Posted On 1 marzo, 2025 By In Editorial, Portada With 70 Views

Hacia el totalitarismo y fin del neoliberalismo

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Neofascismo: el huevo de la serpiente

Editorial Marzo, 2025

“Nuestros enemigos deberían reconocer que estamos locos y somos impredecibles,

con una extraordinaria fuerza destructiva a nuestra disposición,

por lo que se inclinarán ante nuestra voluntad por temor” 

Noam Chomsky, Estados Canallas, 2001

A poco más de un mes de asumir la Presidencia en Estados Unidos, la versión recargada de Donald Trump como representante de la oligarquía de halcones y supremacistas, imprime una situación inédita en la historia del imperialismo norteamericano.

El poder dirige sus pasos hacia el totalitarismo mediante varias acciones: a) reconfiguración del Estado fascistoide mediante la purga de altos mandos y despidos masivos de burócratas, b) eliminación de derechos civiles y sociales, c) persecución y cacería de migrantes, d) eliminación de regulaciones ambientales y e) una guerra comercial basada en presiones diplomáticas, amenazas y provocaciones militares que buscan ampliar el control geopolítico. Por su importancia, cada punto requiere de un análisis por separado en otro espacio.

En el mismo sentido, la amenaza permanente de aumento a los aranceles ha sido efectiva para obligar a México a ceder parte de su “autonomía” en varios sentidos, y un ejemplo de ello es la entrega de 29 capos del narcotráfico que podrían recibir cadena perpetua o pena de muerte en los Estados Unidos.

Con cerca de cien órdenes ejecutivas, Trump emprendió una escalada de acciones que provocan alarma, caos y pánico en Estados Unidos y el mundo, con un mensaje claro: el imperialismo yanqui ya no se someterá al libre mercado y la competencia (si es que alguna vez la hubo), sino que se impondrá por la fuerza económica y militar. Algo así como la versión del brabucón desesperado que a punta de golpes se abre paso entre sus competidores.

La política imperial incluye la salida de Estados Unidos de los acuerdos multilaterales: la Organización Mundial de la Salud, el Protocolo de París sobre los gases de efecto invernadero y la Corte Internacional de Justicia, sancionada por Trump por las órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, acusados por crímenes de guerra contra Palestina. Ésta última medida abre –aún más- la puerta de impunidad imperialista ante cualquier atropello a los derechos humanos.

El analista Steve Bannon sostiene que tantas acciones y órdenes ejecutivas emitidas en tan poco tiempo, son parte de un plan para inundar los medios de comunicación y redes y no ofrecer un punto de ataque. “Si se abruma a los medios de comunicación, si se les da demasiados temas para examinar, todos a la vez, si se les mantiene moviéndose de una cosa a otra, no puede surgir una oposición coherente. Incluso pensar de manera coherente es difícil”.

Estados Unidos enfrenta una crisis de su hegemonía política y militar, que intenta salvar con acciones desesperadas frente a dos gigantes: China y Rusia. Algunos analistas coinciden en que la situación recuerda el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el conflicto bélico terminó con el reparto del mundo entre los países más poderosos y la firma de acuerdos multilaterales, que hoy desconoce el imperio del norte. ¿Estaremos en la antesala de un nuevo reparto?

En este contexto, Trump firma con Rusia el fin de la guerra contra Ucrania, pero sin presencia de este país. El propósito es integrar un frente contra Europa y China en la lucha por los mercados mundiales y el despojo, pues el ministro ucraniano Zelensky (consentido por los demócratas), reveló que Washington pidió que su país cediera el 50 por ciento de sus recursos naturales, minerales y tierras raras, que son clave para el desarrollo tecnológico. Trump tachó a Zelensky de dictador y advirtió que, si no pacta con Vladimir Putin el fin de la guerra, Ucrania desaparecerá.

El interés del imperialismo norteamericano por el control del mundo no es nuevo, pero hoy toma mayor relieve al desconocer acuerdos multilaterales y abrir la puerta al neofascismo. Eso aviva el peligro de una confrontación abierta y una escalada nuclear entre EU-Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de la que Ucrania ya forma parte.

La consigna de “hacer grande a Estados Unidos” incluye la enfermiza compulsión del magnate por comprar y vender todo lo que encuentre, como si el mundo fuera una empresa gigante. Puso la mirada en la Franja de Gaza como territorio para construir un gigantesco centro turístico con rascacielos que llevaría como nombre “La Costa Azul de Medio Oriente”. El proyecto inmobiliario implicaría la expulsión de casi dos millones de palestinos que se niegan a salir de la zona que consideran su patria, a pesar de la destrucción y 15 meses de feroces bombardeos lanzados por Israel, que han dejado como saldo casi 50 mil muertos y más de cien mil heridos.

Toda la ferocidad del Estado oligarca de Trump es resultado del declive de Estados Unidos: en 1994, su producción manufacturera era cuatro veces mayor que la de China, pero para 2024 fue sólo la mitad. En 2023, China produjo 30 millones de automóviles, triplicando a los 10.1 millones de EU. Además, la clase trabajadora vive una precariedad creciente, inestabilidad laboral, desempleo y subempleo, salarios miserables, marginación y descomposición social, crisis de atención médica, infravivienda y personas sin hogar.

El huevo de la serpiente:

Las medidas aplicadas por Trump son el embrión de un imperialismo salvaje con impresionantes avances tecnológicos y científicos que perfeccionan el espionaje, armamento de destrucción masiva más potente y métodos de control social más sofisticados. “Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado”, dijo hace años el cineasta Ingmar Bergman.

Sin ser analistas, vemos a través de la membrana que recubre al huevo de la serpiente “un holocausto en ciernes, sin hornos crematorios, pero con deportaciones a campos de concentración distribuidos por todo occidente. Un proyecto del cual participan todas las derechas”, sostiene Marcos Roitman en uno de sus artículos más recientes.

El proyecto incluye a millones de migrantes, trabajadores y grupos de la diversidad como población desechable y construye para ellos -a cargo del erario-, cárceles y centros de detención que nos recuerdan los campos de concentración nazi. El sueño imperialista es convertir a América Latina en una prisión gigantesca para la población “sobrante”. En su ayuda aparecen peleles como Nayib Bukele, que ofrece las mega prisiones de El Salvador a bajo costo para recluir a migrantes de cualquier país que sean deportados y a criminales violentos que estén en prisiones de Estados Unidos.

También la prisión de Guantánamo empezó a recibir deportados. El fuerte militar fue reforzado con 150 soldados adicionales y tiene una capacidad para 30 mil migrantes cuyo único delito es carecer de documentos para ser explotados en territorio norteamericano. El zar fronterizo Tom Homan señaló que “el presidente ya no permitirá que su país sea un vertedero de criminales de todo el mundo” (sic). 

Sin sospechar que el verdadero infierno apenas empieza, un deportado recién llegado a Guantánamo relató: “Nos quitan la dignidad, nos esposan. No nos tratan como seres humanos y nos discriminan por el hecho de ser latinos. Estuve 45 días detenido y nos pasaban de un centro de detención a otro, esposados de manos, pies y cintura, muchas veces el trato es muy denigrante”.

Para los migrantes en Estados Unidos, han sido semanas de pánico. Muchos se esconden en sus casas para evitar las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), quienes actúan vestidos de civil y sin identificarse. Interrogan a los detenidos sin la presencia de un abogado, entran a restaurantes, templos y otros espacios públicos, arrestan a personas cerca de las cortes de migración, irrumpen en hogares con violencia y buscan en barrios donde hay gran población hispana. Es una cacería, en toda la extensión de la palabra, aunque el índice de deportaciones no son las que esperaba el magnate, que ha reaccionado furioso con el despido de dos fiscales y con una fallida campaña de auto deportaciones.

Espionaje y despliegue militar:

La amenaza de Trump de aumentar un 25 por ciento los aranceles contra México, fue aplazada por un mes, a cambio del envío de diez mil efectivos del ejército y la Guardia Nacional a la Frontera con Estados Unidos, lo que significó un sometimiento del gobierno mexicano a las presiones de Washington.

Lo que fue aplaudido como un logro de la presidenta Claudia Sheinbaum, pronto se evidenció como una maniobra del gobierno norteamericano, que además de reforzar sus fronteras con diez mil efectivos sin invertir un dólar, inició acciones de espionaje sobre el Mar de Cortés mediante el uso de un Boeing RC-135V Rivet Joint, de los utilizados en las guerras del Golfo, Irak, Afganistán y Medio Oriente.

La nave, con capacidad para recopilar y analizar información electromagnética en tiempo real, sobrevoló entre Sinaloa, Sonora y la península de Baja California. Días después fueron avistadas tres embarcaciones militares en zonas cercanas, pero el caso más sonado fue el anuncio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) sobre el vuelo de drones MQ-9 Reapers no tripulados, que operan a más de 15 mil metros de altura sin ser detectados y tienen capacidad para ubicar laboratorios de fentanilo.  Estas naves han sido utilizadas en misiones antiterroristas en Somalia y Yemen.

Un alto cargo militar estadunidense que habló bajo anonimato señaló que el Comando Norte ha realizado en lo que va del año más de 20 vuelos de vigilancia sobre la frontera entre México y Estados Unidos con aviones de vigilancia U-2, los RC-135 Rivet Joints, los P-8 y drones.

La presidenta aclaró que los sobrevuelos son legales y forman parte de acuerdos bilaterales pactados por gobiernos anteriores, incluido el de López Obrador. Insistió en que el país no está en peligro de intervención norteamericana y mandó al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma a los artículos 19 y 40 de la Constitución para fortalecer la soberanía nacional, lo cual resulta paradójico.

Lo que disparó señales de alerta fue una orden ejecutiva de Trump, que incluye a ocho grupos criminales como “organizaciones terroristas extranjeras”, de los cuales seis operan en nuestro país: Cartel de Sinaloa, Cartel Jalisco Nueva Generación, Cartel del Golfo, Cartel del Noroeste, Carteles Unidos y Nueva Familia Michoacana. Tren de Aragua es de origen venezolano y Mara Salvatrucha (sic), de El Salvador.

El decreto justificaría una mayor intromisión del imperialismo en México, como sugirió el ultra millonario Elon Musk, quien propuso utilizar drones para exterminar a miembros de los carteles mexicanos, algo que sueña y aplaude la ultraderecha del PRIAN. El secretario de Estado de EU, Marco Rubio, descartó, sin embargo, la posibilidad de un ataque militar directo en México, pero el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, amenazó con “abrir las puertas del infierno” contra la delincuencia organizada.

Cierre de la USAID

Varias medidas de la administración de Trump están enfocadas en captar recursos para resolver el déficit de la balanza comercial (cuando las importaciones superan a las exportaciones) y la economía hundida en la crisis causada por el despilfarro de la sociedad de consumo, la deuda gigantesca, la baja productividad, el subsidio a la agroindustria y un creciente presupuesto militar. Y lo peor de todo: con signos de recesión.

Con fin recaudatorio, el gobierno anunció la eliminación de recursos para la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), utilizada como herramienta de espionaje, injerencia, operaciones encubiertas y redes de desestabilización bajo la cobertura de apoyos sociales. La verdad es que el propio Departamento de Estado hará esa función, pues no necesita “guajes para nadar”.

Según estimaciones, la clausura a la USAID implicará la suspensión de programas de apoyo en alimentos, medicinas y recursos financieros a cientos de miles de personas en el mundo y afectará a un millón 60 mil personas que perderán su acceso a tratamientos de sida y 880 mil menores de edad desnutridos que perderán acceso a la asistencia alimentaria.

Protestas generalizadas en EU:

En protesta contra la cacería de indocumentados, la eliminación de derechos de las personas transgénero y la intención de desplazar a palestinos de la Franja de Gaza; se han realizado manifestaciones en 50 estados del país desde el pasado 17 de febrero en el marco del Día de los Presidentes.

En Estados Unidos crece también la ola de rechazo contra los intentos de Trump de desmantelar agencias, promover despidos masivos del servicio civil, anular normas y límites al Poder Ejecutivo y hasta derogar derechos de asilo y ciudadanía protegidos por la Constitución.

Mientras tanto, un nuevo revés contra las medidas arbitrarias del magnate se dio con la orden de un juez federal para impedir que el Departamento para la Eficiencia Gubernamental, a cargo de Elon Musk, acceda a datos personales y financieros de millones de estadunidenses almacenados en el Departamento del Tesoro.

Para el sociólogo William Robinson, todo éste entramado de acciones ordenadas por Trump, “genera condiciones para que se desarrolle una opción popular de izquierda, pero también una tendencia fascista que podría consolidarse”. Es indudable que se necesita enfrentar al neofascismo imperialista con una fuerza organizada por los pueblos de América Latina, pero esa fuerza no existe y cada nación se defiende con sus propios medios, bajo el mandato de gobiernos timoratos y entreguistas. Para nosotros, el nuevo contexto confirma la necesidad de organizar la resistencia social independiente del Estado en todos los espacios posibles, con recursos propios, aunque sean muy modestos. Es parte de una batalla ideológica a muy largo plazo, con iniciativas de organización creativas en el nuevo contexto que vivimos.

Efemérides

El recuerdo de los compañeros caídos, como lazo que nos liga al pasado, nos ayuda en varios sentidos. Sin duda, los traemos al presente y con ellos sus valiosas enseñanzas. Recordamos la frase de José Martí, que bien señala que “Los hombres y las mujeres de verdad, no miran en qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.

Marzo inicia con el legado de nuestro compañero Alfredo. Al conocer su trabajo organizativo, deja al descubierto grandes y valiosas enseñanzas de ética revolucionaria, entre ellas la importancia del compañerismo, de la crítica franca y oportuna, la discreción y la disciplina consciente. Sus comunicados sobre la vida y el ejemplo de sus compañeros de lucha (con quienes convivió en la vida cotidiana en los trabajos pequeños que hacen avanzar a la organización), ayudó a afianzar la confianza que hermana como ente colectivo y entendió perfectamente que cada militante, al realizar el trabajo que le toca, nos hace crecer como personas y como “los renuevos de la vieja sociedad”.

La compañera Anita consagró su vida a las causas de la liberación de los pueblos, motivo por lo cual la organización le reconoce como ejemplo de internacionalismo revolucionario.

En marzo también recordamos con mucho cariño a la compañera Lucha, realizando las múltiples tareas en las que le tocó participar, desde acompañar al propio compañero Alfredo a la montaña en el repliegue organizativo después del duro golpe de 1974 y como copiloto durante los largos recorridos de norte a sur y de sur a norte el país para el trabajo de avituallamiento. Formó a muchas compañeras y compañeros dando clases políticas, de español y matemáticas.

En ella era evidente su gusto y cuidado en la protección de animales, lo que le ganó protestas por dedicar parte del raquítico presupuesto a su alimentación y cuidado. Se sentía orgullosa cuando demostraba en los hechos, que los animalitos aparte de ser compañía, nos ayudaban en el cuidado y protección de nuestras modestas casas. 

La recordamos en su preocupación y en cumplimiento de su trabajo como secretaria de Masas después del Congreso de 1993, cuando realizó trabajo con obreros y logró que contactos en zonas donde difícilmente la organización y su trabajo pudiera tener presencia.

En los hechos nos demostraba que todos los trabajos, todos, por pequeños que parezcan, son importantes para el trabajo revolucionario, que no hay trabajo menos importante que otro y que todos son formativos.

Vale la pena recordar lo que le decíamos a manera de saludo cuando regresaba después de visitar otras casas “arrastrando la cobija” –como decía ella- pues muy frecuentemente nuestras casas se encontraban en regiones alejadas de la zona conurbada de las grandes ciudades, incluso cuando regresaba de sus “demoledores” tratamientos de quimioterapia:

¡Lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar!

¡Por un gobierno obrero, campesino y popular!…..

y lo cumplió.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.

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