Posted On 1 agosto, 2024 By In Editorial, Portada With 1023 Views

Entre asuntos pendientes,  55 Aniversario.

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Editorial Agosto, 2024

Asunto pendiente Ayotzinapa: El Estado cómplice.

“Usted, Sr. Presidente, nos ha mentido, nos ha engañado y traicionado. Usted nos miró a la cara y empeñó

su palabra en campaña donde nos prometió resolvería este crimen de lesa humanidad y así nos daría

la tan anhelada verdad y justicia que cualquier ser humano tiene derecho a conocer: el paradero de sus

seres queridos desaparecidos. Sencillamente no quiso cumplir. No solo nos falló a nosotros,

 sino también a todo el pueblo de México, el cual también ingenuamente

le creyó en algún momento”.

Padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa

Llega agosto y a dos meses de concluir el sexenio que prometió con bombo y platillo que sería una alternativa diferente a los gobiernos pasados, encontramos dos asuntos pendientes (entre muchos otros): Ayotzinapa y los desplazados de Chiapas.

La desaparición de los 43 estudiantes de la Normal “Isidro Burgos” sigue siendo una herida abierta que deja sin revolver la llamada Cuarta Tranformación. El abandono, la traición y engaño que viven los padres y madres de los normalistas frente a un Estado cómplice que sólo cambió de color para seguir siendo igual, es la marca, la herencia, el fraude del gobierno obradorista y la vergüenza que cargará sobre sus espaldas la administración de Claudia Sheinbaum.

Las madres y padres de los estudiantes leyeron las 29 páginas del informe sobre los avances de las nuevas investigaciones. Les sorprendió que López Obrador empezara con desacreditar a los “supuestos defensores de derechos humanos” y organismos internacionales como la OEA y agencias del gobierno de Estados Unidos. El mandatario sostuvo que no existen pruebas que involucren a militares en éste crimen y consideró que hay instancias del extranjero interesadas en debilitar al Ejército.

Lo inaudito del informe fue que no giró sobre al paradero de los 43, sino en la conspiración internacional para “socavar al Ejército y a la Marina a fin de debilitarlos ante intereses desde el exterior que intentan tener subordinadas a las fuerzas armadas”.

El informe de López Obrador confirma lo que ya todos sabemos: la protección del Estado a los militares que intervinieron en el crimen de lesa humanidad la noche trágica de Iguala, pues como afirman los afectados, “existen numerosos testimonios y declaraciones ministeriales que avalan que ese día el Ejercito estaba en las calles y participó de una manera vergonzosa en la desaparición de nuestros hijos ese fatídico 26 de septiembre de 2014”.

Un ejemplo de lo anterior, son militares de alto rango, como el general brigadier José Rodríguez Pérez, acusado de estar relacionado con el cártel de Guerreros Unidos y la desaparición de los 43 normalistas. Él obtuvo el beneficio de enfrentar en libertad su proceso penal por delincuencia organizada, a pesar de ser señalado de ordenar el asesinato de seis de los 43 estudiantes. Con él, suman once integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que han logrado enfrentar el proceso penal fuera de prisión con un pago de 50 mil pesos de fianza.

Lo que el Estado mexicano es incapaz de resolver, ha motivado la intervención norteamericana, como es el caso del general Rafael Hernández Nieto (quien comandaba el 41 Batallón de Infantería de Iguala en septiembre de 2014), acusado de participar en los crímenes por audios filtrados por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).

Investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI) confirman que los militares siguieron a los muchachos desde su salida de la Normal Isidro Burgos hasta su desaparición en Iguala: patrullaron las calles en las horas críticas de la agresión e hicieron contacto con los jóvenes, intervinieron llamadas de agresores claves y pudieron escuchar qué pasaba con los estudiantes y a dónde los llevaban, además de confirmar que altos mandos militares de Iguala estaban coludidos con Guerreros Unidos. Un testigo afirmó que 25 estudiantes ingresaron al 27 Batallón de Infantería, donde fueron torturados y entregados a Guerreros Unidos.

Por su parte, el Estado ha sabido utilizar todas las oportunidades para simular una investigación, aparentar que hay avances y descalificar a los padres de los estudiantes, quienes opinan que el último informe de Amlo es confuso, inconsistente y descalificador, un resumen de especulaciones y conjeturas. Lejos quedó el compromiso de campaña de que Ayotzinapa sería el ejemplo de cómo se hace justicia en un gobierno democrático.

Al final de cuentas, como lo sostiene el comentarista Julio Astillero, desde que decidió inclinarse a favor de los militares, López Obrador busca “la continuidad de una estrategia de división, difamaciones y doble discurso que comenzó con la desarticulación de las instancias institucionales creadas para dar la ilusión de que se avanzaría en la solución del caso, con verdad y justicia, y ha proseguido con la artera descalificación de abogados, activistas, defensores de derechos humanos y los propios familiares de los 43, a los que se considera desde el máximo poder público como entes manipulables, tan ignorantes que no se dan cuenta de los intereses oscuros que se aprovechan de su desgracia”.

Para ver informe de Amlo:

https://www.caminoalandar.org/post/respuesta-de-padres-y-madres-de-ayotzinapa-al-reporte-de-amlo

Para ver la Transcripción del mensaje de los padres de los 43 puede consultarse en: https://bit.ly/3A0wBR2

Asunto pendiente: Cientos de desplazados hacia Guatemala

Por otra parte, más de 600 personas de todas las edades fueron obligadas este mes a dejar sus territorios en Chiapas para cruzar la frontera con Guatemala en búsqueda de refugio, ante las amenazas del crimen organizado que busca el control de la región, disputado a muerte por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

La solidaridad del pueblo guatemalteco con los refugiados es ejemplar, pues ellos han vivido en carne propia la persecución, el desplazamiento, el exilio, la marginación y la pobreza que identifica y hermana a los dos países. Por el contrario, el Estado de Guatemala, en un alarde de solidaridad fingida, ha reforzado sus fronteras para contener (eso dice) a los cárteles mexicanos, con grupos de élite de sombría historia conocidos como kaibiles, quienes realizaron en décadas pasadas labores de contra insurgencia contra los movimientos rebeldes.

La zona de conflicto entre los criminales tiene una ubicación estratégica para el tráfico de drogas, armas, migrantes y reclutamiento forzado de jóvenes, pero la actividad criminal se ha extendido al cobro de piso contra negocios, asesinatos, secuestro, extorsión y despojo, que llevan a una descomposición del tejido social al mantener un clima de tensión y desplazamientos forzados de miles de familias.

La violencia entre los cárteles se incrementó en varios puntos del municipio de Cuilco, en el departamento de Huehuetenango de Guatemala, pero del lado mexicano la Sedena, la Guardia Nacional y la Cancillería ni se han dado por enterados. En su estilo ya conocido, López Obrador minimizó el problema durante una conferencia mañanera.

Desde finales del 2023, cientos de personas han sido desplazadas de Chicomuselo y Frontera Comalapa debido a la violencia de grupos del narcotráfico y los constantes enfrentamientos que han dejado varios muertos y desaparecidos.

En ésta ocasión, algunos desplazados de la región Sierra de Chiapas comentaron que los criminales les dieron un ultimátum de dos horas para abandonar sus casas, con la amenaza de ser asesinados si no lo hacían.

“El techo de lámina de mi casa fue perforado por una bala y cayó en mi molino de maíz, nos resguardamos a un lado de una cama, y fue que el Cártel pateó la puerta, pidió los teléfonos y nos dio dos horas para correr y huir”, contó una refugiada.

Mirtala Morales Velázquez, una guatemalteca que organiza la ayuda humanitaria, relató que se topó con la multitud que llegaba huyendo de Chiapas. Pidió dos camiones de redila para trasladarlos a una escuela rural, donde hoy reciben apoyo los refugiados, que caminaron durante horas entre las montañas, con niños y ancianos para salvarse de la embestida criminal.

También en Chiapas, pero al lado norte, 800 personas de Pantelhó salieron del poblado La Esperanza hacia Chenalhó y otras comunidades cercanas por temor a ser agredidas. Los desplazados dicen que llegaron 200 personas armadas, vestidas de verde y con cubrebocas con la imagen de una calavera; estuvieron disparando desde las 5:00 am hasta casi las 11:00 am. Disparaban a la población, pues La Esperanza colinda con Pantheló, sede del grupo de los Herrera, que se disputa el poder político con grupo paramilitar El Machete.

En estas regiones están programadas elecciones extraordinarias el 25 de agosto, pues la violencia obligó a suspender los comicios el 2 de junio pasado.

Los desplazados en Chiapas y otras regiones del país son el saldo de una guerra contra el pueblo instrumentada por el Estado mexicano y los grupos criminales, con el propósito de abrir el camino al contrabando de drogas y armas, al tráfico de migrantes y la explotación y saqueo de los recursos naturales por parte de empresas nacionales y extranjeras.

De esta manera, la guerra contra el narco decretada por el gobierno de Felipe Calderón y la política de “abrazos, no balazos” de López Obrador, son las dos caras de un mismo Estado antipopular y represor que conduce al desmantelamiento de la organización social para facilitar el despojo capitalista en México.

“55 Aniversario”

Éste 6 de agosto se cumple el 55 aniversario del juramento que hicieron siete compañeros fundadores de las Fuerzas de Liberación Nacional ante tres testigos: la compañera Reneé (Murcia), y dos compañeros más, en la calle 15 de mayo, Centro Histórico de la Ciudad de Monterrey, N.L., muy cerca de lo que hoy se conoce como Macroplaza. Ahí se adopta como lema la frase del insurgente Vicente Guerrero: “¡Vivir por la Patria” o “Morir por la Libertad!” (con la que se termina el juramento), que desde 1969 aparece al calce de cada comunicado emitido por la organización.

Con el pasar de los años, ese reducido número de compañeros se convirtió en decenas, luego en cientos y posteriormente en miles en diferentes partes del país, gracias al trabajo político de todos ellos, empezando por los propios fundadores de nuestra organización y su legado político que conforma principios y valores que ayudaron a darle firmeza a los cimientos de nuestra organización.

Otro elemento que aporta solidez al trabajo organizativo es el ejemplo de los caídos… Por esa razón, mes a mes, publicamos en nuestra página las efemérides de quienes cumplen años o bien, han dejado su vida como ejemplo para quienes venimos detrás.

Agosto inicia con el cumpleaños del compañero Hernán… joven impresor que con su trabajo en la imprenta logró que la organización entrara en comunicación con miles de personas a nivel nacional e internacional, y años antes, el compañero Ismael, también relacionado con el trabajo de imprenta, pues en su trabajo civil, fue “corrector de estilo en una gran empresa editorial mexicana; al llamado de nuestra aún joven organización político-militar, no dudó en integrarse a nuestras filas, en los momentos más agudos de la represión nacional. “Isma” caminó por la montaña, estudiaba y sacó adelante nuestro primer órgano clandestino de comunicación interna: NEPANTLA; era el año de 1979, los reclutamientos se aceleraron, y en 1980 tuvimos nuestros primeros estatutos, gracias a él y a otros distinguidos compañeros; la mano y la ideología imperialista segaron su existencia en agosto de 1980”.

Ya en alguna de nuestras editoriales hemos señalado que seguir “el ejemplo de las compañeras y compañeros caídos en la lucha, es una obligación moral. Desde 1979 se reconoce el 14 de febrero como el día en que se honra la memoria de nuestros compañeros caídos a lo largo de los diferentes años. Hacerlo es traerlos al presente, es mantenerlos al lado nuestro, aconsejándonos en lo correcto de lo que hacemos, pero también para recordarnos que hay momentos difíciles y que su ejemplo de no rendirnos, de levantarnos y seguir adelante, también está presente. Hubo situaciones en que los “golpes” recibidos lograban que los compañeros que quedaban vivos pudieran contarse con los dedos de una mano. Recordemos Nepantla y el Chilar en 1974; pérdidas de valiosos compañeros como Aurora y Pacha en 1975, nuestro querido compañero Alfredo en 1977, la Cra. Anita y el Cro. Ismael en 1980, los compañeros Mario y Ruth en 1983, los compañeros que murieron combatiendo en 1994, hasta la compañera Lucha, Hernán y el compañero Frank, pioneros en nuestra organización.

Cabe mencionarla publicación de la serie de Cuadernos de Trabajo Dignificar la Historia, que son producto de un arduo esfuerzo de recopilación, sistematización, edición e impresión de una parte sustantiva de los archivos internos de 55 años de lucha de liberación antiimperialista. Nos van relatando en cada hoja, cada sección y cada tomo, el recorrido histórico de los avances y dificultades de un proceso de organización que derivará en la Declaración de Guerra al Estado mexicano, a los enemigos del pueblo y al imperialismo. En ellos se encuentra la férrea e inquebrantable voluntad de lucha por la liberación nacional respaldada en los documentos internos y el análisis marxista crítico, certero y cronológico de la realidad y las condiciones de vida de los pueblos, de las y los trabajadores de México y el mundo.

Los libros son documentos de la mayor importancia en la historiografía crítica y revolucionaria actual, pues recopilan desde sus propias fuentes y no desde los informes policiacos, ni desde la mirada externa de academias lejanas los relatos y narrativas de los propios participantes.

Es una parte de la historia de México, que ha sido negada, ocultada, despreciada, silenciada, distorsionada, modificada, tergiversada…nos muestran un largometraje, la película completa, testimonios de primera mano (…)

La serie de Cuadernos de Trabajo, Dignificar la Historia son una fuente invaluable de testimonios directos, para quienes estudian los procesos de conflicto y los movimientos sociales, para quienes se organizan en cada calle, barrio, comunidad, país, región, son fundamentales para la memoria y la palabra, es historia viva y presente de luchas, aportes significativos y futuros con memoria.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.

VPLP o MPLL

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