:
“Unas primeras conclusiones:
*La historia de la formación de nuestros cuadros es en verdad la historia misma de la organización, porque es real que nuestros dirigentes siempre han puesto especial atención a la formación de los militantes.
*Desde que se fundó nuestra organización se ha tratado de dar a los compañeros una formación integral: teórica, militar, organizativa, cultural y técnica conforme lo han permitido nuestros recursos, capacidad y experiencia. Quienes se quejan de que no se les ha capacitado son personas apáticas y sin sentido autocrítico que delegan totalmente en el superior la responsabilidad (y por ende las fallas) de su formación. Suelen ser exigentes críticos de su responsable, al que convierten en un pretexto de sus propias limitaciones. No saben exigir sus derechos de militante.
*El concepto mismo de lo que es un cuadro de las Fuerzas se ha ido enriqueciendo con el tiempo: junto a los cuadros políticos en un sentido clásico, contamos ahora con cuadros militares (los jefes de nuestro E. Z.) y aun con cuadros técnicos, como los oficiales armeros, los de sanidad y otros servicios, así como los compañeros impresores, por ejemplo. Hemos alcanzado un primer nivel de especialización técnica sobre una común base política.
*Reconociendo que en buena medida constituyen aplicaciones del socialismo científico a nuestra realidad, han sido nuestras modestas elaboraciones teóricas, desde los primeros comunicados, las que han formado políticamente a nuestros militantes. Pero ha sido básicamente nuestra práctica (y con ella nuestros errores), la que más ha contribuido a la formación de nuestros cuadros.
*Una primera implicación de esto es que nuestros cuadros se forman en (por) nuestra organización. Porque, hasta ahora, sólo nuestra organización tiene la política y la práctica que la diferencian de otros grupos y partidos.
Una segunda implicación es que, en un sentido amplio, es toda la organización en su conjunto la que forma a sus cuadros.
Por último, insistiré en que no hay militante de tiempo completo al que se haya negado la capacitación o la posibilidad de hacer trabajo de responsable, de cuadro organizativo. Y a pesar de ello nunca hemos tenido –y temo que nunca tengamos- suficientes compañeros dispuestos y capaces para realizar tanto el trabajo político como los demás trabajos indispensables para la formación integral de un revolucionario profesional (no de un aficionado). Digo esto porque algunos compañeros –marcadamente intelectuales, estudiantes, empleaos y religiosos- alimentan la idea errónea de que “hay militantes que podrían” (en realidad están pensando en ellos), “especializarse” en el trabajo “político”, o sea en dirigir políticamente a otros militantes, de preferencia (curiosamente) a obreros.
Voy a pasar por alto el papel del trabajo manual en la transformación del “pequebú” en revolucionario; pero lo que no puedo pasar por alto (como hacen estos compañeros), es la importancia de los conocimientos de estrategia, táctica y técnica militar. ¿Cómo se puede explicar al pueblo la necesidad y posibilidad de la lucha armada concreta sin conocimientos concretos sobre esa lucha? Tampoco puedo pasar por alto la técnica del clandestinaje. ¿Cómo se puede hablar a pueblo de las posibilidades reales de la represión sin indicarle medidas concretas para evitarla? ¿Y dónde se van a adquirir esos conocimientos? “Para eso están los cursos, para eso sirve la escuela de cuadros”, me dirán. Pero yo pregunto: ¿Y la disciplina y el compañerismo, Y LAS MIL TAREAS CONCRETAS QUE SON NECESARIAS PARA EL AVANCE, O SEA PARA EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN? ¿Dónde se van a aprender? ¿Y acaso no es cierto que el principal problema, la principal falla de los responsables inexpertos –señaladamente los que no son profesionales- consiste precisamente en su incapacidad para saber qué tareas concretas proponer a sus subordinados? ¡Esa formación político-militar (disciplina, seguridad), esa capacidad para concretar las necesidades políticas en trabajos prácticos, esa seriedad (cumplir lo planeado) es lo que distingue a nuestros cuadros de otras organizaciones! Ellas sólo pueden proponer lecturas y escrituras porque es lo que practican y lo que reproducen con sus prontamente hastiados militantes. Y eso es lo que nosotros no hacemos; PERO
Ultima conclusión (y primera llamada).
Pero entonces surgen dos problemas importantísimos. Primero: ¿acaso estoy sosteniendo que las únicas escuelas en que se forman los cuadros revolucionarios son nuestras clásicas casas de seguridad? Y segundo: ¿cómo resolver el famoso problema de la vinculación con las masas desde el punto de vista de la formación de cuadros? Vayamos por partes.
Lo que yo sostengo, es que los militantes que están dispuestos a dedicar todo su tiempo a la lucha revolucionaria son los únicos que pueden adquirir los conocimientos teóricos prácticos necesarios para realizar eficazmente el trabajo organizativo. Lo que ocurre es que HASTA AHORA, la mejor manera, tanto de aprovechar esa disposición como de formar a esos compañeros, ha sido llevándolos a na casa de seguridad (y de unos años para acá a un campamento). (Dejo de lado la idea absurda según la cual la casa de seguridad es una especie de prisión donde el revolucionario aprende cómo sectarizase de las masas).
Y lo cierto es que HASTA AHORA han sido esos cuadros formados en la clandestinidad los que mejor han realizado el trabajo semilegal: las conferencias públicas, las colectas de medicinas, las reuniones de obreros (ya no hablemos de las maniobras militares masivas dirigidas por el E.Z. en el Frente Zapatista).
¿Y por qué “HASTA AHORA” así, con mayúsculas? ¡Ah, pues porque DE AQUÍ EN ADELANTE, donde las circunstancias (o sea el trabajo previo) lo permitan Y SIN DESCUIDAR LAS TAREAS CLANDESTINAS, se va a presentar la posibilidad real y la necesidad objetiva de que nuestro trabajo político pase de los colectivos pequeños (2 o 3 docenas de participantes) a grupos más numerosos: todavía no un sindicato completo, todavía no toda una barriada popular, todavía no una escuela íntegra; pero sí una sección sindical, una parte del barrio, un grupo de estudiantes, otro de maestros!. Y es evidente que DESE AHORA teneos que empezar a capacitar a nuestros cuadros para que hagan este nuevo trabajo con nuestros métodos y nuestros lineamientos. ¡Esa es una de las necesidades que debe cubrir la escuela de cuadros!.
Los candidatos lógicos para realizar este trabajo (que por cierto no se desarrolla únicamente en el medio proletario sino también entre colonos, estudiantes, maestros), son militantes de preferencia jóvenes, de preferencia capacitados técnicamente, dispuestos a ingresar como obreros en las industrias en que podamos colocarlos. Y, desde luego, los compañeros obreros que estén dispuestos, no a separarse de su familia para vivir en una casa de seguridad largos años; pero sí a capacitarse como dirigentes obreros revolucionarios y a poner en práctica esos conocimientos.
No creo equivocarme al afirmar que cuando ese trabajo alcance cierto nivel cuantitativo, se producirá un cambio cualitativo en nuestra querida organización.
Pero eso es futurismo. Por ahora, quiero terminar diciendo que este artículo está dirigido especialmente a ti, compañero obrero, a ti, militante que aspiras a ser un verdadero cuadro revolucionario. ¡La organización espera, NECESITA, tu respuesta!”
Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.