Corresponsalía
A nuestro correo de info@lacasadetodasytodos.org llego como corresponsalía el escrito que presentamos a continuación de manera íntegra….
Ponencia presentada por un maestro de la Sección X
Las recientes movilizaciones del magisterio en nuestro país a partir de la iniciativa de reforma a la Ley del ISSSTE, emitida por la presidenta Claudia Sheinbaum en enero pasado, son la muestra de la fuerza de los trabajadores de la educación y su carácter rebelde e insumiso. Ante este nuevo embate gubernamental, que lejos de romper con el modelo neoliberal de las últimas décadas lo profundiza con un discurso demagógico de cercanía al pueblo —puesto que la iniciativa no solo es indiferente ante los legítimos reclamos del magisterio— y continúa el camino impuesto por el gran capital financiero y a los organismos internacionales. A partir de dicha iniciativa, las protestas no se han hecho esperar, y cual cascada, fueron gestándose en diferentes Estados del país como una muestra del hartazgo del magisterio en torno a una política de continuidad que, sin embargo, se presenta como antineoliberal en el discurso, pero profundamente empresarial en la práctica. El viejo truco del gatopardismo, de cambiar las cosas para que no cambie nada, para que todo siga igual.
La posición inicial del gobierno de aludir a una mala lectura de la iniciativa por parte del magisterio, primer ataque a aquellos que dejamos alma y vida en las aulas, pues nos considera analfabetos; pasando por la cancelación de pagos a FOVISSSTE y la promesa de una jubilación “digna” a partir de las pensiones del bienestar —que por cierto solo aplicaría para un pequeño sector que se encuentra dentro del décimo transitorio mientras desampara a las nuevas generaciones de trabajadores de la educación y los condena a un futuro sumamente miserable y marginal después de años de trabajo— para terminar con la abierta negativa a abrogar la ley del ISSSTE de 2007, solo demuestra el carácter continuista y demagógico de este régimen autodenominado de transformación.
Evidenciar las falsas promesas, los discursos vacíos y la demagogia del gobierno actual y su predecesor, de ninguna manera le hace el juego a la derecha, frase hueca y preferida de los aduladores, puesto que los maestros congruentes y consecuentes agrupados en la CNTE, lo mismo han denunciado las reformas del salinato, del foxismo, del calderonismo y del peñanietismo —junto con la farsa y traición obradorista y sheinbaumista— que a los líderes serviles como Jongitud, Gordillo, De la Torre y Cepeda. Al contrario, mostrar las incongruencias de la 4T que igual despoja el nombre de un periódico anarquista, Regeneración, para minar su herencia histórica, así como utiliza a uno de los personajes más importantes y al mismo tiempo más desvalorados del cambio social en México, Ricardo Flores Magón, como moneda de cambio para impulsar políticas que siguen una dinámica de subordinación a las elites y empobrecimiento a los trabajadores. Todo porque al final nos quieren hacer creer que hemos llegado al clímax del cambio social y que lo que hoy nos ofrecen es lo más a lo que debemos de aspirar con este gobierno tan diferente.
El anuncio desde de la presidencia de que la citada ley de 2007 no se abrogará, a pesar de sendas promesas de Obrador y Sheinbaum, solo deja claro que el camino es y seguirá siendo la movilización y la vinculación con otros sectores igualmente golpeados por las políticas mercenarias de los últimos años. Muchas promesas han sido esbozadas bajo el discurso de la transformación del país y cuando la exigencia es romper con dichas políticas de esos innombrables neoliberales del pasado, la respuesta es el no es posible, no hay condiciones. O tomamos el rumbo y procuramos una justa jubilación y un mejor futuro a todos o asumimos que no hay nada mejor. Mucho tiempo nos han prometido una mejora: sucedió con las Afores y la supuesta mejora del sistema de salud, que seguimos esperando en un sistema que difícilmente tiene medicinas, mucho menos infraestructura y condiciones dignas de atención.
Nuestra lucha hoy no debe olvidar tampoco que diversas secciones de nuestro sindicato, alineadas al oficialismo, han guardado un silencio sepulcral que, más allá de mostrar el desinterés de esas cúpulas por las demandas de sus bases, ilustran el verdadero carácter de clase y su función como sindicato blanco y propatronal (progubernamental), que se preocupa más por la carrera política de los dirigentes que por las demandas de las bases.
El paro de 72 horas de hace algunos días, como una primera muestra del potencial del magisterio, ilustra un hartazgo generalizado y la búsqueda de una verdadera transformación más allá del discurso y de las intentonas de desmovilización, tanto desde el gobierno como desde el oficialismo charro. Es por ello que, a estas alturas, y más allá de las justas demandas que hoy nos concentran aquí, es importante definirnos más allá de la coyuntura, porqué marchamos, cuáles son los ejes que nos identifican y por los cuales luchamos: un verdadero reconocimiento a nuestra labor (no solo en el discurso, sino en los hechos y en la materialización), un futuro que permita ese reconocimiento y un retiro digno, un camino apartidista y en función de nuestros intereses como trabajadores, evidenciar el carácter continuista y subordinado al gran capital de este gobierno y los que lo han precedido, desconocimiento a los dirigentes charros y una verdadera democratización del magisterio.
En estos momentos es sumamente importante gestar lazos solidarios con otros sectores de trabajadores y de grupos marginados, de forma apartidista y más allá de los intereses demagógicos de aquellos que solo buscan conquistar el poder y servir a los grandes empresarios, las elites de este país y del mundo. La historia reciente nos ha enseñado que los partidos políticos son solamente operadores de los organismos internacionales en detrimento del pueblo; la OCDE, el FMI, el BM y demás instituciones mandan y el gobierno en turno obedece. Pero también la historia de larga data nos ha mostrado que el gobierno es una herramienta de clase para salvaguardar los intereses de aquellos que detentan el poder y los medios de subsistencia y el pueblo trabajador.
Por ello, la lucha pasa por la insistencia no de la congelación, sino la abrogación de esta ley. Ello implicaría, por un lado, no solo una victoria para el magisterio sino para el movimiento social en su conjunto puesto que serviría como ejemplo para que otros sectores luchemos por eliminar nuevamente las cuentas individuales (Afores) en beneficio del futuro de los trabajadores. Puesto que, así como se nos ha arrebatado la certeza de nuestro futuro, también lo hicieron previamente con los ferrocarriles, la seguridad social, la salud pública, las jubilaciones y pensiones —por las que hoy luchamos—, e incluso la educación, puesto que aunque los sectores más combativos han dado la lucha por defenderla, la privatización y el cobro de cuotas ha ido avanzando paulatinamente, sobre todo en educación superior. Basta ver la educación que se imparte en diversas instituciones “públicas” del país que, amparadas en la autonomía, han hecho de los cobros y el endeudamiento de los estudiantes el pan de cada día al estudiar los niveles medio superior y superior. Por su parte, en educación básica la obligación del Estado de impartir y asegurar la educación a la población se ha ido convirtiendo poco a poco en un abandono del Estado para delegarlo en los padres de familia y los docentes.
Ningún partido representa los intereses de los trabajadores, sino de una clase minoritaria, es por ello por lo que los trabajadores de la educación nos debemos al pueblo, no a los intereses de unos cuantos. La lucha y la victoria es ahora o nunca, si no llevamos a la práctica esas consignas de nuestras marchas, difícilmente podremos alcanzar los objetivos de mejora en nuestras condiciones.
¡Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden!
* Ponencia leída en el marco del 2° FORO NACIONAL POR LA DEFENSA DE LA SEGURIDAD SOCIAL DE LOS TRABAJADORES DEL ESTADO, el pasado 6 de abril de 2025 en la sección 9 del CNTE en la Ciudad de México.